martes, 18 de diciembre de 2012


UNA  APROXIMACION  A  LA  ECONOMIA AFRICANA: CRECIMIENTO  O  DESARROLLO


Por: Javier Miranda Prieto


En la actualidad todos los organismos financieros internacionales, catalogan a los países africanos, como la región del futuro. El año pasado el Fondo Monetario Internacional –FMI- informó que de los diez primeros países del mundo, que habían logrado un mayor crecimiento económico, seis eran africanos, con un PBI anual entre 8 y 12% como se observa en el siguiente cuadro.

PRODUCTO BRUTO INTERNO -PBI-   AÑO 2011

Adicionalmente, en la última década el África ha experimentado una relativa diversificación de su economía, ya no es solo el continente exportador neto de materias primas. La acumulación generada por los altos precios de sus productos de exportación, ha servido para estimular otras actividades económicas: agro-industria, servicios, manufactura, comercio, infraestructura turística.

La transformación de su base económica, ha generado mayores ingresos –vía impuestos- y un incremento en la oferta de puestos de trabajo. Y si unimos a estos cambios, el cada vez mayor ingreso anual, que vienen obteniendo los países africanos, por inversión directa y  balanza comercial, es muy probable que este continente, en los próximos años, se despunte como una zona económica atractiva para la inversión y el comercio.

 
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Pero sabemos que África no es un país, sino un continente que alberga a 55 naciones diferentes, con caracteristicas diversas: en sus estructuras productivas, productos de exportación, entorno geográfico y climático y en la calificación de su población económicamente activa. Esa visión optimista del futuro económico del continente, habría que contrastarlo con la realidad y potencialidades de cada uno de los países o regiones del África.

Pero en líneas generales, se puede comprobar que África el llamado - hasta hace algunos años- continente olvidado, ha empezado a resurgir en el concierto internacional. Es innegable, que el interés que suscita África procede principalmente, de los innumerables recursos naturales que posee.

El continente africano ostenta el 99% del cromo y aluminio de todo el mundo, el 54% de oro, el 68% de cobalto, el 88% de coltán –mineral muy utilizado en la nueva industria de las comunicaciones móviles- y además, es el continente que más diamantes de calidad produce en el mundo. Sin olvidar, que en la actualidad, varios países africanos son productores de petróleo, insumo principalísimo en la economía internacional. Y más aún, en una economía internacional, que debe afrontar los elevadísimos precios de las materias primas, los procesos inflacionistas en los países centrales y el retroceso en el crecimiento de las economías desarrolladas.

Grafica representación de la influencia económica de los EE.UU
y China en el continente africano.
Otro hecho a tener en cuenta, es la diversificación de las fuentes de financiamiento y comercio de los países africanos. En la última década África ha dejado de comerciar exclusivamente con sus antiguas metrópolis o con los Estados Unidos, las balanzas comerciales y los indicadores de inversión directa, de la mayoría de los países africanos, provienen ahora, de países como China, la India u otras potencias asiáticas.

Observando estos datos y junto con las buenas oportunidades que ofrece la región, se comprende el gran crecimiento que sea dado en los últimos años, con respecto a la inversión directa proveniente del extranjero. Entre los años 2006 al 2011, el África a alcanzado un record histórico de más de 60,000 millones de dólares, de ellos 39,000 millones corresponden a la inversión de las potencias asiáticas.

Este crecimiento que venía dandose, en parte por las inversiones tradicionales de Hong-Kong, Singapur, Corea o Taiwán, ha crecido exponencialmente con la incorporación de China e India.

Especialmente China, que tiene una relación comercial preferencial con los países africanos, sus interacciones económicas no han dejado de aumentar: entre el 2003 al 2011 sus flujos comerciales pasaron de 11,000 a 57,000 millones de dólares. Por otra parte, las inversiones Chinas están presente en 48 países africanos y el país asiático se ha convertido en el tercer destino de las exportaciones africanas.

África sigue sustentando su economía básicamente
en su agricultura
Al margen de estos indicadores económicos, que denotan un importante crecimiento de sus economías, África lo que requiere, es lograr un desarrollo sostenido. Es decir, no solo crecimiento macroeconómico, sino un crecimiento, que venga sustentado por el incremento de productos manufactureros y que estos, a su vez, posean mayor valor agregado. Esto es necesario ya que, valiéndose tan solo de exportaciones que carecen de manufactura o elaboración previa, no generan valor suficiente y solo el país crecerá mientras los recursos naturales existan y no se agoten. Es necesario, por tanto, esa transición. No es un problema de falta de recursos, sino de empleo de recursos.

Siendo positiva la noticia, de los records de crecimiento en muchas de las economías de los países africanos, la cuestión que queda en el aire, es saber si los intereses de los inversionistas en el África, sean estos asiáticos u occidentales, ayudarán a la región a dar un salto, modernizando sus industrias para afrontar la globalización o por el contrario, solo tratarán de extraer los recursos que interesen a sus economías, para posteriormente, cuando estos se acaben, abandonar la región sin apenas haber ayudado a su desarrollo, tan solo a su crecimiento.

