EL CUERNO DE
ÁFRICA:
LA AMENAZA DEL GOLFO
La estratégica zona del Mar Rojo está viviendo en la actualidad una creciente militarización que podría desembocar en un conflicto regional de grandes proporciones. |
Por: Javier
Fernando Miranda Prieto
Tener una base militar está de
moda. Somalia, Yibuti, Eritrea pueden dar fe de ello. A las ya tradicionales
instalaciones militares francesas y estadounidenses presentes en la región
desde hace décadas, se unen ahora los países como China e India. Pero también
Turquía, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos EAU, contribuyen a la
rampante militarización del continente africano.
La estratégica zona del Mar Rojo
está viviendo en la actualidad una creciente militarización que podría
desembocar en un conflicto regional, cuyos principales protagonistas podrían ser
Egipto, Sudán, Somalia o Eritrea. Esta militarización se ha reflejado desde
hace algunos años en el establecimiento de bases militares por parte de
Estados, hasta entonces extraños a la región como EAU o Arabia Saudita. EAU
cuenta desde el 2015 con una base en Assab, Eritrea, a la que está intentando
sumar una nueva en Somalilandia y cuyo resultado es el incremento de las
tensiones con Somalia y Etiopía.
Pero la presencia militar del
Golfo en el Cuerno de África no se limita a la construcción de infraestructuras
o a otorgar facilidades logísticas, sino que amenaza con trasladar las
tensiones regionales de los países del Consejo de Cooperación del Golfo CCF con
Irán, y recientemente con Qatar, uno de sus miembros, a una región ya de por sí
desestabilizada y cuyas perspectivas de mejora pueden verse truncadas por las
políticas exteriores faltas de mira de Arabia Saudita y EAU.
“la presencia militar del Golfo en el Cuerno de África amenaza con trasladar las tensiones regionales de los países del CCG con Iràn”
La presencia de los países del
Golfo en el Cuerno de África respondía, al menos en un inicio, a
consideraciones estratégicas estrechamente relacionadas con el conflicto que se
libra en Yemen desde el 2014. Las instalaciones militares de EAU en Eritrea han
permitido al emirato llevar a cabo ataques contra los hutíes, así como hacer
posible el bloqueo marítimo.
También existen consideraciones
económicas. La compañía Dubai Ports Worlt
Ltd., con base en Dubai, gestionó el puerto de Yibuti, por el que transita
la mayor parte de las mercancías procedentes de Etiopía, durante 10 años. Pero
una disputa entre el Jefe de la Fuerza Aérea de Yibuti y diplomáticos emiratíes
derivó en la ruptura de relaciones entre ambos países en 2015. En 2016 la misma
compañía firmó un contrato por valor de 442 millones de dólares para operar por
un periodo de 30 años el puerto de Berbería en Somalilandia, lo que ha desatado
la furia del gobierno Federal de Somalia. Para más detalles el gobierno etíope
adquirió una participación del 19% del proyecto, dando así un apoyo tácito a
Somalilandia, cuya independencia declarada en 1991 no es reconocida
internacionalmente.
El joven emir de Qatar, un país que se disputa el liderazgo del Golfo con la monarquía saudí, tiene fuerte influencia en los países del Cuerno africano. |
Pero la presencia del Golfo en el
este de África no se limita a consideraciones logísticas y económicas. Arabia
Saudita y EAU buscan que dichos Estados se posesionen claramente en los
conflictos regionales. En 2015, todos los países de la región acepto Etiopía,
se sumaron a la coalición contra los hutíes en Yemen, que lidera Arabia
Saudita. Asimismo, cuando Riad rompió relaciones diplomáticas con Irán a
comienzos de 2016, Sudán, Yibuti y Somalia hicieron lo propio. Este apoyo
incondicional fue premiado con asistencia financiera. A modo de ejemplo, el día
en que Somalia cortó sus lazos diplomáticos con el país persa, recibió de
Arabia Saudita 50 millones de dólares por concepto de ayuda.
