jueves, 25 de septiembre de 2014

KAMBALE  MUSAVULI :
“Los problemas de
  África los solucionan
  los africanos”

Por: Javier  Fernando  Miranda  Prieto 

ONG humanitarias, congregaciones religiosas y otras organizaciones africanas vienen impartiendo campañas de prevención contra la epidemia de El Ébola en varios países afectados por esta enfermedad.



Si existe una persona más informada y conocedora de la realidad social y política de la República Democrática del Congo -RDC- y comprometida con la defensa de los derechos humanos de su población, esta persona es Kambale Musavuli; nacido en el Congo, como no podía ser de otra manera, joven difusor de la cultura congoleña, activista de los derechos humanos y portavoz de la organización Amigos del Congo. Sus diversas actividades reflejan su compromiso inquebrantable por el logro de la paz y la justicia no solo en su país, sino en todo el continente africano.

Kambale Musevuli joven activista por los derechos
de los africanos, que ahora está comprometido en
hacer conocer la verdadera realidad del Ébola
en África.
Hace algunos días, este guerrero por la paz, se sustrajo de los difíciles problemas que afligen a su país como son: la pacificación todavía esquiva en la RDC, la reconciliación entre las diversas etnias y tribus que conviven en este inmenso país, las inevitables pugnas políticas ante un año pre electoral o las ambiciones, poco disimuladas, del presidente Kabila de perpetuarse en el poder; para fijar su atención en la actual y dramática crisis sanitaria que vive el África Occidental por la epidemia de El Ébola.

En un vídeo que se está difundiendo en la web (Paremos El Ébola: hppts://vimeo.com/106636062) Musavuli llama la atención a los jóvenes africanos, sobre su apatía y adormecimiento ante la catástrofe humanitaria que están viviendo los países afectados y por la falta de interés y compromiso de parte de la juventud, ante los altos índices de mortalidad que está dejando esta enfermedad.

A la juventud africana, pero no solo a los que viven en el continente, sino también a los de la diáspora, Musavuli los interpela con esta pregunta: “¿Son conscientes con lo que está pasando en el continente africano con El Ébola?”

Recordándoles que: “los más de 2,000 muertos africanos por esta enfermedad, no están siendo tomados en serio por la gente y en vez de encontrar soluciones africanas para problemas africanos, piden socorro a los países occidentales para que vengan a solucionarlos”. Lo cual demuestra, en palabras de Kambale, “no solo una alienación de los jóvenes africanos, sino una ineptitud e irresponsabilidad de los gobernantes”.

      “esta crisis nos ha develado: la ausencia de estructuras
       sanitarias, ausencia de educación, falta de liderazgo de
          sus autoridades y la fragilidad de las instituciones”

En este mensaje colgado en la red, el activista congoleño llama la atención sobre la forma que se está abordando esta crisis, “se está dejando a un lado los conocimientos, las técnicas y la experiencia de los médicos africanos, en el tratamiento de El Ébola”.

Musavuli es también un luchador por la democracia. Aquí
en una manifestación contra el el presidente Paul Kagame
y su política expansionista contra la RDC. 
Ahora, lo que nadie informó y que Kambale Musavuli lo mencionó en su momento, es que desde un principio de la crisis, existió una ayuda inmediata de las propias organizaciones de base de algunos países africanos. Comunidades religiosas con experiencia en el tratamiento de esta enfermedad, ONG humanitarias, organizaciones de médicos de la RDC y de Uganda, se trasladaron a Liberia y Guinea a prestar ayuda. Porque hay que tener en cuenta, que existe un conocimiento de esta enfermedad en los países de la zona. Pero lamentablemente, la urgencia y la crisis sanitaria se desbordó.

Esta ayuda proveniente de los mismos países africanos, en un primer momento cumplió su cometido de paliar la emergencia, pero por falta de recursos económicos, por limitaciones logísticas y en algunos casos por falta de liderazgo político de los gobiernos de la región y ante el avance de la enfermedad, era imprescindible contar con el auxilio de las agencias internacionales de ayuda humanitaria. Pero como dice Musevuli: “dejemos que los problemas de África lo solucionen los africanos”.

Otro problema central de su preocupación, es la decisión del gobierno norteamericano de mandar al África, como respuesta a la epidemia de El Ébola, un contingente militar de 3,000 soldados quienes darán, según Obama, soporte logístico a la ayuda humanitaria. “Así que el motivo por el que estoy haciendo este vídeo era previsible, la crisis de Ébola va acarrear una agenda militar para los Estados Unidos”,  dice premonitoriamente.


