lunes, 30 de septiembre de 2024

 

KOLWEZI: 

LOS  CELULARES

DE  LA  MUERTE

 Por:  Javier Fernando Miranda Prieto

En Kolwesi, para la extracción del cobalto laboran unos 40 mil niños, bajo un régimen de semi-esclavitud, estos menores representan el 20% de toda la fuerza de trabajo empleada
en estos yacimientos mineros.

Kolwezi es una palabra extraña, casi nadie en el mundo la ha escuchado, en nuestra lengua parece un acrónimo. En Google, donde los estúpidos dicen que se encuentra todo lo que existe, solo aparecen tres registros con referencia a ese raro vocablo. Y aunque nadie sepa ni le interese el nombre de Kolwezi, cada uno de nosotros está ligado a un lugar que tiene ese nombre y nuestra vida cotidiana depende en gran medida de lo que allí acontece. 

A diario se menciona a ciudades como Nueva York, Los Ángeles, San Francisco, París o Miami, como urbes en donde viven y actúan los famosos, los poderosos, los gurús de la tecnología. Pero ni esas ciudades ni los que allí viven, podrían existir y actuar hoy sin Kolwezi, o mejor con lo que allá se produce.

Kolwezi es una ciudad ubicada en el sur de la República Democrática del Congo, en la región de Katanga la más rica del país, y una de las más ricas del mundo, por los minerales que se encuentran en su subsuelo. Está localizada en el llamado cinturón de Cobalto, que abastece al mercado mundial de ese codiciado mineral.

Kolwesi está ubicada al sur de la RD del Congo, en la provincia
de Katanga, una de las zonas más ricas del mundo, por la gran
concentración de minerales estratégicos.

Paradójicamente, es una de las regiones más pobres del planeta, porque sus habitantes solo cuentan como desechable fuerza de trabajo para extraer cobalto, cobre, uranio y el también muy cotizado coltán. Es una ciudad que en la actualidad tiene 600 mil habitantes y es el corazón de la economía mundial, porque allí se producen materiales indispensables para que existan y funcionen los smartphones, los computadores, los aviones y el automóvil eléctrico, el último grito de la moda pretendidamente ecológico. En ese lugar se encuentra el 25% de las reservas planetarias de Cobalto (en todo el Congo el 52%). Este mineral, también llamado “oro azul”, es el vínculo indisoluble de Kolwazi con la economía mundial y con la casi totalidad de la población de la tierra.

                “Kolwezi es el corazón del mundo, se extraen

                          los insumos para los Smartphone”

Esta pequeña ciudad congoleña, es la capital mundial del cobalto, que se extrae de las entrañas de la tierra mediante atroces formas de explotación e incluso de esclavitud. Grandes compañías multinacionales, a menudo camufladas, controlan la producción de cobalto. Para extraerlo explotan a miles de seres humanos, incluyendo niños y mujeres, que laboran en condiciones degradantes a cambio de un salario miserable.

Como esta ciudad se ubica encima de las minas de cobalto, grandes cráteres se encuentran en los barrios donde miles de mineros se hunden en el suelo, sin ningún tipo de seguridad industrial. Y como el cobalto es altamente tóxico, los trabajadores y habitantes del lugar sufren enfermedades pulmonares y de la piel, problemas de tiroides y canceres diversos. Un estudio de la OMS comprobó un indicador irrefutable: los niños que malviven en este distrito minero tienen en su orina 10 veces más cobalto que los que habitan en otros lugares del mundo.

          “para extraerlo explotan a miles de hombres, mujeres

                      y niños en situación de esclavitud”

Los trabajadores, a los que en forma eufemística denominan “mineros artesanales”, se hunden en los pozos de las minas, a profundidades de entre 30 y 100 metros, sin ningún tipo de protección. Como lo señala Oxfam-África en su último informe: "En esas galerías profundas hay continuos derrumbes y mueren aplastados los mineros, quienes extraen la roca y en sacos bastante pesados la transportan a la superficie, sin ninguna ayuda, solo valiéndose de sus propias fuerzas. Al mismo tiempo, hombres, mujeres y niños escarban en la tierra para llenar un saco de cobalto al día, a cambio de lo cual reciben uno o dos dólares".

En todo el territorio de la RDC laboran en la extracción de cobalto unos 40 mil niños, que representan el 20% de toda la fuerza de trabajo empleada. Los niños trabajan durante 10 o 12 horas, nunca van a la escuela, no tienen sistema médico, ni protección de ninguna índole. Muchos de ellos mueren aplastados por las rocas y la mayoría tiene una limitada esperanza de vida, asolados como están por todo tipo de enfermedades y soportando directamente en su cuerpo el polvo tóxico cuando trituran el cobalto. 

