lunes, 9 de marzo de 2015

PAUL KAGAME: MESÍAS  O  DICTADOR

Por: Javier  Fernando  Miranda  Prieto

Es una vergüenza para el pueblo ingles y norteamericano, que fueron testigos de manifestaciones de protesta
contra Kagame, saber que sus autoridades halagan y premian al hombre que muchos consideran un asesino en serie.

La última semana del mes de enero, en sus habituales y muy concurridas conferencias de prensa, el presidente ruandés Paul Kagame, rodeado de su sequito de seguridad y de sus incondicionales adherentes, sorpresivamente se refirió a las próximas elecciones previstas para el 2,017. En tono severo, el presidente manifestó que era muy probable que no postule a una tercera elección como presidente. Ante el bullicio y las suplicas de sus seguidores, Kagame emprendió la retirada del recinto de prensa.

Por supuesto, que estas declaraciones presidenciales, nadie las cree. A esta puesta en escena, le siguieron a los pocos días, declaraciones de sus partidarios, comunicados de prensa del Frente Patriótico Ruandés -FPR- el partido de gobierno y encuestas que reclamaban y exigían la postulación de su líder y presidente.

Esta forma de manipulación y desinformación usada con mucha frecuencia, por el presidente Kagame, es una expresión de la megalomanía y el carácter autoritario de un personaje que ha hecho de Ruanda su feudo propio y de los ruandeses sus súbditos incondicionales. Pero toda esa población que sigue y aclama a su presidente. ¿Apoyan realmente a Kagame o son simples mercenarios? Este es el tipo de apoyo con que el presidente Kagame cree que cuenta, el mismo apoyo ilusorio que dicen tener otros dictadores africanos, que se inventan una realidad paralela para perpetuarse en el poder o enriquecerse con el dinero del Estado.  Al presidente ruandés no le gustó el documental de la BBC que mostraban sus mentiras y las del FPR. La historia que cuenta Kagame, y que todo el mundo se cree, es muy diferente a la situación real que lo llevó al poder hace veinte años, después del genocidio de 1,994.


            “Pero toda esa población que sigue y aclama
            a su presidente. ¿Apoyan realmente a Kagame
                       o son simples mercenarios?”

¿Es Kagame un mesías para Ruanda como nos quiere hacernos creer o es un simple dictador? Ahora mismo, es el único presidente en el mundo, que atrae a multitudes de adversarios allá donde va. Por ello su gobierno debe agenciarse de una “portátil” de simpatizantes a sueldo, para enfrentarse a sus opositores. Pero lo más lamentable, es que parte de sus simpatizantes más incondicionales, Kagame los ha encontrado entre los principales dignatarios de las grandes potencias. Los presidentes norteamericanos, republicanos y demócratas, como George Bush, Bill Clinton o Barack Obama, o los Primeros Ministros ingleses conservadores o laboristas, como David Cameron o Tony Blair, no han ahorrado elogios para describir las cualidades políticas, del poco democrático presidente ruandés.

El presidente Obama no ha ahorrado elogios para describir las cualidades
políticas, del poco democrático presidente ruandés.
Tony Blair afirmó el año pasado, en la Cumbre de Inversión para África, que Kagame era “un dirigente visionario”, mientras Bill Clinton, en una visita a Ruanda manifestó, sin ningún rubor, que su anfitrión era “uno de los mejores dirigentes mundiales de nuestra época” y el actual jefe de gobierno inglés, David Cameron parecía igual de encantado con el presidente Kagame, cuando visitó Ruanda el año pasado. Una veneración de estas características suele reservarse a personales africanas como Nelson Mandela. Sin embrago, Blair, Clinton, Bush y Cameron se estaban refiriendo al cuestionado y autoritario presidente Paul Kagame.

