jueves, 31 de enero de 2013


EL  ISLAMISMO RADICAL: HECHURA DE OCCIDENTE

Por: Javier  Fernando  Miranda  Prieto

El fundamentalismo islámico es la expresión más reaccionaría, retrograda y conservadora del Islam.

El presidente francés François Hollande, lo ha reiterado en más de una ocasión y no le ha faltado momento para no enfatizarlo, el único objetivo que ha tenido el ejercito galo para incursionar en territorio de Mali, ha sido: “impedir que grupos rebeldes islámicos, que controlan el norte de Mali, tomen control de todo el país y desestabilicen con su ideología fanática toda la región”. Asimismo, Hollande ha señalado, para que no quede duda, que si Mali se convierte en un refugio de islamistas radicales, la propia seguridad europea estaría en riesgo.

Y para no quedarse atrás, el propio canciller francés Laurent Fabius ha destacado  que: “Permitir que lo que una vez fue un país estable del África Occidental colapse completamente, ante una ofensiva de grupos yihadistas cuyo objetivo es exportar la guerra santa, seria arriesgar la seguridad y estabilidad de occidente”.

Como se ve, ante tanta amenaza fanática de integristas e islamistas fundamentalistas, que pretenden desestabilizar la civilización occidental y cristiana desde el Magreb y de paso amenazar los intereses económicos y estratégicos de occidente en la región, las autoridades francesas no tuvieron otro recurso que activar de emergencia y de forma inmediata, todo su aparato y maquinaria militar de intervención rápida.

Apropósito,  la intervención del ejército francés en Mali no ha sido rápida, fue meteórica. No acabábamos de saber que los rebeldes habían tomado Konna, cuando ya los franceses estaban en Mali. Aviones, helicópteros, misiles, tanques, ejércitos. ¿Todo eso se prepara en un día? Esto ya estaba preparado con bastante antelación. Además del rédito, que esta operación, le está dando a Hollande, no podemos olvidar, ni el oro ni, sobre todo, el uranio, que hay que proteger y seguir expoliando. Pero claro, lo más importante era en ese momento, luchar contra las hordas de fundamentalistas islámicos.

Desde Pakistán occidente armaba y organizaba a los integristas afganos
Pero, a estas alturas del análisis, y aunque parezca de Perogrullo, cabe preguntarse: ¿Quiénes son los fundamentalistas islámicos? ¿De donde provienen? ¿Como aparecieron en el norte de África? ¿Por qué tanto odio hacia occidente? ¿Occidente tuvo que ver con su génesis?

Los términos: fundamentalismo islámico, integrismo musulmán, yihadismo, en pocas palabras, podemos decir que se les utiliza para referirse a una interpretación muy rígida del Islam, que justifica el uso de la violencia para alcanzar sus objetivos políticos. El más importante y comprehensivo de estos objetivos, es la creación de una sociedad ordenada según los preceptos tradicionales islámicos, es decir, es la lectura rigorista del Corán, aplicado a una praxis social y política.

De esa manera hablamos de fundamentalismo islámico, cuando se hace referencia, por ejemplo, al régimen que implantaron los Talibanes en Afganistán durante los años 1996 al 2001, o también para referirnos a la organización Al Qaeda fundada por Osama Ben Laden. Es decir, es la expresión más retrograda, conservadora y reaccionaria del Islam.

Adicionalmente, habría que añadir al integrismo musulmán, una característica muy particular, su fuerte carácter anti occidental, el repudio y el odio que sienten los islamistas radicales a las costumbres culturales y a la ejecutoria diplomática y política de Europa y los Estados Unidos.

El carácter anti occidental del fundamentalismo islámico, se puede explicar por las largas décadas de colonización europea (Francia e Inglaterra) y su secuela de explotación, marginación, racismo y expoliación hacia los paises árabes. Y por la reiterada política intervencionista de los Estados Unidos en los países del Cercano y Medio Oriente.

Ejemplificado por: su estrecho acercamiento a Israel, el principal aliado estratégico de los norteamericanos en la zona, la sobre explotación de los recursos energéticos de los países de la región, el problema Palestino, la militarización de los países árabes por parte de los Estados Unidos, el conflicto con Irán, la estigmatización del islamismo por la sociedad norteamericana, entre otros aspectos.

De los campamentos de islamistas afganos surge la figura de Osama Ben Laden
Pero los Estados Unidos y sus aliados europeos siempre han jugado con fuego, a la hora de querer defender sus interese en el mundo. Durante la guerra fría los norteamericanos encontraron en el fundamentalismo islámico uno de sus mejores aliados contra los gobiernos progresistas, socialistas, que rechazaban el  dominio norteamericano.

Recordemos, en 1965 en Indonesia, cuando se produjo el golpe de Estado del general Suharno, aliado de los Estados Unidos, los integristas musulmánes se encargaron de organizar los escuadrones de la muerte, que asesinaron a más de millón y medio de comunistas. En Turquía, incluso llegaron a cooperar con los militares turcos, financiados por los norteamericanos, en la represión de la revuelta nacionalista Kurda.