Los gobiernos que padecen esta epidemia prefieren la ayuda condicionada
de las grandes potencias, antes que la asistencia de las organizaciones
africanas conocedoras de enfermedad.
En otra parte de este mensaje, señala acertadamente que “un problema que va traer la militarización de esta región africana, en un contexto de crisis sanitaria y con medidas como la cuarentena, es el enfrentamiento con la población civil, la generación de violentos disturbios que pueden ocasionar víctimas mortales”. Continuando con este reclamo: “si la única institución que puede solucionar el problema de El Ébola es el ejercito, entonces ¡es el fracaso de la comunidad internacional!”.

En otro pasaje advierte: “la única razón por lo que los Estados Unidos tiene la audacia de enviar a su ejército, es porque estamos permitiendo que los asuntos del continente no sean solucionados ni decididos por los hijas y las hijas de África".

Ahora, habría que tener presente que los verdaderos motivos del envió de este contingente militar por parte de la administración norteamericana, tiene que ver más, con la preservación y defensa de sus interés económicos y estratégicos en el África, que con una verdadera y acertada política de asistencia humanitaria ante una crisis sanitaria que esta saliéndose de control.

                “un problema que va traer la militarización
     de esta región africana, en un contexto de crisis sanitaria,
                 es el enfrentamiento con la población civil,
            la generación de violentos disturbios que pueden
                            ocasionar víctimas mortales”.


Como lo sabe muy bien Musavuli y lo ha expresado en anteriores opiniones, los intereses de Estados Unidos en la región afectada por El Ébola, se expresan: en las enconadas rivalidades comerciales con la Republica Popular China por el mercado africano, dado que las inversiones de la potencia asiática en la actualidad, resultan más útiles y ventajosas para los países africanos. Sin mencionar, los ingentes recursos naturales que tienen los países del África occidental, como: el petróleo de Nigeria; el oro y los diamantes que se extraen en Guinea, Liberia, Costa de Marfil y Ghana; los fosfatos de Senegal y Togo; sin contar las extensas y fértiles tierras que poseen estos países, riquezas naturales que lamentablemente son explotadas por empresas transnacionales, quienes son las únicas que se benefician de estos recursos.

El envío de 3,000 soldados de Estados Unidos a  África solo servirá para
defender los intereses económicos y estrategicos de los norteamericanos
en ese continente.
Ante la abdicación de sus responsabilidades de parte de los gobiernos africanos, Kambale señala lo siguiente: “Deberíamos conseguir que nuestros líderes se consideren responsables, tanto de las acciones y decisiones que realizan, como por las omisiones y compromisos que delegan”.

“La propagación de El Ébola es emblemática de la situación de muchos países africanos, esta crisis nos ha develado: la ausencia de estructuras sanitarias, ausencia de educación, falta de liderazgo de sus autoridades y fragilidad y en algunos casos ausencia de instituciones”, con estas palabras nos da una radiografía de la situación social de muchos países de la región.

Dando finalmente el siguiente mensaje: “el Ébola es una arma contra el pobre, que destruirá al pobre. Y si tú te preocupas de verdad por la gente, si te preocupas por la humanidad, si te preocupas por tus hermanos africanos, deberías prestar toda tu atención a lo que está ocurriendo hoy con el Ébola”.

Como vemos, la sensibilidad humana y el conocimiento cabal de la realidad de su continente, hace de Kambale Musavuli una de las personas con más autoridad moral para hablar de la grave crisis sanitaria que ha ocasionado esta epidemia, este terco activista por los derechos de los africanos, nos señala lo siguiente: "que si se atiende a tiempo, con los medicamentos adecuados, si se le da mayor responsabilidad a los médicos africanos que saben de esta enfermedad, si los mismos gobiernos africanos buscan ayuda prioritariamente entre sus vecinos de la región, si miramos primero al ser humano, podremos salir victoriosos de esta emergencia".

“Lo que necesitamos es humanidad, que se preocupen primero por los seres humanos, si podemos hacer eso, podremos parar El Ébola”, palabra de Kambale Musavuli.