Volveremos sobre el mismo tema, en una próxima entrada.




lunes, 17 de diciembre de 2012


Ayuba Suleiman Diallo: Una Historia de Esclavo


Retrato al óleo de Ayuba Suleiman Diallo pintado por  William Hoare en 1733


Thomas Bluett (1690-1749) viajero, jurista e historiador nacido en Inglaterra, ganó fama por sus relatos sobre la vida y aventuras de un esclavo africano de la realeza de Senegal Ayuba Suleiman Diallo, también conocido como Job Ben Solomon. Este personaje, fue un célebre musulmán victima de la trata atlántica de esclavos. Sus memorias fueron uno de los primeros testimonios autobiográficos del comercio de esclavos, aparecidos en el libro de Thomas Bluett “Las Memorias de la Vida de Job”. El libro de Bluett refleja el inhumano comercio de personas, durante los siglos XV al XVIII, entre la Costa de los Esclavos en África y las nacientes colonias de América.



Ayuba Suleiman Diallo nació en Boudou, Senegal, África occidental, bajo el seno de una familia próspera de clérigos musulmanes. A la edad de 29 años, mientras realizaba transacciones en nombre de su padre, fue incapaz de defenderse ante un grupo de mandingas que lo capturó. Una vez cautivo, Ayuba fue llevado lejos, a más de 500 kilómetros de la costa.

Ayuba fue víctima del comercio de esclavos que se mantenía en la región de Senegambia. Antes de ser embarcado a bordo del buque rumbo al Nuevo Mundo, Ayuba intento en vano convencer al capitán, con el fin de que le pusiera en libertad. Sin embargo pudieron alertar a su padre, que se enteró demasiado tarde de la situación en la que se encontraba su hijo. Así pues, Ayuba fue llevado a Annapolis en el estado de Maryland, en las costas del norte de América y puesto a trabajar en una plantación.

Tras un intento fracasado de huída, fue capturado y encarcelado en la prisión de Kent County en Maryland. Allí Thomas Bluett un abogado que estaba de viaje de trabajo en la zona, se percató de su nobleza de origen, de su inteligencia y de su educación, quedando impresionado por la aptitud con la que escribía en árabe. Bluett le devolvió su libertad y en 1733, ambos se fueron a Inglaterra.

Ayuba aprendió hablar inglés y durante su estancia en Inglaterra se reunió con gente prominente, incluso con la familia real británica. Ayuba fue acogido con entusiasmo por aristócratas y eruditos ingleses, entre ellos el duque de Portland y el médico y coleccionista Hans Sloane, interesado en la cultura árabe, a quien ayudó a traducir el Corán. A su vez, Sloane introdujo al antiguo esclavo en la corte del rey Jorge II y facilitó su elección como miembro de la Gentleman’s Society de la localidad inglesa de Spalding.

Ilustración de la caza de esclavos por colonos ingleses del siglo XVIII

El pintor británico William Hoare, lo pintó al óleo con su ropa tradicional y un ejemplar del Corán en el cuello, tras vencer las reticencias de Ayuba, que se mostraba reacio y al que hubo que asegurar que los retratos no eran objeto de veneración, sino que servían de recuerdo. Siendo el primer retrato de un esclavo africano  musulmán, que se le trata como un individuo, con iguales derechos que los blancos.

En julio de 1734, nuestro personaje tomo el camino de vuelta a Gambia y regreso a su tierra natal. Aunque su país estaba sumergido en guerra, Ayuba recuperó su antiguo estilo de vida, que incluía en parte, la propiedad de los esclavos domésticos. Ayuba fue una acepción en el comercio de esclavos. Gracias a su inteligencia y gracias a su riqueza, fue capaz de escaparse de toda  legalidad de la esclavitud y regresar a África.

El óleo del retrato de Ayuba Suleiman Diallo, que ilustra esta nota, perteneciente a una colección particular, fue subastado en la Casa Christie’s de Londres, el mes de diciembre del año pasado y las autoridades han prohibido provisionalmente su exportación. La National Portrain Gallery, ha lanzado una colecta pública de fondos para evitar que el primer retrato al óleo de un esclavo musulmán manumiso salga del país.






“PARECES UN NIÑO   DE  BIAFRA”

Por: Javier  Fernando  Miranda  Prieto



" Niños Hambrientos de la Guerra de Biafra" titulaba en su portada la revista norteamericana LIFE.

Cuando recién empezaba la escuela secundaria, mis precoces lecturas de temas internacionales en diarios y revistas, me hicieron descubrir un dramático conflicto bélico, que se llevó a cabo a fines de los años sesenta en una remota región del mundo, en el casi desconocido y  lejano continente africano: la guerra en Biafra.

Sin conocer con precisión donde quedaba este país, quienes se enfrentaban en él o sin saber, sí realmente Biafra era un país, este conflicto armado marcó en mi memoria, como a muchos de mi generación, la crudeza y la brutalidad de unas imágenes desgarradoras de niños desnutridos, hambrientos, menores abandonados en inhumados campos de refugiados. Imágenes que nos revelaron, que en esta como en toda guerra siempre las primeras víctimas son los más indefensos.

En mi país como en muchas partes del mundo, el impacto fue tal que durante años se utilizó el dicho: “pareces un niño de Biafra” para referirse a personas de extrema delgadez. Pero en aquellos años, lo mismo que pasaba en Biafra sucedía también en otros países africanos, recordemos la larga guerra civil en Sudán, los conflictos étnicos en Zaire, la lucha por la independencia en las colonias portuguesas, entonces ¿Por qué este conflicto tuvo tanta repercusión?