Los llamados "mineros artesanales", se deben de hundir en los 
pozos de las minas a profundidades  de hasta 100mt,
sin ninguna protección

Junto con la destrucción de seres humanos viene la devastación ambiental, puesto que la explotación y extracción indiscriminada y acelerada del mineral rompe el equilibrio ecológico de la zona, desertifica el terreno, deforesta los bosques, contamina los ríos, destruye la cubierta vegetal, arrasa con los barrios de la ciudad, contamina el aire, el agua y el suelo. Generando el desplazamiento de poblaciones enteras, aledañas a los yacimientos de minerales.

           “los ganadores son las empresas multinacionales

        que generan más de 125 mil millones de dólares al año”

Así, cada vez que alguien en cualquier lugar del planeta conecta su celular a una red eléctrica para recargar su batería depende de Kolwezi o, dicho de otra forma, depende de los sufrimientos, la explotación y la muerte de los niños congoleños, es el precio que ellos pagan para que siga funcionando el capitalismo realmente existente, con su culto desaforado a los aparatos de comunicación de alta tecnología. Pero los que lucran con este infame proceso productivo son las grandes empresas multinacionales de la microelectrónica que obtienen una ganancia global de más de 125 mil millones de dólares al año. 

Una cadena de explotación, sufrimiento y muerte que nace en el pequeño y empobrecido Kolwezi, beneficiando a los ricos de siempre y enriqueciendo a las voraces transnacionales de las telecomunicaciones.

 

 

 

 

sábado, 28 de septiembre de 2024

 “EL

TIANANMEN AFRICANO”

Por: Javier Fernando Miranda Prieto


La matanza en el Estadio de Conakry, hace 15 años, tuvo un saldo de víctimas pavoroso, 157 muertos, 1,200 heridos, 89 desaparecidos y 109 mujeres fueron violadas en grupo salvajemente.

Hace quince años, se produjo la masacre de Conakry, llamada también el "Tiananmen africano", su nombre hace referencia a la brutal represión sufrida por jóvenes manifestantes chinos pro-democracia ocurrida en el año 1989, en la famosa plaza de la ciudad de Beijing. En el caso de Guinea-Conakry, por esa época, también un gobierno militarizado y represivo, arremetió contra la población civil que se manifestaba pacíficamente contra el gobierno militar de ese entonces. Sucedió el 28 de setiembre de 2009. Un año antes, ante el vació de poder dejado por la muerte del presidente Lansana Conté (1984-2008), apareció en escena, un oscuro capitán del ejército guineano, Moussa Dadis Camara, perpetrando un cruento golpe de Estado, con la promesa de convocar a elecciones democráticas, pero sin advertir a los guineanos que él sería el único candidato. Diversos partidos políticos y la sociedad civil organizada convocaron a una jornada de protesta contra los abusos de la junta militar y a favor de elecciones auténticamente democráticas. 

El día central de la protesta, el Estadio Nacional de Conakry, fue el escenario escogido para congregar a la plana mayor de los partidos de la oposición, a las organizaciones sindicales y a una gran masa de ciudadanos que pacíficamente, querían demandar su legítimo derecho de elegir libre y democráticamente a sus autoridades.

Cerca del mediodía, el recinto deportivo estaba abarrotado de gente. Pero sin que nadie lo advirtiera, cientos de soldados del ejército y policías de elite empezaron a rodear el Estadio, ingresando sigilosamente tanto a las tribunas como a la cancha central, donde se había instado el proscenio principal, que estaba colmado por los principales líderes de la oposición. Según los testimonios de los sobrevivientes, de un momento a otro, los soldados que habían irrumpido en el Estadio empezaron a lanzar bombas lacrimógenas indiscriminadamente, abriendo fuego contra la concurrencia. Fueron casi 40 minutos de una masacre indescriptible y pavorosa.

La tozudez del dictador Moussa Camara, de continuar en el poder,
a pesar del repudio internacional, produjo que una fracción del ejército
organizara un atentado contra el presidente golpista.


Se calcula en 50 mil el número de manifestantes que estaban reunidos en el estadio en el momento del cruento ataque. Los militares, antes de iniciar la masacre, habían cerraron las puertas de salida. En medio de escenas de pánico, los soldados disparaban a los manifestantes que se vieron obligados a salir por la única puerta que había quedado abierta. Se calcula que murieron más de 50 personas asfixiadas y pisoteadas por la misma gente que pugnaba por salir despavorida de ese infierno de muerte que se había convertido el Estadio Nacional guineano. Los policías y soldados con cuchillos, machetes y bayonetas en mano, comenzaron a asesinar a cuanta persona se cruzaba en su camino, llenando de cadáveres el césped, los pasillos y los camerinos del estadio.  Los pocos concurrentes que lograron escapar del recinto fueron perseguidos en las calles por los mismos soldados convertidos en asesinos desquiciados. 

