ÁFRICA: ¿UN PEÓN DE LA “NUEVA GUERRA
FRÍA”?
Por: Javier Fernando Miranda Prieto
Los EE.UU considera al continente africano, como su campo de batalla para librar su "Nueva
Guerra Fría" contra China y Rusia.
La presencia constante de bases militares extranjeras en África, no solo simboliza la falta de unidad y soberanía; sino también, refuerza la fragmentación y subordinación de los gobiernos y pueblos del continente africano. Para entender esta situación, hay que analizar cómo la Organización del Tratado del Atlántico Norte -OTAN-, ha comenzado a desarrollar, paulatinamente, una visión propia de África y cómo el gobierno de Estados Unidos considera al continente africano, como una primera línea en su Doctrina Monroe Global.
En agosto de 2022, Estados
Unidos publicó una nueva estrategia de política exterior
dirigida a África. El documento, de 17 páginas, incluía un total de 10
menciones a China y Rusia, incluyendo el compromiso de “contrarrestar las actividades
perjudiciales de la República Popular China, Rusia y otros actores extranjeros”
en el continente, pero no mencionaba ni una sola vez el término “soberanía”.
Aunque el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, ha declarado que Washington “no dictará
las decisiones de África”, los gobiernos africanos han denunciado que se enfrentan a la
“intimidación condescendiente” de los Estados miembros de la OTAN para que se
pongan de su parte en la guerra de Ucrania. A medida que aumentan las tensiones
mundiales, EE. UU. y sus aliados han señalado que ven el continente como un
campo de batalla para librar su Nueva Guerra Fría contra China y
Rusia.
El Africom ha establecido 29 bases militares en el continente y 60 puestos de avanzada en 34 paises africanos. |
Esta visión paternalista de
África parece estar muy extendida en Washington. En abril, la Cámara de
Representantes de Estados Unidos aprobó por abrumadora mayoría la “Ley
para Contrarrestar las Actividades de Influencia Maligna de Rusa en África”,
por una votación de 415 a 9. El proyecto de ley, que pretende castigar a los
gobiernos africanos por no alinearse con la política exterior de Estados Unidos
respecto a Rusia, ha sido ampliamente condenado en todo el continente por
no respetar la soberanía de las naciones africanas, y la ministra de Asuntos
Exteriores de Sudáfrica, Naledi Pandor, lo calificó de “absolutamente
lamentable”.
Los esfuerzos de EE.UU. y los
países occidentales por atraer a África a sus conflictos geopolíticos
despiertan serias preocupaciones: ¿utilizarán EE.UU. y la OTAN su vasta
presencia militar en el continente para lograr sus objetivos?
Hay que recordar que en 2007,
Estados Unidos creó su Comando de África (AFRICOM)
“en respuesta a nuestras crecientes asociaciones e intereses en África”. En
solo 15 años, el AFRICOM ha establecido al menos 29 bases
militares en el continente como parte de una extensa red que incluye más de 60 puestos de
avanzada y puntos de acceso en al menos 34 países, más del 60% de las naciones
del continente.
A pesar de la retórica de
Washington de promover la democracia y los derechos humanos en África, en
realidad, el AFRICOM pretende asegurar la hegemonía estadounidense en el
continente. Los objetivos declarados del AFRICOM
incluyen “proteger los intereses estadounidenses» y «mantener la superioridad
sobre los competidores” en África. De hecho, la creación del AFRICOM estuvo
motivada por las preocupaciones de “aquellos alarmados
por la creciente presencia e influencia de China en la región”.
Desde el principio, la OTAN
participó en el proyecto, con la propuesta original presentada por el
entonces Comandante Supremo Aliado de la OTAN, James L Jones Jr. El AFRICOM realiza anualmente
ejercicios de entrenamiento destinados a mejorar la operatividad, entre los
ejércitos africanos y las “fuerzas de operaciones especiales de EE. UU. y la
OTAN”.
La naturaleza destructiva de la presencia militar de Estados Unidos y la OTAN en África quedó ejemplificada en 2011, cuando —ignorando la oposición de la Unión Africana— Estados Unidos y la OTAN lanzaron su catastrófica intervención militar en Libia para derrocar al gobierno de Muamar Gadafi. Esta guerra de cambio de régimen destruyó el país, que anteriormente había obtenido la mejor puntuación entre las naciones africanas en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU. Más de una década después, los principales logros de la intervención en Libia han sido el regreso del mercado de personas esclavizadas al país, la entrada de miles de combatientes extranjeros y una violencia interminable. En el futuro, ¿invocarán Estados Unidos y la OTAN la “influencia maligna” de China y Rusia como justificación para intervenciones militares y de cambio de régimen en África?
En la
Asamblea General de la ONU de este año, la Unión Africana rechazó firmemente
los esfuerzos coercitivos de Estados Unidos y los países occidentales para
utilizar el continente como peón en su agenda geopolítica. “África ya ha
sufrido bastante el peso de la historia. (…) No quiere ser un peón de la nueva
Guerra Fría, sino un polo de estabilidad y de oportunidades abierto a todos sus
socios, sobre una base de beneficio mutuo”, declaró el presidente de la Unión Africana y
presidente de Senegal, Macky Sall. De hecho, el afán de guerra no ofrece nada a
los pueblos de África en su búsqueda de la paz, la adaptación al cambio
climático y el desarrollo.
En la
inauguración de la Academia Diplomática Europea el 13 de octubre, el jefe de la
diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, dijo: “Europa es un jardín (…) El resto del mundo (…)
es una jungla, y la jungla podría invadir el jardín”. Como si la metáfora no
fuera suficientemente clara, añadió: “Los europeos tienen que comprometerse
mucho más con el resto del mundo. Si no, el resto del mundo nos invadirá”. Los
comentarios racistas de Borrell fueron ridiculizados en las redes sociales y destrozados en el Parlamento Europeo por Marc Botenga, del Partido
de los Trabajadores belga, y una petición del Movimiento Democracia en Europa,
pidiendo la dimisión de Borrell, ha recibido más de 10.000 firmas.El presidente de Senegal Macky Sall, ha defendido la soberanía
de los Estados africanos.
La falta de
conocimiento histórico de Borrell es notable: son Europa y Norteamérica las que
siguen invadiendo el continente africano, y son esas invasiones militares y
económicas las que producen la migración de los pueblos africanos. Como
dijo el Presidente Sall, África no quiere ser “un peón de la nueva Guerra
Fría”, sino un lugar soberano y digno.