viernes, 29 de noviembre de 2024

 

EL SAHARA,

UCRANIA y

EL CINISMO INTERNACIONAL

Por: Javier Fernando Miranda Prieto 

La heroica lucha del pueblo saharaui por su independencia y soberanía territorial del sáhara occidental,
lo ha enfrentado por más de 40 años al régimen despótico de la monarquía marroquí, quien
tiene todo el apoyo diplomático, militar y político de las potencias occidentales.

Un sentimiento de solidaridad y humanidad sacude a todos los países occidentales: Estados Unidos, las naciones de la Unión Europea y gran parte de sus aliados en el mundo. Los Gobiernos de los distintos países aliados de occidente, de forma contundente, y con toda razón, condenan la guerra en Ucrania, y señalan a su “feroz culpable”, Vladimir Putin. Desde el primer momento, las potencias occidentales se mostraron abiertos a recibir a los refugiados ucranianos que, huyendo de la guerra, buscaban un nuevo hogar. 

Los países europeos, no podían quedarse atrás, de hecho, hicieron todo lo posible por estar en primera fila y formar parte del exclusivo grupo de naciones que lideran la opinión, acción y posición de la UE y la OTAN. “Lanzamos un mensaje rotundo, a Vladimir Putin, de que deje en paz a Ucrania, que respete su integridad territorial, su soberanía nacional y su capacidad para elegir libremente sobre su futuro”, estas fueron las palabras del Jefe de la diplomacia europea Josep Borrell, en la asamblea parlamentaria de la OTAN celebrada en Madrid el pasado 21 de noviembre. No es la primera vez que las potencias europeas hablan de este asunto, de hecho, en su afán por estar en ese exclusivo grupo de decisión, la UE no ha dejado de repetir una y otra vez su rechazo a la “ocupación ilegal” de Rusia a Ucrania y expresar en varias ocasiones su condena a Putin a quien llegaron a calificar como “criminal de guerra». 

Lo que es notablemente llamativo, es que estos mismos países, y al mismo tiempo que abanderan este discurso, no dudan en apoyar a un verdadero criminal de guerra, un dictador sin escrúpulos, un autócrata declarado, como lo es Mohamed VI, el Rey de Marruecos. Con el agravante, que las potencias occidentales, en más de una ocasión, han tratado de legitimar la brutal ocupación ilegal que Marruecos ejerce en el Sahara Occidental desde el año 1975.

          “¿Es posible pedir a Putin respetar la legalidad

               internacional en Ucrania y al mismo tiempo

              apoyar a Mohamed VI en su ocupación ilegal

                              del Sahara Occidental?”

Desde el primer momento de la guerra en Ucrania, los líderes
europeos manifestaron su apoyo incondicional al pueblo y 
al gobierno de Kiev, condenando la invasión rusa, aptitud
distinta ante el sufrimiento del pueblo saharaui, que vive 
la opresión de Marruecos.

Ante tanto cinismo internacional, deberíamos hacer estas pertinentes y valederas preguntas:

¿Es posible pedir a Putin respetar la legalidad internacional en Ucrania y al mismo tiempo apoyar a Mohamed VI en la violación de esa misma legalidad internacional, en el Sahara Occidental? 

¿Es posible reivindicar de forma reiterada el derecho del pueblo ucraniano a elegir su futuro en libertad, y al mismo tiempo declarar que lo mejor para el pueblo saharaui es vivir bajo la feroz ocupación marroquí? 

¿Es comprensible pedir sanciones a los países que venden armas a Rusia mientras diversos gobiernos occidentales venden modernos equipos bélicos a Marruecos, que son utilizados para reprimir al pueblo saharaui?

¿Es posible defender los derechos humanos y la acogida de refugiados ucranianos en Europa, al mismo tiempo que se apoya a Marruecos, quien viola los derechos humanos y condena a miles de saharauis a un eterno refugio en el desierto? 

Lejos de la Realpolitik, de los intereses y de las maniobras políticas, que muchas veces carecen de moral, creo firmemente que en este caso estamos ante el ejemplo más claro y evidente de hipocresía política. Estamos ante un conjunto de potencias cínicamente incongruentes, que no dudan en pisotear las más de 60 resoluciones de la ONU que piden un referéndum de autodeterminación en el Sahara Occidental. 

              “¿Es posible defender los derechos humanos

           y la acogida de refugiados ucranianos en Europa,

               al mismo tiempo que se apoya a Marruecos,

         quien viola los derechos humanos y condena a miles

            de saharauis a un eterno refugio en el desierto?”

Un grupo de prósperas economías, que sobrepasan los dictámenes del Tribunal de La Haya, las sentencias del Alto Tribunal de la Unión Europea o los informes y peticiones de Unión Africana, donde todos reclaman un referéndum de autodeterminación para poner fin a la ocupación ilegal de Marruecos en el Sahara Occidental. Pero para estas grandes potencias, nada es válido, solo su criterio, solo su postura, que en este caso contradice completamente la legalidad internacional. La misma legalidad, que Europa y los Estados Unidos, reclaman respetar en Ucrania.

Un verdadero escándalo de cinismo internacional, que es ignorado por los medios de comunicación, los políticos interesados, los amantes de los grandes negocios y los amigos y cómplices de Marruecos, que siempre, a cambio de dinero, han sido capaces de ignorar hasta las más salvajes e inhumanas decisiones de un conjunto de potencias, que se han vendido traicionando no solo al pueblo saharaui, sino también a los más básicos y elementales derechos humanos.

 

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