Hay varios motivos, pero el más importante es que la guerra de Biafra se convirtió, por esos años en el foco de todas las miradas, ocupando portadas en los diarios y revistas del mundo y primeras planas en todos los noticieros de una televisión en blanco y negro que no necesitaba colores para transmitirnos la violencia descarada y cruel contra niños indefensos. Es decir, este conflicto fue la primera guerra mediática, en la historia del África.

Biafra supuso la irrupción de un nuevo género periodístico, precursor miserable de los realitys de nuestros días. La hambruna fotografiada, la miseria de niños y mujeres africanas filmada, televisada a todo el planeta. Cierto, pero no deberíamos olvidar tampoco que la difusión masiva de este conflicto fue también la tabla de salvación para miles de biafreños.

Pero, empecemos por el principio, ¿En qué consistió la guerra de Biafra?

Biafra estaba ubicada de la región sur-oriental de la República Federal de Nigeria, antigua colonia inglesa independizada en 1960. Nigeria había nacido de forma artificial, producto de la arbitrariedad e intereses económicos de la antigua metrópoli, como muchos de los países africanos.

Inglaterra había unido tres de sus posiciones en un solo país, es decir, en Nigeria convivían a la fuerza: los musulmanes de la etnia hausa en la región del norte, los animistas yoruba del oeste y los cristianos de la etnia ibo, predominante en la zona sur-este del país. Los cuales, en el año 1967 se autoproclamarían independientes de Nigeria, bajo el nombre de Biafra.

Mapa de la Republica de Nigeria y su sureña region rebelde Biafra


A las violentas rivalidades regionales entre el norte y el sur, las diferencias religiosas (entre musulmanes y cristianos) y las encarnizadas disputas étnicas, que sacudían a Nigeria. Se sumaba el descubrimiento y explotación de yacimientos petroleros en la región de Biafra, lo que hizo más apetecible la pugna por el control político de esta región entre las autoridades gubernamentales y los secesionistas del sur.

La auto-independencia de los Biafreños condujo de manera indefectible, al estallido de una cruenta guerra civil, de una típica guerra de secesión, que duraría cerca de tres años y terminaría con el triunfo de las tropas Nigerianas en 1970.

Para poder entender, el dramático desenlace de este conflicto armado, habría que abordar dos aspectos importantes que lo explicarían: La correlación de fuerzas internacionales que acompañaron a los contendientes y los objetivos militares que sustentaron sus estrategias.

Desde un principio, la República de Nigeria recibió el apoyo diplomático, político y militar de Inglaterra, Estados Unidos, la antigua Unión Soviética y de la mayoría de los países africanos. La ingente riqueza petrolera y los contratos de explotación firmados con las potencias occidentales, explicarían el apoyo de los gobiernos de Londres y Washington al gobierno federal. Por otro lado, en plena guerra fría, las potencias mundiales querían atraer a su órbita a los nuevos países africanos, de ahí la adhesión del Kremlin a la causa de Nigeria.

Campo de Refugiados de niños biafreños en la frontera con Camerún



Es más fácil de entender la masiva condena de los países africanos a los intentos independentistas de los Biafreños, las nuevas repúblicas africanas, dada su precariedad institucional y fragilidad territorial, no podían permitir que cundiera el mal ejemplo de los secesionistas de Biafra. Pero a pesar de esta correlación de fuerzas, los Biafreños no estaban solos, tuvieron el apoyo de países como Zambia y Tanzania y aunque no lo crean, de Francia y sus satélites africanos como Senegal y Costa de Marfil.

El apoyo de Francia, a la naciente República se explica por el interés de la potencia Europea, en la explotación de los recursos petroleros del nuevo país y por la expansión del dominio geopolítico galo en la costa occidental del continente africano. El apoyo militar y diplomático de Francia, duro muy poco. Cuando el gobierno del General De Gaulle, vio que Biafra tenía todas las de perder,  inmediatamente se retiró de la contienda. Como se ve, los intentos de autodeterminación de Biafra, tuvieron un breve y escaso apoyo en el concierto internacional.

El hambre fue la verdadera arma de guerra usaba por Nigeria contra Biafra

Por otro lado, la guerra de Biafra, se puede clasificar militarmente como una guerra desigual, asimétrica. El ejercito biafreño solo tenía como táctica principal atacar las bases del ejército nigeriano, con esporádicos bombardeos aéreos. Este plan solo fue efectivo durante pocos meses, pues los federales consiguieron oponer una dura y férrea resistencia, seguida de una brutal contraofensiva.

El ejercito de Nigeria desde el año 1969 y hasta el fin del conflicto, creó un cerco masivo a la región de Biafra, destruyendo las tierras de cultivo e impidiendo cualquier tipo de ayuda humanitaria internacional. Por eso se produjeron terribles hambrunas en la zona del conflicto. El hambre fue la verdadera arma de guerra usada por Nigeria.

Biafra luego de la derrota quedó devastada, cerca de tres millones de personas perdieron la vida y otras miles resultaron heridas y mutiladas. Las balas, las minas anti-personas y las bombas causaron muchas víctimas, pero la mayoría murieron de hambre y de sed ante la mirada atónita y cómplice del resto del mundo. A todo ello, se unió el drama de los refugiados, más de millón y medio de ibos, la etnia mayoritaria de los biafreños, huyeron a los países vecinos, viviendo largos años en inhumanos campos de refugiados.

