lunes, 9 de diciembre de 2013

EL SECRETO DE MADIBA

Por: Javier  Fernando  Miranda  Prieto




Las piedras no se marchitan, permanecen para siempre. Las imágenes de la televisión internacional nos han estado mostrando en estos días a cientos de personas frente a la residencia de Nelson Mandela en Johannesburgo, depositando flores y piedras con mensajes escritos muy personales, le reconocen como un icono y le agradecen su sufrimiento. Estas piedras colocadas en el jardín del Padre ausente, son como semillas que germinaran en la casa del político más venerado de la historia reciente, quien se fue despidiendo lentamente de la vida tal como la vivió, resistiendo.

Aunque, Mandela deje atrás una familia dividida por su herencia, un país y un partido en crisis y un mundo huérfano de líderes morales, varias generaciones se rinden ante el legado del hombre que protagonizó el milagro político y humano más sobrecogedor del siglo XX. Millones de personas en el mundo reconocen que Madiba, como le llamaban los suyos, el primer presidente negro de Sudáfrica, el que unió a un pueblo dividido en dos bandos irreconciliables, poseía un secreto que lo convierte en leyenda.

Ciento de personas depositan flores y piedras con mensajes personales,
en el jardín de la casa de Nelson Mandela en Johannesburgo
.
Como lo mencionaba en una entrada anterior, Mandela tenía la sonrisa más famosa del mundo y el enorme merito de haberla mantenido, a pesar de ser un hombre que envejeció en la cárcel. Fueron más de 27 años de un encierro injusto, los cuales no pudieron doblegar su carácter, su coraje, ni sus ideales. A pesar de todos los sufrimientos, Mandela bregó siempre para que el resto del planeta, difunda su mensaje, el secreto de su éxito político y humano: no haber tratado a sus enemigos, como ellos lo trataron a él. Cuando alguien sufre penalidades, no se puede jamás humillar a los otros. Ese rasgo de negarse a subyugar a sus rivales, es lo que le convierte en un líder universal.

       “Mandela entendió que la generosidad y la                           reconciliación eran los métodos más                                     eficaces para lograr sus fines”

Esta nobleza de sentimientos, paradójicamente fueron incubadas en la conciencia de Madiba, en los momentos más dramáticos e injustos de su existencia. Mandela es detenido, torturado y acusado de conspiración para derrocar al gobierno que ha permitido sucesivas masacres de manifestantes, en una Sudáfrica sacudida por la lucha racial. Condenado a cadena perpetua no será liberado hasta la década de los noventa.

Desde la soledad de su fría celda en la isla de Robben, Mandela forjará las actitudes que le darán fama como ser humano excepcional.  Las cartas que escribe desde la cárcel, muestran a un Nelson Mandela cuya humanidad sale reforzada de la adversidad, aunque son años de enorme sufrimiento personal. Durante los años 1,968 y 1,969 vive desde el aislamiento la muerte de su madre, la muerte de su hijo en un accidente y el distanciamiento y el desgarro por las vicisitudes que pasan su valiente esposa Winnie Mandela y sus dos pequeñas hijas. Pero ninguna penalidad detiene al hombre que ha forjado durante años, el ideal de terminar con el sistema de discriminación racial y construir en su país un autentico régimen democrático para todos los sudafricanos.

             “Mandela va liberar a los negros de
          la esclavitud, pero también a los blancos
                       de sus propios miedos”

Luego de su liberación en 1,990 y tras su abrumador triunfo electoral cuatro años después, Mandela va trabajar sin descanso para librar a los negros de la esclavitud, pero también para librar a los blancos de sus propios miedos, paso a paso va dirigir el camino de la reconciliación. Una de sus primeras medidas desde el gobierno, va ser desmontar las secuelas de un régimen, que años atrás parecía eterno, sienta las bases de lo que parecía imposible, que la sociedad negra y la blanca fueran capaces de entenderse después de la devastación colonial y la inhumanidad del apartheid.

Mandela y su valiente esposa Winnie, quien estuvo al frente del partido
y lideró la lucha anti-apartheid durante los 27 años en que su esposo

 sufrió carcelería.
Sus principales objetivos políticos eran, cerrar las heridas de la Nación y generar confianza.  Y aunque no logró todas sus promesas y gran parte de su pueblo viva aún en la pobreza, con Mandela Sudáfrica va ser considerada modelo y locomotora económica del continente africano.

Madiba tenía la capacidad de identificar esas áreas de encuentro común, entendió muy bien que blancos y negros tenían mucho que ganar si colaboraban y mucho que perder si no lo hacían, en un momento de transición, en un momento de grandes cambios como los que vivía Sudáfrica en ese tiempo. Es decir, Mandela ante todo entendió que el perdón, la generosidad y la reconciliación eran los instrumentos políticos más eficientes, más prácticos para lograr sus fines. Si Mandela hubiera salido de la cárcel, convencido que el método más eficaz, más práctico para llegar a la democracia era la lucha armada, lo hubiera hecho, pero no pensaba así.

Ahora este gran hombre, desde la inmortalidad empieza a cosechar ese reconocimiento producto de haber sembrado, durante décadas y con paciencia los valores humanos contrarios a los del sistema al que se opuso, valores como la generosidad, la amabilidad, la modestia y la cortesía, que tampoco parecen imperar en la sociedad actual. Tal vez ahí, resida el secreto de Madiba, en demostrar que las autenticas cárceles son el odio y el miedo; en compensar el sufrimiento de las víctimas, con la transformación de la sociedad y en mantener y proclamar una fe inquebrantable en que hay un germen de bien en la mayor parte de la humanidad. Un germen como las piedras escritas, depositadas como ofrenda, en el jardín de la casa del Padre ausente.





No hay comentarios:

Publicar un comentario