ÁFRICA: AVANZANDO "A GOLPES"
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Cada vez que se produce un golpe de Estado en
África, surgen preguntas, especulaciones e hipótesis sobre el posible origen o
consecuencias de este recurrente hecho. En los últimos tres años el continente
africano ha vivido siete asonadas militares, todas ellas con un gran respaldo
popular. Malí (2020-2021), Guinea Conakry (2021), Burkina Faso (2022), Chad (2021), Sudán (2021), Níger (2023) y Gabón (2023). Pero,
¿Quién estuvo detrás de estos militares golpistas?: Francia, Estados Unidos,
Rusia, China o el mismo pueblo de estas naciones.
Los militares de estos países, no encabezaron un movimiento popular, sino que actuaron desde dentro de los regímenes que decían querer cambiar, abolir, limpiar. Pero gran parte de la juventud urbana apoyaron a los golpistas, en Niamey como en Bamako, Uagadugú o Libreville, atribuyéndoles un fuerte patriotismo anti-occidental en general y anti-francés en particular.
El último golpe producido en Gabón, tuvo un guion y una estética similar a los precedentes. El denominador común fue la precariedad económica, y el hartazgo de regímenes autoritarios y dinásticos que garantizaban los intereses neocoloniales de Francia a cambio de quedarse con una parte del saqueo principalmente del petróleo y la minería.
Níger como Burkina, Malí y Sudán pertenecen a la región del sahel, mientras Gabón es un territorio ecuatorial cubierto de selva. Los anhelos de cambio no son de una región determinada. |
Viendo la experiencia del golpe en Níger, país estratégico para Francia -productor del 60% del uranio que utiliza el gobierno galo para su producción eléctrica- quedó demostrado que no se tenía ni fortaleza ni voluntad para que las instituciones pro-occidentales de África -la Unión Africana, la CEDEAO y otras por el estilo- se embarquen en la aventura de reinstalar mediante la fuerza a los viejos socios caídos en desgracia.
Según el Banco Mundial, Gabón es un país de ingresos medios-altos. Como exportador de petróleo y miembro de la OPEP, tiene un PBI per cápita de 9 mil dólares, comparado con 500 de Níger, 890 de Burkina Faso, o incluso 2 mil de Nigeria, considerado una potencia regional. Pero, al igual que sus vecinos más pobres, un tercio de la población vive bajo la línea de pobreza, y el 40% de los jóvenes de entre 15 y 24 años están desocupados.
“Gran parte de la juventud urbana en Niamey,
Bamako, Uagadugú o Libreville, apoyaron
a los golpistas, atribuyéndoles un fuerte
patriotismo anti-occidental y anti-francés”
Por eso, más allá de las particularidades nacionales, el odio a las elites locales y el profundo sentimiento anti francés -es decir, anticolonial- es el denominador común en la convulsionada situación en África.
Por otra parte, no hay que olvidar que Estados Unidos tiene sus propios intereses en la región. En el marco de la guerra de Ucrania, su principal preocupación es evitar que el rechazo al imperialismo francés y este “espíritu anticolonial”, sean utilizados por Rusia y China para profundizar su penetración en África.
Los países occidentales usaron el pretexto de la lucha contra el yihadismo, para militarizar la región, generando mayor represión y violencia contra la población civil. |
Aunque los golpes de Estado, perpetrados en los últimos años en África, cuentan con un amplio respaldo popular al interior de sus territorios, esta nueva realidad no ha sido reconocida por Francia ni Estados Unidos, que han expresado su respaldo a los miembros de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental Cedeao, y otros organismo regionales que han expresado su empeño en restablecer el statu quo. Lo cual, luego de más de tres años de vanos intentos, estos deseos de occidente no tienen ninguna viabilidad.
Níger pertenece a la región del Sahel (transición entre el desierto y la sabana), y Gabón, es un territorio ecuatorial cubierto en su mayor parte por la selva tropical. Los procesos que se viven en ambos países, si bien guardan algunas semejanzas, pero también importantes diferencias. Lo más resaltables es que en ambas naciones las Fuerzas Armadas han contado con el entusiasta respaldo de los ciudadanos, quienes han vivido estos movimientos como una liberación del yugo neocolonial francés y como el despertar de una auténtica soberanía. Hay que tener presente que estos países cuentan con recursos naturales estratégicos que los han convertido en encrucijadas de intereses corporativos y geoestratégicos: uranio en Níger y petróleo en Gabón y Chad, minerales estratégicos en Malí y Guinea.
“La actitud que han exhibido los líderes de Europa y los
Estados Unidos hacia África, es de una
mentalidad
colonial, racista y promotora del
saqueo”
Pero los grupos castrenses de cada uno de los países han enfocado sus misiones de forma diferente. Desde Libreville, capital de Gabón, se asegura a todos los actores externos, que se respetarán los acuerdos y los intereses extranjeros en el país, pero desde Niamey, capital de Níger, Bamako capital de Malí y Uagadugú capital de Burkina Faso, se incita al pueblo a sumarse a una cruzada anti-francesa a fin de terminar con la injerencia política y económica de París en su territorio y en toda la región. No se puede olvidar que allí las potencias occidentales han desplegado tropas en la última década con el pretexto del combate al yihadismo. Una inepta y fracasada estrategia militar, que solo generó mayor represión y violencia contra la indefensa población civil.
Por ahora, la actitud que han exhibido líderes y buena parte de las sociedades de Europa y Estados Unidos es de una mentalidad colonial que siempre ha sido injustificable, racista, promotora del saqueo y del enriquecimiento a través del despojo violento, y que no tiene cabida en la actualidad.
No es casualidad que el presidente francés Emmanuel Macron, sea un ejemplo de los peores conceptos y actitudes: sin siquiera tomar en cuenta que tanto Níger como Mali o Burkina son ex-colonias francesas, ha declarado que: “los africanos son sujetos políticos inmaduros que deben ser tutelados desde el Norte Global”. Nada de libertad, igualdad y fraternidad. El desprecio por la autodeterminación no sorprende cuando proviene de quien siempre ha demostrado que no tiene consideración alguna por la voluntad de sus propios conciudadanos y de que está dispuesto a recurrir a la represión a gran escala para imponer los intereses de la oligarquía.
Las potencias occidentales deben entender que el pueblo africano está sediento de una verdadera independencia, la que formalmente goza desde hace décadas, y que el único rumbo sensato y apegado a la legalidad internacional, es sacar sus manos de la región y dejar que sean los nigerinos, los malienses, los burkineses y el resto de los africanos, quienes diriman sus propios asuntos internos.
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