lunes, 12 de noviembre de 2012

PARA  ENTENDER  LAS  INTERMINABLES
GUERRAS  AFRICANAS


Por: Javier  Fernando  Miranda  Prieto


                Milicias armadas que dominan el este de la República Democrática del Congo

Quisiera empezar este artículo con una pregunta inevitable. ¿Por qué la mayoría de las sangrientas y brutales guerras que se libran en el África parecen no terminar nunca? Respuesta directa y sin rodeos: Porque no son realmente guerras en el sentido estricto de la palabra, ni tampoco cumplen con lo que tradicionalmente se ha considerado como tal.

A diferencia de otras guerras que ha padecido el continente africano -la guerra secesionista de Biafra, el conflicto entre cristianos y musulmanes en Sudan, las guerras fronterizas de Etiopia y Somalia o Eritrea y Etiopía, los conflictos étnicos en Burundi y Ruanda o la revuelta de los Tuareg en Malí- los combatientes de los actuales conflictos africanos, no tienen ideologías claras, ni objetivos definidos, ni reivindicaciones establecidas. No les interesa realmente la toma del poder, ni mucho menos cambiar el estado de las cosas en sus países. Únicamente quieren robar y traficar con los recursos naturales de las zonas donde operan.

Estos supuestos combatientes, son aventureros que buscan crear una zona liberada y medrar de las riquezas naturales del lugar, si es con el apoyo de alguna potencia extranjera o empresa transnacional mucho mejor. Prueba de ello, es que estos rebeldes prefieren actuar en selvas de difícil acceso. Las montañas y las aldeas alejadas, les ofrecen el cobijo y les permiten cometer sus crímenes y asaltos, lejos del poder del Estado y del accionar de los ejércitos regulares. Pero estas lejanas junglas, deben de estar  próximas a yacimientos de minerales como: oro, piedras preciosas, cobre, coltan -preciado mineral que se usa en toda la industria de equipos móviles- o a pozos o campamentos petroleros. Estos grupos armados nunca suelen operar en zonas sin recursos naturales.

Es por ello, que el tipo de guerras que se libran hoy en la mayor parte de los países del África, tienen que ver más bien con un "bandolerismo oportunista", que con una guerra propiamente dicha. Es el caso de la Republica Democrática del Congo, la cual es escenario de una violencia descarnada, originada por grupos armados como el M 23, que opera cerca de los yacimientos de oro y coltan en la región de Kivu, grupo que tiene el apoyo directo de la vecina Ruanda y a través de este país de transnacionales europeas.

Otro caso de aventurerismo armado, es el se da en la Republica Centroafricana, país que se ve asolado por bandas que se disputan el control de las zonas próximas a los campamentos de extracción de cobre y oro y que recurrentemente tienen fuertes enfrentamientos con el ejército de ese país. Esta banda armada centroafricana se ha convertido en sicarios a sueldo, que busca el apoyo económico de las empresas que explotan las reservas minerales de estas zonas o en caso contrario ellos mismos se adueñan de esos recursos y los ofrecen al mejor postor. 

Los casos de violencia en las Republicas del Chad, Camerún y Uganda tienen el mismo tenor, grupos armados que desde zonas económicas estratégicas le hacen la vida imposible a los gobiernos de turno, usando los más sangrientos y brutales métodos de exterminio contra la población civil: secuestro de niños para enrolarlos a la fuerza a sus guerrillas, amputación de manos o piernas, violación a mujeres o niñas, arrasamiento de poblaciones enteras. Un caso particularmente brutal, es el del Ejercito de Resistencia del Señor un banda armada dirigida por el ugandés Joseph Kony, un fanático religioso y criminal, que la Corte Penal Internacional le abierto un proceso penal por crímenes de lesa humanidad.   


          Niño-soldado ugandés secuestrado y entrenado para matar.
Como posible solución a este fenómeno de violencia que vive algunos países del África, gente bienintencionada piensa que hay que persuadir a esos guerrilleros salgan de la jungla y se sienten a negociar con sus gobiernos y abandonen las armas. Pero la pregunta es: ¿Qué se va negociar? ¿Qué se va ofrecer a cambio? Estas guerrillas lo único que anhelan es dinero, armas y matar. ¿Cómo se podría negociar con gente así?

Se ha visto en el pasado experiencias en Liberia y Sierra Leona o en los actuales conflictos en las Republicas Democrática del Congo y Centroafricana, donde después de largas negociaciones y supuestas integración de los rebeldes, estos han vuelto a retomar las armas y echarse al monte.

Aunque resulte duro decirlo y tras varios fracasos de negociación, la única solución pasa por la captura o la eliminación de sus jefes, porque estos grupos armados suelen desaparecer con sus jefes, porque dependen fundamentalmente de sus líderes y de sus ansias de lucro.

A lo mejor también, falta voluntad política a nivel internacional para poner fin a estos conflictos, ya que África todavía, no está suficientemente visible en la actual agenda internacional.






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