 




sábado, 20 de septiembre de 2014

EL ÉBOLA:
OSCURO ORIGEN,
CLARAS CONSECUENCIAS

Por: Javier  Fernando  Miranda  Prieto


Estos tres países fueron el epicentro de la actual crisis sanitaria, una región que vivió más de una década de violencia
y que ahora debe padecer la peor epidemia de El Ébola de los últimos tiempos.







Parece un relato de ciencia ficción, escuelas cerradas; pueblos enteros en cuarentena; hasta ahora, seis naciones en estado de emergencia; más de 2,400 muertos de un total de 5,500 casos comprobados y un brote epidémico de oscuro origen, podrían ser los ingredientes de una novela de ficción, pero son lamentablemente hechos reales que ocurren hoy en África.

El actual brote del Ébola, también llamada “fiebre hemorrágica”, apareció hace seis meses en Guinea Conakry y rápidamente se expandió a las vecinas Liberia y Sierra Leona, en la actualidad según la Organización Mundial de la Salud -OMS- se han confirmado casos de esta enfermedad en la República Democrática del Congo -RDC-, Nigeria y Senegal.

Todos países con enormes debilidades institucionales y desafíos de pobreza y exclusión más que evidentes. Los últimos reportes de Médicos Sin Fronteras -MSF-, la ONG humanitaria que está monitoreando esta crisis sanitaria desde el primer momento, menciona que las localidades más afectadas presentan situaciones de hacinamiento de infectados con poca o nula atención especializada, debido a la carencia de personal e instrumental médico. Este informe señala además, que varios médicos y enfermeras están entre las víctimas, precisamente por la falta de infraestructura de salud.

Toda una imagen de realismo mágico que en las novelas puede ser asimilado, pero que en la realidad debería generar horror. Pero el horror también es inequitativo. No se distribuye de forma equitativa por el mundo, más de dos millares de muertos en África ha generado tardía respuesta de las potencias y de los organismos de las Naciones Unidas. ¿Cuál sería la reacción si fuera un virus que se presenta en otro continente? Interrogante con respuesta aún más dolorosa, en un mundo que creemos está globalizado, pero aún está muy fragmentado.

En los países afectados por esta enfermedad, sus sistemas de salud son
precarios y no cuentan con capacidades reales para afrontar este
tipo de epidemias.
Sierra Leona, Liberia y Guinea están entre los 12 países en el mundo con peores índices de desarrollo humano. Sus sistemas de salud son precarios y no cuentas con capacidades reales para enfrentar este tipo de epidemias. No hay que olvidar que hace poco, fueron los mismos países impactados por el cólera, que fue controlado gracias al apoyo internacional. Porque el Ébola es un virus, en la mayoría de los casos,  incurable pero prevenible. Y prevenir supone inversión sostenible, con capacidad de acción rápida, con cobertura de profesionales y en algunos países con vinculación entre la medicina tradicional, siempre vigente en las sociedades africanas, y la medicina moderna. Pero nada de esto se encuentra hoy disponible en estos tres países africanos.

Paradójicamente, estos tres países vienen de traumáticas experiencias de violencia política, que los llevaron casi al borde de la extinción como Nación. Guinea Conakry recién en el 2010, logró salir de una larga dictadura militar, donde la represión y la continua violencia contra la población civil, generaron más de 100 mil refugiados en los países vecinos, de una población de 11 millones de habitantes. Hace apenas cuatro años, por primera vez en su historia, Guinea convocó a unas elecciones libres y democráticas.

      “Las localidades más afectadas presentan situaciones
           de hacinamiento de infectados con poca o nula
             atención especializada, debido a la carencia
                    de personal e instrumental médico” 

Por otra parte, Liberia y Sierra Leona durante más de una década, entre los años 1,990 al 2,002 tuvieron que enfrentar la llamada “guerra de los diamantes de sangre”. En donde un grupo de salteadores asesinos destruyeron las instituciones y el Estado de ambos países, a punta de masacres y matanzas colectivas contra la población, con el único fin de explotar los yacimientos de diamantes. Dejando pavorosas cifras de víctimas: cerca de un millón de muertos y decenas de miles de refugiados. En estos tres países, luego de mucho esfuerzo de parte de su clase política y principalmente de su población y cuando apenas alcanzaban una precaria estabilidad política y económica, ahora tienen que afrontar a otro enemigo mortal, el Ébola.

