SUDÁN DEL SUR:
LOS INTERESES OCULTOS DE UN CONFLICTO
LOS INTERESES OCULTOS DE UN CONFLICTO
Por: Javier
Fernando Miranda Prieto
Las conversaciones de paz en Sudán del Sur se han convertido en una
historia de nunca acabar, en setiembre del año pasado, el presidente Salva Kiir
Mayardit y su principal adversario el ex-vicepresidente convertido en líder
rebelde Riek Machar, firmaron un acuerdo de alto el fuego y de conformación de
un gobierno conjunto hasta las elecciones del 2022. Este pacto satisface, al
menos por ahora, los intereses de ambos rivales, y de los líderes regionales:
Omar Al Bachir de Sudán y Yoweri Museveni de Uganda, los dos dirigentes de la
zona con más influencia en este asolado país. Pero el más importante logro de
este acuerdo es el haber disminuido la violencia.
En el mundo a Sudán del Sur se le conoce como el país más joven de África, pero
su independencia lograda en julio de 2011, luego de 30 años de guerra no dio a
luz una tierna nación en formación, sino a un pueblo y a un territorio
destruido. Tras su independencia Sudán del Sur no tardo en producir su primera
guerra civil. Esta estalló hace cinco años en diciembre del 2013, generada por
las enconadas rivalidades de dos etnias, con un trasfondo netamente político donde
se inscriben las riquezas petroleras del país y la pugna de intereses de
grandes transnacionales.
Las dos etnias predominantes en Sudán del Sur son los Dinka, de la que
forma parte el presidente Salva Kiir Mayardit y los Nuer, a la que pertenece el
ex-vicepresidente Riek Machar y ambos bandos poseen ejércitos bien armados y
entrenados que suelen ejecutar horribles matanzas contra la comunidad étnica rival.
“La situación de violencia ha dejado más de 400 mil muertos, mientras la cifra de
desplazados sobrepasaría los tres millones de sur-sudaneses”.
La situación de violencia ha dejado a lo largo de estos años más de 400 mil
muertos, mientras la cifra de desplazados sobrepasaría los tres millones de sur-sudaneses.
En la actualidad la mitad de sus doce millones de habitantes requieren urgente
ayuda humanitaria. Si bien en los últimos meses la cantidad de víctimas
mortales ha tendido a decrecer, hay el temor que con el inicio de la estación seca,
los diversos grupos armados que ha generado este conflicto, reanuden sus
acciones terroristas contra la población civil. Esta espiral de violencia que todavía
continua al margen de los acuerdos firmados, se explica por los ricos
yacimientos petroleros y minerales que se hallan en el subsuelo de Sudán del Sur.
En setiembre del 2018 se firmó un acuerdo entre el presidente Salva Kiir y el ex-vice presidente Rier Machar para compartir el poder hasta las elecciones del 2022 |
Los ingresos por las exportaciones petroleras representan el 98% del
presupuesto de este país del este africano. El núcleo petrolero se encuentra
ubicado en la región de Bentiu (provincia de Unidad), además los Estados de Jongeli
y Warap cuentan con reservas petrolíferas todavía no calculadas, pero se
sospecha que serían las suficientes como para que las grandes empresas
transnacionales se interesen más por Sudan del Sur.
En este país, a pesar del conflicto armado, opera la compañía nacional china
CNPC, quien ha construido un oleoducto que llega hasta el Mar Rojo y una gran refinería
cerca de la ciudad de Jartum capital de la vecina República de Sudán. La CNPC
se asoció en el último año, con la compañía canadiense Talismán y luego se sumó
a este Consorcio la compañía nacional india ONGC Videsh. Este triple Consorcio
piloteado por el gigante asiático, cuenta en Sudán del Sur con 25 mil operarios
chinos. Por otra parte, la compañía sueca Ludin, participa también en la explotación
de nuevas reservas descubiertas en el muy famoso y rico yacimiento Block 5A al
norte del territorio sur-sudanés.
