miércoles, 8 de abril de 2015

LOS  ESTUDIANTES  DE  GARISSA:
VÍCTIMAS DE
UN ESTADO
FALLIDO

Por: Javier  Fernando  Miranda  Prieto

El ejército keniata toma control, después de horas, de las instalaciones de la Universidad de Garissa, luego del asalto
de los terroristas de Al Shabaab, provenientes de la vecina Somalia.

En una lectura precipitada, la espantosa masacre de los 148 estudiantes de la Universidad de Garissa al este de Kenia, puede parecer exclusivamente un atentado de origen religioso ya que su responsable, el grupo extremista Al Shabaab, está conformado por fundamentalistas islámicos wahabitas, la rama más conservadora y sectaria del islam. También por el intento de parte de los terroristas de ubicar a los estudiantes cristianos de la universidad para centrar sus ataques en ellos, aunque el atentado también terminó con la vida de varios musulmanes. Pero al margen de estas referencias religiosas, la médula de este horroroso acto terrorista, es geopolítica y está íntimamente relacionado con el vecino norteño de Kenia y paradigma del Estado fallido: Somalia.

Desde el año 1,991, Somalia colapsó como un ente estatal, primero separándose en diversas zonas de control que también se desintegraron. A partir de ese momento, este país del este africano, se convirtió en una tierra sin más autoridades que pequeños señores de la guerra peleando por parcelas de poder. Las aguas somalíes se convirtieron en el escenario del retorno de la piratería marítima. La misma capital Mogadiscio, fue desmembrada en zonas de control y solo una parte de la ciudad quedó en manos de un fantasmal gobierno central.

En medio de este caos, surgieron Estados algo organizados en parte del territorio, como Somalilandia y Puntlandia en el norte y la Unión de Cortes Islámicas -UCI- en el sur, pero ninguno reconocido internacionalmente. De manera gradual, el gobierno federal retomó parte del control del territorio con ayuda de las fuerzas militares etíopes en el 2,006 y luego en el 2,011 con la ayuda de Kenia, el vecino sureño de Somalia.
El territorio somalí está fraccionado en diversos pequeños
Estados controlados por señores de la guerra.

Habría que puntualizar, que gran parte de la campaña de reconquista del gobierno central somalí se llevó a cabo sobre el territorio de la CUI, por la prioridad internacional, ya que estos grupos tenían una estrecha cercanía con Al Qaeda. Finalmente, una gran sección de estas Cortes Islámicas aceptó ser parte del gobierno reunificado, pero otra parte se rehusó, este grupo se identificaron como Al Shabaab (que en idioma árabe significa juventud) y juraron vengarse de la intervención extranjera.

Ahora, otro elemento a considerar es el entorno geopolítico, el Cuerno de África, en donde se ubican los protagonistas de esta trama de violencia, es una estratégica región muy próxima al Mar Rojo y al Océano Indico, es una zona marítima de paso obligado para los buque-tanques petroleros que se abastecen en la Península Arábica y se dirigen hacia Europa.

Es por ello que los grupos integristas musulmanes tratan de imponer su presencia fanática en esta región, para crearles problemas a occidente y debilitar su hegemonía en esta zona, para ello ha encontrado en la inestable, convulsa y fallida Somalia su principal base de operaciones. Fue en el año 2,06 que se crea Al Shabaab, cuando su líder Hassan Dahir llama a la guerra santa contra Etiopia, país que apoyaba con sus soldados al gobierno provisional somalí. Al Shabaab apelaba al fervor nacionalista para expulsar de su territorio al “enemigo extranjero”.  

       “la médula de este acto terrorista, es geopolítica
          y está íntimamente relacionado con su vecino
             y paradigma del Estado fallido: Somalia” 

Etiopia finalmente retira sus tropas afines del 2,008. Posteriormente, al año siguiente el jefe de Al Shabaab, aparece en un video en el que declara a su grupo como parte de la red de Al Qaeda. Es en ese momento, que ingresan a sus filas entre 700 y 800 combatientes extranjeros procedentes de los países árabes, de Estados Unidos, Inglaterra y Paquistán, es decir la milicia somalí se globaliza.

Para ese momento, este movimiento islamista controlaba el 75 % de Somalia, mientras que el débil gobierno central a penas controlaba parte de la capital. Lo que evidenciaba la desestructuración del Estado, la falta de un gobierno central en todo el territorio, Somalia se había convertido en pasto fácil del integrismo religioso y peor aún, se perfilaba en foco de inestabilidad para todos sus vecinos, incluyendo a su vecina Kenia.

Las milicias de Al Shabaab en uno de sus campamentos muy cerca de la
frontera con Kenia, controlan buena parte del territorio somalí.
En el 2,010 miembros de Al Shabaab fueron responsables de la matanza de 76 personas en Uganda, país que también intervino en Somalia, mientras las víctimas veían en una plaza pública el partido España – Holanda del Mundial de Sudáfrica. Luego Kenia se convirtió en el objetivo con la masacre de 67 personas en un centro comercial en la cosmopolita y moderna Nairobi, capital keniana en el 2,013.

    “Al Shabaab trata de imponer su presencia fanática
      en esta región, para crearles problemas a occidente
               y debilitar su hegemonía en esta zona”

En esta última incursión, en la universidad pública de Garissa, ha tenido un saldo aún más sangriento. Al Shabaab juega sus últimas cartas para forzar a Kenia el retiro de sus fuerzas militares de Somalia, que ahora operan dentro de la misión militar conjunta africana -AMISOM-. La respuesta del gobierno de Nairobi ha sido el bombardeo de los campamentos de Al Shabaab dentro del territorio aún controlado por la UCI. La reunificación de Somalia se sostiene principalmente, en la derrota de los remanentes de Al Shabaab y la posterior negociación con los Estados autónomos del norte.

Kenia siempre se ha caracterizado por ser un país con cierta estabilidad política y buenos indicadores económicos. Pero la presencia de un Estado fallido muy cerca de sus fronteras tarde o temprano pasa una factura muy alta. Posiblemente la acción terrorista del jueves santo, no sea la última tragedia causada por Al Shabaab, mientras los huesos fracturados de Somalia no acaben de soldar y siga constituyendo el principal foco de problemas al este de África.




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