EL ÉBOLA:
OSCURO ORIGEN,
CLARAS CONSECUENCIAS
Por: Javier Fernando
Miranda Prieto
Estos tres países fueron el epicentro de la actual crisis sanitaria, una región que vivió más de una década de violencia y que ahora debe padecer la peor epidemia de El Ébola de los últimos tiempos. |
Parece un relato de ciencia ficción, escuelas cerradas; pueblos enteros en cuarentena; hasta ahora, seis naciones en estado de emergencia; más de 2,400 muertos de un total de 5,500 casos comprobados y un brote epidémico de oscuro origen, podrían ser los ingredientes de una novela de ficción, pero son lamentablemente hechos reales que ocurren hoy en África.
El actual brote del
Ébola, también llamada “fiebre hemorrágica”, apareció hace seis meses en Guinea
Conakry y rápidamente se expandió a las vecinas Liberia y Sierra Leona, en la
actualidad según la Organización Mundial de la Salud -OMS- se han confirmado casos
de esta enfermedad en la República Democrática del Congo -RDC-, Nigeria y
Senegal.
Todos países con enormes
debilidades institucionales y desafíos de pobreza y exclusión más que
evidentes. Los últimos reportes de Médicos Sin Fronteras -MSF-, la ONG
humanitaria que está monitoreando esta crisis sanitaria desde el primer
momento, menciona que las localidades más afectadas presentan situaciones de
hacinamiento de infectados con poca o nula atención especializada, debido a la
carencia de personal e instrumental médico. Este informe señala además, que
varios médicos y enfermeras están entre las víctimas, precisamente por la falta
de infraestructura de salud.
Toda una imagen de
realismo mágico que en las novelas puede ser asimilado, pero que en la realidad
debería generar horror. Pero el horror también es inequitativo. No se
distribuye de forma equitativa por el mundo, más de dos millares de muertos en
África ha generado tardía respuesta de las potencias y de los organismos de las
Naciones Unidas. ¿Cuál sería la reacción si fuera un virus que se presenta en
otro continente? Interrogante con respuesta aún más dolorosa, en un mundo que
creemos está globalizado, pero aún está muy fragmentado.
En los países afectados por esta enfermedad, sus sistemas de salud son precarios y no cuentan con capacidades reales para afrontar este tipo de epidemias. |
Sierra Leona, Liberia y
Guinea están entre los 12 países en el mundo con peores índices de desarrollo
humano. Sus sistemas de salud son precarios y no cuentas con capacidades reales
para enfrentar este tipo de epidemias. No hay que olvidar que hace poco, fueron
los mismos países impactados por el cólera, que fue controlado gracias al apoyo
internacional. Porque el Ébola es un virus, en la mayoría de los casos, incurable pero prevenible. Y prevenir supone
inversión sostenible, con capacidad de acción rápida, con cobertura de
profesionales y en algunos países con vinculación entre la medicina
tradicional, siempre vigente en las sociedades africanas, y la medicina
moderna. Pero nada de esto se encuentra hoy disponible en estos tres países
africanos.
Paradójicamente, estos
tres países vienen de traumáticas experiencias de violencia política, que los
llevaron casi al borde de la extinción como Nación. Guinea Conakry recién en el
2010, logró salir de una larga dictadura militar, donde la represión y la continua
violencia contra la población civil, generaron más de 100 mil refugiados en los
países vecinos, de una población de 11 millones de habitantes. Hace apenas
cuatro años, por primera vez en su historia, Guinea convocó a unas elecciones libres
y democráticas.
“Las
localidades más afectadas presentan situaciones
de hacinamiento de infectados con poca o nula
atención especializada, debido a la carencia
de personal
e instrumental médico”
Por otra parte, Liberia
y Sierra Leona durante más de una década, entre los años 1,990 al 2,002
tuvieron que enfrentar la llamada “guerra de los diamantes de sangre”. En donde
un grupo de salteadores asesinos destruyeron las instituciones y el Estado de
ambos países, a punta de masacres y matanzas colectivas contra la población,
con el único fin de explotar los yacimientos de diamantes. Dejando pavorosas cifras
de víctimas: cerca de un millón de muertos y decenas de miles de refugiados. En
estos tres países, luego de mucho esfuerzo de parte de su clase política y
principalmente de su población y cuando apenas alcanzaban una precaria
estabilidad política y económica, ahora tienen que afrontar a otro enemigo
mortal, el Ébola.
Lo que no se dice de
esta crisis sanitaria africana, es que la comunidad internacional está
perdiendo la carrera contra el Ébola. La enfermedad crece en el África
occidental a un ritmo sin precedentes, pero la respuesta no solo, llegó con
meses de atraso, sino que además, no fue suficiente. Poniendo en evidencia la
precariedad asistencial, la falta de una reacción rápida y la existencia de un
perverso burocratismo de las agencias humanitarios de la Organización de
Naciones Unidas -ONU-.
