REPÚBLICA DEMOCRÁTICA
DEL CONGO
ALCANCES PARA ENTENDER
UN CONFLICTO ETERNO
Por: Javier Fernando
Miranda Prieto
Cuando un hecho se
vuelve reiterativo, casi de todos los días, ya no es noticia, puede continuar
sucediendo, pero se pierde interés y se vuelve casi invisible ante la opinión
pública y más aún, si estamos hablando de una noticia internacional ocurrida en
la inhóspita selva del centro de África.
Eso es precisamente lo
que pasa, ante las resientes noticias sobre el conflicto armado en la República
Democrática del Congo -RDC-. Los reiterados y cada vez más continuos ataques de
los rebeldes del Movimiento 23 -M23- contra objetivos del gobierno congoleño o
los abusos contra la población civil, de parte del grupo guerrillero, llueve
sobre mojado, un día tras otro, perdiendo ante la opinión pública, la
importancia y el valor informativo que estos gravísimos hechos deberían tener.
En una entrada anterior
(RDC: Una Guerra Sin Fin) abordamos
el conflicto congoleño, desde sus antecedentes históricos y su contexto
regional; pero en esta oportunidad, esbozaremos algunos alcances, que tratarán
de explicar someramente la actual situación que se vive en el conflicto armado
más grave, que se está dando en el momento actual, en el continente africano y
que merece la atención constante de la opinión pública internacional.
El grupo armada rebelde M23, el pasado viernes entró a Bukavu, capital de la estratégica Kivu del Sur, ante la desbandada del ejército congoleño. |
Este ataque puede abrir
un nuevo escenario de inestabilidad, en una región en donde la lucha armada se
ha vuelto consuetudinaria. Desde el año 1996, momento en que implosionó la
crisis de los Grandes Lagos, luego de la matanza entre las etnias de los Hutus
y Tutsis en Ruanda y Burundi, lo que
produjo la masiva ola de refugiados que se instalaron al este de la RDC,
iniciando un proceso violento e interminable de lucha armada; desde ese año más
de cinco millones de personas podrían haber muerto como consecuencia directa e indirecta
de esta guerra, otras tantos millones de personas se han convertido en
refugiadas o desplazadas internas y miles de mujeres han sido violadas o
sufrido violencia sexual.
“Las
Naciones Unidas se han convertido en parte
del problema y no de la solución, los
Cascos Azules
están implicados
en reiterados casos de violación sexual”
El ejército regular congoleño viene sufriendo continuas derrotas, por su falta de conducción y el desbande entre sus filas. |
Pero, ¿qué está pasando
en la República Democrática del Congo desde hace tantos años? En la entrada
anterior tratamos de explicarlo desde sus orígenes, pero ahora le daremos un
alcance que sintetice la parte más grave y poco conocida de esta realidad. La
RD del Congo es la expresión de una guerra regional y globalizada, en el que
desde hace décadas participan y se lucran de ello, decenas de grupos armados
locales, decenas de países de la región (Angola, Zimbabue, Burundi, Tanzania o
Uganda y muy especialmente, la Ruanda del presidente Paul Kagame) y potencias económicas
(Francia o Estados Unidos), así como centenares de empresas transnacionales,
vinculadas a la extracción de minerales, como el coltán, el estratégico mineral
usado en la moderna industria de las comunicaciones.
“La invisibilidad social y mediática de esta guerra
sufriente y la vez
resistente, es un escándalo
que
nos interpela a todos”
La dimensión del
conflicto, por lo tanto es global, sus causas son, evidentemente económicas,
pues tienen que ver con el control de los recursos. Pero son también, no hay
que olvidarlo, geopolíticas: existe un plan ruandés (recordemos que el M 23, la
más importante guerrilla que lucha contra el ejército congoleño, está apoyada
por Kagame) para dominar las regiones del este de la RD del Congo, como la
provincia de Kivu e incluso para ser anexadas por Ruanda. Un plan, que por otra
parte, estaría contando con la complicidad de países como Uganda (su
presidente, Yoweri Museveni, ha apadrinado históricamente a Kagame) o el mismo
Estados Unidos, quien tiene muchos intereses que defender (económicos y de
seguridad) en el continente africano.
