miércoles, 26 de noviembre de 2014


CLAVES  PARA  ENTENDER  LA  VIOLENCIA  EN  NIGERIA

Por: Javier  Fernando  Miranda  Prieto

"JONATHAN NUNCA MÁS" un cartel de repudio al presidente nigeriano en una de las recurrentes marchas de
protesta contra el gobierno, contra el presidente y contra toda la clase política de Nigeria.

En el informe correspondiente al segundo trimestre de este año, editado por el Fondo Monetario Internacional -FMI-, se señala que en el pasado mes de abril Nigeria desbancó a Sudáfrica, convirtiéndose en la primera economía del continente africano. El país más poblado de África, es ahora también el más rico, gracias a su producción de hidrocarburos.

Esta nación tiene una población de 176 millones de habitantes, dividiéndose esta por mitades, entre cristiana y musulmana. Su economía desde los años sesenta está basada en el petróleo, es el primer productor de hidrocarburos de África. Pero existe, paralela a esta riqueza, una gran concentración del ingreso en un pequeño grupo social. Como lo reporta Oxfam-África, Nigeria encabeza otra lista en África, la del índice de desigualdad, con el mayor número de millonarios, frente a más de 100 millones de sus habitantes viviendo con menos de un dólar al día.

La gran riqueza proveniente de sus ingresos petroleros, no está orientada a cubrir las necesidades básicas de su población, existiendo un 70% de población pobre; lo paradójico es que en Nigeria hoy existe más pobreza, que en el año 1,960 cuando este país se independizó de Inglaterra.

Vista de la ciudad de Lagos, al sur de Nigeria, la capital económica del país.
El ingreso de Lagos es 5 veces mayor al de varios Estados del
norte musulmán. 
Una brecha social pero también geográfica, que en el norte musulmán se agudiza, por la violencia confesional que ha generado, desde hace cinco años, un intolerable clima de terror. Estos problemas tienen un origen socio-político. Existe en Nigeria una élite social, económica, con mucho poder político, que siempre a usufructuado ilegal e impunemente los ingentes ingresos provenientes de la exportación de petróleo, lo que ha producido en ciertos lugares, en especial en el noreste del país, una gran pobreza, donde no se llegan a cubrir los más elementales servicios de la población como: salud, educación, alimentación, fuentes de trabajo. Generándose una fuerte frustración entre los habitantes de esta empobrecida región.

Como vemos, Corrupción política e incapacidad de los gobiernos de turno a la hora de dar respuesta a las más primarias necesidades de la población, ha producido en estas regiones olvidadas una imparable espiral de violencia.

        “Nigeria tiene el mayor número de millonarios,
         frente a más de 100 millones de sus habitantes
              viviendo con menos de un dólar al día”.

Básicamente, Nigeria es un país que cada vez se está acostumbrando a vivir en el caos. Es una nación que tiene pequeños conflictos en muchas partes de su territorio. En este país conviven: bandas armadas que se disputan regiones enteras; sectas religiosas muy violentas; grupos étnicos en pugna por cuotas de poder; diversos conflictos que han rebasado largamente la capacidad de acción del Estado. Lo cual es una respuesta al fracaso del Estado nigeriano, que a pesar de sus cuantiosos ingresos, no le da nada a la mayoría de la población.

Hay que tener en cuenta, que la producción anual de Nigeria llega a los US $500,000 millones superando a la de cualquier otra nación africana y está previsto para que en el 2050 llegue a situarse dentro de las 20 mayores economías del planeta. Pero esta riqueza, como ya lo hemos señalado, se concentra de manera muy desigual, lo cual genera grandes resentimientos, especialmente en el norte, pobre, musulmán y mediterráneo.

Nigeria encabeza otra lista en África, la de la desigualdad, más de 100 millones
de habitantes viven con menos de un dolar al día, principalmente en los
empobrecidos Estados del norte.
El sur de Nigeria es la zona más rica. Allí se encuentran los mayores yacimientos petrolíferos del mundo negro. Esta es la zona que más ligazón ha tenido con occidente y con la cristiandad. Existiendo una gran diferencia social y económica entre los estados del sur y del norte. Un dato que revela el informe de Oxfam-África, es que más del 40% de los bebés de Lagos y de otros estados del sur de Nigeria han sido vacunados. En contraste, menos del 10% de ellos lo han sido en los estados del norte donde opera los fanáticos islamistas. El ingreso promedio de Lagos es 5 veces mayor al de varios estados del norte musulmán.

