EL
ISLAMISMO RADICAL: HECHURA DE OCCIDENTE
Por:
Javier Fernando Miranda Prieto
El fundamentalismo islámico es la expresión más reaccionaría, retrograda y conservadora del Islam. |
El presidente francés François
Hollande, lo ha reiterado en más de una ocasión y no le ha faltado momento para
no enfatizarlo, el único objetivo que ha tenido el ejercito galo para
incursionar en territorio de Mali, ha sido: “impedir que grupos rebeldes
islámicos, que controlan el norte de Mali, tomen control de todo el país y
desestabilicen con su ideología fanática toda la región”. Asimismo, Hollande ha
señalado, para que no quede duda, que si Mali se convierte en un refugio de
islamistas radicales, la propia seguridad europea estaría en riesgo.
Y para no quedarse
atrás, el propio canciller francés Laurent Fabius ha destacado que: “Permitir que lo que una vez fue un país
estable del África Occidental colapse completamente, ante una ofensiva de
grupos yihadistas cuyo objetivo es exportar la guerra santa, seria arriesgar la
seguridad y estabilidad de occidente”.
Como se ve, ante tanta
amenaza fanática de integristas e islamistas fundamentalistas, que pretenden
desestabilizar la civilización occidental y cristiana desde el Magreb y de paso
amenazar los intereses económicos y estratégicos de occidente en la región, las
autoridades francesas no tuvieron otro recurso que activar de emergencia y de
forma inmediata, todo su aparato y maquinaria militar de intervención rápida.
Apropósito, la intervención del ejército francés en Mali
no ha sido rápida, fue meteórica. No acabábamos de saber que los rebeldes habían
tomado Konna, cuando ya los franceses estaban en Mali. Aviones, helicópteros,
misiles, tanques, ejércitos. ¿Todo eso se prepara en un día? Esto ya estaba
preparado con bastante antelación. Además del rédito, que esta operación, le
está dando a Hollande, no podemos olvidar, ni el oro ni, sobre todo, el uranio,
que hay que proteger y seguir expoliando. Pero claro, lo más importante era en
ese momento, luchar contra las hordas de fundamentalistas islámicos.
Desde Pakistán occidente armaba y organizaba a los integristas afganos |
Pero, a estas alturas
del análisis, y aunque parezca de Perogrullo, cabe preguntarse: ¿Quiénes son
los fundamentalistas islámicos? ¿De donde provienen? ¿Como aparecieron en el
norte de África? ¿Por qué tanto odio hacia occidente? ¿Occidente tuvo que ver
con su génesis?
Los términos: fundamentalismo islámico, integrismo
musulmán, yihadismo, en pocas palabras, podemos decir que se les utiliza
para referirse a una interpretación muy rígida del Islam, que justifica el uso
de la violencia para alcanzar sus objetivos políticos. El más importante y
comprehensivo de estos objetivos, es la creación de una sociedad ordenada según
los preceptos tradicionales islámicos, es decir, es la lectura rigorista del
Corán, aplicado a una praxis social y política.
De esa manera hablamos
de fundamentalismo islámico, cuando se hace referencia, por ejemplo, al régimen
que implantaron los Talibanes en Afganistán durante los años 1996 al 2001, o
también para referirnos a la organización Al Qaeda fundada por Osama Ben Laden.
Es decir, es la expresión más retrograda, conservadora y reaccionaria del
Islam.
Adicionalmente, habría que añadir al
integrismo musulmán, una característica muy particular, su fuerte carácter anti
occidental, el repudio y el odio que sienten los islamistas radicales a las costumbres culturales y a la
ejecutoria diplomática y política de Europa y los Estados Unidos.
El carácter anti
occidental del fundamentalismo islámico, se puede explicar por las largas
décadas de colonización europea (Francia e Inglaterra) y su secuela de explotación, marginación, racismo y expoliación hacia los paises árabes. Y por la reiterada
política intervencionista de los Estados Unidos en los países del Cercano y
Medio Oriente.
Ejemplificado por: su
estrecho acercamiento a Israel, el principal aliado estratégico de los
norteamericanos en la zona, la sobre explotación de los recursos energéticos de
los países de la región, el problema Palestino, la militarización de los países
árabes por parte de los Estados Unidos, el conflicto con Irán, la
estigmatización del islamismo por la sociedad norteamericana, entre otros
aspectos.
De los campamentos de islamistas afganos surge la figura de Osama Ben Laden |
Pero los Estados Unidos
y sus aliados europeos siempre han jugado con fuego, a la hora de querer
defender sus interese en el mundo. Durante la guerra fría los norteamericanos
encontraron en el fundamentalismo islámico uno de sus mejores aliados contra
los gobiernos progresistas, socialistas, que rechazaban el dominio
norteamericano.
Recordemos, en 1965 en
Indonesia, cuando se produjo el golpe de Estado del general Suharno, aliado de
los Estados Unidos, los integristas musulmánes se encargaron de organizar
los escuadrones de la muerte, que asesinaron a más de millón y medio de
comunistas. En Turquía, incluso llegaron a cooperar con los militares turcos,
financiados por los norteamericanos, en la represión de la revuelta nacionalista
Kurda.