Lo que no se dice de esta crisis sanitaria africana, es que la comunidad internacional está perdiendo la carrera contra el Ébola. La enfermedad crece en el África occidental a un ritmo sin precedentes, pero la respuesta no solo, llegó con meses de atraso, sino que además, no fue suficiente. Poniendo en evidencia la precariedad asistencial, la falta de una reacción rápida y la existencia de un perverso burocratismo de las agencias humanitarios de la Organización de Naciones Unidas -ONU-.

En apenas quince días el número de victimas mortales se ha incrementado
de 2,105 a 2,400 y los casos comprobados de 3,967 a 5,500.
Mientras en la ONU se debatía sobre las medidas que debía adoptar, los casos comprobados de esta enfermedad y sus víctimas mortales, crecían en forma imparable. Como lo señalaba el periodista español José Naranjo, el único periodista europeo que se instaló, durante meses, en el mismo lugar de la emergencia: “Es imposible tratar a las personas que llegan a los centros buscando ayuda. Es el momento de incrementar la ayuda internacional”. “Pasado ya seis meses, de lo que se trata es ganar en los próximos tres”. Para ello, el periodista español, pedía el despliegue inmediato de equipos internacionales especializados. Porque la emergencia ya llegó a las capitales de los tres países más afectados, las ciudades como Monrovia, Conakry y Freetown, capitales de Liberia, Guinea y Sierra Leona respectivamente, han visto alterada radicalmente la forma de vida de sus habitantes.

Ahora, lo que nadie informó y hay que tenerlo en cuenta, es que desde un principio de la crisis, existió una ayuda inmediata de las propias organizaciones de base de algunos países africanos. Comunidades religiosas con experiencia en el tratamiento de esta enfermedad, ONG humanitarias, organizaciones de médicos de la RDC y de Uganda, se trasladaron a Liberia y Guinea a prestar ayuda. Porque hay que tener en cuenta, que existe un conocimiento de esta enfermedad en los países de la zona. Pero lamentablemente, la urgencia y la crisis sanitaria se desbordó.

            “Es imposible tratar a las personas que llegan
             a los centros buscando ayuda. Es el momento
                  de incrementar la ayuda internacional”. 

Esta ayuda proveniente de los mismos países africanos, en un primer momento cumplió su cometido de paliar la emergencia, pero por falta de recursos económicos, por limitaciones logísticas y en algunos casos por falta de liderazgo político y ante el avance de la enfermedad, era imprescindible contar con el auxilio de las agencias internacionales de ayuda humanitaria.

En vez de tropas militares, los países afectados requieren con urgencia
ayuda sanitaria de emergencia, ante una crisis epidémica
que está saliéndose de control.
Pero si hablamos de una verdadera ayuda, es una burla el tipo de asistencia que el presidente Barack Obama, ha prometido enviar a los países del África occidental para hacer frente a esta enfermedad. Destacar a 3,000 efectivos militares a los países afectados, empezando por Liberia, tiene que ver más con preservar los intereses económicos y estratégicos de los Estados Unidos en la zona, que con una verdadera y acertada política de emergencia sanitaria ante una crisis epidémica que está saliéndose de control.

Entre los muchos peligros que encierra el envió de este numeroso contingente militar a esta región africana, destaca el hecho de que la población de la zona, luego de haber vivido y sufrido en las últimas décadas, una violencia armada descarnada; de hacerse visto enfrentada a bandas criminales y al terrorismo de Estado impuesto por los soldados de los ejércitos regulares, estas poblaciones desconfían enormemente de las fuerzas militares, vistan el uniforme que sea.

Es muy probable que los efectivos norteamericanos vayan a encontrar en estos países un rechazo y un repudio de parte de la población civil, con el peligro que su presencia pueda generar mayor violencia y dañar el tejido social, que durante estos años con mucha dificultad, se ha estado tratando de reconstruir.

                   “Destacar a 3,000 efectivos militares
                a los países afectados, tiene que ver más
                 con preservar los intereses económicos
                  y estratégicos de los Estados Unidos”

Por otra parte, los países desarrollados y los medios de prensa mundiales, no solo deben de preocuparse de las victimas europeas o norteamericanas que lamentablemente, han contraído esta enfermedad, como lo hemos visto en los despliegues informativos que han cubierto la repatriación de estos ciudadanos a sus países de origen; sino que deben de informar prioritariamente, sobre las principales víctimas de esta crisis epidémica, es decir, la propia población de estos países africanos. Pero sin caer en la demonización de la población afectada.

