BURKINA FASO:
27 AÑOS SON MÁS QUE SUFICIENTE
27 AÑOS SON MÁS QUE SUFICIENTE
Por: Javier Fernando
Miranda Prieto
A mis amigos burkineses Salco Jesu y Abdoul Malick
por sus valiosos
testimonios y al pueblo de Burkina Faso por su
fe inextinguible en un
futuro más democrático y libre para su país.
El próximo 5 de
diciembre el mundo recordará la partida a la eternidad de Nelson Mandela, quien
ha pasado a la historia no solo por su abnegada lucha contra el apartheid, sino
por ser un demócrata y un líder respetuoso del orden constitucional. A Madiba
también se le recordará, como el presidente que supo renunciar a un segundo
mandato, incluso cuando la constitución le permitía volverse a presentar, demostrando
su desprendimiento, generosidad, humildad y su profunda convicción democrática.
Pero en la actualidad
lamentablemente, ese tipo de líderes no son muy comunes en África, el devenir
reciente del continente, está lleno de mandatarios que se quieren eternizar en
el poder. Tenemos los casos de: Teodoro Obiang Nguema de Guinea Ecuatorial con
35 años como mandatario; José Eduardo Dos Santos de Angola (35 años); Robert
Mugabe de Zimbabwe (34 años); Paul Billa de Camerún (32 años); Yoweri Museveni
de Uganda (28 años) y Idriss Déby de Chad (24 años), por citar solo a los más
longevos, quienes han conseguido por ahora, su objetivo de mantenerse en el
sillón presidencial más allá de lo razonable.
La experiencia de los
últimos años, nos hace ver que una forma recurrente, en que algunos presidentes
africanos aspiraran a perpetuarse en el poder, es haciendo uso de los métodos y
recursos legales que paradójicamente, les faculta el mismo régimen democrático
que ellos desprecian. El uso del referéndum, la consulta popular, la
modificación de la constitución por un poder del Estado como el Congreso, son
pervertidos o manipulados a su favor por estos gobiernos autoritarios.
El presidente burkinés Bleisse Compouré piensa modificar la constitución para poder reelegirse. Son más de 27 años que está en el poder. |
Sin embargo, para ello
deberá recurrir a un instrumento legal y constitucional como el referéndum,
para lograr la modificación de la Constitución que le permita una nueva
reelección. Pero esta vez, el presidente burkinés deberá enfrentar un fuerte movimiento
de oposición popular, que en numerosas manifestaciones le han hecho llegar el
mensaje de la calle; que ya está bien, que el poder tiene un limite, que
debe de partir de una vez y permitir la alternancia democrática.
El pasado sábado 23 de
agosto, se llevó a cabo una de las más multitudinarias manifestaciones populares
convocadas por los partidos de la oposición, para exigir que no se reforme el
artículo 37 de la constitución, el que le impide al presidente Compaoré
presentarse de nuevo a las elecciones. La oposición asegura que fueron más de
100,000 los manifestantes que marcharon ese día por las calles de Uagadugú,
capital de Burkina Faso, para exigir al gobierno el respeto al actual
ordenamiento electoral.
“Una forma recurrente, en que algunos presidentes
africanos
aspiraran a perpetuarse en el poder,
es haciendo uso de recursos legales que paradójicamente,
les faculta el
mismo régimen democrático que ellos
desprecian”
Portando pancartas y banderolas los ciudadanos, en un ambiente de júbilo marcharon más de 6 kilómetros para hacer sentir su voz. Por primera vez una marcha de la oposición lograba reunir tal número de personas para plantar cara al poder. Como me lo reseñó, dos días después de la manifestación, mi amigo burkinés Salco Jesu, a través del Messenger: “Ese día no lo voy a olvidar, me siento orgulloso de mi pueblo, de su valentía, ya no tenemos miedo, tenemos que luchar hasta el final”. Salco un joven activista de derechos humanos, no podía contener su emoción: “Hemos trabajado dos semanas antes, para concientizar a la gente sobre la importancia de hacer sentir nuestra palabra, el objetivo era llegar al mayor número de personas, en especial a los jóvenes, para ello utilizamos las redes sociales, blogs, twitter y facebook”. Y lo lograron, la manifestación de ese sábado y de las marchas de los días siguientes, estaban conformadas predominantemente por jóvenes, por la juventud burkinés.
