¿QUE
ESTA SUCEDIENDO
EN MALI?
Por: Javier Miranda Prieto
Mapa de la Republica de Mali ubicada en la región Nor -Occidental del África, comparte con Mauritania y Niger la presencia de la minoría Tuareg. |
En los años setenta
durante la Guerra de Vietnam, el periódico norteamericano The Washington Post,
escribía en un editorial una frase que se convirtió en el estandarte del
periodismo: “En las guerras, la primera víctima es la verdad”.
La confirmación de esta
sentencia, se está dando en la actualidad, en el conflicto armado que se vive
en Mali, país del África occidental, que la semana pasada autorizó la presencia
de las fuerzas militares de Francia en su territorio, para enfrentar a los
grupos fundamentalistas islámicos.
El estricto control a
los periodistas acreditados en el país africano y la prohibición de cubrir la información desde el lugar del conflicto, solo puede significar una cosa: no quieren
testigos, ni periodistas desde la zona de combate.
¿No se han preguntado,
por qué no han visto ni una imagen de lo que pasa en el terreno? ¿Dónde están
las víctimas, los heridos? ¿Los edificios bombardeados? ¿Qué están bombardeando
en las ciudades malienses? ¿Qué destrozos de vidas justifican un bombardeo a una
ciudad? A diario siempre tenemos imágenes de Siria, como antes de Irak o
Afganistán, pero ahora ni una sola vista de Mali.
Combatientes del Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA) conformada por los Tuaregs que luchan por sus justas aspiraciones autonomistas |
Las razones pueden ser
múltiples y seguramente se puede pensar que se trata de evitar que se produzcan
nuevos secuestros -como el secuestro en la planta de gas en Argelia, hecho condenable que
no sabemos hasta ahora, el número exacto de victimas o realmente como murieron los
rehenes extranjeros- u otra razón puede ser, el velar por la seguridad de la
población civil. Pero el resultado, hasta ahora, es solo uno, se está hurtando
la posibilidad de ser informado en su momento y por tanto se está atacando a la
libertad de prensa y a la verdad. ¿Hasta cuándo aceptaremos que nos limiten la
libertad de saber, de conocer y de crearnos nuestro propio punto de vista?
Estas restricciones a
la información, se vienen observando desde el pasado viernes 11, cuando Francia
sorprendió al mundo entero, con un repentino envió de fuerzas aéreas contra los
rebeldes islamistas, en su antigua colonia africana de Mali. La intervención
militar pone de manifiesto, el miedo que los rebeldes aliados de Al Qaeda
provocan tanto en Mali, como en la vecina Europa. Francia, con esta operación armada,
podría estar metiéndose en una pantanosa y larga contienda, parecida a la que
vivió los soviéticos en Afganistán o recientemente, los norteamericanos en Irak
o Pakistán.
El presidente francés
Francois Hollande, ha prometido quedarse en Mali, hasta que el país vuelva a
ser seguro, pero ¿Cuánto tiempo será necesario? Creo que esa respuesta no lo
sabe, ni el propio presidente galo.
Pero, ¿Qué sabemos
realmente de Mali? La Republica de Mali, cuna de una de las civilizaciones más
antiguas del África, independizada de Francia en 1960, ha sido en los últimos
veinte años un modelo de democracia en el continente africano, hasta que en
enero del año pasado, una alianza de tuaregs –grupo étnico minoritario, que
dominan el norte del país y que reivindican su autonomía e independencia de
Mali- denominada Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA) se levantó
contra el gobierno.
Guerrilleros de Ansar Dine -Defensores de la Fe- grupo fundamentalista islámico que han sembrado el terror en el norte de Mali. |
En marzo del 2012,
presuntamente frustrados por la falta de coordinación y los obstáculos que le
ponía el gobierno para combatir la rebelión tuareg, un grupo de soldados
malienses lideró un golpe de Estado y depuso al presidente. Aprovechando ese
espacio de inestabilidad política, al mes siguiente el MNLA declaró la
independencia de su estado Azawad –nombre que los tuaregs denominan a la zona que ocupan- e intentó formar una alianza con el otro movimiento rebelde tuareg,
llamado Ansar Dine –Los Defensores de la Fe- de orientación islamista radical.