Ante todo este grave
escenario, las Naciones Unidas se han convertido en parte del problema y no de
la solución y esto hay que decirlo muy claramente; numerosos informes han
señalado la implicación de Cascos Azules en casos reiterados de violación
sexual. Pero también la ONU ha sido acusada de omisión y de corrupción. La
mejor prueba de ello es el terror y el repudio que la población civil tiene
hacia los miembros de estas misiones. Esto debería replantear, inmediatamente,
un urgente debate sobre el papel de las misiones de paz de Naciones Unidas, en
contextos tan difíciles como el de la RD del Congo.
Se deberían aplicar sanciones a la guerrilla del M23, por sus abusos y acciones criminales cometidas contra la población civil. (Rebeldes posando con sus armas en una base de entrenamiento.) |
Son muchas las
Organizaciones No Gubernamentales –ONGs- humanitarias o defensoras de derechos
humanos, así como Misiones Religiosas extranjeras, que desde hace años trabajan
por visibilizar el drama que sufren millones de personas, en especial mujeres y
niños, en el este de la RDC. Creo que es urgente introducir, ahora mismo, el
drama del Congo en las agendas internacionales, contemplando al menos tres vías
de actuación:
Negociación inmediata
de un alto al fuego, condena internacional de la actual situación armada y
aplicación de sanciones a la guerrilla del M 23, el gobierno ruandés y a todos
aquellos actores implicados en el conflicto.
“Existe una vinculación directa entre el
conflicto
en la RDC y nuestros hábitos
de consumo, del coltán
se fabrican: tablets, portátiles y móviles”
Así como el esclarecimiento
de la verdad sobre el conflicto y llevar ante los tribunales internacionales a
todos los implicados en responsabilidades importantes, algunos “señores de la
guerra” ya están siendo encausados por violación a los derechos humanos, como:
Thomas Lubanga o Bosco Ntaganda. Pero aquí, no solo estamos hablando de Paul
Kagame, el comprometido presidente de Ruanda y epicentro de todo este tablero
complejo que son la región de los Grandes Lagos, nos referimos también a
multitudes de empresas transnacionales que alimentan el conflicto con sus
prácticas comerciales y que están señaladas por numerosos informes de Naciones
Unidas, como responsables en el expolio de los recursos mineros de la región, y
también de potencias como los Estados Unidos, Bélgica o Francia, países con
responsabilidades históricas en todo este entramado.
Todo esto es imposible,
sin repensar y reconfigurar las reglas del juego internacional, terriblemente
asimétricas e injustas. Hasta que no existan mecanismos universales
verdaderamente democráticos y representativos, y no al servicio de unos cuantos
países, será inviable solucionar los problemas de fondo que tienen que ver con
el funcionamiento del planeta.
Aunque parezca ingenuo
decirlo, existe una vinculación directa
de nuestros hábitos de consumo con la situación en la República Democrática del
Congo. Se sabe que el coltán, es el principal mineral con el que se fabrican las
famosas tablets, portátiles, móviles, aparatos tecnológicos que los hemos convertido,
en parte de nuestra vida diaria, pero que son fabricados a costa de la vida de
millones de congoleños. Las empresas mineras continúan extrayendo este mineral
de esta zona, por la gran demanda de estos aparatos de comunicación, que se da
en todo el mercado mundial.
Además de lo explicado, son muchos más los alcances o aspectos necesarios para entender este conflicto
que se está eternizando en el tiempo y muchas más las posibles soluciones, pero
estos alcances descritos en esta entrada, solo quieren llamar la atención sobre
el sufrimiento que están padeciendo, desde hace años, millones de personas, la
población más pobre y abandonada que se encuentran viviendo o sobreviviendo en
el este de la República Democrática del Congo.
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