domingo, 8 de septiembre de 2013

ROBERT  MUGABE:
DE  HÉROE  A  DICTADOR

Por: Javier  Fernando  Miranda  Prieto

Robert Mugabe luchó en su juventud por la independencia de su país. Lleva 33 años en el poder, el otrora héroe
de la lucha contra la segregación racial asume su séptimo mandato consecutivo.

El pasado 22 de agosto, Robert Mugabe el casi eterno presidente de Zimbabue juramentó su séptimo mandato consecutivo a la primera magistratura de su país, en un ambiente aparentemente festivo y multitudinario.

Una treintena de jefes de Estado y más de 60,000 personas, la mayoría de ellas empleados y funcionarios del gobierno, fueron congregadas en el célebre National Sports Stadium de la ciudad de Harare, para dar realce a una solemne ceremonia que coronaba así, un cuestionado proceso electoral donde el candidato-presidente se hizo reelegir una vez más, ante la pasividad y resignación del sacrificado e inmolado pueblo zimbabuense.

La historia de Robert Mugabe en Zimbabue fue, aunque parezca inverosímil, muy similar a la de Nelson Mandela en Sudáfrica. En su juventud ambos líderes africanos lucharon por la libertad e independencia de sus países, los cuales estuvieron controlados por una minoría blanca que reprimía los derechos de la mayoría negra. Ambos fueron encarcelados por sus luchas autonomistas y una vez en libertad, llegaron al poder como héroes nacionales.

Pero ahí se acaban las comparaciones. Mientras Mandela, héroe de la lucha contra el apartheid, abandonaba el cargo luego de terminar su primer y único mandato presidencial (1994 a 1999), Mugabe seguía enfrascado en el poder. Ahora, luego de 33 años de gobierno, ha obtenido una nueva y dudosa victoria que lo ha reelegido por séptima vez consecutiva desde 1980, y en esta oportunidad fue investido en una ceremonia muy fastuosa, que para muchos observadores, le podría haber costado al precario presupuesto estatal, cerca de dos millones de dólares.

Zimbabue país sin litoral, que vivió un régimen segragacionista dirigido
por una minoría blanca.
Gracias a este afán reeleccionista, Mugabe de 89 años, ha pasado de ser el héroe y figura sobresaliente entre los líderes del Tercer Mundo, a convertirse en un dictador y genocida, que está llevando a Zimbabue hacia una fragmentación política y un caos económico y social. Paradójicamente, en un país donde confluyen, una rica y milenaria herencia cultural y una heroica y consecuente lucha independentista.

La Republica de Zimbabue, desde un inicio tuvo un singular y violento proceso de descolonización. Aunque, para no cometer el mismo y recurrente error de muchos historiadores, habría que precisar que así como en el resto de países africanos, la historia y el origen cultural de Zimbabue no empieza con la llegada de los europeos a sus costas, la historia del África no se inicia con la brutal colonización de occidente. Existe en estos países, desde mucho antes, un horizonte histórico y cultural de milenios, el África no es solo cuna de la humanidad, también es origen de civilizaciones muy antiguas, mucho antes de la presencia de los europeos.

Como es el caso del Gran Zimbabue, la milenaria “Casa de Piedra” –en el idioma de los shonas la mayoritaria etnia de ese país- monumental ciudadela de piedra que data del siglo X de nuestra era, un prodigio de sofisticada construcción civil, planificación urbana y estética arquitectónica. Siglos después de esta gran civilización, a partir del siglo XVII empezaron a llegar los europeos, primero los portugueses y luego los ingleses, atraídos por las riquezas que ofrecían las minas de oro y platino y por el comercio y tráfico de esclavos.

Ruinas de piedra de la ciudadela Gran Zimbabue del siglo X, milenaria
construcción africana.
En el siglo XIX, los ingleses se asentaron plenamente en estos territorios, llamados por ellos Rodesia del Sur, en memoria de Cecil Rhodes aventurero, comerciante y traficante de esclavos ingles. Creándose un perverso sistema colonial, basado en la supremacía blanca, la sobreexplotación de los recursos naturales y el exterminio se la población nativa. Herencia de expoliación, odio y destrucción que dejaron los europeos en estas tierras.

