lunes, 29 de junio de 2020

POBREZA Y GUERRA  EN ÁFRICA


Las pobreza y los conflictos armados es una ecuación difícil de tratar en África. Las guerras convencionales o el
bandolerismo armado han generado cientos de miles de desplazados internos y refugiados provenientes 

de otros países.

La parálisis de la economía mundial, motivada por los efectos de la pandemia del coronavirus, va afectar gravemente el desarrollo de los países más vulnerables. La Economía africana, antes del inicio de la crisis sanitaria, mostraba un relativo pero sostenido crecimiento. Los informes financieros de las organizaciones multilaterales (FMI, B.M, BAFD), hasta diciembre del año pasado, vislumbraban para África un buen año económico, expresado en: sostenidas exportaciones, superávit de su balanza comercial, incremento del empleo entre la población urbana y expansión de la clase media. A pesar de estos indicadores, África sigue siendo el continente más pobre del mundo.

La vida cotidiana de muchos africanos es muy dura (insuficiencia de alimentos, ausencia de trabajo, falta de servicios básicos). Esta pobreza es en gran parte debida: a la falta de políticas adecuadas orientadas a la agricultura -de la cual viven la mayor parte de la población-, presencia de bioclimáticas desfavorables en numerosas regiones, una sobre-explotación de sus riquezas naturales que no son aprovechas por la mayoría de los africanos y la continua apropiación de tierras cultivables por empresas occidentales y chinas. Sin olvidar, la existencia de regímenes políticos autoritarios, anti-democráticos y corruptos, situación que repercute en la dilapidación de los fondos públicos, debilitando aún más las condiciones de vida de la población.

             “La Economía africana, antes del inicio
           de la crisis sanitaria, mostraba un relativo
                      pero sostenido crecimiento”

Añadido a estos factores, tenemos la recurrencia del flagelo de las guerras o conflictos armados, que lamentablemente son muy frecuentes en África y que provocan a la vez, el desplazamiento de cientos de miles personas, las cuales deben de refugiarse en precarios campos de acogida, sufriendo dramáticas condiciones de supervivencia. La pobreza y los conflictos armados es una ecuación difícil de despejar. Las guerras civiles, los conflictos fronterizos, la presencia de ejércitos o milicias paralelas a las estatales, han provocado en las últimas décadas la devastación económica, social y humana en estos países.

400 millones de africanos viven con menos de un dólar al día.
De los diez países más pobres de África ocho conviven
con conflictos armados, bandas criminales y el narcotráfico.
En la actualidad la mitad de los conflictos armados en el mundo se ubican en África. En muchas de estas naciones, a pesar de tener ingentes recursos naturales, estos no han servido para mejorar las condiciones de vida de su población, sino para financiar conflictos armados internos y externos, llevando a su gente a vivir en una situación de extrema vulnerabilidad.

En África, con una población de más de mil millones de habitantes, 400 millones viven con menos un dólar al día, esta pobreza permite que las personas, generalmente los más jóvenes, sean fácilmente manipulados y seducidos por una violencia que se presenta como su única salida a esta situación de postración social. Pero, la mayoría de los conflictos armados o guerras interminables que se viven, especialmente en el África subsahariana, no son precisamente guerras, en el sentido estricto de la palabra, ni tampoco cumplen con lo que tradicionalmente se ha considerado como tal.

           “las guerras que se libran hoy en los países 
      africanos tienen que ver más con un bandolerismo 
        armado que con una guerra propiamente dicha”

Los combatientes africanos de hoy, solo buscan crear una zona liberada
y medrar de las riquezas naturales (minerales, petróleo, diamantes) del lugar.
A diferencia de otros conflictos armados que ha padecido el continente africano, los combatientes de los actuales conflictos en África no tienen ideologías claras, ni objetivos definidos, ni reivindicaciones establecidas. No les interesa realmente la toma del poder, ni mucho menos cambiar el estado de las cosas en sus países. Únicamente quieren robar y traficar con los recursos naturales de las zonas donde operan. Estos supuestos combatientes, son aventureros que buscan crear una zona liberada y medrar de las riquezas naturales del lugar y si es con el apoyo de alguna potencia extranjera o una empresa transnacional mucho mejor.

           “estos rebeldes solo quieren robar y traficar
                con los recursos naturales de las zonas
                     donde operan, muchas veces con
                  el apoyo de una potencia extranjera”

Es por ello, que el tipo de guerras que se libran hoy en la mayor parte de los países africanos, en especial del África subsahariana, tienen que ver más bien con un "bandolerismo armado" que con una guerra propiamente dicha. Lo cual supone enfrentar un problema mucho más complejo. Conflictos armados como los que se dan en la región este de la RD del Congo, República Centroafricana, Somalía, Sudán del Sur o la subversión armada que se desarrolla, desde hace años, en Chad, Camerún y Uganda, al margen de sus peculiaridades, tienen como origen primario la ambición por la sobre-explotación de sus recursos naturales, para beneficio particular.

Como vemos, cuanto más depende un país de sus exportaciones primarias, es decir, materias primas y recursos naturales, mayor es el riesgo de generar guerras convencionales o bandolerismo armado y de eso saben mucho las grandes potencias.




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