ETIOPÍA – SOMALIA:
UN CONFLICTO QUE NADIE HABLA
Por: Javier Fernando Miranda Prieto
En la literatura oral somalí hay un famoso refrán que dice: “Los problemas tienen cuernos de los que
agarrarse. Pero no colas”. Esta sabia frase, sugiere que un desastre puede
prevenirse, pero no controlarse con facilidad. Esta descripción parece muy
adecuada para lo que está sucediendo en la región del Cuerno
de África.
Los
problemas en esta parte de África han llegado a un punto de no retorno, debido
a las ambiciones expansionistas y los designios temerarios del Primer Ministro
etíope Abiy Ahmed. La región del oriente africano está en el umbral de un
conflicto que pondría en peligro a toda una región y tendría repercusiones en
el resto del continente. Hay que detenerla antes que sea demasiado tarde.
El
catalizador del conflicto es la obsesión de Abiy por convertir a Etiopía en un
país costero. Salida al mar que este país perdió, luego que la vecina Eritrea
lograra su independencia en 1993. El año pasado el gobierno de Addis Abeba
declaró que no podía seguir sin salida al mar y que tenía que tener acceso a
este, ya sea por negociación o por la fuerza. Somalia, el más débil de los
cinco países costeros que colindan con Etiopía, es el objetivo más obvio.
El
1 de enero de este año, Abiy firmo un memorándum de entendimiento con el
presidente de Somalilandia, una república secesionista autoproclamada en el
noroeste de Somalia, y que no está reconocida por ningún país de las NN.UU. A
cambio de acreditar a Somalilandia como nación soberana, Etiopía obtendría, por
50 años, una base naval de más de 19 kilómetros en el estratégico Golfo de
Adén, en la región de Berbera, muy próxima al encuentro de los mares Rojo y Arábico
y a menos de trescientos kilómetros del Estrecho de Bab el-Mandeb, el pase del
Golfo de Adén al Mar Rojo.
“El
catalizador del conflicto es la obsesión de Abiy Ahmed,
por una salida al mar. Reconoció a Somalilandia
como nación soberana a cambio de un puerto
y una base naval frente al
Golfo de Adén”
Se
trata de una clara violación de la soberanía y la integridad territorial de
Somalia, que recuerda el largo historial de intromisión diplomática y militar,
que por décadas impuso Etiopía a su otrora provincia rebelde (Eritrea). Somalia
ha rechazado dicho memorando, iniciado una ofensiva diplomática para explicar
al concierto de naciones de la región y a las potencias mundiales que Etiopía
busca el control del territorio somalí por medios ilegales. Las Naciones
Unidas, la Unión Africana, los Estados Unidos y la Unión Europea respaldaron la
postura de Somalia, haciendo énfasis en el respeto de la soberanía y de las
fronteras establecidas.
Etiopía ocupará una base militar y un puerto de 19 km. en Berbera, muy cerca al mar Rojo y Arábico, frente al Golfo de Adén, pase obligado de los buques-tanques petroleros. |
Sin
embargo, a pesar de la presión internacional, sobre todo del gobierno de Joe
Biden, el gobierno etíope se ha mantenido firme. Parece creer que ahora es el
momento adecuado para llevar a cabo su plan expansionista, mientras Somalia
enfrenta un recrudecimiento de la insurgencia yihadista y el gobierno
estadounidense está distraído en las próximas elecciones del 5 de noviembre y
por los conflictos armados que se dan en el Medio Oriente (Gaza, Líbano, Irán)
y Europa (Rusa y Ucrania).
Las
tensiones, latentes durante todo el año, se han intensificado en los últimos
meses. En un alarde de poder, Etiopía envió sus soldados a Somalia en dos
ocasiones en el mes de setiembre. El 18 de octubre una milicia local somalí saqueó dos camiones
cargados de armas y municiones enviados por el ejército etíope, lo que sugiere
que también han entrado armas en el país.