Luego de la guerra, Biafra volvió a formar parte de Nigeria y se llevó a cabo una reconciliación nacional, ya que las represarías contra los biafreños no fueron tantas como estos esperaban. Aunque continuaron las protestas por el desigual reparto de la renta petrolera entre las regiones del país, Biafra recibió importantes inyecciones de dinero para mejorar su penosa situación económica y recuperar su infraestructura productiva.

Nigería hasta el día de hoy, continúa conviviendo con la violencia separatista, desde hace casi una década la organización radical islámica Boko Haram ha sembrado de atentados todo el país, lo cual nos confirma que los nigerianos no han aprendido nada de su historia, ni de la traumática experiencia vivida en la guerra de Biafra.

Hace pocos días, conversaba con mis hermanas sobre lo que recordabamos de la guerra en Biafra. Ellas como yo, durante mis años de colegio, tenían una idea muy vaga de este conflicto. Pero todos recordábamos claramente las fotos y las imágenes de los niños de Biafra, menores hambrientos, casi moribundos que desde sus miradas dolientes son interpelaban a nosotros, a la humanidad, por nuestra apatía y desinterés por el sufrimiento ajeno. Imágenes que quedaran imborrables en mi memoria, en mis recuerdos en blanco y negro.




jueves, 22 de noviembre de 2012


RECORDANDO A THOMAS
SANKARA

Por: Javier  Fernando Miranda  Prieto 


Thomas Sankara Ex presidente de Burkina Faso (1983-1987)

El escritor colombiano Gabriel García Márquez escribía en una crónica sobre la Cumbre de los Países No Alineados realizada en la ciudad de Harare-Zimbabwe en 1986, que le había llamado la atención la actitud de un joven líder africano, que en sus tiempos libres durante el evento, pasaba largas horas leyendo apartado del resto de las delegaciones, su concentración en la lectura y su actitud reflexiva contradecía la alegría y el carácter extrovertido del común de los africanos. Este singular personaje –que llamó la atención al Nobel de literatura- fue Thomas Sankara, quien hace 25 años fue cruelmente asesinado.


Thomas Sankara fue presidente de la antigua Alto Volta (actual Republica de Burkina Faso) entre los años de 1983 a 1987. Sankara por su ejecutoria como líder de su país y por su predicamento progresista e innovador, sigue siendo una figura relevante para entender la historia reciente del África.

Si bien es cierto que Sankara llega al poder a través de un golpe de estado, dirigido por un pequeño grupos de jóvenes oficiales del ejército, tempranamente marcó la diferencia con el resto de las asonadas cuartelarías que dominaron la política de ese país desde su independencia de Francia en 1960.

Heredero de la primera generación de líderes anti coloniales como: Patricio Lumunba del Congo, Kwama N’krumah de Ghana o Julius Nyerere de Tanzania, Sankara va tratar de continuar la herencia de estas figuras históricas del África, bregando por la plena independencia económica y social, que las antiguas metrópolis europeas le negaban a estos países

Sankara va denunciar, a principio de los años ochenta, el neocolonialismo que occidente seguía ejerciendo sobre el continente africano, a través de los famosos Planes de Ajuste Estructural, que les imponía los organismos multilaterales de crédito, así como los efectos sociales devastadores que la deuda externa estaba teniendo para el conjunto de la población de su país.


El lider burkinés, revolucionó las prácticas políticas y sociales, con una serie de medidas que confrontaron el “sentido común”, el pensamiento único neoliberal, que imperaba por esos años en el continente africano y en el resto de los países en desarrollo.

Mediante el golpe de estado, el presidente de Burkina Faso, puso en marcha una autentica revolución en su país: nacionalizó las tierras y las entregó a los campesinos -en un país que el 80% de su población vivía de la actividad agrícola-, estatizó las riquezas minerales -las cuales eran explotadas por un puñado de empresas europeas- emprendió campañas de alfabetización y vacunación, se enfrentó a los organismos financieros internacionales, promoviendo que no se pagara la deuda externa, estimulando la autosuficiencia, para evitar vivir siempre de la ayuda exterior, asimismo, promovió -como nadie ha hecho nunca en  África- los derechos de la mujer.

Mapa de la Repiblica de Burkina Faso

Sobre este punto en particular, Sankara prohibió los matrimonios forzosos, la mutilación genital femenina y la poligamia, asimismo, empezó a colocar, a una gran cantidad de mujeres en los más altos cargos del Estado, se puede de decir, que fue el iniciador de lo que hoy se llama: la paridad de género. Como se ve, nuestro personaje trató de enfrentar y combatir uno de los males más arraigados de la cultura africana: el machismo y la estructura patriarcal de la sociedad del África.

Un año después de ocupar la presidencia, el presidente burkinés, va tomar una decisión muy significativa y simbólica de su gestión, va cambiar el nombre de su país. Su antigua denominación: Alto Volta, tenía una connotación geográfica, se refería a la región naciente del rio Volta, donde los colonizadores franceses se asentaron en el siglo XVII. Pero ante los cambios radicales que estaba ejecutando en su nación, decide rebautizarla como: Burkina Faso, que en idioma kirundi -mayoritario en la región- significa: país de los hombres íntegros.

Haciendo honor al nuevo nombre del país, el revolucionario burkinés, inició una drástica campaña contra la corrupción del Estado. Al presidente le ofendía el derroche y el mal uso que le daban, los funcionarios de su gobierno, a los escasos recursos del país. Sankara, renunció a todos los privilegios que tenía, por ser la primera autoridad de la nación, caracterizándose por un estilo de vida austera y sin ninguna ostentación. El líder de la revolución quería, con su conducta, dar el ejemplo, para forjar dentro de su sociedad, un hombre nuevo, con nuevos valores, valores de solidaridad, integridad y compromisos con el pueblo. Es por ello, que muchos de sus compatriotas, hasta el día de hoy lo recuerdan, como el Ché Guevara de África.




