EL
SAHEL:
ESA ASIGNATURA PENDIENTE
Por: Javier Miranda
Prieto
En el Sahel lo más urgente es la falta de agua potable, la desesperación empuja a la población a beberla de cualquier lugar, ocasionando diversas enfermedades. |
Según las últimas informaciones procedentes del norte de África, -muchas de ellas no confirmadas, dado que la prensa internacional sigue sin tener acceso a las zonas más importantes de este conflicto, ya que el ejercito francés sigue obstaculizando el acceso a los puntos más relevantes de esta operacíon militar- las fuerzas combinadas franco-malienses están logrando, desde hace dos semanas, tomar control definitivo de las más importantes ciudades del norte de Mali, antiguos bastiones de las fuerzas integristas musulmanas. Las cuales se están reorganizando y desplazándo, para crear nuevos santuarios de islamistas antioccidentales, hacia otros países de la región.
Por otro lado, este
nuevo avance y reposicionamiento de las fuerzas interventoras –de Francia y
Mali- lamentablemente han producido numerosas bajas, especialmente entre la
población civil. Hay numerosos testimonios de abusos y ejecuciones sumarias llevadas a cabo por el ejército, pero no solo por el ejército, también a nivel social está habiendo persecuciones étnicas contra los árabes y tuaregs, supuestos colaboradores de terroristas. Lo cual nos demuestra a
las claras, que la violencia esta generando una peligrosa dinámica propia y que esta guerra está lejos
de quedar resuelta. La solución a este conflicto se debe dar - y ahí está la clave de la solución- a través de la intervención,
principalmente de los ejércitos africanos de la región. Es decir,
los mismos africanos, deben de dar solución a los problemas africanos.
Las tropas franco-malienses toman control del norte de Mali, mientras el Sahel sigue sufriendo una severa sequía. |
Pero mientras esta
solución se da, es totalmente pertinente esbozar, desde ahora, una agenda con
los tres temas prioritarios, que se deberían abordar, apenas se ponga fin al
conflicto armado en Mali.
El primer punto de esta
agenda, será analizar como la comunidad internacional puede apoyar la vuelta al
orden constitucional, restableciendo el régimen democrático, en una sociedad
como la maliense, que fue ejemplo de estabilidad política, por más de veinte
años en esta región del África. La convocatoria de elecciones generales, para
el 31 de julio de este año, debe de estar precedida de un gran acuerdo
nacional, que convoque a todas las fuerzas políticas y sociales del país.
Otro punto de agenda
importante, es el tema de la minoría Tuareg. Pueblo asentado históricamente en
norte de Mali y que lucha desde hace décadas por sus justas reivindicaciones
territoriales, culturales y políticas. Actualmente, los países de la zona,
están presionando al gobierno interino de Mali para que antes de convocar
nuevas elecciones, abra las
negociaciones de paz con los tuareg moderados, los cuales –hasta el día de hoy
estas refugiados en la ciudad maliense de Kidal- bajo supervisión militar
francesa y que el gobierno de Bamako asuma las reivindicaciones de esta
minoría, que siempre se sintió marginada por la mayoría negra. Este
reconocimiento político permitiría aislar y quizás incluso animaría a dejar las
armas, a los tuareg radicales asociados a los yihadistas de Al Qaeda.
Adicionalmente, como un
tercer tema –pero no menos importante- de esta agenda futura para la
problemática política y social, que deberá afrontar los malienses después del
actual conflicto armada, es la difícil situación humanitaria que viven o mejor
dicho sobreviven la población del Sahel y que ningún gobierno de la zona lo han
sabido afrontar adecuadamente. Y estoy incluyendo también y principalmente a
las grandes potencias mundiales. Esta extensa franja de territorio desértico,
que comparten varios países como Mali y sus vecinos, periódicamente padece
frecuentes y dramáticas sequias, con su secuela de hambrunas generalizadas y
alta mortalidad infantil generando recurrentes crisis humanitarias, como las vividas el año pasado.
El Sahel es una franja de territorío desértico que comparten varios países. |
El Fondo de las
Naciones Unidas para la Infancia –UNICEF- en el año 2012 hizo un llamado a las
potencias mundiales, entre ellas Francia y sus aliados europeos, para crear un
fondo de emergencia de cuatro mil millones de dólares, para poder salvar la
vida de más de dos millones de niños de los países del sahel, que estaban
condenados a muerte por inanición. Ante
ese requerimiento se recaudo una mínima cantidad de dinero, en comparación a
los ingentes presupuestos militares que han posibilitado el despliegue de todo
el aparato militar francés y el apoyo logístico del resto de los países
europeos, ante el conflicto militar en el Magreb.