Algo menos emotivo,
pero más radical en su posición política, fue Abdoul Malick, profesor
universitario y antiguo militante de la Unión por el Progreso y el Cambio -UPC-
el principal partido de la oposición, cuando me hizo llegar sus comentarios por
correo electrónico: “Ese día se pudo notar que el país ha cambiado, el pueblo ahora está
dispuesto a luchar por sus derechos. No queremos a un presidente para toda la
vida. Estamos seguros, que no solamente estamos luchando contra Compaoré, sino
también contra los intereses económicos y estratégicos de Francia”. Concluyendo con algo muy cierto: “Compaoré es solo un instrumento de Francia, dentro de los intereses
geopolíticos que tienen los franceses en África”.
El pueblo salió a las calles en repudio a los intentos reeleccionistas del presidente Compouré y revindicando la figura del líder revolucionario Thomas Sankara. |
Y más aún teniendo en
cuenta, que el gobierno no tiene las manos atadas, muy por el contrario tienen
todo el poder y los recursos para organizar sus propias manifestaciones a favor
del referéndum y de la reforma constitucional. Como lo dejaron en evidencia,
días después de la marcha opositora, cuando convocaron a nutridas
manifestaciones pro Compaoré. Como todo régimen autoritario, el gobierno
burkinés a creado una base social a partir del clientelismo político, es decir,
la prebenda fácil, la dadiva económica, han sido los instrumento para la
formación de un caudal electoral, nada desdeñable, proveniente paradójicamente,
de los sectores económicos más pobres y menos politizados del país.
“No solamente estamos luchando contra
Compaoré, sino también
contra los intereses
económicos y estratégicos de Francia”
Burkina Faso es uno de
los países más pobres de África. Con una economía basada en la agricultura y la
ganadería dependiendo en buena medida de la ayuda exterior. Sin embargo, su
vida política ha sido agitada y albergó una de las revoluciones más
emblemáticas del continente africano. La antigua Alto Volta, ex colonia
francesa independizada en 1,960, tras un primer gobierno marcadamente
autoritario y muy dependiente de las decisiones de Francia, le siguió una larga
dictadura de 14 años (1966-1980) y una sucesión de golpes de Estado, hasta la
llegada al poder en 1,983 del capitán Thomas Sankara. El llamado “Ché Guevara
africano” inicia un proyecto revolucionario de corte marxista que incluyó: la
nacionalización de tierras, la lucha contra la corrupción, la negativa a pagar
la deuda externa, la apuesta por la educación y la promoción de la mujer, entre
otras medidas.
Thomas Sankara inicia un proceso revolucionario que le cambio el rostro a la sociedad burkinesa, pero esos cambios chocaron con muchos intereses económicos que luego le fueron cobrados. |
Desde entonces,
Compaoré no ha dejado el poder. Tras presidir la Junta Militar que llevó las
riendas del país y aprobó una nueva constitución, se izo elegir presidente, en
unas amañadas elecciones en 1,991. Durante estos 27 años, en donde ha venido
ganando comicios tras comicios, como me cuenta Salco Jesu desde Uagadugú: “su régimen se ha visto salpicado por constantes violaciones a los
derechos humanos, como persecuciones y asesinatos a periodistas y políticos que
no le eran afines, clausurando medios periodísticos y encarcelando a los
principales líderes de la oposición; mientras internacionalmente, el presidente
comenzaba a jugar un rol cada vez más activo en la diplomacia de la región”.
