Wednesday, March 5, 2025

 ECONOMÍA  AFRICANA:

ENTRE CRECIMIENTO Y
NUEVA DESCOLONIZACIÓN
Diversos organismos internacionales pronostican para África un crecimiento entre
3,7 y 4,2 % para este año, basados en su diversificación exportable, incremento
de su mercado interno y un aumento de su clase media.

Seis de los diez países que más crecerán durante el año 2025 serán africanos. Tanto el Fondo Monetario Internacional como la agencia calificadora de riesgo Moody’s, coinciden en que África experimentará, a nivel general, un crecimiento económico de entre el 3,7 y el 4,2% durante el año. Es un crecimiento ligeramente mayor que el experimentado en 2024. Esto se explica, entre otros factores, por el aumento en la exportación de petróleo de dos de sus principales gigantes demográfico y económico, Nigeria y Senegal, al cual también se le suma Níger.

Si bien el Producto Interno Bruto (PIB) es un indicador que no refleja el bienestar de las sociedades, sí es una muestra del volumen de las economías nacionales. En un ránking de 2021 encontramos que Nigeria es el país con el PIB más grande del continente, superando a gigantes como Sudáfrica y Egipto. Es un país de más de 222 millones de habitantes, que representa un quinto del total de la población africana. Su economía está fuertemente impulsada por el sector petrolero que simboliza el mayor volumen de sus exportaciones.

            “Nigeria es el país más poblado y con el PIB

                 más grande del continente, superando

                   a gigantes como Sudáfrica y Egipto” 

Además de haber participado en la mayor parte de los mundiales de fútbol desde 1994 a 2022, Nigeria ha experimentado una sucesión de golpes de estado y de intentos secesionistas (la guerra de Biafra en 1971 y el periodo de violencia yihadista de Boko Haram desde el 2009). Sin embargo, en los tiempos más recientes ha logrado cierta estabilidad que brinda perspectivas a inversores extranjeros y potencialidad en exportaciones. Nigeria además tiene un mercado interno importante por el volumen de su población y un área de servicios muy desarrollada.

El presidente de Nigeria, Bola Tinubu, está
aplicando las medidas económicas del FMI, 
generando fuertes protestas sociales. 

Pese a la riqueza de su suelo, al potencial económico y demográfico y a la relativa estabilidad institucional, Nigeria se encuentra con serios desafíos. En primer lugar en la diversificación de su economía, aún muy atada a la exportación de commodities (petróleo y minerales). Por el lado político, el presidente conservador Bola Tinubu, elegido en el 2023, está llevando a cabo una política neoliberal fuerte con eliminación de subsidios a la población, sobre todo del combustible. A lo que se le suma un aumento de la inflación de alrededor del 30%, lo que genera un malestar social considerable, que se ha evidenciado en multitudinarias marchas protesta contra el gobierno durante todo el año 2024.

           “Mali, Burkina Faso y Níger, han retirado

            bases militares francesas de su territorio,

           han quitado licencias a empresas mineras

       occidentales y se han acercado a China y Rusia” 

Por otro lado, tres gobiernos africanos plantearon un desafío directo a Europa en los últimos años, y a la hegemonía francesa en particular. Hablamos de Burkina Faso, Níger y Mali. Juntos conformaron la reciente Alianza de Estados del Sahel AES, que se propuso, entre otras cosas eliminar las bases militares de Francia en esos países y quitarle algunas de las licencias para la explotación de los minerales dentro de estas tres naciones. La AES se erige como un movimiento de autonomía africana y otorga un nuevo impulso a una visión multipolar desde el continente africano. Estos países han decidido acercarse a Rusia y China. La presencia rusa, a través del grupo Wagner que ahora se llama África Corps fue, a su vez, importante para contener el islamismo extremista en la región.

En Burkina Faso, Níger y Mali, han surgido gobiernos
nacionalistas y panafricanos iniciando un nuevo
proceso de descolonización.

Estos tres gobiernos tienen en común haber llegado al poder mediante golpes de estado con retórica nacionalista y anticolonial. Mali bajo el liderazgo del coronel Assimi Goita priorizó la lucha contra el terrorismo yihadista, la consolidación de las fronteras y el fortalecimiento de lazos con China y Rusia. Níger, bajo el mandato de Abdourahamane Tchiani, decidió alejarse de la influencia occidental y el condicionamiento francés. Su discurso se centra en el nacionalismo económico y el antiyihadismo. Por último, Burkina Faso, bajo el gobierno del capitán Ibrahim Traoré, representa el ejemplo más radical. Su discurso tiene un tono abiertamente antiimperialista y panafricano. Su gobierno se caracteriza por la nacionalización de recursos estratégicos como las minas y el control estatal de la producción de oro, el rechazo a préstamos del FMI y una encarnizada lucha contra la corrupción.

Por su parte, la reciente invitación de Sudáfrica a Nigeria como estado asociado del BRICS+ representa otro paso más hacia la multipolaridad del continente africano y las relaciones Sur-Sur.  

                  “África experimentará un crecimiento

                         económico entre 3,7  y el  4,2% 

                                    durante este año” 

Ante esta nueva correlación de fuerzas políticas que se advierte en el sahel, es interesante ver una postura nuevamente anticolonial en el continente africano y un juego que se está dando entre estos estados que han iniciado un acercamiento con China y Rusia, y las naciones emergentes que conforman el BRICS+, los cuales buscan la globalización desde el sur.

Por último, cabe señalar que en un mundo que va hacia un retroceso demográfico, África es el único continente con crecimiento de población joven y económicamente activa y con mayores proyecciones hacia el 2050. África, siendo el continente con mayor proyección demográfica, puede aspirar a tener una presencia más gravitante en la escena internacional, como por ejemplo, asientos permanentes en el Consejo de Seguridad de la ONU.

En definitiva y en líneas generales, África afronta un 2025 con la hegemonía europea en retroceso, con la consolidación de gobiernos descolonizadores y el fortalecimiento de las relaciones Sur-Sur, sumadas a una explotación más efectiva de sus recursos estratégicos y a una relativa estabilidad institucional en la mayoría de sus países.

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