Al final de esta sangrienta jornada, el saldo de víctimas fue pavoroso: 157 muertos, más de 1.200 heridos por bala o bayoneta, cientos de detenidos, 89 personas se encuentran, hasta hoy, desaparecidas y 109 mujeres fueron víctimas de salvajes violaciones colectivas en plena calle por miembros de la Guardia Republicana, los temidos ‘Boinas Rojas’, un cuerpo de élite que dependía de la Presidencia de la República.

                    157 muertos, más de 1,200 heridos, 

            cientos de detenidos, 89 personas desaparecidas 

                    y 109 mujeres violadas salvajemente”

En un acto salvaje que nos retrotrae a matanzas como las de Tiananmen (China, 1989), Rangún (Birmania, 1990) o Tatlelolco (México, 1968), los guineanos fueron tiroteados o heridos a bayonetazos, tanto dentro como fuera del recinto deportivo. Dos dirigentes de la oposición, Cellou Diallo, que años después sería candidato presidencial y Dallein Sydia Toure, ex Primero Ministro y figura connotada de la oposición, también resultaron heridos mientras sus casas eran saqueadas por las fuerzas militares.

Ante la tozudez del dictador Moussa Camara de aferrarse al poder, a pesar de la generalizada protesta internacional por tamaño crimen cometido contra la población civil, una de las fracciones del ejército guineano organiza un atentado contra el presidente golpista, quien huye del país y se exilia, en un primer momento en Burkina Faso, para luego refugiarse en Marruecos .

Tras la masacre, la Junta Militar llevó a cabo una operación organizada para encubrir los hechos, mientras una investigación de la organización humanitaria Human Rights Watch denunciaba el mismo año de la masacre que esos horrendos asesinatos constituían crímenes de lesa humanidad y por lo tanto no podían prescribir. Al año siguiente, el sector institucionalista del ejército, conducido por el general Sekoúba Konaté convoca, en julio de 2010, a las primeras elecciones libres y democráticas en la historia de este país.

Desde su independencia Guinea Conakry ha sufrido sucesivos
regímenes autoritarios, pero los dos años de Moussa Camara, 
se le puede considerar el periodo más brutal y asesino de su historia
.

Desde su independencia de Francia en 1958, Guinea Conakry ha sufrido sucesivos regímenes autoritarios, violentos y corruptos, pero los casi dos años de gobierno del capitán Camara, se le puede considerar el periodo más represivo y asesino de su historia reciente. Este país, con algo más de 9 millones de habitantes, es uno de los países más pobres de África. El 80% de su economía es agrícola, en particular castañas y algodón son sus principales productos de exportación. Aunque desde el año 2012, esta empobrecida nación se convirtió en una pieza clave en la estrategia militar de Francia contra el yihadismo, la antigua metrópoli siguió formando parte, por mucho tiempo, de ese coro de silencio que le daba impunidad y olvido a los autores directos y cómplices de esta bárbara jornada de sangre.

     “Policías y soldados con machetes y bayonetas en mano,

      comenzaron a asesinar a cuanta persona se les cruzara,

               llenando de cadáveres el césped, los pasillos

                         y los camerinos del estadio”

En el año 2022, el ex-dictador regresa a Guinea para comparecer ante el Tribunal de Apelación de Conakry, la máxima instancia judicial de ese país, condenándolo a 20 años de prisión, sin ningún tipo de beneficios penitenciarios. "Por su complicidad y responsabilidad de mando por asesinato, agresión sexual, secuestro, tortura, falta de asistencia a las víctimas en la masacre (…) declaramos al capitán Camara culpable de crímenes contra la humanidad sobre la base de su responsabilidad superior jerárquica", palabras del juez Ibrahim Sory Tounkara, al concluir uno de los juicios más importantes de la historia reciente del continente africano.

Han pasado quince años de esta masacre contra el pueblo guineano y gracias al sacrificio y perseverancia de los familiares de las víctimas, del trabajo de las organizaciones nacionales e internacionales defensoras de los derechos humanos y principalmente por la valentía y coraje de los jueces y fiscales guineanos, se logró que esa vez la impunidad no ganara la partida.