Está demostrado que
Compaoré suministró armas al señor de la guerra Charles Taylor, hoy condenado a
50 años de cárcel por crímenes de guerra por la Corte Penal Internacional,
durante el conflicto de Liberia, así como a los rebeldes de Sierra Leona. De
igual modo, es sabido que mantuvo estrechos lazas de amistad con el dictador
togolés Gnassingbé Eyadema, padre del actual presidente y con el mejor amigo y
aliado de Francia en la región, el conservador presidente marfileño Félix
Houphouét-Boigny. Estas amistades peligrosas no le impidieron ir adquiriendo un
creciente peso como mediador en numerosos conflictos, en los que no siempre
supo estar exactamente en el medio, como en el caso de Costa de Marfil en el
que jugó un papel clave para el ascenso al poder de Alassane Ouattara con la
complicidad de Francia y la comunidad internacional.
“Compauré es solo un
instrumento de Francia,
dentro de los variados intereses
geopolíticos
que tienen los
franceses en África”
Más recientemente, el gobierno de Compaoré ha sido decisivo en la liberación de rehenes occidentales capturados en el Sahel y Uadagudú acogió el año pasado las negociaciones entre los grupos yihadistas, los milicianos tuaregs y el Gobierno de Mali, en el violento conflicto que se dio al norte de este país. Asimismo, el presidente burkinés ofreció sus servicios de mediador tanto a Guinea Bissau, luego del golpe de Estado en el 2012, como a la República Centroafricana, a raíz de la espiral de violencia desatada en marzo del 2013.
Los jóvenes fueron los más entusiastas participes de las protestas y marchas pro democracia, quienes utilizaron las diversas redes sociales para convocar a la juventud burkinesa. |
“Lo que demuestra, que está ofensiva diplomática,
lo utiliza para lavar su imagen y poder alcanzar
su objetivo de seguir usufructuando ilegalmente el poder”
Por otro lado y volviendo al tema central que alienta las reciente manifestaciones, el problema actual en Burkina Faso está en el artículo 37 de la Constitución, aprobada en el año 2000 bajo una fuerte presión popular, que exigía limitar los mandatos presidenciales. Entonces se decide fija que estos debían durar cinco años y que el presidente podía ser reelegido sólo una vez, es decir, dos mandatos como mucho. Al no tener carácter retroactivo, Compaoré, que ya había sido elegido en 1991 y 1998, pudo presentarse sin problema a las presidenciales del 2005 y 2010. Hasta aquí todo bien. Sin embargo, a fines del año pasado el presidente anuncia su intención de modificar el artículo 37 mediante un referéndum, lo que en realidad significaba que podía volverse a presentar.
Al frente del rechazo a
la reforma del artículo 37 se ha situado la única persona que, hasta ahora
faltando un año para las elecciones, representa una alternativa creíble al
poder omnímodo de Compaoré, el líder opositor Zéphirin Diabré, presidente de la
Unión por el Progreso y el Cambio -UPC-, de él el profesor Abdoul Malick me
refiere: “Diabré tiene un origen
socialdemócrata, aunque también tiene muchos intereses económicos que defender,
tanto tiempo en política su figura se ha desgastado. Ahora debe lidiar con Rock Marc Kabore del
Movimiento por la Gente y el Progreso -MPP- un antiguo colaborador
del presidente, que ahora está en la oposición. Creo que en la actualidad a la
oposición le falta un liderazgo solido”.
Lo cierto es, que estas
masivas expresiones de descontento de la mayoría de los burkineses, evidencian
el hartazgo de la población a los intentos del presidente Compaoré de
perpetuarse en el poder. Como me lo explicó gráficamente Salco Jesu: “Debemos continuar la lucha en todos los frentes y en todas las regiones
de Burkina Faso para defender nuestra constitución y nuestra democracia. Como
en un partido de futbol, le hemos sacado tarjeta roja a Compaoré, lo que
significa que el juego ya terminó para él; 27 años son más que suficiente”.