La producción total de hidrocarburos se eleva a 350 mil barriles diarios,
cuota que se deberá mantener hasta el año 2020, de no mediar combates o
acciones violentas en las regiones petroleras lo que hasta ahora no ha
sucedido. Otras compañías internacionales como la francesa Total-Elf-Fina ya se
adjudicó una concesión en el extremo sur del país, sin que todavía haya
iniciado la fase de explotación.
“Crear un consenso para lograr un
acuerdo más amplio que reparta el poder entre los distintos grupos y regiones de
este asolado país”.
Por otro lado, la presencia de la CIA norteamericana y el servicio de inteligencia israelí el Mossad en territorio de Sudan del Sur, no es solo para controlar las andanzas de los chinos, que se han vuelto una pesadilla para las potencias occidentales en África, sino que tanto norteamericanos e israelíes quieren terminar con el contrabando de armas, que tras atravesar la República de Sudán llegan a manos de los milicianos de Hamas en territorio palestino, quienes resisten desde décadas la presencia militar del Estado sionista. Es por ello que Washington y Tel-Aviv han establecido una base conjunta en la isla de Dahlak en Eritrea sobre el estratégico Mar Rojo, desde donde en más de una oportunidad, han salido fuerzas militares israelíes para bombardear a presuntos traficantes y extremistas y de donde también monitorean las actividades de Irán.
Como vemos, esta compleja situación económica y militar-estratégica ha
generado que tanto los EEUU como la República Popular China tomen parte en este
ya largo conflicto armado, apadrinando indistintamente al gobierno de Juba como
a los grupos armados opositores, con el único objetivo de defender sus ocultos
intereses.
Los bandos en conflicto reciben indistintamente apoyo militar de las grandes potencias (EEUU o China) con el fin de preservar sus intereses |
Este juego geopolítico entre las grandes potencia sobre el tablero de Sudán
del Sur permanecería intocable en los próximos cuatro años, dado el acuerdo
firmado en setiembre, al prever las elecciones hasta el 2022 lo cual prolongaría
por cuatro largos años la rivalidad entre Kiir y Machar, pudiendo preparar el
terreno para otro gran enfrentamiento. Además, este acuerdo deja varios
detalles por resolver, como las necesarias medidas de seguridad para Juba, la
capital de Sudán del Sur y planes puntuales para crear un Ejército nacional
unificado, que le dé presencia y dominio al ejército regular en su propio territorio,
dada la gravitación comercial, económica y militar de otras potencias.
Otro aspecto a tomar en cuenta es el contexto regional. En la vecina y
siempre amenazante República de Sudán, el presidente Al Bashir se enfrenta a lo
que podría ser un serio desafío a su poder. A mediados de diciembre, por
primera vez en cerca de 30 años de dictadura, las calles de las principales ciudades
de Sudán se llenaron de manifestantes para denunciar los altos precios de los
alimentos y el transporte y exigir la dimisión del presidente. No está claro cuál
es el objetivo último de los manifestantes, pero una crisis en el vecino del
norte podría tener un efecto tremendamente desestabilizador para Sudán del Sur.
Omar Hassan Al Bashir Presidente de la Rep. de Sudán el temido vecino de Sudán del Sur podría desestabilizar a este asolado país. |
Esta
cautela es comprensible. Pero si fracasa
este acuerdo, no está claro que lo sustituirán y el país podría volver a
sumirse en un gran baño de sangre. Sera necesario crear un grupo de contacto o
un árbitro que practique la diplomacia itinerante entre las potencias y los países
de la región, quienes respaldan a distintos bandos y están más interesados en
proteger sus propios intereses inmediatos. Un enviado especial que tenga el
reconocimiento de occidente y de otras potencias ajenas a la región, podría hacer
que los líderes regionales se aseguren que se mantiene el acuerdo y crear un
consenso para lograr un acuerdo más amplio que reparta el poder entre los
distintos grupos y regiones de este asolado país. Sin una autentica y real
iniciativa política, la frágil oportunidad de paz que existe hoy en Sudán del
Sur podría evaporarse.