jueves, 5 de diciembre de 2013

LA CAZA FURTIVA:
OTRA FORMA DE VIOLENCIA

Por: Javier  Fernando  Miranda  Prieto

El Fondo Mundial para la Naturaleza -WWF según sus siglas en ingles- informa este año el incremento de la
caza furtiva de elefantes y rinocerontes, por el lucrativo negocio del tráfico de marfil.


Este año que termina, la caza furtiva en África ha llegado a su punto más alto, a pesar de los esfuerzos de los gobiernos y de las organizaciones medioambientales, esta práctica ilegal sigue creciendo. Los animales que más sufren son los elefantes y los rinocerontes, el motivo principal de esta caza indiscriminada es el lucrativo negocio del tráfico de marfil.

En la actualidad, la República Democrática del Congo, Camerún y la República Centroafricana han unido sus fuerzas para luchar contra esta caza furtiva. Este ilegal negocio valora los colmillos y cuernos de elefantes y rinocerontes, los cuales son muy apreciados en Asia, donde se utilizan como ingredientes en medicamentos o como objetos de decoración y es que hay mucho dinero de por medio. 

En su último informe de este año, el Fondo Mundial para la Naturaleza –WWF según sus siglas en ingles- señala que el cuerno de rinoceronte vale 20,000 euros el kilo y el colmillo de elefante se puede vender hasta por 1,800 euros el kilo, como se ve el negocio es muy rentable. Este mismo informe indica, que el comercio ilegal de animales salvajes mueve unos 8,000 millones de euros al año.

La reserva de Dzanga Sangha -la zona verde en el mapa-  en el sur
de la República Centroafricana, ha sido víctima de la violencia
y el exterminio de los cazadores ilegales.
La cuenca del rio Congo que baña las costas de Camerún, República Democrática del Congo y la República Centroafricana, es una región con problemas, la inestabilidad política y la violencia de las guerras también afecta a la naturaleza, porque abre las puertas a la caza furtiva. A pesar de la precariedad política de esta zona, los gobiernos de estos tres países han coordinado acciones para la defensa de su hábitat natural.

Es por ello que brigadas de guardabosques fuertemente armados de los tres ejércitos, patrullan habitualmente en los afluentes del rio Congo, persiguiendo a los bien apertrechados cazadores furtivos, estos guardabosques están estacionados en la República del Congo. Estas tropas forman parte de un proyecto de protección forestal trinacional, las patrullas resguardan, entre otros santuarios naturales, el parque nacional Dzanga Sangha ubicado en la República Centroafricana. Tras el último golpe de Estado, el país está sumido en el caos político y eso lo aprovechan los cazadores ilegales.

Según el WWF en pocos días los rebeldes centroafricanos y cazadores
ilegales saquearon el parque natural de Dsanga, causando una verdadera
matanza entre los elefantes del parque.
Habitantes de esta zona, informaron a los activistas de la WWF, que en mayo pasado cazadores sudaneses atacaron esta reserva ecológica provocando una gran destrucción de las diferentes especies que resguardan. El Fondo Mundial para la Naturaleza es responsable de esta área protegida, pero debido al peligro, por la violencia que se vive en esta nación, lamentablemente han tenido que regresar a sus países.

En este informe del WWF, se deja constancia que los rebeldes centroafricanos no solo saquearon el país. Desgraciadamente, las oficinas del parque nacional y las estaciones experimentales del WWF fueron saqueadas, dejando sin protección uno de los más importantes países de selva tropical en el África. Lo más terrible es que los rebeldes llegaron a esta reserva acompañados por cazadores furtivos fuertemente armados con ametralladoras, que en pocos días causaron una verdadera matanza entre los elefantes del parque.

  “En la cuenca del rio Congo, la inestabilidad política
         y la violencia de las guerras, también afectan
                                a la naturaleza”

La creciente violencia, también pone en peligro los diversos trabajos de investigación en la selva de la República del Congo. Los grupos de conservacionistas norteamericanos que trabajan protegiendo a gorilas de los bosques congoleños, igualmente han tenido que hacer frente a la destrucción de los diferentes grupos armados de este país.

El cuerno de los rinocerontes puede valer 20,000 euros el kilo en el mercado
ilegal, no es nada si, según el WWF el comercio de animales savajes mueve
más de 8,000 millones de euros al año.
La selva de la cuenca del Congo, es el lugar de refugio de decenas de grandes simios. Según el informe del organismo conservacionista, los gorilas viven en grupos familiares y se mueven por la selva tropical en busca de alimento. Dentro del área de protección, que les ha asignado el gobierno congoleño, se encuentran relativamente seguros. En la actualidad hay muchos peligros que debe de enfrentar estos animales, por ejemplo las enfermedades, los investigadores europeos tratan de no transmitirles las enfermedades humanas, por eso usan mascaras y guantes, cuando tienen que tratarlos. Asimismo, se siguen talando indiscriminadamente, grandes aéreas de selva.

En la actualidad, la presión sobre la población de gorilas es extrema, ya que aumenta el comercio de carne de animales salvajes, como el comercio de animales vivos, especialmente en el muy prospero mercado asiático. Por ello es importante la presencia, en esta convulsa zona, de investigadores y ambientalistas. La mayoría de las veces son ellos los que reúnen la información científica y la hacen publica.

El valor de los colmillos de elefante puede llegar a 1,800 euros el kilo, por eso
se puede calcular que en unos 20 años ya no habrá más elefantes en el
África, ya que alrededor de 25,000 elefantes son víctimas de los
inescrupulosos cazadores cada año.
Pero para preservar la biodiversidad en la cuenca del Congo en un futuro, se necesita mucho dinero. Por eso organizaciones internacionales como el Fondo Mundial para la Naturaleza –WWF- va incrementando anualmente sus donaciones para proyectos conservacionistas y ecológicos que se ejecutan especialmente en los países de la rica región de la cuenca del Congo.

Lamentablemente, la caza furtiva en Dzanga Sangha en la República Centroafricana, el exterminio de los colmillos de elefantes en Camerún o el peligro de la extinción de la población de gorilas en la República Democrática del Congo, solo es la punta del Ice ver. El aumento de la demanda de marfil en Asia, especialmente en los países emergentes del sudeste asiático, llevan al aumento de la caza furtiva de elefantes y rinocerontes, si esta caza ilegal sigue en aumento a este ritmo, se puede calcular que en unos 20 años ya no habrá más elefantes. En esta región, alrededor de 25,000 elefantes son víctimas de estos inescrupulosos cazadores cada año.

Parece que son necesarios muchos más esfuerzos para no perder la lucha contra el sangriento negocio del marfil.



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