 

 

martes, 24 de septiembre de 2024

 

MOZAMBIQUE:

ENTRE EL TERROR 

Y EL OLVIDO

 

 Por: Javier Fernando Miranda Prieto

 

Desde octubre de 2017, los combatientes de la banda yihadista Al Sunnah Wa Jama' Ah entraron en la ciudad de Mocímboa da Praia, en el norte de Mozambique, proclamando su lealtad al Dáesh o Estado Islámico.

Ante las recurrentes acciones terroristas de la banda yihadista mozambiqueña que viene asolando, desde hace siete años, a este país del oriente africano, el gobierno de Maputo está más preocupado en dar seguridad y protección a las empresas petrolera y gasíferas que están trabajando en la zona del conflicto, que a la población civil que padece a diario la violencia terrorista.

Recordemos que el 5 de octubre de 2017, combatientes de Al Sunnah Wa Jama’ah ASWJ, entraron en la ciudad de Mocímboa da Praia, en el norte de Mozambique. Atacaron tres comisarías dejando un saldo de ocho personas muertas. Desde esta primera acción terrorista este grupo, que en aquella fecha proclamó su lealtad al Dáesh, ha continuado expandiendo su zona de influencia en todo el norte del país.

El ejército de Mozambique apenas ha conseguido avances en su política anti-subversiva. La falta de una preparación adecuada de su personal y la precariedad del presupuesto destinado a la defensa y la seguridad interna han imposibilitado la creación de una adecuada y sostenible estrategia anti-terrorista. El Gobierno del presidente Filipe Nyussi, elegido en el 2014 y miembro del histórico partido, el Frente de Liberación Mozambiqueña FRELIMO, a causa de los Acuerdos suscritos con el Fondo Monetario Internacional FMI, se ha visto obligado a recortar los salarios de los empleados gubernamentales, incluido los militares y el personal policial. Es por ello, que para combatir las acciones armadas de la banda yihadista, ahora debe depender de empresas de seguridad privada internacionales; esta subcontratación de la defensa está permitida por el FMI y sus acreedores occidentales. Por este motivo, el Ministerio del Interior de Mozambique ha contratado al Grupo Asesor Dyck de Sudáfrica y al Grupo Wagner de Rusia, para que manejen las labores de defensa interna. Con esta medida, el país africano, más que privatizar la seguridad de la Nación está “transnacionalizando” una de sus más importantes prerrogativas soberanas.

          “La paradoja de este conflicto es que los yihadistas

       se han instalado en una región donde los musulmanes

                     son una minoría, pero donde existen

                         grandes reservas energéticas”

Las reservas energéticas halladas al norte del país, han incrementado
  las reservas de gas natural a 100 millones de pies cúbicos, convirtiéndose
en el tercer país productor de África, detrás de Nigeria y Argelia.

Las corporaciones Dyck, y Wagner están trabajando unidas en el norte de Mozambique con otra serie de fuerzas de seguridad mercenaria, contratadas por las compañías petroleras: Total de Francia y la estadounidense Exxon Mobil. Ambas empresas tienen intereses en los campos de gas y petróleo ubicados en la región próxima al área dominada por el grupo fundamentalista. Las reservas energéticas halladas en esta zona, han incrementan las reservas de gas natural del país a 100 billones de pies cúbicos (el tercer país del mundo solo detrás de Nigeria y Argelia en África). Esas firmas invertirán más de 55 mil millones de dólares en la extracción de gas natural y petróleo y en la construcción de una planta de licuefacción. De ahí el intereses del gobierno Mozambique de privilegiar la seguridad y el control de los campos de explotación de estas empresas transnacionales, antes de velar por la defensa y el cuidado de la población civil que se ve expuesta a la violencia de los grupos armados.

       “Cabo Delgado, más conocido como “Cabo Olvidado”,

           donde opera la banda yihadista en Mozambique,

                  es una de las regiones más olvidadas

                            y empobrecidas del país”

Esta región del norte de Mozambique, que pertenece a la provincia Cabo Delgado, más conocida con el nombre de “cabo olvidado” o Cabo Esquecido, es una de las regiones más olvidadas y empobrecidas del país. Según las propias estadísticas del gobierno, muestran que los habitantes de esta parte de Mozambique, que fue donde estalló la guerra anticolonial contra los portugueses el 25 de septiembre de 1964, experimentan todas las trampas de la pobreza: bajos ingresos, alto analfabetismo y un acelerado incremento del desempleo. La falta de oportunidades unida a las aspiraciones frustradas, especialmente en la juventud de la zona, llevó al surgimiento de diversas formas de actividad económica ilegales, incluida la minería artesanal de rubíes y el tráfico de la heroína afgana hacia Sudáfrica. La llegada del islamismo radical, simplemente proporcionó otra válvula de escape para las profundas frustraciones de amplios sectores de esta población.