Por otro lado, Somalia también amenazó con expulsar a los soldados etíopes de las fuerzas
africanas de mantenimiento de la paz emplazados en ese país y en una medida
audaz, aprobó en el mes de octubre un Pacto de Defensa Mutua con Egipto, la
primera potencia militar de la región, que se suma al que firmó a principios de
año con Turquía. El gobierno de Ankara ha intervenido para mediar, pero ha sido
incapaz de encontrar una solución aceptable para las dos partes. Con ambos
rivales fuertemente enfrentados, la región es una bomba de tiempo.
“Somalia se recupera de una larga guerra civil"
“Mientras Etiopía está inmerso en rivalidades étnicas y conflictos, por el agua, con Sudán y Egipto”
Una
guerra sería devastadora en esta región. Con la participación de naciones
rivales y bien armadas, comunidades étnicas y grupos religiosos
irreconciliables, el conflicto generaría un derramamiento de sangre y un
desastre económico para ambos países. Somalia, que se recupera lentamente de
una cruenta guerra civil de tres décadas, apenas podría soportarlo. Mientras Etiopía
está inmersa en múltiples conflictos dentro de sus fronteras: las luchas
tribales y étnicas con los pueblos de Tigray, Oromia y Amhara, y guerras
latentes con sus vecinos: Egipto, Sudán y Eritrea. Otro frente armado, a miles
de kilómetros, podría llevar al país al colapso.
La
región, ya asolada por la guerra civil en Sudán, que lleva más de un año, se
volvería más inestable. El conflicto podría atraer a países del Mar Rojo como:
Arabia Saudita, Egipto, Yemen, Sudán, Yibuti y Eritrea, todos los cuales
consideran el caudal del rio Nilo, asunto en disputa entre Etiopia, Sudán y
Egipto, como un tema de seguridad nacional. Adicionalmente, los Estados Unidos,
China y algunas naciones europeas ya tienen presencia militar en el Mar Rojo.
Con este nuevo conflicto, la región podría convertirse rápidamente en un
peligroso campo de batalla para las potencias mundiales y regionales.
“El
Mar Rojo y el Golfo de Adén son demasiado
importantes
para convertirlo en una zona de guerra
y el Cuerno de África es demasiado frágil
para aventuras temerarias”
A
pesar de su precariedad, la costa del África Oriental es vital para el comercio
y la seguridad internacional. El Golfo de Adén y el mar Rojo conectan Asia con
Europa y América, mientras que el Cuerno de África es la puerta de Asia a todo
el continente africano. Al interrumpir estas rutas marinas clave, la guerra en
esta zona pondría en peligro el comercio mundial. Igualmente preocupante sería
el recrudecimiento de grupos extremistas islámicos como Al-Shabaab, que opera
desde hace más de una década en Somalia, que ya afirmó haber reclutado a miles
de jóvenes somalíes para luchar contra el ejército invasor etíope.
Ante
este escenario, el tiempo apremia. Para evitar que la región caiga en un
conflicto catastrófico, el mundo -en especial los Estados Unidos- debe
comunicar a Abiy que no tolerará sus ambiciones expansionistas. Etiopía, como
cualquier otra nación sin litoral, debe buscar el acceso comercial al mar a
través de la cooperación y la integración económica, y no mediante ilegales
acuerdos secesionistas. Washington, que ha invertido mucho en la región, también
debe presionar a los líderes del África Oriental para que promuevan el dialogo
y la reconciliación entre Somalia y Somalilandia.
Sabemos
que no será fácil. Pero el Mar Rojo y el Golfo de Adén son demasiado importantes
para convertirse en otra zona de guerra, y el Cuerno de África es demasiado frágil
para aventuras temerarias. Parafraseando al refrán somalí, el mundo debe tomar
este problema por los cuernos. Porque una vez que cobre fuerza, no habrá cola
por la cual sujetarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario