sábado, 5 de octubre de 2013

LOS  DRONES  TAMBIÉN  SOBREVUELAN  ÁFRICA:

EJECUCIONES A CONTROL
REMOTO

Por: Javier  Fernando  Miranda  Prieto

El Africom -El comando Militar de los EE.UU. en el África- tiene instalado en sus bases militares ubicadas en Níger, Nigeria, Etiopía, Somalia, Malí, las famosas naves no tripuladas de reconocimiento y ataque, llamadas: Drones,
para la defensa de los interes de los norteamericanos en el continente africano.























El presidente de los Estados Unidos, el Premio Nobel de la Paz del 2009, ha abrazado con entusiasmo una política que, con timidez, inició su antecesor. Se trata de un programa gubernamental para exterminar a sus enemigos a control remoto. Es decir, el asesinato como política pública.  Ejecuciones extrajudiciales reconocidas abiertamente por el presidente Obama y defendidas como formas legítimas de acción gubernamental.

Me estoy refiriendo, al uso indiscriminado de los aviones no tripulados de reconocimiento y ataque, provistos de poderosos misiles aire-tierra, los tristemente celebres: drones. Los cuales ya han sido instalados, en gran número, en las bases militares que tienen ubicadas los Estados Unidos en territorio africano.

La forma de operar de estos drones, como lo hemos visto en el Medio Oriente, es espeluznante. A la distancia, el ejecutor monitorea la nave cuya misión es hacer volar al enemigo, el operador no corre ningún riesgo, observa una pantalla, ubicada a miles de kilómetros, mientras oprime botones y mueve palancas. Alguien podría pensar que juega en una computadora, pero no es tan trivial el efecto de sus movimientos. Detrás de la pantalla está la muerte. La muerte de un terrorista, la muerte de un supuesto cómplice del terrorismo, la muerte de un niño inocente, la muerte de una población civil entera, no importa quien sea, la distancia del objetivo puede producir un error, un simple efecto colateral, cínicamente hablando: son los inevitables costos de la lucha contra el terrorismo.

Los drones son operados a distancia, cuya misión es hacer volar al enemigo
su operador, ubicado a miles de kilometros, no corre ningún riesgo.
Bueno, este macabro videojuego, convertido en el centro de la política antiterrorista del gobierno norteamericano, ya aterrizó en suelo africano. Desde hace un año, como lo reportan diversas publicaciones especializadas en armamento militar, el Africom –el comando militar de los EE.UU en el África- está usando estas naves no tripuladas, equipadas con misiles de mediano alcance, desde las bases militares instaladas en Níger, Malí, Nigeria, Somalia y en especial desde el pequeño país de Yibuti, y cuyo objetivo militar son los terroristas, miembros de las bandas de yihadistas o fundamentalistas islámicos que han hecho del Magreb, del Cuerno Africano o de la costa occidental del África sus santuarios o bases de operaciones.

La lógica de los Estados Unidos, para el uso de estas naves, tanto en el África, como en el Medio Oriente, se basa en la idea de que es mejor matar que procesar; que es preferible asesinar al enemigo que apresarlo. Obama rompió con la política belicista de Bush. Que era una política cara, inútil, contraproducente, las intervenciones militares en Afganistán e Irak le generó muchos problemas, que hasta ahora, no los puede superar.

  “Si queremos definir con una sola palabra
        el interés de los EE.UU en el África 
               esa palabra es: seguridad

Ahora, el presidente norteamericano sabe que las guerras son impopulares, que cuestan mucho dinero, que son mala publicidad y que conllevan enorme responsabilidades posteriores. Por eso ha variado su estrategia: en lugar de ocupar territorialmente el país que amenaza, ha puesto en marcha un programa de exterminio selectivo contra sus enemigos, a través del uso de los drones. Miles de personas han sido asesinadas por este programa eufemísticamente descrito como: operaciones de contingencia en el extranjero. Es decir, el blanco ya no es el Estado que apadrina terroristas, ahora el blanco es, literalmente, el terrorista.
Una de las zonas estrategicas del África
para los norteamericanos, es el Cuerno del
continente, donde hay una base de drones.