Es injustificable e injusto que se etiquete al Ébola  como la enfermedad de África, siendo realmente una amenaza global. Esta estigmatización además, crea una situación de aislamiento que dificulta, como se está comprobando, la respuesta de las agencias humanitarias. El nivel de miedo y ansiedad de la población es alto. Las medidas extremas como las cuarentenas han criminalizado a los infectados y las prohibiciones de vuelo a los países afectados han complicado las labores de ayuda en la zona. Hay que tomar medidas acertadas sobre la base de datos científicos, no sobre la base del miedo.

El Ébola, no tiene vacuna, lo único que se puede hacer es prevenirlo,
pero muchos países africanos no tienen noción de un sistema
eficiente de prevención. 
Ante esta emergencia epidémica, pocos se han puesto a pensar sobre el verdadero origen de este brote del Ébola, para muchos un oscuro origen que todavía no se ha develado plenamente. Como lo señalaba acertadamente, un editorial del diario The New York Time, hace tres semanas; existen cuatro variantes del Ébola, científicamente reconocidos y la cepa actual es la más agresiva y virulenta, curiosamente esta cepa solo se ha dado anteriormente en la RDC en la década de los años setenta y aparecía esporádicamente en aldeas, lo que no se entiende es como a podido saltar del centro de África a la costa oeste del continente. Como se ha trasladado 4,000 kilómetros hasta el África occidental sin dejar un rastro de enfermos en su recorrido.

Cuando hablamos de los orígenes oscuros de una catástrofe, es inevitable asociarlo a las novelas de ficción, y en toda novela para hallar al culpable de un crimen, debemos preguntarnos ¿Quién se beneficia con estas muertes? 

      “El Ébola ha engordado los bolsillos de unas cuantas
          empresas farmacéuticas. El valor de las acciones
    de la compañía canadiense Tekmira se han incrementado
                  notablemente desde comienzos del 2014”
      
Luego de seis meses del brote de una epidemia que no tiene fin, El Ébola ha engordado los bolsillos de unas cuantas empresas farmacéuticas. El valor de las acciones de la compañía canadiense Tekmira se han incrementado notablemente desde comienzos del 2014, con dos grandes subidas hasta el momento: la primera a inicios de marzo y la segunda, a principios de agosto, según reporta el portal financiero Investig sobre dicha corporación tanto en el mercado canadiense, como en la bolsa de valores de Nueva York.

En el mismo portal se analiza, que esta alza puede explicarse dado que “los principales movimientos en volumen pueden ser señal de una actividad inusual, tales como la compra o venta de información privilegiada”. Y precisamente la empresa Tekmira, como informa el mismo porta, a principios de año anunció que tenia la primera prueba en seres humanos de su antídoto contra El Ébola y el pasado mes de marzo, para acelerar las investigaciones, hizo publico la firma de un contrato de 140 millones de dólares, proveniente del Departamento de Defensa de los Estados Unidos.

Indice bursátil de las ingentes ganancias de la empresa farmacéutica
canadiense Tekmira. El Ébola ha engordado los bolsillos de
algunas empresas.
La pregunta cae por si sola: ¿Por qué a la cúpula militar norteamericana le interesaría invertir en investigación sobre El Ébola? Una respuesta a esta interrogante, podríamos encontrarla en las propias características del virus, que ha llevado a que el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades -CDC- de Estados Unidos considere al Ébola como un “agente de bioterrorismo categoría A”. 

Según el informe de la CDC del mes de enero de este año, las enfermedades que presentan esta clasificación, son aquellas que: “que representan un riesgo para la seguridad nacional ya que: primero, se pueden propagar o transmitir fácilmente de persona a persona; segundo, dan lugar a altas tasas de mortalidad y tienen el potencial de mayor impacto en la salud pública; tercero, podrían causas pánico entre el público y trastornos sociales; y cuarto, requieren medidas especiales de preparación de la salud pública”.  

De ahí, que el periodista norteamericano Rick Noak en un artículo publicado la semana pasada en el diario The Washington Post confirma esta información, aludiendo que El Ébola ha despertado “temor temor en las agencias antiterroristas” estadounidenses, ya que “pudiera ser utilizado como arma biológica por grupos terroristas cercanos a la región donde hay un brote de la enfermedad”.

