LA CAZA FURTIVA:
OTRA FORMA DE VIOLENCIA
Por: Javier Fernando
Miranda Prieto
El Fondo Mundial para la Naturaleza -WWF según sus siglas en ingles- informa este año el incremento de la caza furtiva de elefantes y rinocerontes, por el lucrativo negocio del tráfico de marfil. |
Este año que termina,
la caza furtiva en África ha llegado a su punto más alto, a pesar de los
esfuerzos de los gobiernos y de las organizaciones medioambientales, esta práctica
ilegal sigue creciendo. Los animales que más sufren son los elefantes y los
rinocerontes, el motivo principal de esta caza indiscriminada es el lucrativo
negocio del tráfico de marfil.
En la actualidad, la
República Democrática del Congo, Camerún y la República Centroafricana han
unido sus fuerzas para luchar contra esta caza furtiva. Este ilegal negocio
valora los colmillos y cuernos de elefantes y rinocerontes, los cuales son muy
apreciados en Asia, donde se utilizan como ingredientes en medicamentos o como
objetos de decoración y es que hay mucho dinero de por medio.
En su último
informe de este año, el Fondo Mundial para la Naturaleza –WWF según sus siglas
en ingles- señala que el cuerno de rinoceronte vale 20,000 euros el kilo y el
colmillo de elefante se puede vender hasta por 1,800 euros el kilo, como se ve
el negocio es muy rentable. Este mismo informe indica, que el comercio ilegal
de animales salvajes mueve unos 8,000 millones de euros al año.
La reserva de Dzanga Sangha -la zona verde en el mapa- en el sur de la República Centroafricana, ha sido víctima de la violencia y el exterminio de los cazadores ilegales. |
La cuenca del rio Congo
que baña las costas de Camerún, República Democrática del Congo y la República
Centroafricana, es una región con problemas, la inestabilidad política y la
violencia de las guerras también afecta a la naturaleza, porque abre las
puertas a la caza furtiva. A pesar de la precariedad política de esta zona, los
gobiernos de estos tres países han coordinado acciones para la defensa de su
hábitat natural.
Es por ello que
brigadas de guardabosques fuertemente armados de los tres ejércitos, patrullan habitualmente
en los afluentes del rio Congo, persiguiendo a los bien apertrechados cazadores
furtivos, estos guardabosques están estacionados en la República del Congo.
Estas tropas forman parte de un proyecto de protección forestal trinacional,
las patrullas resguardan, entre otros santuarios naturales, el parque nacional
Dzanga Sangha ubicado en la República Centroafricana. Tras el último golpe de
Estado, el país está sumido en el caos político y eso lo aprovechan los
cazadores ilegales.
Según el WWF en pocos días los rebeldes centroafricanos y cazadores ilegales saquearon el parque natural de Dsanga, causando una verdadera matanza entre los elefantes del parque. |
Habitantes de esta
zona, informaron a los activistas de la WWF, que en mayo pasado cazadores
sudaneses atacaron esta reserva ecológica provocando una gran destrucción de
las diferentes especies que resguardan. El Fondo Mundial para la Naturaleza es
responsable de esta área protegida, pero debido al peligro, por la violencia
que se vive en esta nación, lamentablemente han tenido que regresar a sus
países.
En este informe del
WWF, se deja constancia que los rebeldes centroafricanos no solo saquearon el
país. Desgraciadamente, las oficinas del parque nacional y las estaciones
experimentales del WWF fueron saqueadas, dejando sin protección uno de los más
importantes países de selva tropical en el África. Lo más terrible es que los
rebeldes llegaron a esta reserva acompañados por cazadores furtivos fuertemente
armados con ametralladoras, que en pocos días causaron una verdadera matanza
entre los elefantes del parque.
“En la cuenca del rio Congo, la inestabilidad política
y la violencia
de las guerras, también afectan
a la
naturaleza”
La creciente violencia,
también pone en peligro los diversos trabajos de investigación en la selva de
la República del Congo. Los grupos de conservacionistas norteamericanos que
trabajan protegiendo a gorilas de los bosques congoleños, igualmente han tenido
que hacer frente a la destrucción de los diferentes grupos armados de este
país.
El cuerno de los rinocerontes puede valer 20,000 euros el kilo en el mercado ilegal, no es nada si, según el WWF el comercio de animales savajes mueve más de 8,000 millones de euros al año. |
La selva de la cuenca
del Congo, es el lugar de refugio de decenas de grandes simios. Según el
informe del organismo conservacionista, los gorilas viven en grupos familiares
y se mueven por la selva tropical en busca de alimento. Dentro del área de
protección, que les ha asignado el gobierno congoleño, se encuentran relativamente
seguros. En la actualidad hay muchos peligros que debe de enfrentar estos
animales, por ejemplo las enfermedades, los investigadores europeos tratan de
no transmitirles las enfermedades humanas, por eso usan mascaras y guantes,
cuando tienen que tratarlos. Asimismo, se siguen talando indiscriminadamente,
grandes aéreas de selva.
En la actualidad, la
presión sobre la población de gorilas es extrema, ya que aumenta el comercio de
carne de animales salvajes, como el comercio de animales vivos, especialmente
en el muy prospero mercado asiático. Por ello es importante la presencia, en
esta convulsa zona, de investigadores y ambientalistas. La mayoría de las veces
son ellos los que reúnen la información científica y la hacen publica.
Pero para preservar la
biodiversidad en la cuenca del Congo en un futuro, se necesita mucho dinero. Por
eso organizaciones internacionales como el Fondo Mundial para la Naturaleza
–WWF- va incrementando anualmente sus donaciones para proyectos
conservacionistas y ecológicos que se ejecutan especialmente en los países de
la rica región de la cuenca del Congo.
Lamentablemente, la
caza furtiva en Dzanga Sangha en la República Centroafricana, el exterminio de
los colmillos de elefantes en Camerún o el peligro de la extinción de la
población de gorilas en la República Democrática del Congo, solo es la punta del
Ice ver. El aumento de la demanda de marfil en Asia, especialmente en los
países emergentes del sudeste asiático, llevan al aumento de la caza furtiva de
elefantes y rinocerontes, si esta caza ilegal sigue en aumento a este ritmo, se
puede calcular que en unos 20 años ya no habrá más elefantes. En esta región,
alrededor de 25,000 elefantes son víctimas de estos inescrupulosos cazadores cada
año.
Parece que son
necesarios muchos más esfuerzos para no perder la lucha contra el sangriento
negocio del marfil.
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