Thomas Sankara para muchos el Che Guevara del Africa


Pero como todo lo bueno acaba pronto, el 15 de octubre de 1987, cinco años después de su llegada al poder, Thomas Sankara es asesinado por sus propios compañeros de revolución. El proceso de cambios que el inició era insostenible, sus radicales reformas habían chocado con muchos interés económicos particulares, desde grandes propietarios del campo, empresas transnacionales, potencias europeas, jerarcas conservadores de la iglesia católica –religión mayoritaria en el país- líderes africanos de naciones vecinas o compañeros de armas que se veían desplazados por el liderazgo de Sankara. Es decir, la condena de muerta al presidente, estaba dada.

La emboscada, en donde mataron cobardemente a Sankara, fue orquestado por el coronel Blaise Campaore, oficial muy cercano al líder de la revolución y más cercano aún, a los interés de las grades potencias, quien se quedó gobernando Burkina Faso hasta el día de hoy. Efectivamente, el coronel Campaore también ha cumplido 25 años, pero gozando del poder.  


Campaore una vez en el gobierno, rápidamente revocó muchas decisiones adoptadas por Sankara e hizo lo posible por borrar su memoria. De hecho su cuerpo fue desmembrado y enterrado en una tumba anónima, hasta una década después, cuando fué encontrado y llevado al cementerio de la capital.


Thomas Sankara con su radical discurso de cambio, se había enfrentado a poderosas fuerzas económicas y políticas que acabaron con matarlo. El imperialismo que tanto combatió lo llevó hasta la tumba.


Sankara en 1986, en la Cumbre de los No Alineados en Harare señalaba estas proféticas palabras: “Aunque los revolucionarios, como los individuos, puedan ser asesinados, nunca podrán matar ni sus sueños, ni sus ideales”. Hoy 25 años después, todo el pueblo del África, no lo ha olvidado.

miércoles, 21 de noviembre de 2012


LA  AYUDA  QUE  EMPOBRECE

Con la autoridad de haber sido uno de los más prestigiosos y respetados líderes del Tercer Mundo, Julius Nyerere (1922-1999) padre de la independencia de la Republica de Tanzania, quien gobernó por más de una década su país a través de elecciones democráticas, nos ofrece en este articulo –publicado por la revista Cuadernos del Tercer Mundo- una aguda critica a los organismos multilaterales de crédito, que condicionan su apoyo financiero a la aplicación de duras y recesivas políticas económicas, como se ha visto en la mayoría de países africanos y como se están aplicando ahora en muchos países del mundo.

Autor:  Julius  Nyerere   Ex presidente de Tanzania


Los programas de ayuda para África, debido a las condiciones que imponen, no cumplen con el objetivo de aliviar la pobreza en los países de ese continente. Por el contrario, su aplicación puede tener como resultado el deterioro del nivel de vida de la población y en especial de los niños.

Los países africanos no son solo subdesarrollados, también son pobres. La tarea de sus gobiernos consiste en distribuir la pobreza lo más justamente posible y al mismo tiempo invertir todo lo que  puedan para la creación de riqueza futura. Se trata de dilemas arduos de resolver.

En periodos de hambruna ¿sobre qué bases deberían distribuirse los alimentos disponibles? Y en tales circunstancias ¿es lógico emplear los recursos de un país en gastos de defensa, de mantenimiento del orden interno o en cualquier rubro no alimentario? Y si así fuera, ¿en qué proporción?

Julius Nyerere (1922-1999) Ex presidente de Tanzania

¿Deben utilizarse los escasos recursos a disposición de los servicios de salud pública, por ejemplo, para la adquisición de insulina, sin la cual algunos pacientes morirían, o para la compra de remedios contra la malaria, que mata a más personas?

¿Deben emplearse el dinero y la mano de obra calificada para satisfacer el consumo corriente o como inversión de capital para incrementar el bienestar futuro?

En un país pobre tales interrogantes son planteadas diariamente al gobierno. En África, al elegirse las soluciones a adoptar, frecuentemente están en conflicto los más elementales derechos humanos, pues los bienes y los recursos humanos existentes son insuficientes para atender todas las necesidades básicas de la población. Para establecer sus programas de desarrollo nuestros países no tienen otra alternativa que utilizar sus pocos medios y organizarse ellos mismos, paso a paso.

Lamentablemente, sin embargo ello se está haciendo cada  vez más difícil debido a las políticas  neoliberales. Los bienes que se producen mediante el labrado de un pequeño terreno con un arado o por trabajo artesanal en pequeñas fábricas no pueden competir en el mercado mundial con los bienes surgidos de la alta tecnología.

Una planificación que tienda a la autosatisfacción de las necesidades de la población con los recursos propios disponibles es, en mi opinión, el único camino hacia el progreso.

El campo africano no puede competir con la agricultura subsidiada del Primer Mundo

No darse cuenta de la necesidad de encarar el desarrollo de un mundo progresivo –y en lo posible autónomo- ha contribuido al actual problema del endeudamiento externo, no solo en África, sino en todo el llamado Sur del planeta. En nuestro apuro, hemos pedido prestado demasiado, alentados por solícitos banqueros, que después aumentaron unilateralmente las tasas de interés.

