viernes, 22 de febrero de 2013


LOS NIÑOS SOLDADOS

En la guerra civil de Sierra Leona (1991-2002) estos niños soldados fueron secuestrados, entrenados en el uso de armas, drogados y enviados a matar.


Si toda guerra de por sí ya es un hecho cruel e inhumano, la expresión más brutal y perversa de estos conflictos armados, es la participación  de niños y niñas como soldados. Es por ello que organizaciones internacionales como Amnistía Internacional AI han calificado al secuestro y reclutamiento forzado de menores de edad como Crímenes de Lesa Humanidad.

La participación de niños en conflictos militares, es una realidad que muchas veces pasa desapercibida para la prensa y para la opinión pública internacional. Lo cierto, es que todos los años, miles de niños y niñas son reclutados por ejércitos regulares, por grupos paramilitares o por guerrilleros para la lucha armada.

Ahora, cuando hablamos sobre este tema, solemos relacionarlo inmediatamente con los conflictos que se desarrollan en el continente africano, pero desde hace muchas décadas en otras partes del mundo se ha estado dando esta perversa practica, de  secuestrar a niños o adolescentes para entrenarlos a matar.


En América Latina, durante la larga guerra civil que se vivió en los países de Centroamérica en los años ochenta, fue una práctica común el uso de niños soldados por ambas partes de los contendientes. Por otro lado, Sendero Luminoso, la siniestra guerrilla maoísta nacida en la sierra del Perú, en su periodo más criminal, secuestraba y enrolaba a la fuerza sin ningún reparo, a niños y niñas para incrementar sus huestes asesinas. En Colombia durante el auge de las guerrillas y de los grupos de paramilitares, se vivió una situación parecida, según los reportes de Amnistía Internacional publicados en la época, tanto las guerrillas de las FARC y del ELN, como el ejército regular colombiano, tenían reclutados en sus filas a menores de edad, violando toda normativa internacional sobre protección a menores en situación de riesgo.

Niño recluta de las Fuerzas Patrioticas de Liberación del Congo, grupo terrorista
liderado por Thomas Lubanga quien fue condenado a prisión por
crímenes contra la humanidad.
También diversas organizaciones islamistas en Asia, como Abu Sayyaf en Filipinas, el Ejército de Salvación Arakan en Myanmar o los Talibanes en Afganistán, regularmente usaron a niños-soldados como combatientes. Lo mismo pasó en la guerra en Siria, la muy publicitada y cruenta guerra civil que se vive en este país del Medio Oriente, tenía como reclutas en los grupos insurgentes anti gubernamentales a niños soldados quienes eran adoctrinados en el fanatismo islámico, enrolados a la guerrilla y entrenados en el uso de armas. Esta práctica cruel y brutal se dio ante la pasividad y complicidad de los países occidentales, quienes a sabiendas de este ilegal reclutamiento de menores, financiaron, entrenaron y armaron a las fuerzas opositoras del Consejo Nacional Sirio.

Tampoco no hay que olvidar lo que paso en Mali durante la operación militar Serval auspiciada por Francia en el 2012, según informes de AI se confirmó la presencia de niños soldados participando activamente en los combates que tenían lugar entre las tropas de los grupos islamistas del norte de Mali y el ejercito maliense, quienes operaban con el apoyo de tropas francesas. Los islamistas y el ejército regular reclutaron, entrenaron y usaron a cientos de menores en sus filas desde el inicio de la ocupación militar francesa. 

Al tratar este tema, no podemos dejar de mencionar las traumáticas experiencias vividas en las guerras civiles que se produjeron en territorio africano, en especial las que se dieron en Sierra Leona (1991 al 2002) y en Liberia (1990 al 2003), cruentos conflictos armados que involucraron a más de 50,000 niños y niñas soldados en ambos países. Estos niños fueron secuestrados, abusados sexualmente, esclavizados, mutilados, entrenados en el uso de armas, en muchos casos drogados y enviados a matar. Hechos atroces, que pasaron casi desapercibidos para la prensa mundial y cuyo único objetivo era la explotación y el comercio de las ingentes reservas de diamantes que poseían ambos países. Más aún, está confirmado que detrás de este sucio comercio de los llamados “diamantes de sangre”, estuvieron los intereses de empresas transnacionales y de potencias económicas.

A pesar de estas dramáticas experiencias, en la actualidad se sigue enrolando a niños soldados en diversos lugares de África como: en la República Democrática del Congo, Somalía, República Centroafricana, Sudán y Sudán del Sur, con las mismas traumáticas y nocivas consecuencias, para los menores involucrados.