Durante el proceso de descolonización, en el año 1964 la minoría blanca de Rodesia del Sur, dirigida por Ian Smith un terrateniente racista, declara unilateralmente la independencia de Rodesia, constituyendo un régimen segregacionista al mejor estilo de su vecina Sudáfrica. Este gobierno espurio no fue reconocido por las Naciones Unidas, ni por la misma Inglaterra. Fueron casi 15 años de sometimiento de una minoría blanca, a una vasta mayoría de población negra. De esa lucha de resistencia surgió el Frente Patriótico dirigido por el joven abogado y guerrillero Robert Mugabe.

Debido a su discurso subversivo contra el gobierno racista de Ian Smith, en 1964 Mugabe es condenado a cadena perpetua. Luego de diez años de encierro logra su libertad, pero se refugia en Mozambique, desde donde dirige la lucha contra el apartheid rodesiano.

No sería sino hasta 1979, tras largas negociaciones diplomáticas realizadas en la misma ciudad de Londres, cuando Rodesia finalmente proclama su independencia y deja de ser colonia británica y territorio racista. Un año después, en 1980 nace la Republica de Zimbabue, que erige a Robert Mugabe como su flamante primer presidente.

Durante la primera década de su gobierno, el país africano comenzó a progresar en todas las áreas. Mugabe se volvió muy popular en su país y en el extranjero por haber dado a Zimbabue democracia, educación, salud e inversiones. Y en el plano internacional, se erigió en uno de los principales líderes de los países del Tercer Mundo. Sin embargo, desde los años noventa modifica la constitución para dotarse de más prerrogativas y poderes absolutos, lo cual le permitía reelegirse consecutivamente.

La Crisis económica en Zimbabue provocó una inflación anual de 150,000%
y un desempleo de más del 80%. 
A partir del año 2000, la crisis económica provocó una inflación anual superior al 150,000% y un desempleo del 80%, que Mugabe atribuyó a una conspiración de los gobiernos occidentales y de la minoría blanca que buscaban derrocarlo. Aplicando medidas demagógicas y populistas, como la expropiación de las haciendas y fincas pertenecientes a propietarios blancos, a favor de los campesinos pobres sin tierra o repartiendo bonos de alimentos a sus simpatizantes en los barrios marginales. Creando con ello, todo un sistema de manipulación y clientelismo políticos en la población más pobre del país. Recurso demagógico y propagandístico que puso en práctica en cada nueva elección presidencial.

A pesar de ello, en las elecciones del 2008, el candidato opositor Morgan Tsvangirai del centrista Movimiento por el Cambio Democrático -MCD- ganó la primera vuelta de esas elecciones. Esto fue un duro golpe para el orgullo de Mugabe, que se negó a reconocer su derrota. El resultado generó una sangrienta ola de violencia en todo el país, una represión de parte del gobierno que acabó con la vida de más 500 seguidores de Tsvangirai.


Morgan Tsvangirai lider opositor que gobernó en alianza con Mugabe
los últimos cinco años, lo cual melló su perfil político.
La crisis que dejó esa elección acarreó a Mugabe y sus aliados severas sanciones de la Unión Europea y Estados Unidos.  Por ello, el presidente se vio obligado a crear un gobierno de concertación nacional junto al líder opositor, gobierno de coalición que ha tenido vigencia hasta estas últimas elecciones.

Pero este año, Tsvangirai volvió a presentarse como candidato, aunque su co-gobierno con el dictador durante los últimos cinco años a mellado su perfil político. Pero como se esperaba, Mugabe ganó nuevamente generando una ola de cuestionamientos en la comunidad internacional, pese a que el organismo electoral ratificó su victoria.

Robert Mugabe parece que ha logrado quedarse una vez más en el poder. Quizás piense morir en el cargo, como lo había advertido en el 2008 cuando dijo: “Solo Dios puede quitarme el poder que me dio”. Esperamos, que muy pronto, los zimbuenses logren arrebatarle el poder al dictador, autoridad que soberana y legitimamente les corresponde.

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