Todo estado soberano del África tiene –teóricamente- el derecho de organizar su economía del modo que mejor le parezca, pero en esta edad tecnológica, no es posible a nadie aislarse del resto del mundo.

En particular, son los pobres quienes no pueden aislarse de las naciones ricas, desarrolladas y militarmente poderosas o de las empresas transnacionales controladas por tales países. En las ciudades africanas los pobres pueden a menudo evitar comprar en los mercados dominados por la porción de la población comparativamente rica, donde los precios son mas altos. Pero algo similar no es posible a nivel internacional, pues hay un solo mercado mundial.

Por ejemplo, el precio de exportación del café es igual en todos lados y se fija por la acción de intermediarios y especuladores, no por los costos de producción o por lo que los consumidores están dispuestos a pagar. En cambio el precio de los tractores o bienes industriales se basa en los costo de producción, incluyendo en ellos el nivel de vida de los trabajadores en los países desarrollados. Por ello, no es sorprendente que los términos de intercambio se deterioren constantemente en detrimento de los países menos desarrollados.

Así, como los injustos términos de intercambio, los países pobres también deben de soportar los condicionamientos económicos, para acceder a las fuentes de financiamiento de los organismos multilaterales presididos por el Fondo Monetario Internacional –FMI-.

No creo que un condicionamiento tal de la ayuda sea ético. El pueblo de cada nación soberana tiene el derecho de organizar sus propios asuntos económicos a su manera.

Sin embargo en la práctica, para un país en desarrollo obtener el visto bueno del FMI significa siempre aceptar determinadas condiciones. Estas consisten en la devaluación masiva, la eliminación del control de precios y de subsidios, la liberación de las importaciones y el corte de los gastos públicos; todo esto, además de dar una alta prioridad al pago de la deuda externa.

Por lo tanto, cuando una nación se encuentra en honda dificultad, las negociaciones con el FMI no son sino conversaciones acerca de los detalles sobre cómo y cuán rápido tendrá que ejecutar la política económica que consideran ortodoxa.

Es fácil criticar a los gobiernos africanos y no ignoro todos sus errores, ni la frecuente corrupción que en ellos existe. Pero estas culpas no hacen más que empeorar una situación que ya era insostenible. Solo en casos extremos son las causas principales de la situación en la que se hallan nuestros países.







viernes, 16 de noviembre de 2012

EL PUEBLO SAHARAUI

Por: Javier Fernando Miranda Prieto


Sahara Occidental antigua colonia española

Los árabes mayoritariamente no se caracterizan por ser supersticiosos, pero para el pueblo saharaui, el mes de noviembre ha sido casi siempre, un mes fatídico en su devenir histórico. 

En noviembre de 1884 la corona española implantó en esas tierras un protectorado caracterizado por la explotación y el exterminio. En 1975, también en el undécimo mes del año, España suscribe, al margen del pueblo saharaui, un acuerdo de reparto del Sahara Occidental entre sus aliados Marruecos y Mauritania. En tiempos más recientes, el 8 de noviembre del 2010, refugiados del Sahara, que luchaban por su independencia, fueron desalojados brutalmente del campamento de Gdein Izik, dando inicio con esta gesta, a lo que se a llamado la Primavera Árabe.

Pero empecemos por el principio, es premonitorio que fuera el mes de noviembre el elegido por Emilio Bonelli, científico y explorador español, quien en 1884 firmara un tratado con las tribus nómadas del Sahara Occidental -ubicada en las costas noroeste del África- en el cual se establecía un protectorado español en ese territorio, cuya presencia duro hasta noviembre de 1975.

En esa fecha, con el dictador Francisco Franco en el lecho de muerte, España decide retirarse de la región y repartir su colonia entre dos países vecinos, a cambio de ciertos privilegios económicos: el norte para la autoritaria y corrupta monarquía de Marruecos y el sur para Mauritania, país muy dependiente en esa época, de los dictados marroquí. Al año siguiente el llamado Frente Polisario, grupo político militar que representa al pueblo saharaui, proclamó unilateralmente la Republica Árabe Saharaui Democrática (RASD) nombre con que se conoce a la última colonia del continente africano.

En 1979, Mauritania firma un Acuerdo de Paz con el Frente Polisario y abdica de sus ambiciones sobre el Sahara. Quedando solo Marruecos, como la única potencia colonial que se niega a salir del territorio anexado, a pesar de los tímidos llamados de las Naciones Unidas a favor de la independencia del pueblo saharaui.

Campamento de refugiados saharauis en su mismo territorio
Desde ese momento, la tragedia saharaui estará marcada por el sufrimiento y la explotación de un pueblo, que ha visto dividirse a miles de familias, por un lado los saharauis del exilio, concentrados en campos de refugiados en la vecina Argelia y al otro lado de la frontera, los que viven bajo la represiva ocupación ilegal del reino marroquí, que sufren la sistemática violación de sus derechos fundamentales.

Son 38 años de lucha y resistencia de un pueblo que tercamente, está agotando todas las vías pacificas y diplomáticas para la resolución de este conflicto y exigiendo el legítimo derecho de autodeterminación, ante el desinterés y la pasividad tanto de la comunidad internacional, como de los medios de prensa mundiales.

