jueves, 31 de octubre de 2013

NIGERIA: LA  PARADOJA DE LA ABUNDANCIA PETROLERA

Por: Javier  Fernando Miranda  Prieto


Vista aérea de una explotación petrolífera de la multinacional Shell en la región del delta del Níger en Nigeria.
La justicía holandesa, condenó a la petrolera anglo-holandesa de responasabilidad por los vertidos 
en el delta del río Níger.

El pasado mes de setiembre, un Tribunal de la ciudad de Ámsterdam en Holanda, encontró culpable a la multinacional anglo-holandesa Shell de la contaminación del delta del rio Níger en la República de Nigeria. Una verdadera victoria para la causa de la protección del medio ambiente y para los agricultores nigerianos, aunque el Tribunal declarara culpable a la Compañía sólo por uno de los derrames ocasionados en la comunidad de Ikot Ada Udo. Aun así, esta sentencia abre las puertas a posteriores juicios, que permitan pedir responsabilidades a las grandes empresas por los graves impactos ocasionados en otros países y acabar con la impunidad de las mismas.

Según la Fundación inglesa Oxfam-África, institución que ha seguido el desarrollo del juicio, los demandantes solicitaban a su vez un mantenimiento adecuado y periódico de los oleoductos de Shell, ya que el deterioro de éstos y la insuficiencia en su gestión han sido las principales causas de los vertidos. Los derrames de petróleo son constantes en la zona y constituyen una de las principales causas del desastre ecológico de la región.

La región del delta del Níger, ubicada al sur de Nigeria. Una zona rica
en recursos petrolíferos, en donde opera la empresa Shell.
Debido al mantenimiento deficiente del oleoducto, se vierte al delta del Níger -a la zona de la desembocadura del rio Níger, región ubicada en Nigeria- cada año una cantidad de crudo que podría arrasar varias hectáreas de campos de cultivo, pertenecientes a las comunidades campesinas aledañas a la zona petrolera.

El informe de Oxfam-África señala, que el resultado de esta actuación irresponsable es catastrófico: el agua, tanto de la superficie como subterránea, contaminada; aumento de los casos de cáncer y de niños nacidos con malformaciones, destrucción de recursos pesqueros, con la subsiguiente contaminación de las aguas de los ríos y de los campos de cultivo. En definitiva, ante tanto destrozo ecológico, la población se ve obligada a la migración.

El gobierno nigeriano, ante todo esto, no se da por enterado. Parece que desea que las cosas sigan como están. No en balde, los ingresos procedentes de la extracción de petróleo constituyen más del 98% de lo que recibe Nigeria por divisas. Además, en la actualidad el desarrollo de su sector gasífero es imparable y ha convertido al país en un referente internacional como productor de este recurso. No hay que olvidar, que tanto Nigeria, como Angola, son los dos principales productores de crudo en el continente africano y que además, tanto Nigeria como Sudáfrica, son las mayores potencias económicas del África. Pero estos títulos, no están a la par, con los mecanismos de control y supervisión que debería tener el Estado nigeriano para monitorear adecuadamente su industria petrolera.

Así quedan los campos de cultivo en las zonas próximas a los pozos
petroleros en el delta del Níger, por el deficiente mantenimiento
a la red de oleoductos.
A pesar que el petróleo extraído de la región, supone alrededor del 50% del Producto Bruto Interno -PBI- de Nigeria, el 75% de la población de la región del delta del Níger vive por debajo del umbral de la pobreza y con una esperanza de vida, de apenas 40 años, diez menos que la media nacional. Por lo señalado, se trataría del enésimo caso de la llamada: “maldición de los recursos” o la “paradoja de la abundancia” muy común en el continente africano y que ya lo hemos tratado en una entrada anterior, al abordar el interminable conflicto en la República Democrática del Congo.