               “El Ébola ha despertado “temor en las
        agencias antiterroristas” estadounidenses, ya que
             pudiera ser utilizado como arma biológica
                             por grupos terroristas”

Lo que toda esta información nos está señalando, es que El Ébola estaría reflejando los estrechos lazos existentes entre la industria farmacéutica y el Complejo Industrial Militar de los Estados Unidos. Aunque, la versión norteamericana hable de la tan manoseada cuestión de la “seguridad nacional”. 

La población de los países afectados, desconfían enormemente de las
fuerzas militares, vistan el uniforme que sea.
Al margen de las especulaciones o tesis conspirativas, lo cierto es que al Departamento de Defensa norteamericano, le conviene invertir en tratamientos y medicinas que pudieran o no curar El Ébola, pues la especulación y las campañas de propaganda de por sí generan cuantiosos beneficios. El dinero al final circula y de paso reparte cuantiosos dividendos para la industria mediática. 

Aunque también a Washington le convendría descubrir el antídoto de esta enfermedad, ya que en el mercado mundial la monopolización de patentes resulta uno de los mayores negocios y arma política que puede tener una nación. 

¿Para qué otro propósito le serviría El Ébola al gobierno de Estados Unidos? Es posible que la Casa Blanca haya reavivado esta enfermedad para mover el foco de atención mediática mientras bombardeaba Irak y perseguía a los inubicables miembros del Estado Islámico -EI- o mientras entregaba armamento y logística militar a su aliado Israel, durante la última ofensiva militar contra la población civil palestina en Gaza. Eso lo han hecho antes y lo podrían haber vuelto hacer. Dentro de esta argumentación, se vería lógico el reciente anuncio, de enviar un contingente militar norteamericano al África Occidental.

           “Es posible que la Casa Blanca haya revivido
                esta enfermedad para mover el foco de
           atención mediática mientras bombardea Irak”           

Todo lo anterior debe de entenderse en los marcos del programa de armas biológicas y los experimentos que el gobierno de Estados Unidos ha diseñado y puesto en práctica a lo largo de su historia de manera secreta, pero que sus efectos se han llegado a conocer de manera traumática, como traumáticos son los efectos que está generando esta crisis epidémica africana.

Entonces, no debe extrañarnos si conocemos en el futuro que este brote de Ébola es consecuencia de los planes siniestros de una guerra biológica contra África, solo con la finalidad de defender intereses estratégicos particulares. Una epidemia de oscuro origen, pero de claras consecuencias, que revela los ocultos objetivos de conquista de la primera potencia mundial.








sábado, 6 de septiembre de 2014

EL CONFLICTO DEL SAHARA OCCIDENTAL

Por: Javier  Fernando  Miranda  Prieto

Campo de refugiados de Tifariti en el sahara occidental, dominado militar e ilegalmente por la monarquía marroquí.
Lugar en donde el hacinamiento hacen muy precarias las condiciones de vida de los saharauis.


Una amiga que sigue con frecuencia los artículos que escribo en mi blog, me preguntó el otro día, ¿Cuántos países existen en la actualidad en el continente africano? Su interrogante, más que banal, tenía mucha pertinencia, dado que anteriormente le había señalado que eran 56 las naciones que conformaban el territorio de África, pero ella se había informado, según la última cumbre de países de la Unión Africana -UA-, que oficialmente existían 55 países africanos.

La aparente contradicción tenía una explicación, que se la hice notar con mucha paciencia, hasta el día de hoy -porque muchas cosas pueden ocurrir en un continente tan inestable como África- existen 56 naciones africanas, incluyendo la más joven de ellas, Sudán del Sur con apenas tres años de vida independiente y la República Árabe Saharaui Democrática -RASD-, nación reconocida por las Naciones Unidas y que forma parte de la UA, pero que desde hace cerca de cuarenta años se encuentra sometida militarmente por el ejército de Marruecos. 

Es precisamente por este hecho, que existe esta contradicción de cifras; dado el reconocimiento internacional del Sahara Occidental y su participación como miembro pleno en la UA, desde 1984 la monarquía marroquí se retiró unilateralmente de la organización de integración africana.

