COSTA
DE MARFIL:
EL LADO AMARGO
DEL CHOCOLATE
Por: Javier Fernando Miranda Prieto
Costa de Marfil es el primer productor mundial de cacao. Al menos el 55% de la industria de chocolates en el mundo se abastece de su primer insumo principalmente de esta región marfileña. |
No es una novedad que
Costa de Marfil, sea conocida como la cuna de los “chocolates de sangre”, por
el brutal y semi-esclavista sistema de explotación de niños en las plantaciones
de cacao que operan en su territorio. Pero en la actualidad, han aparecido en
los medios de prensa de la ciudad de Abiyán, capital económica de este país de
África occidental, denuncias bien documentadas, que confirmarían la existencia
de fosas comunes o lugares de entierro en la localidad de Duekoe, zona donde
predominan los cultivos de cacao en ese país.
Las probables victimas
de estas matanzas, son campesinos o lugareños de esta región que se oponen a
ceder sus campos de cultivo a las empresas transnacionales fabricantes de
chocolate, las cuales en complicidad con el gobierno marfileño, sustentan un
ejército de mercenarios dedicados a sembrar de terror esta estratégica zona
agrícola. Como sabemos, el presidente Alassane Ouattara, la marioneta impuesta
por Francia para defender sus intereses, desde el derrocamiento del dictador burkinés,
se ha convertido en una pieza clave en la estrategia francesa en el África
occidental.
Desde el año 2,002,
Francia y los Estados Unidos apoyaron a Ouattara, el eterno intrigante y
conspirador de la política marfileña, para llevar una guerra de rebelión contra
el gobierno del presidente Laurent Gbagbo, hasta el año 2,011 donde lo
derrocaron con la vergonzosa ayuda de las Naciones Unidas, el gobierno francés y
las fuerzas rebeldes. Ahora, en la región de Duekoue, se calcula que más de
1,500 personas han muerto a manos de las bandas de sicarios.
Muchos niños son vendidos a los traficantes o a los dueños de las plantaciones de cacao por sus propias familias. |
Costa de Marfil es el
principal productor mundial de cacao. Al menos el 55% de la industria de
chocolates y caramelos del mundo, se abastece de su principal insumo en esta
región marfileña, de ahí la importancia y el interés de mantener esta zona agrícola
y su población bajo un estricto control de seguridad.
Hay que recordar, que
en África occidental, el cacao es un producto agrícola que se produce
exclusivamente para fines de exportación. Con el incremento de la industria
chocolatera, a través de los años ha aumentado la demanda de cacao barato. Hoy
en día, los productores de cacao a duras pena pueden ganarse la vida con la
venta de los granos de cacao y con frecuencia recurren al uso de la mano de
obra infantil, para abaratar los costos, a fin de que sus precios sean más competitivos.
“las empresas transnacionales de chocolate,
en complicidad con el gobierno marfileño,
sustentan un ejército de mercenarios dedicados
a sembrar de terror las plantaciones de cacao”
Los niños marfileños de
zonas rurales, viven sumidos en una inmensa pobreza y la mayoría de ellos
empiezan a trabajar a una edad muy temprana para ayudar a sus familias. Muchos de
estos niños son “vendidos” a los traficantes o a los dueños de plantaciones de cacao
por sus propias familias. Según reportes de organizaciones defensoras de
derechos humanos marfileñas, también estos traficantes recurren al secuestro de
muchachos de pequeños poblados de los países vecinos, como Burkina Faso o Malí.
Pero no hay que olvidar, que estas plantaciones de cacao de Costa de Marfil y
de los demás países productores de África occidental, suministran este insumo a
compañías internacionales tan grandes como Hershey´s, Mars y principalmente
Nestlé, lo cual pone en evidencia el vínculo directo de esta industria transnacional
con la explotación de la mano de obra infantil, el tráfico de seres humanos y
la esclavitud.
Estos niños marfileños pueden vivir en estas paupérrimas condiciones durante meses o incluso años. |
En años recientes se ha
documentado según: Raghavan S. and Chatterjee S. “A Taste of Slavery” 2011(*) casos en
los que tanto niños como adultos, fueron retenidos contra su voluntad, en las
plantaciones de DueKoue y obligados a trabajar, dentro de un estricto régimen de
sobre-explotación, hay testimonios que hablan textualmente, que trabajan en un “sistema
esclavista”.
Hay casos que
involucran actos de violencia física, como recibir azotes por no trabajar con
rapidez o tratar de escapar. También se han recogido testimonios, tanto de
niños como de adultos que fueron encerrados durante la noche para que no
pudieran huir. Además, es común que los dueños de las plantaciones alimenten a
sus subordinados, incluyendo a los niños, con los alimentos más baratos que
puedan comprar, como pasta de maíz y plátanos. En algunos casos, los adultos y
niños duermen todos juntos, sobre planchas de madera en pequeñas edificaciones
carentes de ventanas, agua potable o servicios sanitarios. Estos niños pueden
vivir bajo estas paupérrimas condiciones durante muchos meses o incluso años.
En otra investigación
realizada por Karlee Sapoznik, sobre la
explotación de niños en las plantaciones de cacao en Costa de Marfil, titulada: “When People Eat Chocolate, They Are Eating My Flesh” (**) se recoge
el testimonio de Drissa, un niño recientemente liberado, a quien se le preguntó,
qué le diría a las personas que comen chocolate producido por mano de obra
esclava, él respondió que la gente disfruta de algo que a él le causó
sufrimiento producir y añadió: “Cuando la gente come chocolate, está comiendo
mi propia carne”.
“Drissa, un niño recientemente liberado, respondió
que la gente disfruta de algo que a él le causó
sufrimiento producir y añadió: “Cuando la gente
come chocolate, está comiendo mi propia carne”
Todo este aparato de infame explotación, requiere todo un sistema
de seguridad y de logística, que necesariamente demanda el apoyo o la
complicidad las autoridades estatales, para lograr la total impunidad para
estos execrables crímenes.
Es por eso, que la
población de Duekuoe, sigue siendo masacrada por los rebeldes de Ouattara con total
impunidad. Se ha comprobado que las
empresas occidentales han distribuido armas a dos mil sicarios en las zonas
rurales de Costa de Marfil, con el objetivo de usurpar los mejores terrenos,
desplazar a la fuerza a esta población, para ocupar sus tierras y crear un
clima de terror en las plantaciones.
Como vemos, corre mucho
dinero en este dulce y lucrativo negocio. Una actividad económica donde se
mezclan: intereses transnacionales, ambiciones políticas de caudillos
regionales, intereses estratégicos de potencias occidentales y un perverso sistema
de explotación que contempla la esclavización de menores y el asesinato en masa
de campesinos.
Muy buena informacion, siempre los ninos en mayor vulnerabilidad.
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