ÁFRICA, LA NUEVA RUTA DE LA SEDA y LA
GEOPOLÍTICA CHINA
Por: Javier Fernando Miranda
Prieto
La Ruta de la Seda es el mega-proyecto más ambicioso iniciado por el gobierno chino en los últimos veinte años. |
A los
pocos meses de asumir la presidencia de China, en septiembre de 2013, el actual
Presidente Xi Jinping, apeló a la historia para plasmar sus ambiciones de
promover su país al liderazgo mundial. Anunció un plan que bautizó como la
Nueva Ruta de la Seda. Era un proyecto para construir una red de
infraestructuras y cadenas de suministro que conectarían a China con el resto
del mundo y beneficiarían a todos los países implicados, al tiempo que
permitiría al país asiático superar a EE UU y convertirse en la primera
potencia planetaria. Se planteaba como un proyecto muy ambicioso, con el
inconveniente de que su éxito no depende solo de la evolución interna, sino
también de la situación internacional.
Ahora, más de 10 años después, lo que comenzó como una idea para colocar los excedentes de las empresas chinas en otros mercados, asegurar el suministro de energía y promover infraestructuras globales, se ha convertido en una poderosa herramienta de la política exterior de Pekín, que abarca África, América Latina, Asia, Europa Central y Oriental y Oriente Medio. Si inicialmente solo contemplaban las Rutas de la Seda terrestre y marítima, ahora incluye también la digital, la polar, la de la salud, la espacial y la verde. En resumen, casi cualquier proyecto de cooperación que emprende China con otro país hoy en día, puede englobarse como parte de su vasto programa de la Nueva Rutas de la Seda. No en balde, Xi lo ha definido como el “proyecto del siglo”, ya que aspira a que abarque el 75% de las reservas energéticas del planeta y el 70% de su población.
“China en África ha construido 6 mil km.
de vías férreas,
10
mil Km. de carreteras y múltiples proyectos de infraestructura
(puertos, aeropuertos, hidroeléctricas,
escuelas y hospitales)”
La Nueva Ruta de la Seda, en su primera fase de infraestructura portuaria, comenzó en el puerto de Quanzhou, provincia de Fujian, siguiendo hacia Haikou (Hainan), luego hacia el sur, hasta el estrecho de Malaca. Desde Kuala Lumpur irá a Calcuta, India, cruzará el resto del océano Índico hasta Nairobi, Kenia, bordeando toda la costa oriental africana -Cuerno de África- hasta llegar al mar Rojo y al Mediterráneo, con una parada en Atenas antes de terminar en Venecia.
Desde el 2009 China se convirtió en el primer socio comercial de África, con más de 240 mil millones de dólares en transacciones al año. |
Como se sabe, desde el 2,009 China se ha convertido en el primer socio comercial de África, con más de 240 mil millones de dólares en transacciones al año. En la última década, mientras los EE.UU han buscado en el continente africano "seguridad" geopolítica y económica; China inició la construcción de "un nuevo consenso" con África y la puesta en ejecución de este proyecto, apunta a ello.
Desde hace una década las condiciones comerciales son más duras en China, donde el aumento de los costos laborales, la sobrecapacidad industrial y los estándares ambientales más estrictos están cobrando su precio, lo cual convencieron a muchos inversionistas y empresarios chinos a probar sus ambiciones en otros lugares. Aunque muchos buscaron países más cercanos como Camboya o Vietnam, los más miraron a África. Los enormes proyectos de infraestructura de China, que incluyen presas, ferrocarriles, puertos y telecomunicaciones, fueron los que captaron la mayor atención. Entre 2000 y 2016, el volumen de inversión china en África pasó del 2% de los niveles de EE.UU. al 55%, se estima que al ritmo vertiginoso actual, China superará los niveles de EE. UU en unos pocos años.
“Xi lo ha definido como el “proyecto del siglo”,
que abarcaría el 75% de las reservas energéticas del planeta
y el 70% de su población”.
En África, que es el continente que más se ha beneficiado de esta nueva iniciativa, China ha construido más de 6.000 kilómetros de vías férreas, más de 10.000, kilómetros de carreteras y múltiples proyectos de infraestructuras importantes, como puertos, aeropuertos, centrales hidroeléctricas, escuelas y hospitales. Y fuera del continente africano, destacan obras importantes como el ferrocarril de alta velocidad que une China con Laos; el corredor económico de 3.000 kilómetros que atraviesa Pakistán y que mediante una red de autopistas, vías férreas y oleoductos, unirá el puerto de Gwadar con la región china de Xinjiang, hasta prolongarse al puerto de aguas profundas de Hambantota, en Sri Lanka, un enclave de gran valor estratégico en el tráfico marítimo internacional.
Para China, los beneficios de esta Nueva Ruta de la Seda son claros: ampliar nuevas vías hacia el oeste, que le permitan desarrollar sus regiones occidentales más empobrecidas; estimular sus sectores industriales en momentos en los que su economía entra en una etapa de menor crecimiento; abrir mercados para sus productos; facilitando que otros países adopten sus estándares tecnológicos, por ejemplo en telefonía 5G; y, en general, expandir su presencia e influencia internacional, aplicando su tradicional y milenaria visión geopolítica.
“China busca abrir nuevos mercados, expandir sus estándares
tecnológicos y ampliar su presencia
e influencia
Geopolítica en el mundo”
Como hemos señalado, no es una coincidencia que con este corredor marítimo, la costa oeste de China tendrá una salida al mar, a través del estratégico puerto pakistaní de Gwadar, y en el pequeño Yibuti, en pleno Cuerno de África, en donde se instalará un puerto comercial para China, la potencia asiática estableció el año pasado su primera base militar en el continente africano. Es decir, estricta geopolítica.
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