martes, 8 de enero de 2019


EL CUERNO DE ÁFRICA: 
LA AMENAZA DEL GOLFO
La estratégica zona del Mar Rojo está viviendo en la actualidad una creciente militarización que podría desembocar en un conflicto regional de grandes proporciones.

Por: Javier Fernando Miranda Prieto

Tener una base militar está de moda. Somalia, Yibuti, Eritrea pueden dar fe de ello. A las ya tradicionales instalaciones militares francesas y estadounidenses presentes en la región desde hace décadas, se unen ahora los países como China e India. Pero también Turquía, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos EAU, contribuyen a la rampante militarización del continente africano.

La estratégica zona del Mar Rojo está viviendo en la actualidad una creciente militarización que podría desembocar en un conflicto regional, cuyos principales protagonistas podrían ser Egipto, Sudán, Somalia o Eritrea. Esta militarización se ha reflejado desde hace algunos años en el establecimiento de bases militares por parte de Estados, hasta entonces extraños a la región como EAU o Arabia Saudita. EAU cuenta desde el 2015 con una base en Assab, Eritrea, a la que está intentando sumar una nueva en Somalilandia y cuyo resultado es el incremento de las tensiones  con Somalia y Etiopía.

Pero la presencia militar del Golfo en el Cuerno de África no se limita a la construcción de infraestructuras o a otorgar facilidades logísticas, sino que amenaza con trasladar las tensiones regionales de los países del Consejo de Cooperación del Golfo CCF con Irán, y recientemente con Qatar, uno de sus miembros, a una región ya de por sí desestabilizada y cuyas perspectivas de mejora pueden verse truncadas por las políticas exteriores faltas de mira de Arabia Saudita y EAU.

    “la presencia militar del Golfo en el Cuerno de               África amenaza con trasladar las tensiones                   regionales de los países del CCG con Iràn” 

La presencia de los países del Golfo en el Cuerno de África respondía, al menos en un inicio, a consideraciones estratégicas estrechamente relacionadas con el conflicto que se libra en Yemen desde el 2014. Las instalaciones militares de EAU en Eritrea han permitido al emirato llevar a cabo ataques contra los hutíes, así como hacer posible el bloqueo marítimo.   

También existen consideraciones económicas. La compañía Dubai Ports Worlt Ltd., con base en Dubai, gestionó el puerto de Yibuti, por el que transita la mayor parte de las mercancías procedentes de Etiopía, durante 10 años. Pero una disputa entre el Jefe de la Fuerza Aérea de Yibuti y diplomáticos emiratíes derivó en la ruptura de relaciones entre ambos países en 2015. En 2016 la misma compañía firmó un contrato por valor de 442 millones de dólares para operar por un periodo de 30 años el puerto de Berbería en Somalilandia, lo que ha desatado la furia del gobierno Federal de Somalia. Para más detalles el gobierno etíope adquirió una participación del 19% del proyecto, dando así un apoyo tácito a Somalilandia, cuya independencia declarada en 1991 no es reconocida internacionalmente.

El joven emir de Qatar, un país que se disputa el liderazgo
del Golfo con la monarquía saudí, tiene fuerte influencia
en los países del Cuerno africano.  
Pero la presencia del Golfo en el este de África no se limita a consideraciones logísticas y económicas. Arabia Saudita y EAU buscan que dichos Estados se posesionen claramente en los conflictos regionales. En 2015, todos los países de la región acepto Etiopía, se sumaron a la coalición contra los hutíes en Yemen, que lidera Arabia Saudita. Asimismo, cuando Riad rompió relaciones diplomáticas con Irán a comienzos de 2016, Sudán, Yibuti y Somalia hicieron lo propio. Este apoyo incondicional fue premiado con asistencia financiera. A modo de ejemplo, el día en que Somalia cortó sus lazos diplomáticos con el país persa, recibió de Arabia Saudita 50 millones de dólares por concepto de ayuda.