El norte de Nigeria está dominado por los hausa y por otros pueblos musulmanes. Allí impera desde hace varios años, la ley coránica de la Sharía y en esa región el Islam tiene una presencia milenaria, porque sus pobladores se han relacionado siempre con los mercaderes árabes o han ido a peregrinar a la Meca.

Nigeria es el centro de fuertes enfrentamientos entre etnias y credos. El más conocido de estos episodios de violencia, fue el de Biafra (un Estado secesionista en el sureste del país, proclamado independiente entre 1967-70 donde la mayoría de sus habitantes eran ibos cristianos), cuya independencia fue sofocada brutalmente por el ejército federal. Como vemos, la violencia en Nigeria nace con el país mismo.

     “Existe en Nigeria una élite económica y política,
     que siempre a usufructuado ilegal e impunemente
                los ingentes ingresos provenientes
                   de la exportación de petróleo”

Pero en la actualidad, de todos los grupos violentos que actúan en este país, el más peligroso y desestabilizador, es uno que nacía en el norte, en la ciudad de Maiduguri, capital del estado de Borno en el año 2002: Boko Haram. Este grupo de fanáticos islamistas, recluta a cientos de jóvenes empobrecidos, explotando el resentimiento de una de las regiones más islamizadas y paupérrimas de Nigeria ante la extrema desigualdad social y regional.

En la ciudad de Maiduguri, capital del estado de Borno, nace en el 2002
la banda armada Boko Haram, que en el 2009 le declara la guerra
al estado nigeriano.
Uno de los objetivos militares que tiene Boko Haram, es destruir escuelas a las que acusa de querer occidentalizar y desislamizar a su país, así como matar cristianos. Por ello han atacado unos 200 centros educativos desde el inicio de su declarada guerra contra el Estado nigeriano en el año 2009. En febrero de este año más de 200 civiles cristianos fueron muertos en distintos pueblos y el 25 de dicho mes 59 escolares varones corrieron igual suerte en un colegio secundario del adyacente estado nornigeriano de Yobe. Estos fueron quemados vivos mientras dormían.

Sin olvidar la más célebre y mediática de sus acciones armadas, el secuestro de las 267 niñas de un colegio cristiano de internas, en la ciudad de Chibock en el sufrido estado de Borno, la madrugada del 14 de abril (leer en este blog: Boko Haram, Las Niñas y El Petróleo). Pero la brutalidad de Boko Haram no tiene límites, recientemente el jueves 20 de noviembre, un grupo de sus militantes fuertemente armados entraron en la ciudad de Azaya Kura, matando a 45 personas, quemaron las casas, robaron comida y animales, en uno de los pueblos más pobres del estado de Borno. Todo en nombre de su plan máximo: fundar un estado islamista o Califato en el norte de Nigeria.

Hasta ahora hay más de 10,000 muertos en el conflicto que se desató hace cinco años con la insurgencia de Boko Haram, sin contar los cientos de miles de desplazados generados por este grupo fanático. Tema aparte es la situación de constante riesgo que corren los niños y niñas nigerianas, el más vulnerable sector de la población, que Boko Haram ha convertido en sus principales víctimas. Según un informe de UNICEF, desde el año 2009 la violencia contra los menores en el noreste de Nigeria ha empeorado, el conflicto ha desplazado a unas 650,000 personas, fundamentalmente mujeres y niños, siendo preocupante el reclutamiento de menores por parte tanto de Boko Haram, como de los grupos paramilitares. Cada vez más niños son usados en primera línea.

Abubakar Shekau líder de Boko  Haram, una de las caras de la violencia
 en Nigeria, que se interconecta con las acciones brutales y represivas
de las FFAA nigerianas 
Pero la violencia en Nigeria tiene muchos verdugos, la barbarie de Boko Haram interconecta con la brutalidad estatal. Nigeria es un país donde constantemente los militares han tenido un rol protagónico, aun en los gobiernos supuestamente democráticos. Estas potestades de los militares, los han hecho desconocer la institucionalidad democrática, generando infames “limpiezas étnicas” y una tradición de matanzas impunes de parte del Estado.

En el conflicto nornigeriano hay más gente asesinada por las FFAA y los paramilitares que por Boko Haram. Según un informe de Human Rights Watch -HRW-, en un solo día -el 14 de marzo del 2014- las FFAA ejecutaron a 600 detenidos. En mayo del 2,013 el gobierno nigeriano decretó el estado de emergencia en tres Estados al norte del país, desde entonces Amnistía Internacional, ha denunciado graves abusos cometidos por el ejército que van desde la tortura, hasta las ejecuciones extrajudiciales y de la que no ha sido ajena la población civil.