El bloqueo comercial contra el
pequeño emirato de Qatar, que desde el 2017 inició Arabia Saudita por
diferencias políticas (Qatar es el único país del Golfo que mantiene estrechas relaciones
con Irán el enemigo principal de la casa real saudí) también ha influido en los
países del Cuerno de África. Sin embargo, posicionarse en este caso se ha
mostrado mucho más difícil. Eritrea y Yibuti tomaron el lado saudí, mientras
que Somalia, Etiopía y Sudán se declararon neutrales, pero ninguno se ha
librado de las consecuencias de su decisión.
Desde 2010 Qatar era mediador en
el conflicto por la Isla de Doumeira, en el Mar Rojo, que enfrenta a Eritrea y
Yibuti, pero al declararse ambos del lado saudí, los observadores qataríes
fueron inmediatamente retirados, contribuyendo a la reavivación del conflicto.
Eritrea aprovechó la situación para ocupar de facto la isla, un paso que amenazó
con desatar un conflicto armado entre Eritrea, Yibuti y Etiopía, principal aliado
de este último y hasta hace poco tiempo, enemigo del primero.
En el caso de Somalia, el
gobierno Federal decidió declararse neutral pese a las presiones ejercidas
especialmente por EAU. Como consecuencia, el Estado de Puntland (estado de
Somalia autoproclamado independiente en 1998) se declaró favorable a la alianza
saudí, ignorando así la competencia exclusiva del gobierno de Mogadiscio en
política exterior. Esta decisión es una muestra de cómo la diplomacia emiratí
soslaya al ejecutivo somalí en favor de los gobiernos estatales al negociar
directamente con Puntland y Somalilandia, boicoteando el débil proceso de paz y
contribuyendo al recrudecimiento del conflicto.
Cabría precisar que para algunos
analistas los Emiratos Árabes Unidos (esa federación de principados árabes aliado
incondicional del reino saudí y potencia económica en el Golfo) siempre ha
menos preciado a sus vecinos del Cuerno de África. EAU nunca ha visto el Cuerno
como una entidad estratégicamente integrada, eligiendo socios al azar, siendo
estos los países más pequeños y vulnerables de la región.
“la política del Golfo en el Cuerno de África
no
se limita a la construcción de infraestructuras o a facilidades
logísticas”
La política del Golfo hacia el
Cuerno de África también tiene un impacto en conflictos de largo recorrido. Habría
que recordar que en el caso del casi extinguido conflicto entre Eritrea y
Etiopía, antes de las negociaciones de paz emprendidas desde el año pasado por
el Primer Ministro etíope Abyi Ahmed, Addis Abeba consideraba una amenaza el
establecimiento de bases militares de EAU en la vecina Eritrea y las relaciones
con Arabia Saudita, que contribuyó a la salida del ostracismo
internacional al gobierno de Asmara.
El conflicto entre Etiopía y
Egipto por la construcción de la presa del
Renacimiento en el río Nilo también se
vio afectado por las dinámicas regionales del Golfo. Mientras que tanto Egipto
como Sudán son grandes aliados de Riad, en la cuestión de la presa Sudán de alía
con Etiopia, lo que complica aún más el difícil
juego de alianzas en la región. Ante esta situación, Addis Abeba ha buscado
fortalecer sus lazos con Doha como contrapeso al fuerte apoyo saudí a Egipto,
que a su vez ha estrechado la cooperación militar con Eritrea, hasta hace poco acérrimo
enemigo de Etiopía.
Como se ve, el despliegue
financiero y de tropas de los países del Golfo en el Cuerno de África amenaza
con hacer estallar una situación de por si volátil. La falta de mira de estos Estados
en la persecución de sus intereses nacionales pone en peligro la seguridad
regional, contribuyendo al resurgimiento de conflictos y al fracaso de procesos
de paz y estabilización. Tanto si se posicionan en un bando como si no, los países
africanos se ven arrastrados a una tensión regional en la que sus intereses a
menudo no importan, pero por la que estarían pagando un elevado precio.
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