UCRANIA
METIENDO
LAS NARICES EN
ÁFRICA
Por: Javier Fernando Miranda Prieto
Luego
del estrepitoso fracaso de la contraofensiva ucraniana, iniciada en el mes de
junio, contra el avance ruso dentro de su territorio, el gobierno de Kiev ha
configurado una nueva estratégica, en esta ya larga guerra de desgaste en que
se ha convertido el conflicto armado entre Rusia y la OTAN, en donde Ucrania pone el escenario y los muertos. Este nuevo enfoque consistiría en
trasladar este conflicto armado que libra contra Moscú, al territorio africano,
en donde Rusia presta una cuantiosa asistencia militar (armamento, tropas,
asesores) a varios países del sahel (Burkina Faso y Mali) en su guerra
contra la subversión integrista.
Recordemos,
que junto con Asia, África fue el continente más
reacio a condenar la invasión rusa de Ucrania en la votación de las Naciones
Unidas del 2 de marzo de 2022, al mes siguiente del inicio de la ofensiva de
Moscú contra el país europeo. Un tercio de los países africanos se abstuvieron
(17) de votar para oponerse frontalmente a la agresión rusa, incluidas algunas
economías importantes: Sudáfrica, Argelia y Angola, en particular. Además, Ucrania,
desde el año pasado, ha abierto cuatro embajadas en África, y ya planea abrir
seis más. Además de reforzar los vínculos económicos y comerciales con los países
africanos, Kiev pretende contrarrestar la difusión de la narrativa bélica
rusa.
En este juego de posiciones con Rusia, en el tablero africano,
Ucrania viene colocando sus piezas militares en la región norteña de Mali, en
el territorio de Azawad, zona reivindicada por los tuareg, milenario grupo étnico
que lucha por su autodeterminación. Ante el apoyo ruso al gobierno maliense, a través
de las milicias del África Corps, como se conoce ahora al antiguo Grupo Wagner,
el gobierno de Kiev ha desplazado artillería pesada, drones artillados,
personal militar y mercenarios europeos y africanos, a los desiertos de Azawad, para entrometerse en la guerra de secesión que los tuareg le han declarado al
Estado maliense.
Con la excusa de revindicar la lucha del pueblo tuareg, por
reconquistar su territorio, en la actualidad el norte de Mali, se ha visto
invadido, por agentes y militares del gobierno ucraniano, que se han unido, en
una extraña alianza, no solo a los grupos independentista tuareg, sino también a
las milicias fundamentalistas radicales del sahel vinculadas a Al Qaeda, que
bajo diferentes nombres vienen operando en la región desde el 2012.
A esta dispar e interesada coalición, se han unido, además de la inteligencia norteamericana, país que se
disputa militarmente con Rusia y comercialmente con China, cada rincón del
continente africano, los servicios secretos franceses, regentes en gran parte
del sahel, hasta que fueron expulsados a partir de los cambios de régimen político
producidos en Mali (2020), Burkina Faso (2022) y Níger (2023). Es en este contexto que las potencias occidentales,
han incrementado su apoyo a los grupos yihadistas de la zona, quienes vienen operando desde hace doce años,
cuando desde el norte de Malí, fueron irradiando sus acciones terroristas hacia
Burkina Faso, Níger y los países del golfo de Guinea.
“Este nuevo
enfoque, consistiría en trasladar el conflicto Rusia-Ucrania a territorio
africano, en donde Moscú presta una cuantiosa asistencia militar a Mali, en su guerra contra el yihadismo”
Si bien, este conflicto lleva ya muchos años, miles de muertos y millones de desplazados, se puede decir que, a partir de las operaciones terroristas que se extendieron entre julio y agosto de este año, con la presencia de mercenarios ucranianos, la guerra por el Sahel, ha tomado una mayor envergadura.
La prensa ucrania le ha adjudicado el éxito de las operaciones militares ubicadas en el norte de Mali, a los mercenarios enviados por Kiev. Esa información incluso fue avalada por el vocero de la inteligencia de ese país, Andriy Yusov. Según este funcionario del gobierno ucraniano, los terroristas habrían recibido la información, que le permitió emboscar con éxito a los “criminales de guerra rusos”, agregando que “habrá más por venir”. Confirmando explícitamente, el apoyo y equipamiento militar, del gobierno de Ucrania, a los grupos terroristas yihadistas que operan contra el Estado maliense.
Asimismo, el vocero ucraniano, también adjudico a la inteligencia y a las fuerzas especiales ucranianas éxitos similares en Sudán y Siria, como parte de un plan por parte de Kiev de hostigar a todas las fuerzas rusas, que operen fuera de su país y las que podrían ser trasladadas en algún momento a Ucrania. Además de dificultar el ingreso de los activos saqueado por Rusia en esas naciones, para posteriormente volcarlos en su guerra contra la OTAN en Ucrania.
“A partir de la presencia de mercenarios ucranianos en África, la guerra en la región del sahel, ha tomado una mayor envergadura a favor de los terroristas yihadistas"
Según Kiev, en estos dos últimos años Moscú, habría “robado” 2.500 millones de dólares en oro, de los países en que opera con sus propias fuerzas o el Grupo Wagner (Sudán, República Centroafricana, Mali, Burkina Faso, Níger, Siria y quizás algún otro), para invertirlo en la guerra en Ucrania.
En la campaña mediática con la que Zelensky, aspira a ganar una guerra, que militarmente, ha perdido desde el comienzo, a pesar de que las mayores potencias occidentales, a riesgo de hacer zozobrar sus propias economías están detrás, en junio pasado se difundieron imágenes en que se observaban hombres de las fuerzas especiales ucranianas, luchando junto a rebeldes sirios, contra hombres del Wagner. Más tarde en febrero, en otro video se veían a militares ucranianos interrogando a prisioneros rusos aparentemente del Grupo Wagner, que admitían haber estado en la guerra civil de Sudán.
Ante este amplio y comprobado despliegue de
militares, mercenarios y armamento ucraniano, luego de surcar miles de millas,
desde el centro europeo hasta los desiertos de la región africana del sahel, y mientras
la población ucraniana sigue padeciendo, en su propio país, una infame guerra
que no tiene fin, Volodímir Zelenski y
su cúpula de militares y oligarcas que lo protegen, continua metiendo las
narices en África.
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