miércoles, 28 de agosto de 2013

ESTADOS  FALLIDOS  Y  EJERCITOS  COLAPSADOS


Por: Javier  Fernando  Miranda  Prieto 

Los Estados fallidos están íntimamente vinculados con la existencia de unas fuerzas armadas desestructuradas
o ejércitos colapsados.

En algunos medios de comunicación y en los análisis políticos de ciertos periodistas, se suele caracterizar, con muy poco rigor, a los países africanos como Estados fallidos, abusando de una generalización del término que lo único que genera es exageraciones, mitos y desinformación.

Para evitar equivocaciones cabria precisar, que el  Estado fallido se caracteriza por un fracaso gubernamental en el ámbito social, político y económico, caracterizándose por tener un gobierno tan débil e ineficaz, que tiene poco control sobre vastas regiones de su territorio, no provee ni puede proveer servicios básicos a su población, presentado altos niveles de corrupción y criminalidad, una frágil institucionalidad y una nociva interferencia militar en la política, lo cual generaría notables repercusiones geopolíticas. 

Esta caracterización del Estado fallido, podría tener clarísimas y graves expresiones políticas como: guerras civiles; existencia de guerrillas que disputan, con el ejército regular, el control territorial; falta de control de sus fronteras; guerras con el exterior; por lo cual podríamos concluir que el concepto de Estado fallido está íntimamente vinculado con la existencia de unas fuerzas armadas desestructuradas o ejércitos colapsados.

La entrda de la guerrilla del M 23 en la ciudad de Goma en la Republica
Democrática del Congo hizo huir  en desbandada al ejército estatal.
En el último año, África ha vivido tres experiencias traumáticas de inestabilidad política, que ilustran perfectamente el proceso de colapso de los ejércitos regulares y fatalmente la configuración de Estados fallidos en estos tres países del continente: El año pasado una revuelta armada protagonizada por independentistas Tuareg en Malí y apoyada por yihadistas expulsan del norte del país al ejército regular en muy poco tiempo, un ejército que termina dividiéndose en dos fracciones, una apoyando a un oscuro capitán del ejécito que da un golpe de estado al presidente de turno y otra fracción que responde a los intereses del gobernante destituido. Solo la intervención militar francesa, ha podido devolver el control de esa parte del país.

Desde fines del año pasado un puñado de rebeldes  del autodenominado Movimiento 23 de Mayo -M 23- ponen en jaque al ejército de la Republica Democrática del Congo en la estratégica región del este del país, entrando y saliendo de la ciudad de Goma a su antojo y haciendo huir en desbandada al ejército regular.

A principios de este año, el movimiento Seleka, que aglutina distintos grupos rebeldes de la Republica Centroafricana, se paseo por medio país en muy pocos días, ante el desconcierto y huida de las fuerzas estatales. Rebelión que terminó con un golpe de estado y el ingreso triunfal a la capital, la ciudad de Bangui, de las huestes sediciosas.

Estos tres casos, a los que podrían sumarse otros más, como Somalia, Guinea Bissau o Sudán del Sur, ilustran lo que está sucediendo en algunos paises del continente africano, donde todo apunta a un colapso de sus fuerzas armadas regulares. Aunque siempre habrá que partir, no obstante, del hecho que África es un continente y la realidad puede variar de un país a otro.

Ahora, para no generalizar ni desinformar sobre este tema, como lo advertíamos líneas arriba, habría que precisar, que únicamente la existencia de ejércitos desestructurados o desorganizados no siempre significa que estemos hablando de Estados fallidos, la falta de una buena preparación y calificación militar o la ausencia de un asesoramiento externo, podrían explicar la precariedad del ejercito. 


Entrada triunfal de efectivos del Movomiento Seleka a la capital de la
Republica Centroafricana, luego de derrotar al ejército regular.
Además, en la última clasificación realizada por la revista Global Firepower, -publicación que evalúa: la conformación, equipamiento y preparación de los ejércitos regulares del mundo, documento que se puede leer por internet- varios países africanos figuran entre los cincuenta y cinco mejores del mundo: Sudáfrica, Egipto, Argelia, Etiopía, Nigeria, Angola, Senegal y Chad, son los países más destacados en esta clasificación. Aún así, no pocos de los cincuenta y cinco Estados del continente cuentan con unas fuerzas armadas, a todas luces, deficientes. Entonces, cabria preguntar ¿Por qué?

Yendo al grano, es porque muchos Estados africanos, están recién construyendo un proyecto de sociedad y de país. Los intereses particulares suelen prevalecer sobre el bien común, con el consiguiente usufructo del aparato del Estado y muy especial, de las fuerzas armadas en pro de esos intereses individuales.

Es preciso recordar, que luego del proceso de independencia, muchos países africanos se encontraron con un doble ejército: el clásico o el ejército regular, nacido de la transferencia organizacional de las metrópolis a sus antiguas colonias; y el  popular o ejercito irregular, proveniente de las luchas locales por la emancipación, o como consecuencia de los primeros golpes de estado. Si los ejércitos clásicos se han distinguido siempre por su carácter apolítico y su papel de garantía de seguridad nacional e integridad territorial, en el África postcolonial se convertirían en meros instrumentos políticos al estilo de los ejércitos populares.

Algunos ejércitos solo defienden los intereses del gobernante de turno
y no los intereses ni la soberanía de la nación.
Desde entonces, el ejército es utilizado como medio para alcanzar el poder o mantenerse en él. El jefe de Estado de turno lo configura a su imagen y semejanza, reclutando para su guardia pretoriana, exclusivamente a gente procedente de su tribu o clan, con la consiguiente exclusión de los demás grupos étnicos o políticos que conforman el país. Es decir, los ejércitos se forman con personas de la entera confianza del líder de turno, estableciendo un ejército que sirva a sus propios intereses y no a los intereses de la nación.

De hecho, nos encontramos un ejército dentro del ejército: el núcleo duro, bien pagado y protector del jefe y los demás, que sobreviven en base al sometimiento del pueblo a través de prácticas corruptas.

Es por ello, que desde hace tiempo en varios países africanos, en los llamados Estados fallidos, se desvirtuaron las funciones fundamentales y el verdadero rol de las fuerzas armadas. La pérdida de su carácter nacional, unitario, neutral y soberano explicaría, a nuestro entender, porqué, ante cualquier incursión enemiga, como lo hemos visto en muchos casos recientes, impera la desorganización, el desbande, el “sálvese quien pueda” en la mayoría de los ejércitos y el desmoronamiento de los mismos. Poniendo en riesgo, la integridad y seguridad del Estado y lo que es más importante, poniendo en peligro la protección y tutela de su pueblo.
 

   

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