Además, HRW acusa también a las autoridades nigerianas de abandonar a las víctimas de Boko Haram a su suerte. En el informe de HRW se lee: “Las mujeres y las niñas que hemos entrevistado representan, tan solo una fracción de las víctimas de los grupos armados, ellas necesitan justicia por esos crímenes, necesitan información sobre acceso a atención medica y necesitan también asistencia sicológica que las ayuden a superar lo vivido”.
              “En Nigeria se mezclan la violencia
        armada del Estado y de los grupos rebeldes,
          con la violencia estructural de la pobreza
            y miseria de las mayorías, alimentadas
           por una élite política inepta y corrupta” 

Human Rights Watch le dedica un capítulo de su informe sobre Nigeria, a la despiadada violencia sufrida por las mujeres nigerianas a manos del ejército y de Boko Haram. Testimonio de mujeres que han verbalizado el calvario vivido bajo el cautiverio de la banda de fanáticos y el desinterés e indolencia del gobierno por estas víctimas. En el informe se señala: “Hemos escuchado de su propia voz historias de mujeres y niñas secuestradas por Boko Haram, pero existe una cultura del silencio y cierto tabú que rodea estos hechos, especialmente en lo que se refiere a la reticencia de la gente de admitir lo que está sucediendo, a la negación de las autoridades de lo que está ocurriendo, por eso decidimos iniciar nuestro informe”. Agresiones sexuales, matrimonios forzados o conversiones al Islam, son algunos de los abusos más habituales.

En Nigeria se mezclan la violencia armada del Estado y los grupos rebeldes
y la violencia estructural de la pobreza y miseria de las mayorías,
alimentadas por una élite política inepta y corrupta. 
Pero frente a esta violencia, un Estado que se niega a ver lo evidente, que por ineptitud, incapacidad o conveniencia, no quiere reconocer el origen de esta violencia y la combate con políticas contrasubversivas que usan el terror y más violencia contra la población. Haciendo uso del terrorismo de Estado.
    
El presidente nigeriano, Goodluck Jonathan, es un personaje que tiene las manos ensangrentadas. Utiliza la brutalidad contra la insurgencia del noreste de su país y con la que sacude en el delta del rio Níger, la zona donde se produce el petróleo y donde actúan grupos de izquierda que llaman a defender la ecología y a una menos injusta distribución de la renta petrolera. Estos últimos han acusado al presidente de haber ejecutado un atentado terrorista el 1 de octubre del 2010 para demonizar a sus oponentes y ganar las elecciones presidenciales de ese mismo año.

Con esta misma perversa lógica política, Jonathan inventó impunemente, en complicidad con el autócrata chadiano Idriss Déby, un supuesto “acuerdo de paz” con las hordas asesinas de Boko Haram, para incrementar sus precarios réditos políticos y presentarse como el pacificador del país, con miras a las presidenciales del mes de febrero del próximo año. Pero con tan mala suerte, que los asesinos de esta banda armada, lo desmintieron perpetrando, en el último mes, el mayor número y los más violentos atentados contra la población del noreste del país.

       “Una población civil atrapada entre dos frentes,
              en una lucha por el poder y el control 
         por los recursos y todo a las puertas de unas
                      elecciones impredecibles”

Una población civil atrapada entre dos frentes, en una lucha por el poder y el control por los recursos y todo a las puertas de unas elecciones impredecibles, en las que el inefable presidente Jonathan persiste por la reelección. Ante este ambiente electoral, hay que tener en cuenta que en los próximos meses la violencia se puede incrementar: ante un presidente que querrá victimizarse, Boko Haram que tratará de sentir su presencia con más atentados y muertos y algunos grupos locales o caudillos regionales, especialmente del noreste nigerianos, que no descartarán apoyar a los grupos armados, con el objetivo de desestabilizar el gobierno del candidato-presidente.

Petróleo, corrupción, concentración de la riqueza y una extrema pobreza extendida; son algunas claves para poder entender la violencia en Nigeria, una violencia que es una condena para la mayor parte de su población.  

