miércoles, 16 de octubre de 2024

 

NGOUABI – SANKARA:

VIDAS PARALELAS

Por: Javier Fernando Miranda Prieto 

Marien Ngouabi de la República del Congo y Thomas Sankara líder de Burkina Faso, fueron dos figuras revolucionarias que marcaron la historia reciente del continente africano. Con ideales comunes de cambio para su sociedad, con los mismos enemigos de clase y con un final violento para ambos.

Descubriendo la historia de los líderes africanos contemporáneos, encontramos a dos hombres que fueron vitales en el devenir histórico de sus respectivos países: Marien Ngouabi presidente de la República del Congo (1969-1977) y Thomas Sankara líder revolucionario de Burkina Faso (1983-1987). Ngouabi como Sankara eran destacados soldados del regimiento de paracaidismo. El primero formado en Estrasburgo y el segundo en la montañosa ciudad francesa de Pau. 

El líder congoleño luego de derrocar al presidente Alphonse Massamba-Débat en 1969, crea el Consejo Nacional de la Revolución. Mientras Sankara toma el poder, la histórica noche del 4 de agosto de 1983, y establece un Consejo Nacional Revolucionario en Burkina Faso. Durante su mandato, era común ver al presidente Ngouabi por las calles de Brazzaville haciendo footing diariamente a las 6 de la mañana. Otro deportista era también el Capitán-Presidente Sankara, quien desde temprano solía a montar bicicleta por los barrios pobres de Uagadugú. 

En el Congo de Ngouabi, como en la Burkina de Sankara, el órgano central de la revolución estaba compuesto de 30 miembros, entre ellos 12 militares, entre los que destacaba, en el caso del proyecto congoleño, un joven teniente, muy próximo al presidente Ngouabi: Denis Sassou Nguesso. En Burkina Faso, entre los 12 capitanes de la cúpula revolucionaria, se ubicaba en un lugar privilegiado, el compañero y amigo personal de Sankara, un joven oficial llamado Blaise Compaoré. 


           “Ngouabi creó el primer Estado marxista-leninista

              de África.  Su concepción de nacional lo acercó

                  a China y a Rusia, imponiendo un discurso

                             anticolonialista y anti-francés” 

Precisamente, la desgracia que abatió a estos dos líderes africanos, provino de personajes muy cercano a ellos. Marien Ngouabi será asesinado brutalmente por hombres enviados por un felón como Deniss Sassou Nguesso. Mientras que Thomas Sankara morirá abatido por orden de su compañero de promoción, camarada de armas, Ministro de Justicia y verdugo Blaise Compaoré, el 15 de octubre de 1987.

La desgracia que abatió a ambos líderes africanos, provino de 
personajes muy cerca a ellos, quienes representaban intereses
políticos y económicos de países occidentales.

Aquella mañana del 18 de marzo de 1,977, Marien Ngouabi comenzó su día impartiendo clases en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Brazzaville, donde compartía la docencia universitaria con el honroso cargo de Presidente de la República del Congo. Conforme con sus ocupaciones oficiales, el mandatario regreso de la casa de altos estudios al Estado Mayor del Ejército para recibir al Presidente del parlamento, Alphonse Mouissou-Poaty, y luego al Cardenal Emile Biayenda, en una muestra de su pensamiento de unidad nacional en todos los órdenes.

Se consideraba al país como el primer Estado marxista-leninista de África: él fundó el Partido Congolés del Trabajo como única organización política legal. Su concepción de la construcción nacional lo acercó a China y a la entonces Unión Soviética, a la vez que en su discurso ponía siempre en claro una posición anticolonialista. 

                    “Sankara, dirigió un gobierno que tenía

         como fundamentos centrales: barrer con la corrupción

                    y reducir la grave influencia de Francia

                             en las decisiones de gobierno

Ese día un comando armado tiroteó la residencia del mandatario, de allí la víctima fue trasladada urgentemente al hospital militar de Brazzaville y poco después el medico fornece lo declaraba muerto, el cuerpo del presidente había sido acribillado a balazos.  

Thomas Sankara, considerado por muchos burkineses como el Che Guevara africano, dirigió un gobierno que tenía como fundamentos centrales: barrer con la corrupción y reducir la grave influencia que tenía la ex-metrópoli francesa en las decisiones de gobierno. El jefe militar y líder nacionalista era sin duda, un inconveniente para los intereses políticos occidentales en la región subsahariana, como 30 años antes lo fue el Primer Ministro congoleño Patricio Lumumba, cuyo temprano deceso retrasó los cambios políticos democráticos en el continente. 

       “La desgracia que abatió a estos dos líderes africanos,

                 provino de personajes muy cercano a ellos.

                Ngouabi será asesinado por un felón como

                               Deniss Sassou Nguesso.

               Sankara morirá por orden de su compañero,

            camarada de armas y verdugo Blaise Compaoré”

El magnicidio de Sankara desencadenó un largo proceso penal, que implicó a su sucesor en el poder, Blaise Compaoré, quien tuvo que retornar del exilio en Costa de Marfil, luego que una revolución popular lo desalojara del poder el 31 de octubre de 2014.

Según declaró el otrora “señor de la guerra” liberiano Prince Johnson, la confabulación contra Sankara estaba condicionada por la permanencia en territorio burkinés de la facción guerrillera liberiana a la cual pertenecía, y eso, de hecho, solo era posible con el apoyo e influencia activa de jefes militares complotados contra el presidente.

Tras el fatídico golpe de Estado de 1,987, que derrocó y culminó con la muerte de Sankara, Compaoré describió el asesinato como accidental, lo cual nadie creyó, mientras ejecutaba lo que llamó una “rectificación” de la revolución, en tanto revertía todas la medidas y políticas progresistas aplicadas por su antecesor. 

Los herederos de Sankara tuvieron que esperar 27 años, de una férrea dictadura, para poder derribar al asesino y traidor de Compauré, mientras que en el Congo-Brazzaville, los hijos y nietos de la revolución de Ngousbi, muy posiblemente serán testigos de la caída de Sassou Nguesso, el intrigante y déspota tirano, que luego de más de 35 años, usufructuando ilegalmente el poder, tendrá que ser derrotado por los herederos de una revolución que él traicionó.

Al margen de algunas particularidades la proximidad vivencial de ambos personajes no fue una casualidad. Por su formación profesional, sus convicciones políticas, sus anhelos de cambio social y por su trágico final, ambos líderes africanos aún si conocerse, tuvieron vidas paralelas. 

 

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