Sahara occidental, antigua colonia española, rica en reservas de fosfatos y uno
de los principales bancos de pesca en el mundo.
Lo que les cuento, no solo evidencia, el terco interés de mí amiga por conocer la realidad de los países africanos; sino principalmente, nos devela la persistencia de conductas colonialistas y expansionistas en algunos países de África, así como los fuertes intereses económicos y estratégicos de potencias extra regionales que influyen en la perpetuación de esta insostenible situación colonial. El conflicto del sahara occidental, el último reducto colonial de África, lamentablemente es poco tratado por la comunidad internacional y frecuentemente, está fuera de los radares de la prensa mundial, a pesar del largo tiempo transcurrido y de la terca lucha independentista del pueblo saharaui.


Durante siglos los saharauis fueron nómadas que vivían en el desierto del sahara, esa extensa y árida región de más de 9 millones de kilómetros cuadrados que se extiende al norte de África, estos nómadas se movían libremente por el desierto en busca de los mejores pastos y agua para sus rebaños de camellos y cabras. En 1885 en la famosa Conferencia de Berlín, en donde los europeos se repartieron el continente africano, todas esas potencias recibieron su parte. España obtuvo la región conocida hoy, como Sahara Occidental, ubicada en la costa noroeste del continente, abarcando una superficie de más de 280,000 kilómetros cuadrados.

              África fue dividida por fronteras improvisadas,
                      aquellos que fueron nómadas libres,
                        se vieron de pronto aprisionados 
                    por barreras artificiales,y sometidos 
                             a una autoridad colonial. 

Desde entonces, África fue dividida por fronteras improvisadas, aquellos que fueron nómadas libres, organizados en familias tribales, como los saharauis, se vieron de pronto aprisionados por barreras artificiales que llamaban fronteras y sometidos a una autoridad colonial. Esta injusta y arbitraria redistribución territorial, impuesta por las potencias coloniales, es el origen de muchos de los conflictos que afrontan hoy en día los países africanos.

Campo de refugiados de Tindouf en Argelia, en donde los saharauis huyeron
de la represión y el sometimiento de Marruecos.
La monarquía española, al igual que las demás potencias coloniales, empezó a explotar los recursos naturales que le ofrecía el continente africano. En el año 1963 España descubrió la mayor reserva de fosfatos en el sahara, riqueza que transformó el futuro de los saharauis para siempre.

Las enormes riquezas naturales de este país desértico, explican el ensañamiento del colonialismo. El Banco Mundial, define al Sahara Occidental como el territorio más rico de todo el Magreb, por contar con el 33% de las minas de fosfatos del mundo, con una reserva de mil 700 millones de toneladas y además, por poseer el más importante banco pesquero del planeta.

Durante décadas los saharauis convivieron de forma conflictiva con los colonos  españoles, pero en los años setenta se desarrolla en toda África un sentimiento nacionalista. Los saharauis empezaron a sentir que el Saharaui Occidental era su tierra, su nación. Las Naciones Unidas, por ese entonces, estaba inmersa en el proceso de descolonización de toda África, en ese ambiente de independentismo, España fue presionada  para abandonar esos territorios y empezó a negociar, de mala manera, la independencia con los saharauis. Pero el rey de Marruecos, el autoritario y corrupto rey Hassan II, reivindicó que  esos territorios eran y que siempre habían sido parte de Marruecos.

Desde 1961 el monarca marroquí, comenzó a reclamar los territorios que fueron gobernados por las dinastías que habían reinado en Marruecos; sustentando sus ambiciones expansionistas, en cuestionados e inexactos argumentos históricos. Si algo de asidero jurídico, hubieran tenido las reivindicaciones territoriales marroquí, hoy no solo el sahara occidental formaría parte de Marruecos; la zona occidental de Argelia, todo Mauritania y el norte de Mali, también estarían bajo el dominio marroquí, todo un disparate. Quedando demostrado, que el interés de Marruecos por el sahara occidente, obedecía más a ambiciones económicas y estratégicas, que a reivindicaciones históricas.

El sahara occidental dividido entre dos territorios por un muro infame de
2,500 kilómetros. Una parte bajo el yugo marroquí y el otro por el
Frente Polisario, auténtico representante de los saharauis.
En 1975, con el dictador Franco en su lecho de muerte, Hassan II organiza la “Marcha Verde”, una invasión al territorio saharaui llevada a cabo por 350,000 personas y 25,000 soldados marroquíes. A la vez, el gobierno marroquí firmaba con España los Acuerdos Tripartitos en Madrid,  España cedió la administración del Sahara Occidental, pero no  la soberanía. El ejército español  salió del territorio de la noche a la mañana, abandonando a la población saharaui a su suerte; comenzando así, la guerra de Marruecos con el Frente Polisario, organización política militar, que representa al pueblo saharaui y que controla toda la franja oriental del país, como se gráfica en el mapa adjunto. 

