KENIA: DE VUELTA A LAS CALLES
Por: Javier Fernando Miranda Prieto
Kenia volvió a los titulares de la prensa mundial debido a
las multitudinarias jornadas de protesta que tuvieron lugar el pasado 25 de junio
y que reeditaron las exitosas manifestaciones populares del año pasado. Fue un
día de lucha. Pero suficiente para incendiar el país. De los 47 Estados que conforman
la nación, 27 participaron en las manifestaciones y, sobre todo, hubo un cambio
importante en sus reivindicaciones. En 2024, la lucha principal era la nueva
ley fiscal. En las protestas de este año se incorporaron temas como: la deuda
externa, el desempleo juvenil, la corrupción y sobre todo, la consigna más importante:
¡Que se Vaya Ruto¡ en referencia al repudiado presidente keniano William Ruto.
Las movilizaciones nacionales se saldaron con la muerte de 16
manifestantes y 400 heridos, 83 de ellos de gravedad. El resultado de las
manifestaciones de 2024 animó a los trabajadores a entrar en lucha y volver a
las calles. Así, médicos, enfermeras, maestros, empleados públicos, se
movilizaron por sus demandas específicas. Incluso la llamada agricultura
familiar boicoteó durante más de una semana a las grandes empresas compradoras
de té, el principal producto de exportación del país.
Como se sabe, la dominación inglesa, que sufrió este país del
este africano, por parte del ejército de ocupación británico, se llevó a cabo
con una brutal violencia, que incluyo: limpieza étnica, Instalación de campos
de concentración y exterminio de población originaria. La lucha por la
independencia en Kenia, iniciada en los años 50 del siglo pasado, fue reprimida
con los mismos métodos y armas utilizadas en la Segunda Guerra Mundial por el ejército
británico contra la indefensa población civil.
“La ocupación británica
incluyó: limpieza étnica,
campos de concentración
y exterminio
de la población
originaria”
En 1963, tras más de una década de luchas independentistas,
Kenia se volvió un estado relativamente independiente. Relativamente, porque la
independencia se limitó a los aspectos políticos, pero desde el punto de vista
económico, seguía vinculada a los británicos a través de ese nefasto “Ministerio
de Colonias” que significo la Commonwealth Of Nations. Desde su independencia,
Kenia solo ha conocido presidentes longevos y bonapartistas (utilizaban el
Estado para reprimir y enriquecerse): Jomo Kenyatta (1963-1978), Daniel Arap
Moi (1978-2002), Mwai Kibaki (2002-2013), Uhuru Kenyatta (2013-2022) y el
actual William Ruto (2002).
La crisis política y social que hoy vive Kenia, país donde
habitan más de 55 millones de personas con una gran diversidad étnica, es parte
estructural de una crisis de su sistema económico. Estructuralmente, la desigualdad
es extrema, a pesar de que Kenia tiene la economía con mayor crecimiento de PBI
en el África oriental. Según OXFAM, menos del 0.1% de la población (8,300
personas) posee más riqueza que el 99.9% más pobre (más de 44 millones). Casi un
millón de niños en edad escolar primaria aun no asisten a la escuela, la novena
cifra más alta del mundo.
Estas pésimas condiciones sociales y la extraordinaria
desigualdad, fueron las detonantes del descontento y de las masivas manifestaciones
populares que no cesan. En el 2024, las manifestaciones se dieron contra el
ajuste fiscal que buscaba imponer un aumento en los impuestos sobre el
combustible, la vivienda, el pan y los alimentos; con el objetivo de recaudar
2,700 millones de dólares adicionales y poder pagar así los vencimientos de la
deuda externa que ascienden a unos 3,500 millones de dólares. La movilización triunfó
parcialmente, luego de ser masiva y de ocupar el parlamento, logró que el
gobierno retire el ajuste fiscal; pero el gobierno de Ruto recortó el gasto
social y continuo la brutal represión contra los trabajadores y estudiantes.
“En Kenia el 0.1% (8,300
personas)
de la población posee
más riqueza
que el 99.9% más pobre (
más de 44 millones)”
Desde su independencia, los diferentes gobiernos kenianos han
sido dominados por uno de los Estados más policiacos y represivos del continente.
El modelo de las fuerzas represivas de Kenia se asemeja mucho al SARS (las
fuerzas especiales policiales militarizadas) de Nigeria o a las fuerzas policiales
de Sudáfrica durante la época del apartheid. La represión del año pasado generó
más de 60 muertos y cientos de heridos, tras tres semanas de heroicas
movilizaciones, Ruto se vio obligado en primer lugar a retirar el proyecto de
ley que aumentaban los impuestos, pero el movimiento popular exigía mucho más. Exigía
la salida del presidente, quien, para intentar salvarse, destituyo a sus
ministros, asesores, y al propio fiscal general. A pesar de este retroceso la
crisis no terminó.
La bandera principal de las manifestaciones de este año era contra la violencia policial, pero se combinaban con
otras reivindicaciones económicas y sociales, que se articulaban con un sonoro ¡Fuera
Ruto! El año anterior fueron tres semanas de movilizaciones, este año solo fue
un día y, aun así, Ruto y su gobierno se estremecieron. A pesar de la violenta
represión, la participación esta vez fue mucho mayor y se extendió por más de
la mitad de los Estados.
Ruto, tras el éxito de la convocatoria popular, trató de
reorganizar su gobierno incorporando al principal personaje de la oposición y
eterno candidato presidencial, Raida Odinga, y construyendo un gobierno de aparente
unidad nacional. Comprometiéndose, en dialogar con los sindicatos y
organizaciones de estudiantes y profesionales del país.
“Las fuerzas represivas
de Kenia se asemejan mucho
al SARS de Nigeria o a
las fuerzas policiales
de Sudáfrica durante la
época del apartheid”
Las luchas de junio del año pasado provocaron una grave crisis
en el gobierno, pero al mismo tiempo animaron a otros sectores a salir a la
lucha. La reciente movilización de junio indica que la correlación de fuerzas,
a pesar de la brutalidad policial y la criminalización de la protesta, siguen aumentando
en sectores de la sociedad a medida que la crisis económica agrava aún más el
desempleo y la inflación de los productos de primera necesidad.
Mientras el gobierno y la oposición empresarial llaman a un
falso “dialogo nacional” desde el parlamento, las diversas organizaciones
populares buscan sacarse de encima el ajuste económico y la represión del
gobierno, y para conseguirlo no lo pensaran dos veces en salir de vuelta a las calles.

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