Es una pena y una vergüenza para el pueblo inglés y norteamericano, que fueron testigos en varias oportunidades, de manifestaciones de protesta y de lanzamiento de huevos, saber que sus autoridades halagan y premian, a un hombre que muchos consideran un asesino en serie. El hecho que varios gobiernos democráticos, sigan extendiendo la alfombra roja al presidente Kagame, mancha el orgullo y la reputación democrática de los pueblos de esos países. Además, estas mismas potencias gestionan ingentes donaciones y créditos a Ruanda, que caen en manos de Kagame, para supuestamente reconstruir su país, luego del genocidio. En lugar de esto, el mundo debería advertir a Kagame, de que podría enfrentarse a persecuciones legales por los asesinatos cometidos por el pueblo ruandés y por otros crímenes contra la humanidad perpetrados, durante largo años contra su vecino, la República Democrática del Congo -RDC-. 

Paul Kagame quiso reescribir la historia de su país, desde la perspectiva
del vencedor, imponiendo un régimen represivo y autoritario.
Un país que sufrió el hostigamiento militar, las invasiones de grupos rebeldes y el saqueo de sus recursos naturales de manos del gobierno de Kagame. Es una vergüenza, que el presidente de Ruanda pueda asistir frecuentemente a eventos internacionales y sentarse con otros jefes de Estado para discutir acerca del desarrollo, el respeto a los derechos humanos, el avance de la democracia en el mundo, cuando él mismo ha negado los derechos más básicos y fundamentales a su propio pueblo.

Paul Kagame está convencido que es: el reconstructor de Ruanda, el padre de su segunda independencia, porque simplemente él y el FPR salieron vencedores, con el apoyo de los Estados Unidos y otras potencias, del genocidio oficial de 1,994. Con la entrada de los guerrilleros tutsis del FPR  a la ciudad de Kigali, ese año,  se puso fin al llamado “genocidio oficial” aquella matanza que solo reconoce la historia. Porque de las brutales represalias de los tutsis contra los hutus, de ese genocidio solo hay silencio. 

Los jefes militares del FPR pasaron a ser el gobierno de Ruanda, desde esa posición siguieron persiguiendo y asesinando a los refugiados hutus, que habían huido en estampida de las ciudades, para refugiarse en la antigua Zaire. Desde ese momento empezó el genocidio del pueblo hutu, el no reconocido por la historia oficial, pero ¿Por qué? Porque simplemente, estas acciones de exterminio estuvieron apoyadas militar y diplomáticamente, por las grandes potencias, porque las empresas transnacionales mineras de esos países, que tienen muchos intereses económicos en la región de los grandes lagos (que comprende a la RDC, Burundi, Uganda y Ruanda) tenían que estabilizar esta estratégica región y ante esta situación el FPR le era muy funcional a sus intereses.

               “El gobierno ruandés durante estos años,
         ha asesinado a opositores, periodistas y activistas,
        desplegando unos recursos humanos y económicos
   inmensos para manipular e imponer esta historia oficial”

Luego de un gobierno de transición que él lo presidio, se convocaron a elecciones en el 2,003 y en el 2,010, unas amañadas y poco transparentes elecciones que le dieron el triunfo. Kagame logró estabilizar económica y políticamente su país,  a costa de sus inocultables ambiciones autoritarias y expansionistas. Paul Kagame quiso poner punto final al genocidio que sufrió su país, reescribiendo la historia desde la perspectiva del vencedor, imponiendo a su pueblo un régimen represivo y autoritario, a cambio de una estabilidad política y económica.

El gobierno ruandés durante estos años, ha asesinado a una larga lista de opositores, periodistas y activistas, desplegando unos recursos humanos y económicos inmensos para manipular e imponer esta historia oficial, tratando de ocultar sus propios crímenes.

Si el mundo y en especial las grandes potencias, que se han comportado todo este tiempo como los amigos, aliados y cómplices de Kagame, continúan ignorando las lágrimas de los ruandeses y congoleños, el costo tanto económico, como en pérdidas humanas será muy elevado.



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