Como vemos, lamentablemente no estamos ante un fenómeno aislado, es una historia que se repite en cada nuevo conflicto que surge en el mundo, aunque en el África se presenta con mayor intensidad.


La participación de niños en conflictos es una realidad que muchas veces pasa desapercibida para la prensa y para la opinión pública internacional” 


“los conflictos armados en que participan niños soldados están relacionados con el control de los recursos naturales”

Hasta hoy nadie sabe en realidad cuantos menores están siendo utilizados en este momento como soldados en diversas partes del mundo. Amnistía Internacional –AI- en su último informe anual, cita un cálculo que hizo las Naciones Unidas en el año 2013, en donde se hablaba de 350,000 niños y niñas soldados que se encontraban combatiendo hasta ese año en diferentes conflictos en el mundo. 

Solemos utilizar el término niños soldados pero en la práctica estos menores son utilizados como cocineros, lavanderos, para mandados o con fines sexuales. Asimismo, hay muchas niñas que realizan en los campamentos militares, las mismas funciones que los varones, tomando parte en combates y acciones bélicas, además de ser utilizadas como esclavas sexuales.

No olvidemos, que este fenómeno de los niños soldados, surge porque hay guerras y en particular en África, la mayoría de estos conflictos están relacionadas con el control de las materias primas del continente, ya sean diamantes (como en el caso de Sierra Leona o Liberia), petróleo y gas (recursos que enfrentan a Sudán y Sudán del Sur), coltán y uranio (origen de las guerras en las Repúblicas Democrática del Congo y Centroafricana), así como pesca,  madera y otros recursos.

Además, utilizar niños o niñas en conflictos armados resulta más barato y eficaz, por el bajo costo que demanda el mantenimiento de los menores, por lo fácil que resulta ser manipulados y lo rápido que pueden ser remplazados.

Niños soldados de los grupos violentistas de la Republica Centroafricana.
Además, no hay que olvidar que la existencia de estas guerras está muy unida al tráfico de armas. Recordemos que los cinco países que son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y que por tanto tienen como obligación garantizar la paz y la seguridad en el mundo, son los principales fabricantes y exportadores de armas en el planeta. Y como dato adicional, habría que añadir que muchas de las armas ligeras, que están fabricando estas potencias, están diseñadas pensando en que van hacer utilizadas por niños y niñas, porque los fabricantes saben que estas criaturas son las que constituyen el grueso de los grupos guerrilleros que operan en África.

Ante esta dramática situación, no nos queda otro sentimiento que no sea el de frustración y pesimismo, porque no existe hasta ahora, voluntad política departe de los gobiernos que podrían hacer algo para poner fin a este fenómeno. No será porque no existen Convenios, normas, convenciones, declaraciones, resoluciones a nivel nacional e internacional. La realidad, es que todos estos documentos terminan siendo papel mojado. Lo vemos en el hecho de que todavía se siguen utilizando a miles de niños y niñas como soldados en numerosos conflictos.

Es verdad, que en los últimos años, gracias al trabajo indesmayable, pero poco reconocido de ONG y organizaciones humanitarias se ha podido rescatar a muchos menores soldados de esta arriesgada situación. Sin embargo,  no basta sacarlos de la violencia en una determinada región del mundo, porque al mismo tiempo se inician otros conflictos en otros lugares, que también echan mano a estos niños soldados.

Detrás del comercio de los llamados "diamantes de sangre" estuvieron los
intereses de las grandes transnacionales y de potencias económicas.
Pero pareciera, que no todo está perdido, en el año 2012 se han producido avances que podrían frenar el uso de menores soldados. Dos sentencias cruciales de la Corte Penal Internacional –CPI- y del Tribunal Especial para Sierra Leona han logrado progresos importantes contra la impunidad y sentando jurisprudencia para este tipo de delitos. 

La CPI condenó, en marzo del 2012 a Thomas Lubanga líder de la guerrilla congolesa a 15 años de cárcel, por reclutar y alistar a menores de edad en su ilegal grupo armado y el Tribunal Especial para Sierra Leona sentenció al ex presidente de Liberia Charles Taylor a cincuenta años de prisión, por complicidad en la perpetuación de crímenes de guerra, entre ellos la utilización de menores soldados. Estas dos sentencias sientan importantes precedentes y sirven para advertir claramente a quienes hayan cometidos esta clase de crímenes que sus actos no quedaran impunes.

Esperamos, que estas acciones judiciales sirvan para evitar que se sigan reclutando niños y niñas soldados por parte de los diversos grupos armados y para que se pongan en práctica políticas concretas para garantizar que se cumpla el derecho internacional humanitario, en especial contra estos brutales Crímenes de Lesa Humanidad.






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