miércoles, 4 de enero de 2023

ÁFRICA 2022: UN AÑO CON LUCES Y SOMBRAS
Por:  Javier Fernando Miranda Prieto

El 2022 fue un año de continuidad y cambio, de luces y sombras, de convivencias y enfrentamientos; marchas por la paz y revueltas indignadas; conflictos que esbozaban una solución y guerras olvidas que retornaban como fantasmas; líderes que parecían perpetuarse en el poder o que gozaban de muchos privilegios, han visto como se apagaba su estrella y otros cuyo anonimato era frecuente, se han catapultado como líderes regionales; economías milagrosas que empezaban a despuntar y un crecimiento económico que retrocede, ante los efectos de una guerra extra-regional. Como vemos, para el continente africano, el año que se está yendo, fue un año con matices, contradictorio, en un continente lleno de contrastes.
 
Este año se ha constatado que la parábola del desarrollo en África, se halla en una crítica encrucijada. Por una parte la revolución en las comunicaciones y las tecnologías de la información, han generado un cambio demográfico, un crecimiento urbano y un boom de los precios de las materias primas, que podrían haber convertido al continente africano en una nueva potencia económica global. Sin embargo, los rezagos de una pandemia que minó la economía de sus países; la guerra entre Rusia y Ucrania, que ha afectado los precios de los alimentos importados y la ausencia de una real agenda de desarrollo que priorice la satisfacción de las necesidades básicas de la población, han generado, en los últimos 12 meses: hambrunas, migraciones masivas, inacabables procesos de pacificación y la expansión de la plaga del terrorismo yihadista.
 
En el marco de este dramático contexto, el año 2022 empezó con una asonada militar en Burkina Faso, el presidente Roch Marc Kaboré, el pragmático empresario, el tecnócrata y economista, al inicio de su segundo mandato, era depuesto por jóvenes oficiales del ejército, al mando del capitán Ibrahim Traoré, ante la incapacidad de su gobierno de enfrentar con eficiencia la violencia yihadista. La nueva cúpula militar no oculta su simpatía de plantear una mayor presencia militar de Rusia en su país. También en Burkina, y luego de 34 años del martirologio del líder Thomas Sankara, un tribunal de Ouagadougou, compuesto por jueces burkineses, condenaron en ausencia, al ex-dictador Blaise Compaoré a cadena perpetua por el delito de autoría mediata por el magnicidio contra el ex-presidente Sankara.
 
En un año de consultas populares y elecciones presidenciales en África, destacó el triunfo en las urnas de William Ruto, como presidente de Kenia. En agosto, este joven y carismático político, derrota al eterno caudillo opositor Raila Odinga. Se vislumbra un relevo generacional y nuevos tiempos en la política keniana. También en agosto, las tropas francesas de la operación militar Barkhane, luego de más de una década en territorio africano, se retiran del continente, ante el evidente fracaso de su estrategia militar contra los grupos yihadistas, quienes dominan extensas zonas de la región del sahel. Pero el fuerte sentimiento anti-francés, evidenciado en muchas naciones africanas, se ha acentuado en el último año. En la ciudad de Yamena, capital del Chad, el día 20 de octubre, fue escenario de una de las más crueles e infames masacres perpetradas contra la población civil de un país. Más de 150 personas fueron asesinadas y miles detenidas, por comandos del ejercito chadiano, cuando protestaban pacíficamente contra la dictadura de Mohammad Déby, aliado y cómplice de Francia en la región. Una población indignada, que repudia la presencia militar de la potencia europea en África, un rechazo que se ha visto reeditado este año en Mali, Burkina Faso, Guinea Conakry, República Centroafricana y Níger.
 
África es un continente de conflictos bélicos permanentes, pero este año parecía eclipsarse una guerra que había tomado grandes proporciones. En Etiopía, los rebeldes de la provincia de Tigray acuerdan, en el mes de noviembre, un “cese de hostilidades” con el gobierno del Primer Ministro Abiy Ahmed. Luego de la intransigencia de Addis Abeba, que costó más de 500 mil muertos y dos millones de desplazados y ante la presión de China y los Estados Unidos, sus principales aliados, el gobierno etíope tuvo que ceder, por ahora, a un “alto el fuego”. Pero mientras esto ocurría en el Cuerno de África, en la región de los Grandes Lagos, al este de la República Democrática del Congo, como si fuera un fantasma que regresaba del pasado, un viejo conflicto se reeditaba en esta estratégica zona. En noviembre, al menos 131 civiles murieron, en apenas dos días, por acción de la banda armada M23, un grupo de sicarios financiados y entrenados por Ruanda y Uganda, quienes incursionan recurrentemente en territorio congoleño, para tomar control de los ingentes yacimientos mineros de la zona. Al final de este año, estas milicias armadas se han replegado a sus territorios de origen. Pero esta región africana, está muy lejos de encontrar una autentica paz, si no es capaz de encarar las verdaderas causas de este lacerante conflicto.
 
Casi al final del año, un evento internacional catapulto al dictador egipcio Abdelfatah Al Sisi, al rango de gran líder mundial. En una bien planificada estrategia de “lavada de cara” y en complicidad con las NN.UU, el sátrapa y asesino egipcio inauguró la conferencia COP27. Al margen de los pocos acuerdos adoptados en este evento sobre el cambio climático, lo cierto es que esta Cumbre en Egipto se pareció mucho al Mundial de Futbol en Qatar, también escenificada este año: más importante es la defensa de los intereses económicos de las potencias y de las grandes corporaciones, que la lucha por la democracia, las libertades y la defensa de los derechos humanos de las personas.
 
A la luz de este breve resumen, podemos constatar que el 2022 fue para África un año de contrastes. Varios conflictos armados pasan al 2023 sin una paz verdadera. Sólo algunos amainaron en el año que se va y ciertas negociaciones en curso podrían arribar a buen puerto en los próximos 12 meses. Como fuere, el año que se está yendo ha sido un año con luces y sombras, quizás como el que vendrá.