Conflicto que ha supuesto una
dramática escalada en el número de refugiados que han huido a los países
vecinos. Lo cual podría agudizar la crónica crisis humanitaria que se vive recurrentemente
en el sahel. Convirtiendo este tema humanitario, en una grave asignatura
pendiente.
El Sahel es una extensa
zona geográfica que se extiende al sur del desierto del Sahara y al norte de la
sabana semi-tropical, esta franja desértica corre de lado a lado del
continente, de oeste a este, del Océano Atlántico al Mar Rojo, cuya extensión
abarca más de tres millones de kilómetros cuadrados. El Sahel comprende parcial
o totalmente países como: Senegal, Mauritania, Argelia, Burkina Faso, Chad, Sudán,
Eritrea y Mali. En este último país, la guerra entre el gobierno y los
islamistas ha obligado a más de 400,000 personas a dejar sus hogares y buscar
refugio y alimentos en otros países de la región.
En el Sahel hace falta
de todo, pero lo más urgente es agua potable y agua para riego agrícola. Según
el último reporte de la Unicef, la desesperación empuja a los refugiados a
beberla de cualquier lugar o a obtener el agua de cualquier manera. Esto crea
en ocasiones graves problemas de salud: el agua contaminada es el origen de las
enfermedades diarreicas que causa la muerte de miles de niños al día.
La acción de la Unicef en el Sahel es fudamental, mientras los países desarrollados solo piensan en acciones militares. |
Según el organismo de
las Naciones Unidas, se necesitan más pozos y cada vez más profundos, por que
los acuíferos están agotados en la zona, hay que reacondicionar los existentes
o llevar camiones cisternas, que tienen que recorrer cientos de kilómetros por
caminos sin asfaltar.
Y esto en un territorio donde la seguridad de los refugiados y los trabajadores humanitarios está amenazada por los grupos armados que operan en toda la región.
Y esto en un territorio donde la seguridad de los refugiados y los trabajadores humanitarios está amenazada por los grupos armados que operan en toda la región.
A pesar del entusiasmo
demostrado por los países desarrollados por financiar aventuras belicistas y su
avaricia manifestada hacia acciones humanitarias, el Sahel necesita agua ya, porque
el número de refugiados, producto de conflictos que estos mismos países
centrales han generado, crece sin cesar y esto invalida incluso los cálculos
más pesimistas.
Como se ha mencionado,
en esta desértica región se hallan los países menos desarrollados del mundo.
Las cifras que ofrecen las organizaciones humanitarias con alarmantes. Dos
millones de niños sufren riesgo de desnutrición este año, si la comunidad
internacional no se moviliza.
La zona es una bomba de
relojería por varios motivos. Por ejemplo, la inestabilidad del clima, que se
traduce en el aumento de las inundaciones en algunos lugares, y a la vez, las
fuertes sequías en otros, lo que ha provocado cambio en el calendario agrícola.
La situación actual del Sahel podría derivar en una hambruna generalizada ante la pasividad y disimulo de las grandes potencias. |
Un ejemplo de las
consecuencias del cambio de las lluvias lo protagoniza el Chad. En este país la
falta de agua ha provocado importantes retrasos en la campaña agrícola. Además,
según señala Unicef, en el Chad el reclutamiento de niños por los grupos
armados sigue siendo un grave problema.
Las reservas
alimentarias también se están acabando en Burkina Faso, Níger y Mauritania. En
estas naciones la malnutrición aguda ha ido aumentando año a año. La venta del
ganado, el endeudamiento y la reducción de la cantidad y calidad de alimentos
son algunos de los elementos de esta crisis.
Como sabemos, en el
fondo de toda crisis humanitaria, existe el mismo telón, el aumento de los
precios de los alimentos, el cambio climático, la sequía, los conflictos
armados y la pobreza. Todos ellos unidos llevan a la población a la pobreza
extrema.
Pero esta situación no
se puede combatir de otra manera, que no sea a mediano y largo plazo. Hay que
invertir en educación, en políticas agrarias sostenidas, hay que luchar para la
independencia alimentaria y económica de estos países.
Sobre la situación actual
que sufre el sahel, podría derivar en una hambruna generalizada, como se vivió
en años anteriores, ante la pasividad y el disimulo de las grandes potencias.
Unicef no se aventura, pero sí que
recalca que, si no se hace lo suficiente, la amenaza que se cierne en esa región
generaría en una grave crisis humanitaria. Por ello la importancia de prever desde ahora, una solución inmediata y definitiva a la situación humanitaria del sahel, esa casi eterna
asignatura pendiente.
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