Lo paradójico de este conflicto, es que un grupo yihadista se instala en una zona donde la población musulmana es muy reducida, pero toda la región posee grandes recursos energéticos, los cuales son explotados por empresas europeas y norteamericanas que tienen la potestad, cedida por el gobierno, de contratar a grupos de mercenarios internacionales para que velen por la seguridad de sus instalaciones. Mientras la población civil de la zona se ubica entre el terror que genera la violencia yihadista y el olvido o desinterés del Estado.
















 

lunes, 23 de septiembre de 2024

 

EL MAGREB,

EL SAHARA OCCIDENTAL Y

UN NUEVO ENFOQUE

Por: Javier Fernando Miranda Prieto

La estratégica región del Magreb, muy cerca de Europa y de la ruta del petróleo, está condicionada por factores como: las migraciones ilegales, el petróleo, la inestabilidad política y el descontento social.

El Magreb es la región norte del continente africano, en árabe “Al- Magrib”, significa “Poniente”, no obstante es la terminología geopolítica la que domina esta extensa región bañada por el mar Mediterráneo al Norte, el océano Atlántico al Oeste y el desierto del Sáhara al sur. Lo conforman seis países: Mauritania, Marruecos, Argelia, Libia, Túnez y el Sahara Occidental. En estos momentos, el área del Magreb está condicionada por factores como: las presiones migratorias, la seguridad energética, el descontento social y los cambiantes y persistentes re-acomodos políticos, propios de una región con un gran valor estratégico y geopolítico.

La composición de los regímenes políticos que conforman la región del Magreb, combinan dictaduras que no lo parecen con democracias que solo lo parecen: Egipto, un país dominado por un líder militar que sustenta su poder en el principal partido político: el ejército. Marruecos, una corrupta monarquía autoritaria, muy amiga de las potencias occidentales. Túnez y Argelia, naciones con gobiernos civil-militares, pero con apariencia democrática. Mauritania, un régimen islámico, con fuertes vínculos con grupos yihadistas que operan en la zona.  

       “El Magreb está condicionado por: descontento social,

               presiones  migratorias, seguridad energética

                       y por su gran valor geopolítico”

Este mapeo político del Magreb, confirma su crónica inestabilidad, favoreciendo la extensión de determinados asuntos que ponen en peligro la seguridad de esta región. En primer lugar, el tráfico de armas, de drogas y de personas. En segundo lugar, la constante y sistemática violación de los derechos humanos en los países de la zona y por último, una población mayoritariamente joven que se encuentra frustrada por una situación inestable, por la ausencia de libertad y de oportunidades, expuesta a las enseñanzas del fundamentalismo islámico que se extiende desde los países norafricanos hasta las naciones del sahel. Por tanto, el área del Magreb en la actualidad, debería convertirse en una de las prioridades no solo de organismos como las NN.UU, sino de entidades regionales próximas, como la Unión Europea UE, para lograr reconciliar los diferentes intereses económicos, políticos y de seguridad que los enfrenta.

Asimismo, el Magreb al margen de su posicionamiento geopolítico, es una de las pocas regiones en las que la descolonización, que cambió la fisonomía de África en la segunda mitad del siglo XX, no ha concluido. El Sáhara Occidental, situado en el corazón de esta región, continúa siendo la última colonia africana a la que no le han permitido aún optar por su independencia. El Sáhara Occidental, reconocido como territorio no autónomo a la espera de descolonización, está situado entre Marruecos, Argelia, Mauritania y el océano Atlántico. Sus 250.000 kilómetros cuadrados de territorio se encuentran habitados por una población autóctona de más de 200.000 habitantes. Dos tercios de su suelo se hallan bajo ocupación militar y colonizada efectivamente por Marruecos. Además, el país ocupante viola de manera sistemática los derechos humanos y las libertades fundamentales de su población y de manera terca y abusiva no acepta los principios de la ONU y de la legislación internacional.

           “El Sahara Occidental espera su descolonización

     y el reconocimiento del Frente Polisario, como su único

               representante político, diplomático y militar”

El Sahara Occidental es la última colonia en África que espera 
su independencia. Invadida por la monarquía corrupta
de Marruecos, tiene un gran valor estratégico.