El bloqueo comercial contra el pequeño emirato de Qatar, que desde el 2017 inició Arabia Saudita por diferencias políticas (Qatar es el único país del Golfo que mantiene estrechas relaciones con Irán el enemigo principal de la casa real saudí) también ha influido en los países del Cuerno de África. Sin embargo, posicionarse en este caso se ha mostrado mucho más difícil. Eritrea y Yibuti tomaron el lado saudí, mientras que Somalia, Etiopía y Sudán se declararon neutrales, pero ninguno se ha librado de las consecuencias de su decisión.

Desde 2010 Qatar era mediador en el conflicto por la Isla de Doumeira, en el Mar Rojo, que enfrenta a Eritrea y Yibuti, pero al declararse ambos del lado saudí, los observadores qataríes fueron inmediatamente retirados, contribuyendo a la reavivación del conflicto. Eritrea aprovechó la situación para ocupar de facto la isla, un paso que amenazó con desatar un conflicto armado entre Eritrea, Yibuti y Etiopía, principal aliado de este último y hasta hace poco tiempo, enemigo del primero.

En el caso de Somalia, el gobierno Federal decidió declararse neutral pese a las presiones ejercidas especialmente por EAU. Como consecuencia, el Estado de Puntland (estado de Somalia autoproclamado independiente en 1998) se declaró favorable a la alianza saudí, ignorando así la competencia exclusiva del gobierno de Mogadiscio en política exterior. Esta decisión es una muestra de cómo la diplomacia emiratí soslaya al ejecutivo somalí en favor de los gobiernos estatales al negociar directamente con Puntland y Somalilandia, boicoteando el débil proceso de paz y contribuyendo al recrudecimiento del conflicto.

Cabría precisar que para algunos analistas los Emiratos Árabes Unidos (esa federación de principados árabes aliado incondicional del reino saudí y potencia económica en el Golfo) siempre ha menos preciado a sus vecinos del Cuerno de África. EAU nunca ha visto el Cuerno como una entidad estratégicamente integrada, eligiendo socios al azar, siendo estos los países más pequeños y vulnerables de la región.

      “la política del Golfo en el Cuerno de África 
              no se limita a la construcción de                             infraestructuras o a facilidades logísticas”

La política del Golfo hacia el Cuerno de África también tiene un impacto en conflictos de largo recorrido. Habría que recordar que en el caso del casi extinguido conflicto entre Eritrea y Etiopía, antes de las negociaciones de paz emprendidas desde el año pasado por el Primer Ministro etíope Abyi Ahmed, Addis Abeba consideraba una amenaza el establecimiento de bases militares de EAU en la vecina Eritrea y las relaciones con Arabia Saudita, que contribuyó a la salida del ostracismo internacional al gobierno de Asmara.

El conflicto entre Etiopía y Egipto por la construcción de la presa del Renacimiento en el río Nilo también se vio afectado por las dinámicas regionales del Golfo. Mientras que tanto Egipto como Sudán son grandes aliados de Riad, en la cuestión de la presa Sudán de alía con Etiopia,  lo que complica aún más el difícil juego de alianzas en la región. Ante esta situación, Addis Abeba ha buscado fortalecer sus lazos con Doha como contrapeso al fuerte apoyo saudí a Egipto, que a su vez ha estrechado la cooperación militar con Eritrea, hasta hace poco acérrimo enemigo de Etiopía.

Como se ve, el despliegue financiero y de tropas de los países del Golfo en el Cuerno de África amenaza con hacer estallar una situación de por si volátil. La falta de mira de estos Estados en la persecución de sus intereses nacionales pone en peligro la seguridad regional, contribuyendo al resurgimiento de conflictos y al fracaso de procesos de paz y estabilización. Tanto si se posicionan en un bando como si no, los países africanos se ven arrastrados a una tensión regional en la que sus intereses a menudo no importan, pero por la que estarían pagando un elevado precio.      


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