EN GAZA CADA DÍA ES 7 DE OCTUBRE
Por: Javier Fernando Miranda Prieto
Tras el ataque sorpresa desde Gaza, el 7 de octubre del año pasado, Israel lanzó una invasión extremadamente mortífera en esta zona altamente poblada. En un año han sido asesinados 42 mil personas (la mitad niños y mujeres) y otras 10 mil han desaparecido. Aparentemente, este es el recuento oficial, pero la prestigiosa revista médica The Lancet estima que al menos 186 mil personas residentes en la Franja pueden haber muerto, directamente por balas y bombas o indirectamente por falta de atención médica, escasez de alimentos o falta de instalaciones sanitarias. Es más del 8% de la población total.
Oficialmente, la invasión y los bombardeos asesinos
son una respuesta a ese ataque sorpresa. Ese día perecieron 1.145 personas del
lado israelí. Lo que los principales medios de comunicación a menudo no
mencionan es que un tercio de ellos eran soldados o agentes de policía y que una
cantidad indeterminado de víctimas israelíes también fueron víctimas del propio ejército israelí.
Dada la gigantesca desproporción de las cifras de
muertos (186 mil frente a 1.145, es decir, una proporción de 162/1), es difícil
hablar de “represalias”. Desde el comienzo de la invasión hubo llamamientos
dentro del gobierno israelí para deportar a toda la población de Gaza. Quizás sea esta la verdadera razón de esta guerra brutal y
genocida. El ataque sorpresa fue una excelente excusa para llevar a cabo viejos
planes de deportación.
“Al menos 186 mil personas en la Franja de Gaza
pueden haber muerto por balas y bombas
o por falta de atención médica o escasez de
alimentos.
Es más del 8% de la población total”
La cantidad excepcionalmente alta de muertes entre la población
civil palestina, la destrucción sistemática de los servicios de salud y la
inanición deliberada de las y los habitantes de Gaza ciertamente confirman esa
suposición. No en vano, los jueces de la Corte Internacional de Justicia han
llegado a la conclusión de que la invasión de Israel puede ser genocida. Solo debido a la resistencia de Egipto y a la gran
presión del mundo no occidental los planes de deportación no siguieron adelante.
Oficialmente, el gobierno israelí tenía dos
objetivos: eliminar a Hamás y liberar a los rehenes. Un año y decenas de miles
de muertes después, nada de ello se ha logrado. Sin duda Hamás ha sido
duramente golpeado, pero está lejos de haber sido eliminado y, según los
expertos, el ejército israelí tampoco podrá conseguirlo.
Mientras tanto, queda claro que la liberación de los
rehenes no es una prioridad para Netanyahu, sino todo lo contrario. Rechazó
todos los intentos de negociación, incluso a instancias de Estados Unidos. Cada
vez está más claro que el gobierno israelí de extrema derecha no busca
negociaciones ni paz, una tesis que confirma el asesinato de líderes de Hezbolá
y Hamás que estaban dispuestos a negociar. En las últimas semanas el ejército
israelí ha abierto un nuevo frente en el Líbano con la esperanza de arrastrar a
Irán a esta guerra. Espera así, con el apoyo de Estados Unidos, asestar
finalmente un golpe decisivo a su archirrival. Por ahora, la respuesta de
Teherán ha sido muy controlada, pero puede que estemos al borde de un gran
conflicto en Oriente Medio.
Desde el comienzo de la invasión los países
occidentales se pusieron firmemente del lado de Israel. Cuando Rusia invadió
Ucrania se impusieron fuertes sanciones económicas al cabo de 48 horas. Un año
después de la invasión de Gaza, Israel puede proseguir sus actividades sin ser
molestado y se siguen enviando armas a Israel desde puertos occidentales.
El asesinato continuado de tantos niños y civiles
junto con las declaraciones genocidas de los altos cargos israelíes han
convertido a Israel en el Estado más odiado del mundo. Debido a este apoyo
incondicional y al contraste con la respuesta a la invasión rusa, Occidente ha
perdido mucha autoridad moral en el resto del mundo. Por lo tanto, la guerra
contra Gaza está acelerando el deterioro de las relaciones Norte-Sur.
“Cuando
Rusia invadió Ucrania se impusieron
fuertes
sanciones económicas. Un año después
de la
invasión de Gaza, Israel puede proseguir
sus actividades sin ser molestado y se siguen enviando
armas a Israel desde puertos occidentales”
Desde el comienzo de la guerra contra Gaza millones
de personas en todo el mundo han salido a las calles contra el genocidio que se
está cometiendo ahí, varios sindicatos han bloqueado las entregas de armas, y
altos cargos y soldados israelíes han sido acusados en tribunales nacionales e
internacionales. Está en riesgo la mejora de las relaciones con los países de
la región que Tel Aviv había logrado. El 7 de octubre y las reacciones que
suscitó han cambiado el equilibrio de poder en la región y en el mundo.
El genocidio que el ejército israelí inició hace un
año en Gaza y que lo padece cada día el pueblo palestino, es la consecuencia
lógica de un proyecto imperialista y colonial que surgió a finales del siglo
XIX: el sionismo. El colonialismo de asentamiento encajaba perfectamente en el
espíritu de la época, pero hoy, a los ojos del Sur Global, el proyecto sionista
es un anacronismo. Ya no pertenece a esta época y no tiene futuro.
La “excepción israelí” debe terminar. El pueblo
palestino oprimido y aterrorizado, y su resistencia a este “último proyecto
colonial” han adquirido un gran valor simbólico. La batalla de Gaza es la
batalla de toda la humanidad. El sufrimiento y exclusión de los y las
palestinas es de todos los días. El proyecto colonial sionista viene cobrando más
vidas desde hace un año, porque en Gaza cada día es 7 de octubre.
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