martes, 18 de junio de 2024

 

LOS AMHARA DE ETIOPÍA: EL GENOCIDIO OLVIDADO

 Por: Javier Fernando Miranda Prieto

El pueblo de Amhara de Etiopía, que representa el 29% de su población, debe de enfrentar un "Genocidio de Odio" de parte del gobierno de Primer Ministro Abiy Ahmed.
La Etiopía del Primer Ministro Abiy Ahmed y su Partido de la Prosperidad, se ha convertido en un país oscuro y aterrador, donde cualquiera que desafíe al gobierno corre el riesgo de ser sometido a violencia y al encierro. Desde hace cinco años, las personas de la etnia amhara (29%-27.5 millones de personas) en Etiopía, son recurrentemente perseguidas; el asesinato de hombres, mujeres y niños amhara es un hecho cotidiano, en lo que constituye una campaña genocida de odio.

Matones uniformados, federales y regionales, así como las milicias oromo -Ejército de Liberación Oromo o Shene-, son quienes perpetran los asesinatos. Los drones sobrevuelan los cielos, convertidos en mensajeros de la muerte sin rostro utilizados para masacrar a los civiles amharas en las calles mientras hacen su vida cotidiana.

Una sofocante sombra de miedo se cierne sobre la población amhara en aldeas, pueblos y ciudades. Miedo a ser identificado como amhara, miedo a ser encarcelado por ser amhara o por denunciar el genocidio amhara. Miedo a que asesinen a familiares y amigos, violen a sus esposas o hermanas, les arrebaten sus casas o las saqueen. Toda una pesadilla que padece la comunidad amhara en Etiopía.

          “La etnia Amhara es asesinada, perseguida,

                constituyendo un genocidio de odio” 

En los cinco años transcurridos desde que Abiy y compañía llegaron al poder, decenas de miles de amhara han sido asesinados y millones desplazados de Oromia, la mayor región del país; mientras sus tierras, propiedades y ganado eran robados por extremistas oromo.

Etiopía en la actualidad es un país fracturado y aislado de la comunidad
de naciones del Cuerno de África.

Tras sufrir violencia étnica durante años, en abril de 2023 el gobierno federal anunció planes inconstitucionales para disolver la única fuerza que protegía a las comunidades amhara, las Fuerzas Especiales Amhara AEF. Esto desencadenó enormes protestas en toda la región. El gobierno etíope envió al Ejército Federal de Defensa Nacional ENDF y estallaron combates entre dicho ejército y Fano, una milicia regional formada por voluntarios mal armados pero decididos, junto con ex-miembros del ejército regular.

Y así fue como estalló una matanza indiscriminada de civiles amhara por parte de las fuerzas del gobierno. En su último informe, Amnistía Internacional documenta graves violaciones del Derecho Internacional Humanitario por parte del ejército, que, según afirman, «pueden equivaler a crímenes de guerra».

Y ahora estas personas, muchas de las cuales han sido víctimas de la violencia o testigos del asesinato de familiares y amigos, son objeto de un programa de reubicación forzosa. Obligados a regresar a los mismos lugares de los que fueron expulsados: ciudades y pueblos inseguros, donde las bandas armadas que los atacaron siguen en libertad y donde no se les ofrece ningún alojamiento alternativo.

En el mejor de los casos, se trata de un plan caótico de un régimen inepto que intenta presentar una ficción de seguridad regional; en el peor, es un acto deliberado de un dictador brutal para obligar a la gente a volver al peligro.


           “Etiopía está cada vez más aislada en el

        Cuerno de África y en la región en general"

Según Amnistía Internacional, además de los asesinatos y los desplazamientos forzosos, se ha puesto en marcha un programa masivo de detenciones ilegales de amhara y de partidarios de la oposición oromo. Cientos de miles de amhara han sido detenidos, y muchos reclusos han sido ejecutados. La elaboración de perfiles étnicos por parte de los organismos gubernamentales está muy extendida y pone de manifiesto que se persigue a las personas por su origen étnico, sus creencias y su oposición al genocidio amhara.

Durante años las naciones occidentales hicieron la vista gorda
ante la represión y la violencia del ejercito etíope

En la actualidad, el país no sólo está más fracturado que nunca, sino que, como consecuencia de la arrogancia y los errores de juicio de Abiy, Etiopía está cada vez más aislada en el Cuerno de África y en la región en general. La comunidad internacional y los principales medios de comunicación apenas se interesan por el estado de fractura del país. Durante casi treinta años, las naciones occidentales hicieron la vista gorda ante la represión y la violencia del ejército etíope y ahora, a pesar de los informes sobre derechos humanos, las advertencias de la ONU y los llamamientos a la acción, a pesar del sufrimiento y el dolor de millones de personas, continúa la indiferencia cómplice, la negligencia y la apatía.

¿Por qué se ignora a estas personas? Quizás porque son pobres, negros y africanos. Esta es la razón de la indiferencia mundial. Imaginemos por un momento que estas atrocidades tuvieran lugar en Europa, por ejemplo, o en Estados Unidos. Habría indignación y acción inmediata. Y debería haber la misma respuesta al genocidio amhara que está teniendo lugar en Etiopía. Medidas que afecten directamente a Abiy y a su gobierno; sanciones selectivas aplicadas por Estados Unidos y sus aliados, así como por instituciones internacionales, que busquen perjudicar a estos dictadores.

De tiranos como el primer ministro etíope Abiy Ahmed, está plagado el mundo, pero su comportamiento autoritario no se frenará de repente, ni abrazarán la justicia y la democracia por si solos, hay que obligarles a hacerlo.

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