Medios internacionales, que protegen los intereses económicos y estratégicos de potencias como Estados Unidos, Francia, y España. Solo habría que recordar, los ingentes yacimientos de fosfatos y  las riquezas marinas que posee este enorme país desértico, para poder entender  el ensañamiento y la persistencia del colonialismo.

Diversos organismos internacionales, definieron al Sahara Occidental como la zona más rica de todo el norte del África, por contar con el más importante banco pesquero del mundo y por sus reservas de fosfato.

Este conflicto que parece permanecer anclado en el olvido, en ocasiones consigue burlar el bloque mediático internacional, a costa de más vidas de parte del pueblo saharaui.

Campamento Gdeon Izik antes de su destruccion
En noviembre de hace dos años, otra vez el mes once, el mes talismán de los saharauis, en la capital del Sahara Occidental, en el campamento de refugiados Gdein Izik, campamento donde vivían más de 20,000 personas en precarias condiciones, surgió una protesta pacífica que fue brutalmente reprimida por la soldadesca marroquí, quienes en pocas horas arrasaron con todo el campamento, produciendo victimas mortales, numerosos heridos, desaparecidos y detenidos. Lo cual ocurrió ante el desinterés y la pasividad de la prensa mundial.

Este hecho violento, marcó el inicio del despertar de la conciencia del mundo árabe, la masacre de Gdein Izik, aunque no lo quiera reconocer la prensa internacional, fue el primer detonante de la  llamada y muy mediática Primavera Árabe.

En la actualidad, un día cualquiera del recurrente mes de noviembre desde cualquier rincón del territorio saharaui, miles de personas salen todos los días a las calles a  manifestarse exigiendo la celebración del referéndum, que les fue prometido para poder alcanzar su autodeterminación e independencia.  Ante ello el gobierno marroquí no ha escatimado en intervenciones violentas y represivas contra la población del Sahara.

Pero los saharauis no se rinden, con los hechos trágicos de Gdein Izik su terca resistencia y dignidad se han afianzado y seguirán luchando por ello…...y a pesar que sea noviembre. 


lunes, 12 de noviembre de 2012

PARA  ENTENDER  LAS  INTERMINABLES
GUERRAS  AFRICANAS


Por: Javier  Fernando  Miranda  Prieto


                Milicias armadas que dominan el este de la República Democrática del Congo

Quisiera empezar este artículo con una pregunta inevitable. ¿Por qué la mayoría de las sangrientas y brutales guerras que se libran en el África parecen no terminar nunca? Respuesta directa y sin rodeos: Porque no son realmente guerras en el sentido estricto de la palabra, ni tampoco cumplen con lo que tradicionalmente se ha considerado como tal.

A diferencia de otras guerras que ha padecido el continente africano -la guerra secesionista de Biafra, el conflicto entre cristianos y musulmanes en Sudan, las guerras fronterizas de Etiopia y Somalia o Eritrea y Etiopía, los conflictos étnicos en Burundi y Ruanda o la revuelta de los Tuareg en Malí- los combatientes de los actuales conflictos africanos, no tienen ideologías claras, ni objetivos definidos, ni reivindicaciones establecidas. No les interesa realmente la toma del poder, ni mucho menos cambiar el estado de las cosas en sus países. Únicamente quieren robar y traficar con los recursos naturales de las zonas donde operan.

Estos supuestos combatientes, son aventureros que buscan crear una zona liberada y medrar de las riquezas naturales del lugar, si es con el apoyo de alguna potencia extranjera o empresa transnacional mucho mejor. Prueba de ello, es que estos rebeldes prefieren actuar en selvas de difícil acceso. Las montañas y las aldeas alejadas, les ofrecen el cobijo y les permiten cometer sus crímenes y asaltos, lejos del poder del Estado y del accionar de los ejércitos regulares. Pero estas lejanas junglas, deben de estar  próximas a yacimientos de minerales como: oro, piedras preciosas, cobre, coltan -preciado mineral que se usa en toda la industria de equipos móviles- o a pozos o campamentos petroleros. Estos grupos armados nunca suelen operar en zonas sin recursos naturales.

Es por ello, que el tipo de guerras que se libran hoy en la mayor parte de los países del África, tienen que ver más bien con un "bandolerismo oportunista", que con una guerra propiamente dicha. Es el caso de la Republica Democrática del Congo, la cual es escenario de una violencia descarnada, originada por grupos armados como el M 23, que opera cerca de los yacimientos de oro y coltan en la región de Kivu, grupo que tiene el apoyo directo de la vecina Ruanda y a través de este país de transnacionales europeas.

Otro caso de aventurerismo armado, es el se da en la Republica Centroafricana, país que se ve asolado por bandas que se disputan el control de las zonas próximas a los campamentos de extracción de cobre y oro y que recurrentemente tienen fuertes enfrentamientos con el ejército de ese país. Esta banda armada centroafricana se ha convertido en sicarios a sueldo, que busca el apoyo económico de las empresas que explotan las reservas minerales de estas zonas o en caso contrario ellos mismos se adueñan de esos recursos y los ofrecen al mejor postor. 

Los casos de violencia en las Republicas del Chad, Camerún y Uganda tienen el mismo tenor, grupos armados que desde zonas económicas estratégicas le hacen la vida imposible a los gobiernos de turno, usando los más sangrientos y brutales métodos de exterminio contra la población civil: secuestro de niños para enrolarlos a la fuerza a sus guerrillas, amputación de manos o piernas, violación a mujeres o niñas, arrasamiento de poblaciones enteras. Un caso particularmente brutal, es el del Ejercito de Resistencia del Señor un banda armada dirigida por el ugandés Joseph Kony, un fanático religioso y criminal, que la Corte Penal Internacional le abierto un proceso penal por crímenes de lesa humanidad.   