Ante la larga duración de este conflicto, que está mellando los legítimos derechos soberanos del pueblo saharaui, se debe emprender un nuevo enfoque para solucionar este largo contencioso. Un nuevo enfoque que comprendería los siguientes aspectos:

1.- El Alto Representante de la UE para Política Exterior, el español Josep Borrell, debería incluir en la agenda política del organismo europeo, la asunción de un papel más activo en los países del Magreb. 2.- debería nombrarse un enviado especial para la región, con un mandato para la descolonización del Sáhara Occidental. 3.- la UE debería exigir un mandato para que la Minurso (Misión de la ONU para la organización de un referéndum de autodeterminación para el Sáhara Occidental) asuma el control sobre la situación de los derechos humanos en la zona. 4.- las NN.UU deberían mantener la ayuda humanitaria para el pueblo saharaui, evitando una crisis en los próximos meses. 5.- el Parlamento Europeo y su delegación para las relaciones con los países del Magreb, deberían incluir en su agenda la cuestión de la descolonización del Sáhara Occidental y permitir al Frente Polisario –único representante del pueblo saharaui reconocido por la ONU– que haga oír su voz en sus debates.

Este enfoque podría servir de base para un acuerdo más global, que incluiría a las NN.UU, ya que por su valor geopolítico y su proximidad geográfica a la Unión Europea, el Magreb, deberá cumplir un papel más protagónico en el mundo en los siguientes años, pero dentro de un nuevo enfoque participativo, respetuoso de los derechos de su población, respetuoso de sus recursos naturales y principalmente democrático.













martes, 17 de septiembre de 2024

 

LA ARITMÉTICA EN LA DEMOCRACIA AFRICANA   

 Por:  Javier Fernando Miranda Prieto

 

La suma de votos que se realizan en las pizarras de los colegios africanos, es parte del ritual democrático en cada jornada electoral. La aritmética al servicio de la democracia africana.

Uno, dos, tres y cuatro trazos verticales. La quinta raya, en horizontal, sirve para cerrar conjuntos de cinco elementos. En este caso, conjuntos de votos. Es el momento clave del recuento electoral; cuando los ganadores se congratulan, los perdedores deben acatar y felicitar, los ciudadanos deben exigir que las promesas sean algo más que eslóganes y todos deben ponerse a trabajar. Son los buenos resultados del uso de la aritmética en la democracia africana.

El triángulo de las Bermudas de los lugares comunes sobre África no incluía en su cartografía un ritual como este. Ahí, en la lista, siempre estaban las guerras, las epidemias, la corrupción y las infinitas reelecciones. Pero de un tiempo a esta parte las elecciones libres, democráticas y creíbles no son ya una excepción en el devenir de la política continental.

El pasado 15 de setiembre se celebró el Día Internacional de la Democracia, instituido el año 2004 por las Naciones Unidas. "La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público, inspirando la creación de constituciones en todo el mundo y contribuyendo a la aceptación global de los valores y principios democráticos", señalaba con elocuencia, pero con poco realismo la ONU en el acta fundacional de esta efemérides. Pero organizaciones internacionales como Freedom House no son muy optimistas con respecto a la vigencia de la democracia en el mundo, según su último informe, esta forma de gobierno basada en la libertad y en el respeto de los derechos del ciudadano está en declive en un tercio de los países del planeta.

              “De un tiempo a esta parte las elecciones libres

                     y democráticas no son ya una excepción

                        en el devenir de la política africana” 

Freedom House define como "lo peor de lo peor" a las naciones que tienen un reducido estándar democrático (incluyendo no solo elecciones libres sino otros derechos conculcados como: libertad de prensa, libertad de expresión, estado de derecho, alternancia en el poder) como en Turkmenistán, Arabia Saudita, Corea del Norte, Myanmar, Bielorrusia y de los países africanos: Eritrea, Guinea Ecuatorial, Uganda, Camerún y Libia. Todos ellos, obtienen menos de 10 puntos sobre un total de 100 en cuanto a derechos políticos y libertades civiles.

En el último año ningún país ha logrado mejorar su índice
de salud democrática, predominando las democracias
imperfectas y los regímenes híbridos.

En un año en que más de la mitad de la población global está llamada a las urnas (India, EE.UU, Rusia, Indonesia, Sudáfrica, México, Paquistán) todo un récord histórico, la organización internacional señala que solo 40 de los más de 70 comicios que se están celebrando en el mundo, cuentan con las suficientes garantías para considerarlos libres y justos.

Este informe, que también advierte que ningún país ha logrado mejorar su índice de salud democrática en más de medio punto durante este año, apunta a la guerra y a los conflictos armados como el principal elemento desestabilizador a nivel democrático.