Parte de la población saharaui huyó a Argelia y creó los campamentos de refugiados saharauis en el desierto. La otra parte quedó en los territorios ocupados, bajo la opresión marroquí.

             Parte de la población saharaui huyó a Argelia
         y creó los campamentos de refugiados en el desierto   
           La otra parte quedó en los territorios ocupados,
                          bajo la opresión marroquí. 


Argelia aliada directo de Rusia armó al Polisario y Estados Unidos y Francia armaron a Marruecos, eran los tiempos de la pugna este-oeste. Durante largos años de conflicto armado, el ejército marroquí no logró derrotar a las guerrillas del Polisario. En 1981 Marruecos empezó a construir, con el respaldo de los EE.UU y Francia, un gran muro defensivo de 2,500 kilómetros dividiendo el sahara en dos. Cuando terminó la guerra fría, los americanos decidieron que esta guerra debía de terminar. Pero sin abandonar sus intereses económicos en esta estratégica región.

En  1991 ambos bandos aprobaron un Plan de Paz preparado por las Naciones Unidas, con una única condición, que se efectué un referéndum, donde los saharauis decidieran el futuro del Sahara Occidental. El gobierno marroquí adoctrinó a la población colono en la lengua, las costumbres y la cultura saharaui para incluir a los colonos en el censo saharaui.

Hasta la actualidad Marruecos no ha permitido que se lleve a cabo el referéndum aprobado por la ONU, durante 20 años EEUU y Francia han apoyado en la ONU a su aliado Marruecos, para evitar que se lleve a cabo el Plan de Paz. Esto ha dado lugar al status quo. La mitad de los saharauis esperan una solución en los campos de refugiados, como el de Tindouf en Argelia y la otra mitad permanecen bajo la ocupación marroquí en el Sahara occidental.

Las calles de la ciudad de El Aaiún capital del sahara occidental, están
vigiladas por las fuerzas militares de Marruecos.
Son más de cuarenta años de lucha y resistencia de un pueblo que tercamente  está agotando todas las vías pacíficas y diplomáticas para la resolución de este conflicto y exigiendo su legítimo derecho de autodeterminación, ante el desinterés y la pasividad de la comunidad internacional y el mutismo de los medios de prensa mundial. Este conflicto, que parece permanecer anclado en el olvido, en ocasiones consigue burlar el bloqueo mediático a costa de más vidas del pueblo saharaui.

En noviembre del 2010, en el campo de refugiados de Gdein Izik, campamento donde se alojaban, en precarias e insalubres condiciones, más de 20,000 saharauis, surgió una protesta pacífica precisamente por sus inhumanas condiciones de vida. Manifestaciones que fueron brutalmente reprimidas por la soldadesca marroquí, quienes en pocas horas arrasaron con todo el campamento, produciendo víctimas mortales y numerosos heridos, detenidos y desaparecidos.

             Hasta la actualidad Marruecos no ha permitido
         que se lleve a cabo el referéndum, durante 20 años
       EEUU y Francia han apoyado a su aliado Marruecos,
            para evitar que se lleve a cabo el Plan de Paz.

Este hecho criminal, marcó el inicio del despertar de la conciencia del mundo árabe, la masacre del campamento de refugiados de Gdein Izik, en el sahara occidental, aunque no lo percibió la prensa internacional, fue el primer detonante de la llamada "primavera árabe". Un movimiento popular, que lamentablemente se agotó por la aptitud autoritaria de los gobiernos de la región y por la nefasta intervención de las potencias occidentales, más interesadas en proteger sus intereses geopolíticos y estratégicos, que en preservar los derechos democráticos del pueblo árabe.

Para comprender el conflicto del sahara occidental, debemos de verlo como una lucha de liberación nacional, entender que el sahara occidental es un territorio pendiente de descolonización. La última colonia de África, tiene el legitimo derecho, amparado en las resoluciones de las Naciones Unidas, de exigir la realización inmediata de un referéndum imparcial y democrático, que ratifique la soberanía e independencia del pueblo saharaui.