Asimismo, en la
represión a la resistencia palestina en setiembre de 1970, del lado del
ejército jordano, además del armamento norteamericano y tropas paquistaníes,
participaron milicias yihadistas financiadas por los Estados Unidos. Los Hermanos
Musulmanes egipcios, patrocinados por los ingleses y norteamericanos, fueron
una dura oposición al gobierno nacionalista de Náser.
Pero fue en los años
ochenta, que los Estados Unidos y sus aliados
europeos inician un apoyo incondicional a los grupos islamistas radicales de Afganistán, generando esta
brutal violencia islámica, que esta viviendo occidente en la actualidad.
A raíz de la invasión
soviética a Afganistán, Arabia Saudita, Pakistán,
Inglaterra y los Estados Unidos utilizaron a los islamistas afganos y
extranjeros para hacer la guerra a la Unión Soviética y al régimen afgano.
Buena parte de ese yihad (guerra santa) anticomunista
se financió con recursos de la CIA, recibían entrenamiento y recursos bélicos
de parte del Pentágono, además, desde territorio pakistaní, se entrenaban y
aleccionaban a los yihadistas en las Madrazas
(escuelas coránicas), en donde se reforzaba su fanatismo religioso.
En aquel tiempo, hasta el
presidente norteamericano Ronald Reagan aclamaba a los islamistas
anticomunistas de Afganistán, como los “luchadores
de la libertad”. Esta de más decir, que de esas bases islamistas y de esos
campamentos de combatientes afganos, surgió la figura de Osama Ben Laden y su
organización Al Qaeda.
Después del retiro de
los soviéticos de Afganistán, a fines de los ochenta, la marea
fundamentalista se esparció por toda la región, se establecieron bases de Al
Qaeda en Pakistán, la Península Arábica, Yemen y el Magreb (norte de África).
El yihad anticomunista se trocó en un yihadismo anti occidental, que se vio
reforzado con la invasión a Irak por parte de Estados Unidos y sus aliados occidentales en el año 1991, en lo que se llamó la primera Guerra del Golfo.
Los EEUU apoyaron con todo a los islamistas anti-Gadafi en Libia. |
Las acciones de Al
Qaeda, desde ese episodio, se van hacer sentir en todo el mundo, pero su operación
terrorista estelar se da en el 2001, con el derrumbamiento de las Torres Gemelas
en Nueva York el 11 de setiembre (11 S). Estados Unidos con esta
acción demencial, comprobaría el grave error que cometió, al haber utilizados, por decadas, a los grupos integristas musulmánes, para defender sus intereses estratégicos en el mundo. El fundamentalismo musulmán se convirtió en el hijo
bastardo de occidente, aunque esta paternidad nunca quiso ser reconocida. Y como
en toda tragedia griega, el hijo despreciado, se venga de su padre, tragándose sus
ojos.
En el 2011, en plena
primavera árabe, aquel movimiento social y político de masas que despertó al
mundo árabe, y que en un principio no estuvo en el radar político de occidente,
muy pronto fue usado por los norteamericanos, para sus fines e intereses geopolíticos.
Los Estados Unidos y sus aliados, se embarcaron con todo, para desestabilizar y
derrocar al régimen de Muamar Gadafi de Libia.
Los países occidentales,
a pesar de la trágica experiencia resultante de Afganistán, reinciden en el
error político de apoyar con armas, logística y tropas a toda la oposición libia,
incluyendo a la amalgama de organizaciones integristas que luchaban contra el
gobierno laico de Libia. Luego de la caída de Gadafi, esas armas, misiles y
demás armamento de occidente, pasaron a las manos de estos grupos
fundamentalistas, quienes se distribuyeron en diferentes países del norte de
África, incluyendo zonas de por sí, muy conflictivas como: Argelia, Níger y
Mali.
Efectivamente, las armas que en la actualidad están amenazando a las tropas francesas en Mali, es perfectamente probable que sean de procedencia americana o europea, o el armamento automático usado por una fraccion de Al Qaeda contra los europeos secuestrados en Argelia, es lógico que sea de la misma procedencia. Es decir, el hijo bastardo -el fundamentalismo islámico- se sigue vengando de su padre -los países de occidente-.
En la actualidad, con la liberacion de las ciudades del norte de Mali por las tropas francesas, es lógico suponer que los islamistas se desplacen a los diversos países vecinos. Si alguien piensa que los integristas islámicos, no van a llamar a la acción internacional de sus bases, igual que se realizó en Afganistán, no conocen la voluntad de Al Qaeda por invertir esfuerzos en el frente del norte de África.
La expulsión de los islamistas de Mali, supone su ubicación en otros países |
En la actualidad, con la liberacion de las ciudades del norte de Mali por las tropas francesas, es lógico suponer que los islamistas se desplacen a los diversos países vecinos. Si alguien piensa que los integristas islámicos, no van a llamar a la acción internacional de sus bases, igual que se realizó en Afganistán, no conocen la voluntad de Al Qaeda por invertir esfuerzos en el frente del norte de África.
La expulsión de estas
fuerzas de Mali, sólo puede suponer su instalación y consecuente desestabilización
de otros países. Puede que los países occidentales no estén en guerra con el
islam, pero como lo disimulan. Se han pasado diez años, desde el 11 S, secuestrando,
torturando, asesinando, bombardeando, invadiendo y ocupando países de mayoría musulmana
(Afganistán, Irak, Libia, Pakistán, Somalia) es decir, poniendo más leña al fuego, para que siga ardiendo la llama del fanatismo islámico.