En apenas quince días el número de victimas mortales se ha incrementado de 2,105 a 2,400 y los casos comprobados de 3,967 a 5,500. |
Ahora, lo que nadie
informó y hay que tenerlo en cuenta, es que desde un principio de la crisis,
existió una ayuda inmediata de las propias organizaciones de base de algunos
países africanos. Comunidades religiosas con experiencia en el tratamiento de
esta enfermedad, ONG humanitarias, organizaciones de médicos de la RDC y de
Uganda, se trasladaron a Liberia y Guinea a prestar ayuda. Porque hay que tener
en cuenta, que existe un conocimiento de esta enfermedad en los países de la
zona. Pero lamentablemente, la urgencia y la crisis sanitaria se desbordó.
“Es
imposible tratar a las personas que llegan
a los centros buscando ayuda. Es el momento
de
incrementar la ayuda internacional”.
Esta ayuda proveniente
de los mismos países africanos, en un primer momento cumplió su cometido de
paliar la emergencia, pero por falta de recursos económicos, por limitaciones
logísticas y en algunos casos por falta de liderazgo político y ante el avance
de la enfermedad, era imprescindible contar con el auxilio de las agencias
internacionales de ayuda humanitaria.
En vez de tropas militares, los países afectados requieren con urgencia ayuda sanitaria de emergencia, ante una crisis epidémica que está saliéndose de control. |
Pero si hablamos de una
verdadera ayuda, es una burla el tipo de asistencia que el presidente Barack
Obama, ha prometido enviar a los países del África occidental para hacer frente
a esta enfermedad. Destacar a 3,000 efectivos militares a los países
afectados, empezando por Liberia, tiene que ver más con preservar los intereses
económicos y estratégicos de los Estados Unidos en la zona, que con una verdadera
y acertada política de emergencia sanitaria ante una crisis epidémica que está
saliéndose de control.
Entre los muchos
peligros que encierra el envió de este numeroso contingente militar a esta región africana, destaca el hecho de que la población de
la zona, luego de haber vivido y sufrido en las últimas décadas, una violencia
armada descarnada; de hacerse visto enfrentada a bandas criminales y al
terrorismo de Estado impuesto por los soldados de los ejércitos regulares, estas
poblaciones desconfían enormemente de las fuerzas militares, vistan el uniforme
que sea.
Es muy probable que los
efectivos norteamericanos vayan a encontrar en estos países un rechazo y un
repudio de parte de la población civil, con el peligro que su presencia pueda
generar mayor violencia y dañar el tejido social, que durante estos años con mucha
dificultad, se ha estado tratando de reconstruir.
“Destacar a
3,000 efectivos militares
a los
países afectados, tiene que ver más
con
preservar los intereses económicos
y
estratégicos de los Estados Unidos”
Por otra parte, los
países desarrollados y los medios de prensa mundiales, no solo deben de
preocuparse de las victimas europeas o norteamericanas que lamentablemente, han
contraído esta enfermedad, como lo hemos visto en los despliegues informativos
que han cubierto la repatriación de estos ciudadanos a sus países de
origen; sino que deben de informar prioritariamente, sobre las
principales víctimas de esta crisis epidémica, es decir, la propia población de estos países
africanos. Pero sin caer en la demonización de la población afectada.
Es injustificable e
injusto que se etiquete al Ébola como la
enfermedad de África, siendo realmente una amenaza global. Esta estigmatización
además, crea una situación de aislamiento que dificulta, como se está
comprobando, la respuesta de las agencias humanitarias. El nivel de miedo y
ansiedad de la población es alto. Las medidas extremas como las cuarentenas han
criminalizado a los infectados y las prohibiciones de vuelo a los países
afectados han complicado las labores de ayuda en la zona. Hay que tomar medidas
acertadas sobre la base de datos científicos, no sobre la base del miedo.
El Ébola, no tiene vacuna, lo único que se puede hacer es prevenirlo, pero muchos países africanos no tienen noción de un sistema eficiente de prevención. |
Ante esta emergencia
epidémica, pocos se han puesto a pensar sobre el verdadero origen de este brote
del Ébola, para muchos un oscuro origen que todavía no se ha develado
plenamente. Como lo señalaba acertadamente, un editorial del diario The New
York Time, hace tres semanas; existen cuatro variantes del Ébola,
científicamente reconocidos y la cepa
actual es la más agresiva y virulenta, curiosamente esta cepa solo se ha dado
anteriormente en la RDC en la década de los años setenta y aparecía
esporádicamente en aldeas, lo que no se entiende es como a podido saltar del centro
de África a la costa oeste del continente. Como se ha trasladado 4,000 kilómetros hasta el
África occidental sin dejar un rastro de enfermos en su recorrido.
Cuando hablamos de los
orígenes oscuros de una catástrofe, es inevitable asociarlo a las novelas de
ficción, y en toda novela para hallar al culpable de un crimen, debemos
preguntarnos ¿Quién se beneficia con estas muertes?
