domingo, 12 de septiembre de 2021

 EL  OTRO  11  DE  SETIEMBRE

Por:  Javier Fernando Miranda Prieto

Son 20 años de esa mañana fatal en que dos aviones tripulados por la demencia fanática se estrellaron
contra el World Trade Center, el símbolo de la opulencia del capitalismo norteamericano.

Otro 11 de setiembre, esa fecha que nos deja un sabor amargo en el recuerdo, que nos sacude el alma y que siempre nos invade la memoria. No solo por el tenebroso ataque a las Torres Gemelas de Nueva York en el 2001, sino además, por otros hechos puestos en ese día por el azar de la historia.

Son 20 años de esa mañana fatal en que dos aviones tripulados por la demencia fanática se estrellaron contra el World Trade Center, pero ese terrorismo no se diluyó con el humo que salió de sus escombros. El mundo no duerme tranquilo, ni siquiera después de la muerte de Osama Bin Laden en el 2011, porque ahora debe ser testigo de las brutales acciones demenciales de un archipiélago de grupos yihadistas esparcidos por los cinco continentes, una versión apocalíptica de Al Qaeda y de su trágica secuela que se vive en estos días en varios países del oeste africano, en donde las franquicias del Daesh y de la banda fundada por Bin Laden, han asentado sus huestes en la región del sahel. Los combatientes de estos grupos fanáticos no aceptan a quien no sea el musulmán que ellos decretan. Como antes y ahora, el yihadismo rechaza toda presencia occidental, repudian la cultura de esos países y ansían dominar el mundo, como pensaban los que piloteaban los aviones que derribaron las torres neoyorkinas hace 20 años.

El otro 11 de setiembre es el de la dictadura militar y la represión, ese otro fanatismo de la
seguridad nacional, el anti-comunismo y la economía neo-liberal.

Pero no olvidemos el otro trágico 11 de septiembre, el del malvado Augusto Pinochet hace 48 años, quien todopoderoso decidió la vida y el destino de miles de chilenos. Los implacables bombardeos al edificio de La Moneda han quedado en la retina de toda una generación como símbolo de la barbarie militarista en América Latina. En el Chile de Pinochet se oficializó la tortura, se desapareció sin pudor a muchos ciudadanos y se quebró, no para siempre, una larga historia de democracia y libertades.

Como vemos, no hay mucha diferencia entre las cruzadas laicas o religiosas, entre los fundamentalistas de Al Qaeda del 2001, el yihadismo de estos días y los fanáticos del liberalismo económico y del terrorismo de Estado, como los militares chilenos de 1973.

 

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