domingo, 27 de octubre de 2024

 

COSTA DE MARFIL:

EL PEÓN DE FRANCIA

EN EL ÁFRICA OCCIDENTAL 

Por: Javier Fernando Miranda Prieto  

 

Desde el año 2011 y en los tres últimos procesos electorales en Costa de Marfil, la protesta popular ha marcado la pauta de la política marfileña. El fraude electoral y la imposición de candidatos amigos de Francia,como el actual mandatario
Alassane Ouattara han generado este continuo malestar popular.

El actual mandatario marfileño Alassane Ouattara (2011-2016-2021), quien viene cumpliendo su tercer periodo presidencial, desde su primera elección se vio envuelto en fraudes electorales, manipulación política e intervenciones de países amigos a su favor, con el fin de torcer la legitima voluntad del electoral marfileño y de servir a su aliada y cómplice, Francia, la antigua metrópoli colonial. 

En el 2011, para poder asegurarse su primera elección a la presidencia, este eterno conspirador político, tuvo que pagar un alto costo a favor de su aliada y amiga. Francia no desaprovechó la voluntad entreguista del candidato Ouattara, para exigirle, una vez que llegue a la presidencia, la renovación casi de por vida, de los famosos Acuerdos de Exploración y Explotación de sus ingentes recursos naturales que vencían en el año 2012 y que todos los gobiernos marfileños pro-occidentales habían ratificado.

        “Gbagbo fue arrestado, vejado y recluido injustamente

           en una celda de la Corte Penal Internacional CPI,

               en el aciago período post-electoral del 2011”

Recordemos que estos nuevos acuerdos económicos firmados entre ambos países, tenían una vigencia de 90 años y autorizaban a las empresas francesas a tomar control del 80% de las riquezas naturales (mineras, agrícolas, gasíferas, petroleras, forestales e hídricas) de Costa de Marfil. Estos Acuerdos estaban tipificados como “contratos-ley”, lo cual quiere decir que tenían la protección y el blindaje constitucional, es decir, eran irrevocables. En otras palabras, el expolio y el saqueo de los recursos naturales de Costa de Marfil, por parte de Francia, estaban avalados por la constitución marfileña y que luego de su suscripción, se debía de empezar a implementar su ejecución de forma expeditiva a favor del gobierno de París. 

Ouattara logró ganar la presidencia en Costa de Marfil, tres veces,
gracias a las intervenciones políticas y militares de sus amigos:
los presidentes de Francia.

Habría que tener en cuenta, que estos acuerdos coloniales, que tienen carácter vinculante, vencían en el año 2012, por lo cual la potencia colonial debía de asegurarse que las elecciones del año 2011 fueran ganadas por un hombre totalmente funcional a sus intereses económicos. Por eso, ese año, el usurpador Ouattara se hace del poder a punta de bombardeos de la aviación francesa, para desechar al candidato favorito y poder tomar el control del país para privatizar, en provecho de Francia, todo lo que todavía quedaba de empresas nacionales. 


        “Desde su primera elección, Ouattara, se vio envuelto

             en fraudes electorales, manipulación política

             e intervenciones de países amigos a su favor,

       con el fin de torcer la voluntad del electoral marfileño”

Las potencias occidentales, en especial Francia y los Estados Unidos, le aseguraron a su hombre de paja, mantenerlo en el poder los años que le hagan falta y para ello debían de desaparecer a su rival y contendiente, el ex presidente constitucional Laurent Gbagbo, líder nacionalista, quien se presentaba a esas elecciones con muchas posibilidades de triunfo. Gbagbo fue arrestado, vejado y recluido injustamente en una celda de la Corte Penal Internacional CPI, en el aciago período post-electoral del 2011. Como se ve, las potencias occidentales cumplieron su palabra, solo faltaba que Ouattara cumpliera la suya. 

La implementación de este Acuerdo se empezó a ejecutar a penas se instaló el gobierno del sumiso Ouattara. Por eso, era prioritario, a toda costa, imponer a un aliado de Francia en el gobierno marfileño. De ahí, la importancia para el gobierno de París, de concretar un segundo y tercer mandato presidencial de su socio político. Que esas elecciones fueran ilegales e inconstitucionales y que hayan generado el repudio del pueblo marfileño, fueron apenas un simple detalle para el logro de los intereses franceses en África. 

Esta aptitud entreguista y servil de Ouattara hacia Francia, aunque no lo crean, es particularmente inédita e irrepetible en el concierto de los mandatarios de la Françafrique. Ni el sumiso presidente Paul Biya de Camerún, tiene ese rastrero comportamiento con su antigua metrópoli. En Camerún, Francia controlaba el 88 % de las riquezas descubiertas en territorio camerunés hasta el año 2014.

          “El Acuerdo del 2012, tenía una vigencia de 90 años

             y autorizaban a Francia a tomar control del 80%

               de las riquezas naturales de Costa de Marfil”

A pesar del control que tienen los francés del estratégico puerto de Kribi en Bolloré y del Acuerdo para la instalación de una base militar norteamericana en el norte camerunés, el presidente Paul Biya se ha negado, hasta esta el día de hoy, a prorrogar por cien años más los compromisos coloniales que lo atan a su ex -metrópoli. Se sabe que en la actualidad, Camerún es seducido por inversionistas chinos, rusos e indios, de ahí proviene el actual pragmatismo demostrado por Biya, a pesar que hasta ahora, el mandatario camerunés siempre se había plegado fácilmente a los deseos del colono blanco.

Pero lamentablemente, en el caso de Costa de Marfil, esa sana aptitud demostrada por el gobierno de Yuandé, no se advierte de parte del gobierno de Ouattara, el principal peón de Francia en el África occidental.

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