¿HABRÁ PAZ EN EL MUNDO EN EL 2024?
El año 2023 ha terminado con una
desoladora montaña de víctimas mortales por conflictos armados en el mundo
(cerca de 300 mil), pero con dos guerras que son desoladoras y a la vez
preocupantes desde el punto de vista geopolítico: la de Rusia contra la OTAN
que tiene como escenario a Ucrania y la de Israel contra el pueblo de
Palestina. Especialmente la segunda, está marcando niveles de horror pocas
veces antes vistos, en el prontuario de crímenes perpetrado por el Estado
sionista.
Pero a pesar de la brutalidad de estos dos conflictos, la guerra que ha
causado más muertos en los últimos años ha sido la de Yemen, en la que están
involucrados Arabia Saudí, Estados Unidos y el Reino Unido por un lado y los
rebeldes hutíes yemeníes e Irán por el otro. Casi 400 mil muertos en nueve
años, entre ellos un estimado de 85 mil menores de edad.
Hay una leve posibilidad de que este conflicto termine, o amaine al
menos por negociaciones recientes, pero la sangría ha sido de espanto, sin que,
a numerosos medios occidentales y políticos de todo el mundo, se les mueva
muchas pestañas. Es un caso dramático de ninguneo mediático y político, con el
agravante de que ha habido literales hambrunas en Yemen. En la actualidad, se
ha reiniciado un dialogo entre los involucrados, impulsado por la normalización
de las relaciones entre Arabia Saudita e Irán, intermediada por China.
Conjuntamente con el sahel, el Cuerno de África, en el año que se va, fue el epicentro de la nueva geopolítica africana (Yibuti, Somalia, Etiopía, Sudán) |
Por otra parte, la guerra de Siria, ya prácticamente ganada por el gobierno de Bachar el Asad, ha dejado cerca de 600 mil fallecidos y, aunque sí contó con más atención global, de todas maneras continuó de manera despiadada debido a la renuencia de Rusia y Estados Unidos por detenerla. La primera porque El Assad es un aliado importante de Rusia en la región, y el segundo por el temor de los norteamericanos de que llegue un Gobierno islamista al poder.
Ambas guerras han
sido guerras ubicadas en un país, pero con el involucramiento de otras
naciones. Algo así como conatos de ‘guerra fría’ en la escena contemporánea. El
problema con la guerra en Ucrania es que, por primera vez en varios años, una
potencia nuclear (Rusia) y una poderosa alianza militar (OTAN) se involucran en
una guerra interestatal con capacidad de extenderse de manera perniciosa a
otras zonas.
El drama en la Franja de Gaza, tras el brutal ataque de las milicias de
Hamás el pasado 7 de octubre, consiste en que la represalia israelí es de tal
magnitud, y en tan poco tiempo, que está haciendo estallar los estándares
mínimos del Derecho Internacional Humanitario. Más 21 mil muertos, entre ellos
al menos unos 8 mil menores de edad, si no más, es algo inenarrable.
“A pesar de la brutalidad de las guerras en
Gaza
y Ucrania, los conflictos armados en el Sahel y
en Yemen
han causado más muertos en el último año”
Lo último que se sabe de este sangriento conflicto, es un informe de
Unicef, que reporta que en Gaza 1.000 niños han sido amputados sin anestesia.
Según otro informe, las cuatro de cada cinco personas más hambrientas del mundo
están en Gaza y el 90 por ciento de gazatíes solo ha comido una vez cada dos
días. Los ataques de Israel contra la población civil desarmada no han hecho
sino incrementar en ferocidad desde que su aliado, el gobierno de EE. UU.,
logró obstaculizar por enésima vez una resolución para el cese del fuego en el
Consejo de Seguridad de la ONU y ha seguido enviando armas a Israel con la que
su ejército sigue matando palestinos, sin excluir el día de Navidad y en el
mismo lugar donde nació Cristo. Mientras el mundo celebraba el nacimiento de
Belén, Belén no celebró y estuvo de luto.
¿Qué nos queda para el 2024? El primer ministro israelí, Benjamín
Netanyahu, ya ha anunciado que los bombardeos tienen para varios meses más, con
un cinismo y frialdad impresionantes; y en Ucrania, tanto Rusia como la OTAN no
tienen la menor intención de renunciar a su cruzada bélica en nombre de un
falso nacionalismo o de un poco disimulado anhelo expansionista.
Asimismo, las guerras intestinas en África continuarán: el flagelo del
yihadismo en los países del sahel, en el Golfo de Guinea y en el cuerno de
África (Etiopía, Sudán, Yibuti), naciones ninguneadas por gran parte de la
opinión pública global, se enfrentaran a una nueva geopolítica regional
propiciada por: el ocaso de la influencia de Francia en el sahel; los nuevos
socios y aliados (Rusia, China, Brasil, Turquía) y por la gravitación de nuevos
referentes regionales (Mozambique, Angola, Ghana).
Mientras en diferentes lugares del mundo, en el frío o calcinante
territorio en donde se generen estas guerras, miles de personas, incontables
niños incluidos, seguirán sufriendo por la infame costumbre de convertir a la
población civil en carne de cañón sin defensa que justifica razones de Estado.
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