Para setiembre, Ansar
Dine se había impuesto militarmente sobre el MNLA y establecido una estricta
interpretación de la sharia (ley islámica) en las ciudades del norte que ellos
controlaban, como: Gao, Kidal y Tombuctu, ciudad milenaria que es considerada por la Unesco, Patrimonio Cultural de la Humanidad.
La aplicación de la ley
coránica en esas ciudades, ha incluido castigos físicos como: amputaciones y
muerte a pedradas. Asimismo, se está imponiendo en áreas conquistadas normas estrictas de vestimenta y comportamiento a las mujeres, así como la prohibición de la música y la danza, profundamente arraigadas en la cultura maliense. Se habla tambien, del uso de niños soldados en las filas de los rebeldes. Generando, por todo ello, el desplazamiento forzoso de miles de personas de
la zona.
Solo en esta primera semana de conflicto, existen cerca de 200,000 personas que se vieron obligadas a abandonar sus casas y a desplazarse a otras ciudades de Mali y otros 100,000 malienses huyeron a paises vecinos a causa de la inestabilidad.
Solo en esta primera semana de conflicto, existen cerca de 200,000 personas que se vieron obligadas a abandonar sus casas y a desplazarse a otras ciudades de Mali y otros 100,000 malienses huyeron a paises vecinos a causa de la inestabilidad.
Soldados franceses instalados en las calles de Bamako capital de Mali. |
Hoy la coalición de
fuerzas rebeldes islámicas está integrada también por Al Qaeda del Magreb
Islámico (AQMI) y el Movimiento de Unidad Yihadista del Oeste del África
(MUYAO) organizaciones terroristas que planean controlar la zona del norte
africano y organizar atentados contra objetivos occidentales.
Desde principios de enero, estos grupos armados se estaban acercando amenazadoramente hacia la
estratégica ciudad de Konna, ubicada en el centro de Mali. Es a partir de esta
avanzada rebelde, que empiezan activarse todas las alarmas en Francia, dando inicio a
la más grande operación militar, realizada en el continente africano, por el
cuarto ejercito más importante del mundo. Que hasta ahora, a desplazado a Mali a más de 2,200 efectivos militares franceses, dos cuadrillas de caza bombarderos, aviones de reconomicimiento (espías) y más de 20 helicópteros artillados, esto solo para empezar.
Francia ha insistido en
que la operación desplegada es legítima y responde directamente a la solicitud
del gobierno provisional de Mali, de que intervenga para proteger la
integridad territorial del Estado.
Soldado de Mali en el areopuerto de Bamako, detrás los caza bombarderos franceses |
Inicialmente todo
indicaba que la misión debía durar unas semanas, ya que el enfoque era contener
el avance de los islamistas. El presidente Hollande, sin embargo, declaró esta
semana que el objetivo es “asegurar que cuando salgamos, Mali esté segura,
cuente con autoridades legítimas, con un proceso electoral y que no haya
terroristas amenazando su territorio”.
Pero a pesar, de estas
declaraciones del presidente galo, los objetivos que se han trazado, tanto
Francia como sus aliados occidentales, en esta arriesgada operación militar, difieren
en algunos puntos:
Lo importante, es desalojar a las fuerzas islamistas, ubicadas en la zona del Magreb, en donde Mali es un país estratégico para los aliados de Al Qaeda en la zona. Pero lo prioritario es: Preservar los ingentes recursos minerales que poseen este país, especialmente oro y uranio. Estabilizar políticamente a Mali y con ello a todas las ex colonias de Francia de la región. Y evitar, con esta presencia militar, posibles reivindicaciones territoriales o autonomistas –como las de la minoría tuareg- en los países del oeste de África.
Lo importante, es desalojar a las fuerzas islamistas, ubicadas en la zona del Magreb, en donde Mali es un país estratégico para los aliados de Al Qaeda en la zona. Pero lo prioritario es: Preservar los ingentes recursos minerales que poseen este país, especialmente oro y uranio. Estabilizar políticamente a Mali y con ello a todas las ex colonias de Francia de la región. Y evitar, con esta presencia militar, posibles reivindicaciones territoriales o autonomistas –como las de la minoría tuareg- en los países del oeste de África.
Como escribía el diario
Le Monde, en su editorial de este sábado 19 de enero: “Se saben cómo empiezan estas
operaciones militares, pero nunca se saben cómo terminan o mejor, se saben que
la mayor parte de ellas, han terminado muy mal”. Espero, que en este caso, el
diario parisino esté equivocado.
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