Como lo señalábamos, en una entrada anterior (¿Qué buscan los Estados Unidos en el África?) si queremos definir con una sola palabra el interés que tiene en la actualidad, la primera potencia económica mundial en el continente africano, esa palabra sería: seguridad. Una seguridad económica, referida al control de las materias primas que produce el África, en especial, los recursos energéticos. Una seguridad de dominio comercial, referente al control del mercado africano,  ante la fuerte competencia de las potencias emergentes. Y lo que es más importante, una seguridad geopolítica-estratégica, ante el peligro, cada vez mayor, de la presencia de organizaciones islamistas radicales en varias zonas del continente.

Para hacer frente a esta amenaza, los Estados Unidos han empezado a utilizar, en el territorio africano, estas naves no tripuladas, como anteriormente, las hemos visto actuar en territorio iraquí, afgano y pakistaní contra los Talibanes, contra los miembros de los grupos vinculados a la red de Al Qaeda e inevitablemente, contra la población civil.

Se sabe que los norteamericanos apoyaron con una flota de drones a la aviación francesa en su intervención, a principios de año, en territorio de Malí en su lucha contra las organizaciones yihadistas e independentistas en el norte del país africano. Pero también trascendió, que estos ataques produjeron numerosas bajas entre la población civil, la envestida de los drones no hizo distingo, otra vez, entre los terrorista y los inocentes aldeanos de la zona.


    “Bush fue el presidente de Guantánamo,
     Obama será el presidente de los drones”


Luego del desalojo de los fundamentalistas islámicos, de la ciudad de Kidal, la más septentrional de las ciudades Malienses y último bastión de Ansar Dine y del Muyao -Movimiento de Unificación Yihadista del África Occidental-, los rezagos de estas organizaciones terroristas huyeron a la vecina Níger, en donde fueron atacadas indiscriminadamente por los misiles disparados por estos “pájaros de la muerte”, produciéndose numerosas bajas entre los terroristas y entre la anónima población de la región.

La fuerte e inexplicable restricción al trabajo periodístico de las autoridades militares de Malí, serviría para ocultar el exterminio ocasionado por el accionar criminal de estas naves.  Este estricto control a los periodistas acreditados tanto en Malí, como en los conflictos que se dan en Somalia contra las milicias de Al Shabab o en Nigeria, país que lucha contra las acciones del grupo integrista Boko Haran, solo pude significar una cosa: no quieren testigos, ni imágenes, ni testimonios del accionar de estos drones asesinos.

El presidente que espió a casi medio mundo, incluyendo a sus aliados,
también es el presidente del ocultamiento más efectivo.
 
No se han preguntado, ¿Por qué no sean visto imágenes de lo que pasa en estos países? ¿Dónde están las victimas y los heridos? ¿Qué están bombardeando los drones en las ciudades malienses, somalíes y nigerianas? A diario la prensa internacional se solaza mostrándonos imágenes del conflicto en Siria, pero de los otros países, ni una sola vista.

Lo que Obama pretende con esta práctica, no es terminar con estos conflictos, sino ocultarlos. Sigamos con estos ataques, pero que a nadie incomode. Continuemos con estas guerras contra el terrorismo en territorio africano, pero que no salgan en televisión. Prosigamos en la batalla, pero que no penetre en la conciencia del ciudadano norteamericano.

El presidente que espió a casi medio mundo, incluyendo a sus aliados, a través de un vastísimo programa de espionaje, también es el presidente del ocultamiento más efectivo. Los ataques a control remoto son en efecto, por su propia naturaleza, secretos. Podrán devastar una comunidad remota, aniquilar civiles que no tienen nada que ver con el terrorismo, como ha pasado en Malí o Somalia, pero esto no sale en las noticias de la noche.


        “El centro de la política antiterrorista
             del gobierno norteamericano,
                          es un videojuego”


Bush fue el presidente de Guantánamo, Obama será el presidente de los drones. No se trata de una mejora sino, en el fondo, del agravamiento de una política que desprecia la ley y anula los derechos. El presidente de un país decide por sí y ante sí quien merece la muerte en cualquier rincón del planeta, puede ser en el Medio Oriente o en el África.

El presidente Obama, con esta nueva estrategia, sigue –y tal vez profundiza- la convicción de su nefasto antecesor, de que los sospechosos de terrorismo no merecen procesos justos e imparciales, quizás por el temor a sus confesiones, a sus delaciones, a sus antiguos vínculos con las potencias occidentales. No deben de ser condenados a prisión de por vida y sin derecho a defenderse: solo merecen ser exterminados, ejecutados, pero ahora, a control remoto.




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