          Niño-soldado ugandés secuestrado y entrenado para matar.
Como posible solución a este fenómeno de violencia que vive algunos países del África, gente bienintencionada piensa que hay que persuadir a esos guerrilleros salgan de la jungla y se sienten a negociar con sus gobiernos y abandonen las armas. Pero la pregunta es: ¿Qué se va negociar? ¿Qué se va ofrecer a cambio? Estas guerrillas lo único que anhelan es dinero, armas y matar. ¿Cómo se podría negociar con gente así?

Se ha visto en el pasado experiencias en Liberia y Sierra Leona o en los actuales conflictos en las Republicas Democrática del Congo y Centroafricana, donde después de largas negociaciones y supuestas integración de los rebeldes, estos han vuelto a retomar las armas y echarse al monte.

Aunque resulte duro decirlo y tras varios fracasos de negociación, la única solución pasa por la captura o la eliminación de sus jefes, porque estos grupos armados suelen desaparecer con sus jefes, porque dependen fundamentalmente de sus líderes y de sus ansias de lucro.

A lo mejor también, falta voluntad política a nivel internacional para poner fin a estos conflictos, ya que África todavía, no está suficientemente visible en la actual agenda internacional.






miércoles, 7 de noviembre de 2012

AFRICA  TAMBIEN  VOTO  POR  OBAMA



Por: Javier  Fernando Miranda  Prieto

El joven Obama con su abuela en Kogelo-Kenia ciudad natal de su padre.


La reelección de Barack Obama para un segundo mandato presidencial en Estados Unidos, fue coronada esta madrugada con un sentido discurso de agradecimiento, ha todos sus militantes, amigos y simpatizantes que hicieron campaña por su reelección.

Este agradecimiento a tenido que recorrer miles de kilómetros para poder llegar a muchas ciudades africanas, que esa misma noche eran escenario de manifestaciones de júbilo por el triunfo de su candidato. Digo candidato, porque muchos ugandeses, etíopes, angoleños, senegaleses y principalmente kenianos ven al presidente Obama como uno de ellos, no solo por ser el primer presidente de Estados Unidos de origen afroamericano, sino porque su padre -ya fallecido-, su abuela y demás parientes paternos han nacido y siguen viviendo en Kenia.

Esta simpatía y entusiasmo de los africanos por el presidente Obama, también se vivió efusivamente durante toda la campaña electoral. Durante meses las principales ciudades africanas mostraban en sus calles las diversas y coloridas pancartas, banderolas y todo tipo de propaganda a favor del candidato presidente.

La ciudad de Kampala en Uganda, Dakar en Senegal. Accra en Ghana y por supuesto Nairobi capital de Kenia, se vistieron de fiesta el último mes en apoyo a su distante candidato. Pero este festejo, no solo se vivió entre el pueblo africano, la euforia por el triunfo de Obama también llego a las altas esferas de la política de ese continente. El mismo presidente de Kenia, el veterano político Mwai Kibaki junto a su homologo y vecino ugandés Yoweri Museveni, la misma noche del festejo, congratularon efusivamente a su colega norteamericano por su victoria electoral.

Por otra parte, los más mediáticos presidentes del África, el sudafricano Jacob Summa y el nigeriano Goodluck Jhonatan, como no podía ser de otra forma, en sendos mensajes televisivos expresaron su alegría y satisfacción por el triunfo electoral de Obama.

Pero la figura política africana, que mejor definió el significado de los resultados electorales norteamericanos, fue la presidenta de Malawi la señora Joyce Hilda Banda, la recién electa mandataria señalo: que "la victoria de Obama, es  también la victoria del África" porque, "Obama le ha ganado" -así lo explico la presidenta- "a la intolerancia, al racismo, a la adversidad, le ha ganado a los que se creían ser los dueños del futuro de su nación". En cierta forma, ese también ha sido el devenir histórico del África.

El presidente norteamericano, desde su primera elección hace cuatro años, represento el triunfo de un amplio sector racial de la población de su país, los afroamericanos en Estados Unidos en el año 2008, tenían menos de cincuenta años de haber logrado plenamente sus derechos civiles, coincidentemente los africanos también tenían el mismo periodo de vida independiente.

Es decir, los negros norteamericanos y los negros del África, en contextos distintos, ingresaron a su vida ciudadana, al goce de sus plenos derechos ciudadanos en la misma época – a principio de la década de los años sesenta- y los norteamericanos en tampoco tiempo, en menos de cincuenta años, habían logrado llevar a la más alta magistratura de su nación, a un negro de segunda generación africana.

Por eso, la identificación de los africanos con el triunfo de Obama, porque lo sienten suyo, porque uno de ellos -de origen africano- ha llegado a presidir y conducir la primera potencia económica y militar del mundo.

El "yes we can" el "sí se puede" de la campaña de Obama, es también el "sí se puede" del pueblo africano, sií se puede lograr lo que se quiere, sí se puede salir del subdesarrollo, sí se puede alcanzar la total independencia económica. El triunfo electoral de Obama, también es una victoria para el pueblo africano. Como dijo Barack Obama, hace cuatro años, simbólicamente "nosotros los negros, también podemos".