“El Ébola ha engordado los bolsillos de
unas cuantas
empresas farmacéuticas. El valor de las
acciones
de la compañía canadiense Tekmira se han
incrementado
notablemente desde comienzos del 2014”
Luego de seis meses del brote de una epidemia que no tiene fin, El Ébola ha engordado los bolsillos de unas cuantas empresas farmacéuticas. El valor de las acciones de la compañía canadiense Tekmira se han incrementado notablemente desde comienzos del 2014, con dos grandes subidas hasta el momento: la primera a inicios de marzo y la segunda, a principios de agosto, según reporta el portal financiero Investig sobre dicha corporación tanto en el mercado canadiense, como en la bolsa de valores de Nueva York.
En el mismo portal se
analiza, que esta alza puede explicarse dado que “los principales movimientos
en volumen pueden ser señal de una actividad inusual, tales como la compra o
venta de información privilegiada”. Y precisamente la empresa Tekmira, como
informa el mismo porta, a principios de año anunció que tenia la primera prueba
en seres humanos de su antídoto contra El Ébola y el pasado mes de marzo, para
acelerar las investigaciones, hizo publico la firma de un contrato de 140
millones de dólares, proveniente del Departamento de Defensa de los Estados
Unidos.
Indice bursátil de las ingentes ganancias de la empresa farmacéutica canadiense Tekmira. El Ébola ha engordado los bolsillos de algunas empresas. |
La pregunta cae por si
sola: ¿Por qué a la cúpula militar norteamericana le interesaría invertir en investigación
sobre El Ébola? Una respuesta a esta interrogante, podríamos encontrarla en las
propias características del virus, que ha llevado a que el Centro para el
Control y Prevención de Enfermedades -CDC- de Estados Unidos considere al Ébola
como un “agente de bioterrorismo categoría A”.
Según el informe de la
CDC del mes de enero de este año, las enfermedades que presentan esta clasificación,
son aquellas que: “que representan un riesgo para la seguridad nacional ya que:
primero, se pueden propagar o transmitir fácilmente de persona a persona;
segundo, dan lugar a altas tasas de mortalidad y tienen el potencial de mayor
impacto en la salud pública; tercero, podrían causas pánico entre el público y trastornos
sociales; y cuarto, requieren medidas especiales de preparación de la salud pública”.
De ahí, que el
periodista norteamericano Rick Noak en un artículo publicado la semana pasada
en el diario The Washington Post confirma esta información, aludiendo que El
Ébola ha despertado “temor temor en las agencias antiterroristas”
estadounidenses, ya que “pudiera ser utilizado como arma biológica por grupos
terroristas cercanos a la región donde hay un brote de la enfermedad”.
“El Ébola ha despertado “temor en las
agencias antiterroristas” estadounidenses, ya que
pudiera ser utilizado como arma biológica
por grupos terroristas”
Lo que toda esta información nos está señalando, es que El Ébola estaría reflejando los estrechos lazos existentes entre la industria farmacéutica y el Complejo Industrial Militar de los Estados Unidos. Aunque, la versión norteamericana hable de la tan manoseada cuestión de la “seguridad nacional”.
La población de los países afectados, desconfían enormemente de las fuerzas militares, vistan el uniforme que sea. |
Al margen de las
especulaciones o tesis conspirativas, lo cierto es que al Departamento de
Defensa norteamericano, le conviene invertir en tratamientos y medicinas que
pudieran o no curar El Ébola, pues la especulación y las campañas de propaganda
de por sí generan cuantiosos beneficios. El dinero al final circula y de paso
reparte cuantiosos dividendos para la industria mediática.
Aunque también a
Washington le convendría descubrir el antídoto de esta enfermedad, ya que en el
mercado mundial la monopolización de patentes resulta uno de los mayores
negocios y arma política que puede tener una nación.
¿Para qué otro propósito le serviría El Ébola al gobierno de Estados Unidos? Es posible que la Casa
Blanca haya reavivado esta enfermedad para mover el foco de atención mediática
mientras bombardeaba Irak y perseguía a
los inubicables miembros del Estado Islámico -EI- o mientras entregaba
armamento y logística militar a su aliado Israel, durante la última ofensiva militar
contra la población civil palestina en Gaza. Eso lo han hecho antes y lo podrían
haber vuelto hacer. Dentro de esta argumentación, se vería lógico el reciente
anuncio, de enviar un contingente militar norteamericano al África Occidental.
“Es posible
que la Casa Blanca haya revivido
esta enfermedad
para mover el foco de
atención mediática
mientras bombardea Irak” Todo lo anterior debe de entenderse en los marcos del programa de armas biológicas y los experimentos que el gobierno de Estados Unidos ha diseñado y puesto en práctica a lo largo de su historia de manera secreta, pero que sus efectos se han llegado a conocer de manera traumática, como traumáticos son los efectos que está generando esta crisis epidémica africana.
Entonces, no debe
extrañarnos si conocemos en el futuro que este brote de Ébola es consecuencia
de los planes siniestros de una guerra biológica contra África, solo con la finalidad
de defender intereses estratégicos particulares. Una epidemia de oscuro origen,
pero de claras consecuencias, que revela los ocultos objetivos de conquista de
la primera potencia mundial.
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