   


 


sábado, 8 de noviembre de 2014

ÉBOLA: EL
OTRO VIRUS
MORTAL

Por: Javier  Fernando  Miranda  Prieto

Aunque ahora ya no es el principal tema informativo en los medios internacionales, el Ébola sigue afectando a los
países de África Occidental, con 10,000 casos confirmados y más de 5,000 victimas mortales.

El escritor francés del siglo XVII Daniel Defoe, autor del entrañable Robinson Crusoe, escribió otro título memorable “Diario del Año de la Peste”, el autor narra allí con angustiosa minuciosidad, las desgracias de una peste que atacó a la ciudad de Londres en 1,665, generando en su población un cuadro espantoso de: egoísmo, discriminación, prejuicios y racismo. Como vemos, no hemos cambiado mucho, por desgracia. Los virus mutan más rápido que nuestras propias mentes.

Como ha ocurrido varias veces en la historia humana, un virus -ese pérfido microorganismo que se burla de los antibióticos- esta asustando a países enteros, a aeropuertos, a hospitales, a ciudades, al mundo. El Ébola ha desatado una alerta de tal magnitud que ahora el recuerdo del VIH o de la H1N1, parece un lejano y leve recuerdo.

A partir de su amenaza, se han hecho visibles otros males que los tuvimos latentes, pero que en la actualidad lucen potenciados, como esa peste que afecto las conciencias de los londinenses en el siglo XVII, el otro virus de la xenofobia, el clasismo, el racismo, el egoísmo extremo. Pero para ese tipo de virus, lamentablemente no hay antídoto, ni cura posible.

En el primer momento de la emergencia, a pesar de sus pocos recursos los
activistas de salud y los médicos de los países de la zona, gracias a su
experiencia, supieron asistir a los infectados.
Aunque ahora ya no es el principal tema informativo en los medios internacionales, quizás por el cansancio de los consumidores de estos medios, según la lógica perversa del mercado; el Ébola sigue siendo una grave amenaza para los países de África Occidental. En la actualidad la cifra de casos confirmados sobrepasa los 10,000 enfermos y de ellos 5,000 son víctimas mortales. Adicionalmente, esta epidemia está dejando más de 3,000 niños huérfanos. Lo cual nos demuestra, que a pesar de la agenda informativa de algunos medios, este virus sigue demostrando su virulenta crueldad.

Manuel Fontaine, director regional de Unicef para el África Occidental y Central, lo dijo con desoladora claridad a fines de octubre, cuando el virus se acercaba a las dimensiones tenebrosas que hoy va adquiriendo: “El Ébola está convirtiendo una reacción básica, como el consolar a un niño enfermo, en una potencial sentencia de muerte”.

              “A partir de la aparición del Ébola,
                 se han hecho visibles otros virus
              que los tuvimos latentes: la xenofobia,
          el clasismo, el racismo, el egoísmo extremo”


Su metáfora se ha hecho realidad en los países más afectados, donde el mal avanza sobre las personas sin piedad. Liberia es la nación más aplastada por esta epidemia, a la que el Consejo de Seguridad de la ONU, ya ha rotulado como “una amenaza para la paz y la seguridad mundial”. Según la OMS en la ciudad de Monrovia, capital de Liberia, han muerto 2,300 personas.

Un reciente reportaje de la cadena Vice News, retrata el drama sin sedantes: hospitales que rechazan a gente que comienza a presentar los síntomas, gente tirada en la calle, sin que nadie se le quiera acercar; enfermos que se escapan de los centros de salud en busca de comida.

Niños, como dijo Fontaine, a los que no se toca, de quienes sus propias familias toman distancia por temor a contagiarse, o huérfanos abandonados, como ha relatado para el diario madrileño El País Massimo Galleoti, un enfermero que trabaja para Médicos Sin Fronteras -MSF- desde la ciudad de Guéckedou en Guinea. Galleoti sigue la ruta de Mary, una niña de 13 años que ve morir a su padre, a su madre y a sus hermanitos, todos victimas del virus. Que también se contagia, que no quiere comer, pero que finalmente sobrevive al trance, luego de soportar días de espanto en un centro de aislamiento, entre lagrimas y desesperanza.

Situaciones análogas se viven en Sierra Leona, donde ciudades como Kenema han sido paralizadas por el avance del contagio. Allí, en solo un día -el sábado 11 de octubre- como lo reportó el diario El País, murieron 121 personas, con lo que la cantidad de víctimas fatales en esa nación, una de las 10 más pobres del mundo, se elevó a 1,287.