Asimismo, en la represión a la resistencia palestina en setiembre de 1970, del lado del ejército jordano, además del armamento norteamericano y tropas paquistaníes, participaron milicias yihadistas financiadas por los Estados Unidos. Los Hermanos Musulmanes egipcios, patrocinados por los ingleses y norteamericanos, fueron una dura oposición al gobierno nacionalista de Náser. 
   
Pero fue en los años ochenta, que los Estados Unidos y sus aliados europeos inician un apoyo incondicional a los grupos islamistas radicales de Afganistán, generando esta brutal violencia islámica, que esta viviendo occidente en la actualidad.

A raíz de la invasión soviética a Afganistán, Arabia Saudita, Pakistán, Inglaterra y los Estados Unidos utilizaron a los islamistas afganos y extranjeros para hacer la guerra a la Unión Soviética y al régimen afgano. Buena parte de ese yihad (guerra santa) anticomunista se financió con recursos de la CIA, recibían entrenamiento y recursos bélicos de parte del Pentágono, además, desde territorio pakistaní, se entrenaban y aleccionaban a los yihadistas en las Madrazas (escuelas coránicas), en donde se reforzaba su fanatismo religioso.

En aquel tiempo, hasta el presidente norteamericano Ronald Reagan aclamaba a los islamistas anticomunistas de Afganistán, como los “luchadores de la libertad”. Esta de más decir, que de esas bases islamistas y de esos campamentos de combatientes afganos, surgió la figura de Osama Ben Laden y su organización Al Qaeda.

Después del retiro de los soviéticos de Afganistán, a fines de los ochenta, la marea fundamentalista se esparció por toda la región, se establecieron bases de Al Qaeda en Pakistán, la Península Arábica, Yemen y el Magreb (norte de África). El yihad anticomunista se trocó en un yihadismo anti occidental, que se vio reforzado con la invasión a Irak por parte de Estados Unidos y sus aliados occidentales en el año 1991, en lo que se llamó la primera Guerra del Golfo.

Los EEUU apoyaron con todo a los islamistas anti-Gadafi en Libia.
Las acciones de Al Qaeda, desde ese episodio, se van hacer sentir en todo el mundo, pero su operación terrorista estelar se da en el 2001, con el derrumbamiento de las Torres Gemelas en Nueva York el 11 de setiembre (11 S).  Estados Unidos con esta acción demencial, comprobaría el grave error que cometió, al haber utilizados, por decadas, a los grupos integristas musulmánes, para defender sus intereses estratégicos en el mundo. El fundamentalismo musulmán se convirtió en el hijo bastardo de occidente, aunque esta paternidad nunca quiso ser reconocida. Y como en toda tragedia griega, el hijo despreciado, se venga de su padre, tragándose sus ojos.

En el 2011, en plena primavera árabe, aquel movimiento social y político de masas que despertó al mundo árabe, y que en un principio no estuvo en el radar político de occidente, muy pronto fue usado por los norteamericanos, para sus fines e intereses geopolíticos. Los Estados Unidos y sus aliados, se embarcaron con todo, para desestabilizar y derrocar al régimen de Muamar Gadafi de Libia.

Los países occidentales, a pesar de la trágica experiencia resultante de Afganistán, reinciden en el error político de apoyar con armas, logística y tropas a toda la oposición libia, incluyendo a la amalgama de organizaciones integristas que luchaban contra el gobierno laico de Libia. Luego de la caída de Gadafi, esas armas, misiles y demás armamento de occidente, pasaron a las manos de estos grupos fundamentalistas, quienes se distribuyeron en diferentes países del norte de África, incluyendo zonas de por sí, muy conflictivas como: Argelia, Níger y Mali.


La expulsión de los islamistas de Mali, supone su ubicación en otros países
Efectivamente, las armas que en la actualidad están amenazando a las tropas francesas en Mali, es perfectamente probable que sean de procedencia americana o europea, o el armamento automático usado por una fraccion de Al Qaeda contra los europeos secuestrados en Argelia, es lógico que sea de la misma procedencia. Es decir, el hijo bastardo -el fundamentalismo islámico- se sigue vengando de su padre -los países de occidente-.

En la actualidad, con la liberacion de las ciudades del norte de Mali por las tropas francesas, es lógico suponer que los islamistas se desplacen a los diversos países vecinos. Si alguien piensa que los integristas islámicos, no van a llamar a la acción internacional de sus bases, igual que se realizó en Afganistán, no conocen la voluntad de Al Qaeda por invertir esfuerzos en el frente del norte de África.

La expulsión de estas fuerzas de Mali, sólo puede suponer su instalación y consecuente desestabilización de otros países. Puede que los países occidentales no estén en guerra con el islam, pero como lo disimulan. Se han pasado diez años, desde el 11 S, secuestrando, torturando, asesinando, bombardeando, invadiendo y ocupando países de mayoría musulmana (Afganistán, Irak, Libia, Pakistán, Somalia) es decir, poniendo más leña al fuego, para que siga ardiendo la llama del fanatismo islámico.





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