          “Aquellos países que salieron de conflictos armados

              o dictaduras, hicieron de la protesta en las calle,

          su consigna para alcanzar sus derechos democráticos”

La guerra en Ucrania, donde se percibe cada vez un mayor carácter autoritario del régimen y en donde las instituciones pierden representatividad, la invasión del Alto Karabaj por parte de Azerbaiyán o las guerras en Sudán, la Franja de Gaza, Cisjordania, la región este del Congo o Libia son solo alguno de los conflictos que están poniendo en jaque la seguridad y los procesos democráticos en varias regiones del mundo.  

Bajo ese panorama, la situación de la democracia en África se ha vuelto también variada. Lo bueno, es que desde hace una década, las elecciones libres, democráticas y creíbles, no son ya una excepción en varios países africanos. Y no solo me refiero a naciones que tienen una larga tradición de alternancia democrática en el poder, como Namibia, Ghana, Botsuana o Sudáfrica, sino aquellos países, que saliendo de conflictos armados o largas y corruptas dictaduras, hicieron de la protesta y la participación del pueblo en las calles su consigna para alcanzar sus derechos democráticos. Recordemos las experiencias de insurrección popular, en donde el pueblo en heroicas jornadas, le arrebataron el poder a dictadores o gobernantes corruptos que trataban de perpetuarse en sus cargos, como en Burkina Faso, Etiopía, Angola, Sudán, Malí y últimamente Senegal, estos países, demostraron en su momento, que sus pueblos valoraban y ansiaban mayores espacios democráticos. Pero solo en algunos casos alcanzaron sus objetivos democráticos.  

Pero también están los de siempre, los regímenes dictatoriales que pugnan por estar en el poder más allá de lo establecido, tiranos que se aferran a su cargo generando el repudio de su pueblo usando instrumentos aparentemente legales como referendos amañados, reformas constitucionales o leyes electorales a su medida, con el único fin de perpetuarse en el poder. En esta lista se ubican personajes ya conocidos: Teodoro Obiang Nguema, el decano de los dictadores africanos, quien acaba de cumplir 45 años usurpando el poder en Guinea Ecuatorial; Paul Biya de Camerún; Yoweri Museveni de Uganda; Isaías Afewerki de Eritrea y Denis Sassou-Nguesso del Congo.

Esperemos que muy pronto, el sencillo ritual de trazar en una pizarra el conteo de los votos, haciendo uso democrático de la aritmética, se vuelva una recurrente y democrática costumbre en los pueblos de África.

 

 

 

jueves, 12 de septiembre de 2024

 

ÁFRICA: AVANZANDO "A GOLPES"

Por:  Javier Fernando Miranda Prieto

 

El notorio apoyo popular, en especial de la juventud, a los Golpes de Estado producidos en los
últimos años en África, evidencian un fuerte patriotismo anti-occidental en general 
y anti-francés en particular.

Cada vez que se produce un golpe de Estado en África, surgen preguntas, especulaciones e hipótesis sobre el posible origen o consecuencias de este recurrente hecho. En los últimos tres años el continente africano ha vivido siete asonadas militares, todas ellas con un gran respaldo popular. Malí (2020-2021), Guinea Conakry (2021), Burkina Faso (2022), Chad (2021), Sudán (2021), Níger (2023) y Gabón (2023). Pero, ¿Quién estuvo detrás de estos militares golpistas?: Francia, Estados Unidos, Rusia, China o el mismo pueblo de estas naciones.

Los militares de estos países, no encabezaron un movimiento popular, sino que actuaron desde dentro de los regímenes que decían querer cambiar, abolir, limpiar. Pero gran parte de la juventud urbana apoyaron a los golpistas, en Niamey como en Bamako, Uagadugú o Libreville, atribuyéndoles un fuerte patriotismo anti-occidental en general y anti-francés en particular.

El último golpe producido en Gabón, tuvo un guion y una estética similar a los precedentes. El denominador común fue la precariedad económica, y el hartazgo de regímenes autoritarios y dinásticos que garantizaban los intereses neocoloniales de Francia a cambio de quedarse con una parte del saqueo principalmente del petróleo y la minería.

Níger como Burkina, Malí y Sudán pertenecen a la región del sahel, 
mientras Gabón es un territorio ecuatorial cubierto de selva.
Los anhelos de cambio no son de una región determinada.

Viendo la experiencia del golpe en Níger, país estratégico para Francia -productor del 60% del uranio que utiliza el gobierno galo para su producción eléctrica- quedó demostrado que no se tenía ni fortaleza ni voluntad para que las instituciones pro-occidentales de África -la Unión Africana, la CEDEAO y otras por el estilo- se embarquen en la aventura de reinstalar mediante la fuerza a los viejos socios caídos en desgracia.