En la República de Guinea, donde se inicia el actual brote, los muertos llegan a 1,470. La fatalidad también ha tocado a 370 médicos, enfermeras y personal asistencial que sucumbieron cuando cumplían su deber.

La razón por la cual estos países están ahora destrozados es evidente: se tratan de territorios pobrísimos, que guardan aún las cicatrices de interminables guerras civiles, que por lo tanto, tienen una infraestructura sanitaria frágil, desarmadas para enfrentar una crisis que requiere de centros de internamiento bien equipados y personal profesional especializado.

         “La crisis del Ébola podría significar una pérdida
          de 32,600 millones de dólares para los tres países.
      Por: la disminución del comercio, la caída de los vuelos
      a la zona afectada y la mengua de la actividad turística”

Como lo señalan numerosos testimonios de cooperantes -que cumplen una labor casi heroica en la zona- un brote de estas características es soportable sólo cuando hay instalaciones, recursos y todo aquello que permite que los protocolos de prevención se cumplan a cabalidad.

Anticipándose a las consecuencias el Banco Mundial -BM- ya ha dicho que la crisis sanitaria del Ébola podría significar, para fines del 2015, una pérdida de 32,600 millones de dólares para estos tres países martirizados. Es la lógica consecuencia de la disminución del comercio, principal actividad económica de las ciudades fronterizas en estas naciones, así como la caída de los vuelos a la zona afectada y la notable mengua de la actividad turística.

Se avizora una catástrofe, especialmente para Liberia, un país que sufrió dos guerras civiles devastadoras. Una entre 1,989 y 1,996 y la otra de 1,999 al 2003. Es la zona, por si no bastara, de los tenebrosos “diamantes de sangre”, que en este país y en Sierra Leona justificaron la esclavización de miles de seres humanos sin importarle su género o edad.

La situación es dramática: hospitales que rechazan a la gente que comienza
a presentar los síntomas, gente tirada en la calle sin que nadie se quiera
acercar.
Tan demoledora como la pérdida de vidas humanas y la sangría económica es el impacto cultural, una dimensión que corre por el alma de la gente. El solo hecho que haya niños sin abrazos, gente que no se puede tocar, ni en el momento de la hora final -la gente en África, tiene la costumbre de tocar a los muertos- implica también una dolorosa tragedia. Un cambio radical de una conducta cultural de la población africana, que para el futuro, puede cambiar su forma de relacionarse.

Las justificadas críticas a la ONU y a su organismo dedicado a la salud mundial como la OMS, por su burocratismo, falta de iniciativa ante la emergencia y su rigidez en la aplicación de sus protocolos, contrastan con la meritoria actuación que han tenido las agencias humanitarias internacionales privadas e intergubernamentales, que desde el primer momento de la emergencia actuaron con rapidez y eficacia, sin olvidar a los colectivos de activistas y médicos de los países de la zona, que a pesar de sus escasos recursos, pero con su inmensa experiencia en este tipo de enfermedades, supieron asistir a los infectados desde el primer caso confirmado. 

              “El solo hecho que haya niños sin abrazos,
       gente que no se puede tocar ni en la hora de la muerte,
                implica también una dolorosa tragedia” 

Un caso a destacar es la iniciativa de Cuba, de enviar a la zona afectada 461 médicos y personal asistencial. Además, La Habana preciso que estaba dispuesta a trabajar con especialistas de cualquier país, incluyendo profesionales norteamericanos, lo que sugiere una cooperación libre de prejuicios ideológicos.

¿Esto es suficiente? No en absoluto, durante la reunión del Consejo de Seguridad en el mes de setiembre, en la que se emitió por unanimidad la resolución 2177, que llama a una respuesta mundial “urgente y coordinada”, el Banco Mundial se comprometió a movilizar 400 millones de dólares, mientras el Fondo Monetario Internacional desembolsaría un crédito de 130 millones, está claro que ante las mortales proporciones que esta cobrando esta epidemia, esto es realmente insuficiente.

Lo sabe perfectamente Patrick, un niño liberiano a quien una psicóloga noruega acompaño en su paso por un centro de aislamiento, hasta que superó la enfermedad. Tal vez, el pequeño Patrick no tenía un perro como Excalibur, la mascota española que tanta atención concitó en la prensa mundial. Pero estoy seguro que los niños liberianos afectados por este cruel virus, no gozan de los cuidados, ni merecen la atención de la prensa, como la famosa mascota madrileña. El virus de la discriminación, el prejuicio y el racismo es tan cruel como inmortal.