sábado, 28 de septiembre de 2013

LA  TRATA  DE  PERSONAS: VICTIMAS  DEL  OLVIDO

Por: Javier  Fernando  Miranda  Prieto

Las Naciones Unidas en su último informe anual, calcula tentativamente que en el año 2012 la cifra de niños
africanos víctimas del tráfico de personas, llegaba a los 130,000 menores.

El pasado lunes 23 de setiembre se conmemoró el Día Internacional Contra la Trata de Personas, crimen que consiste en el secuestro de individuos, especialmente mujeres y niños, para explotarlos sexual o laboralmente o para comercializar sus órganos.

La trata de personas no es un problema menor en el mundo y ocupa nada menos que el tercer puesto entre los delitos más lucrativos para las mafias del crimen organizado, solo le ganan el tráfico de drogas y el comercio ilegal de armas.

Según el último Informe de las Naciones Unidas sobre el Tráfico de Personas, los niños es el eslabón más débil y vulnerable de esta cadena de explotación y en especial los menores de los países del África subsahariana. El número de menores víctimas de este tráfico, que son obligados a trabajar o explotados sexualmente en África, sigue creciendo cada año.

El Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente de mujeres y niños de Naciones Unidas, la define como; “la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso del poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esta explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las practicas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos”.

En el África, la pobreza extrema, la falta de educación, el desempleo,
crean las condiciones que facilitan la trata de menores.
Esta amplia y pormenorizada definición es importante, porque en muchas partes del África el uso de menores se produce con el consentimiento de sus padres o incluso de los mismos niños o niñas. En la mayoría de los países del continente, la pobreza extrema, el alto número de hijos, la falta de oportunidades educativas, el desempleo, el bajo estatus del que goza las mujeres, la ignorancia, crean las condiciones que facilitan este tipo de prácticas.

Los menores y sus familias son engañados, como siempre suele suceder en estos casos, con la promesa de una vida mejor. Es así como se explica la explotación de cientos de miles de menores cada año. La ONU en su informe, calcula tentativamente que al año 2012 la cifra bordeaba los 130,000 menores víctimas de este tráfico de personas.

Niñas y niños que se les priva de su derecho a la educación, a la salud, a crecer en el seno de una familia y a la protección contra los abusos y que se convierten, en base a esta perversa practica, en una fuente de ingresos y negocio para los traficantes. Como vemos, la trata de niños es una práctica que nos humilla y deshumaniza a todos. Todos lo sabemos, sabemos que está ahí y muchas veces se nos olvida o preferimos olvidarlo, ocultarlo, ignorarlo. Que hacen los gobiernos de los países desarrollados para consentir semejante crimen. No se puede creer que sean capaces de invertir altas sumas de dinero en perseguir y matar a un terrorista en cualquier parte del mundo y no sean capaces de impedir esta barbarie.

Pero claro, mientras el gobernante africano sea un aliado de los Estados Unidos o de Europa, puede ser el más corrupto y no pasa nada. Si no poseen petróleo es peor, nos olvidamos de “llevar la democracia” a los pobres africanos, es la hipocresía humana en su máxima expresión.

Guinea Ecuatorial, dictadura que es apoyada por los paises occidentales,
es uno de los principales destinos para los menores sometidos
a trajos forzados, como el comercio ambulatorio.
Según el informe de la ONU que estamos glosando, Guinea Ecuatorial, la dictadura decana del continente, gobernada por un sátrapa, pero aliado y socio de las grandes potencias, por sus recursos petroleros, ese país, es uno de los principales destinos para los menores sometidos a trabajos forzados. Los niños y niñas son transportados de los países vecinos, principalmente de Nigeria, Gabón, Benín, Camerún y obligados a trabajar como vendedores ambulantes o lavanderos. La mayoría de las víctimas son explotadas en la capital, Malabo u otras principales ciudades de Guinea, donde la creciente industria petrolera está creando una alta demanda de mano de obra barata y explotación sexual.

En este informe, también se señala que en Camerún, por ejemplo, los intermediarios suelen transportar dos o tres menores a la vez. Estos niños o niñas suelen provenir de pequeñas aldeas rurales y se consiguen con engaños. Los padres entregan a sus hijos a cambio de la promesa de educación o de una mejor vida en la ciudad. Sin embargo el estudio indica que cada vez más los tratantes o traficantes recurren al secuestro de los menores y a otras formas violentas de intimidación, ya que gracias a las campañas de sensibilización llevadas a cabos en distintas zonas del país, los padres son cada vez más consientes de la situación y consecuentemente, más reacios a entregar a sus hijos o hijas a los intermediarios.

La única solución a la trata de menores, como a tantos otros problemas
que afectan a los niños africanos, radica en la educación.
Por otro lado la Unidad Africana, ha lanzado una iniciativa dirigida a luchar contra el tráfico humano en África. Uno de los objetivos de la campaña es convertir esta lucha en una de las prioridades de las agendas de desarrollo de los distintos países del continente.

Poco a poco, se ha ido consiguiendo que los distintos Estados introduzcan legislaciones que favorezcan una lucha conjunta y la cooperación más allá de las propias fronteras. Sin embargo, todavía queda un largo camino por recorrer en este campo para ser más efectivas esas leyes, sobre todo a la hora de implementarlas.

Y a pesar de todo ello, el número de niños y niñas victimas del tráfico o trata de menores sigue creciendo y las técnicas utilizadas para conseguirlos son cada vez más violentas. Quizás, la solución a este problema, como a tantos otros de los que afectan a niños del África, radique principalmente en la educación.


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