A pesar, de la producción petrolera de esta rica región, los jóvenes de esta zona, para poder sobrevivir, se aprovechan del mal estado de los oleoductos para refinar informal e ilegalmente el petróleo, un petróleo que les pertenece, jugándose literalmente la vida, mientras que otros, en Nigeria y en el extranjero, obtienen abundantes ganancias y beneficios económicos.

    “El petróleo de la zona representa el 50% del PBI
   de Nigeria, mientras el 75% de la población de esta
      región vive por debajo de la línea de la pobreza”

Los jóvenes trabajadores sustraen el crudo del enrevesado sistema de oleoductos del delta del Níger; en los últimos meses han surgido cientos de estas mini refinerías, mientras que la policía y los militares, se hacen de la vista gorda. Las autoridades saben que esta zona está poblada de pobres y se aprovechan de ellos, quienes deben de pagar a la policía para evitar las detenciones.

El petróleo se escapa por las fugas de las tuberías, día y noche, aquí los estándares internacionales son irrelevantes. La corrupción y la ignorancia han causado un daño ambiental sin precedentes en el delta del Níger. La sancionada empresa Shell extrajo petróleo durante décadas en esta zona, muchos culpan  a la petrolera de no haber actuado oportunamente ante las fugas.

La justicia holandesa, condenó a la petrolera Shell de Nigeria, el mes de
setiembre, de responasabilidad por los vertidos de petróleo en el
delta del Níger.
El actual presidente de Nigeria Goodluck Jonathan, elegido hace dos años, le prometió muchas cosas a la gente de esa región: más educación, mejor calidad de vida, más desarrollo y proteger su medio ambiente, pero si uno mira a su alrededor, es evidente que los habitantes no tienen nada, el petróleo ha contaminado su agua y destruido sus campos de cultivo, como se supone que deben de sobrevivir ahora, como vemos, todas las promesas electorales no han sido cumplidas.

Muy cerca de esta zona, los expertos ambientalista de Oxfam, han detectado que la industria petrolera emite gases tóxicos, aunque la quema está prohibida desde hace treinta años, liberan así 250 tipos de sustancias toxicas que pueden causar: cáncer, asma, bronquitis crónica y mutaciones en la sangre. El gas emitido podría reutilizarse para reducir su impacto ambiental, pero para ello debería invertirse en nuevas tecnologías. La quema a cielo abierto es más barata, pero afecta gravemente al clima y a la salud de los habitantes.

Mientras tanto la empresa Shell obtuvo el año pasado, ganancias de más 31,000 millones de dólares, mientras que la gente sigue manifestándose contra la compañia petrolera para que se rehabilite la zona, pero para ello se necesita, según Oxfam-África, varios miles de millones de euros.

              “La quema a cielo abierto es más barata,
            pero afecta gravemente al clima y a la salud
                                de los habitantes”

Debería llegar un día en que, tanto las autoridades locales, como las empresas multinacionales petroleras y sus gobiernos de origen, se den cuenta de que “despojar continuamente a los pueblos de sus recursos naturales sin darles nada a cambio, es someterlos a la esclavitud. Y despojar de sus tierras a quienes dependen únicamente de ellas para sobrevivir y rechazar pagar por ello una compensación, es como condenarlos al genocidio”.

Estas palabras fueron dichas por el activista y ambientalista nigeriano Ken Saro-Wiwa ejecutado en el año 1995 por la dictadura del general Sani Abacha, que gobernaba entonces Nigeria, tras las protestas de los campesinos, precisamente de la región del delta del Níger, contra el desastre ecológico causado por la compañía petrolera Shell. Pareciera que luego de diecisiete años, la muerte del activista nigeriano, no fue en vano para la causa ambientalista, ya que el tribunal de Ámsterdam con su fallo, terminó dándole la razón.

Será difícil que la realidad supere la ficción, pero esperemos que algún día en África los derechos humanos sean respetados plenamente y en especial los derechos ambientales, los derechos que tienen todos los pueblos a respirar un aire puro y convivir en un medio sano y libre de contaminación.
  


  


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