Según el Banco Mundial, Gabón es un país de ingresos medios-altos. Como exportador de petróleo y miembro de la OPEP, tiene un PBI per cápita de 9 mil dólares, comparado con 500 de Níger, 890 de Burkina Faso, o incluso 2 mil de Nigeria, considerado una potencia regional. Pero, al igual que sus vecinos más pobres, un tercio de la población vive bajo la línea de pobreza, y el 40% de los jóvenes de entre 15 y 24 años están desocupados.

           “Gran parte de la juventud urbana en Niamey,

               Bamako, Uagadugú o Libreville, apoyaron

                 a los golpistas, atribuyéndoles un fuerte

               patriotismo anti-occidental y anti-francés”

Por eso, más allá de las particularidades nacionales, el odio a las elites locales y el profundo sentimiento anti francés -es decir, anticolonial- es el denominador común en la convulsionada situación en África.

Por otra parte, no hay que olvidar que Estados Unidos tiene sus propios intereses en la región. En el marco de la guerra de Ucrania, su principal preocupación es evitar que el rechazo al imperialismo francés y este “espíritu anticolonial”, sean utilizados por Rusia y China para profundizar su penetración en África.

Los países occidentales usaron el pretexto de la lucha contra
el yihadismo, para militarizar la región, generando mayor
represión y violencia contra la población civil.

Aunque los golpes de Estado, perpetrados en los últimos años en África, cuentan con un amplio respaldo popular al interior de sus territorios, esta nueva realidad no ha sido reconocida por Francia ni Estados Unidos, que han expresado su respaldo a los miembros de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental Cedeao, y otros organismo regionales que han expresado su empeño en restablecer el statu quo. Lo cual, luego de más de tres años de vanos intentos, estos deseos de occidente no tienen ninguna viabilidad.

Níger pertenece a la región del Sahel (transición entre el desierto y la sabana), y Gabón, es un territorio ecuatorial cubierto en su mayor parte por la selva tropical. Los procesos que se viven en ambos países, si bien guardan algunas semejanzas, pero también importantes diferencias. Lo más resaltables es que en ambas naciones las Fuerzas Armadas han contado con el entusiasta respaldo de los ciudadanos, quienes han vivido estos movimientos como una liberación del yugo neocolonial francés y como el despertar de una auténtica soberanía. Hay que tener presente que estos países cuentan con recursos naturales estratégicos que los han convertido en encrucijadas de intereses corporativos y geoestratégicos: uranio en Níger y petróleo en Gabón y Chad, minerales estratégicos en Malí y Guinea.

       “La actitud que han exhibido los líderes de Europa y los

          Estados Unidos hacia África, es de una mentalidad

                  colonial, racista y promotora del saqueo”

Pero los grupos castrenses de cada uno de los países han enfocado sus misiones de forma diferente. Desde Libreville, capital de Gabón, se asegura a todos los actores externos, que se respetarán los acuerdos y los intereses extranjeros en el país, pero desde Niamey, capital de Níger, Bamako capital de Malí y Uagadugú capital de Burkina Faso, se incita al pueblo a sumarse a una cruzada anti-francesa a fin de terminar con la injerencia política y económica de París en su territorio y en toda la región. No se puede olvidar que allí las potencias occidentales han desplegado tropas en la última década con el pretexto del combate al yihadismo. Una inepta y fracasada estrategia militar, que solo generó mayor represión y violencia contra la  indefensa población civil.

Por ahora, la actitud que han exhibido líderes y buena parte de las sociedades de Europa y Estados Unidos es de una mentalidad colonial que siempre ha sido injustificable, racista, promotora del saqueo y del enriquecimiento a través del despojo violento, y que no tiene cabida en la actualidad.

No es casualidad que el presidente francés Emmanuel Macron, sea un ejemplo de los peores conceptos y actitudes: sin siquiera tomar en cuenta que tanto Níger como Mali o Burkina son ex-colonias francesas, ha declarado que: “los africanos son sujetos políticos inmaduros que deben ser tutelados desde el Norte Global”. Nada de libertad, igualdad y fraternidad. El desprecio por la autodeterminación no sorprende cuando proviene de quien siempre ha demostrado que no tiene consideración alguna por la voluntad de sus propios conciudadanos y de que está dispuesto a recurrir a la represión a gran escala para imponer los intereses de la oligarquía.

Las potencias occidentales deben entender que el pueblo africano está sediento de una verdadera independencia, la que formalmente goza desde hace décadas, y que el único rumbo sensato y apegado a la legalidad internacional, es sacar sus manos de la región y dejar que sean los nigerinos, los malienses, los burkineses y el resto de los africanos, quienes diriman sus propios asuntos internos.