Thursday, July 17, 2025

 

PARA ENTENDER LA TRAGEDIA 

DEL CONGO

Por: Javier Fernando Miranda Prieto 

La República Democrática del Congo ha sido víctima de la llamada: "maldición de los recursos", lo que ha generado el desplazamiento interno de más de 5,6 millones de congoleños desde comienzos de 2022.

En el año 2003, a las pocas semanas del inicio de los bombardeos de la aviación norteamericana sobre las ciudades iraquíes, un reportero de la televisión española, entrevistaba en un hospital de Bagdad, a una víctima de estos despiadados ataques aéreos. Era una niña de ocho años con el brazo destrozado que ya había sufrido once operaciones, la pequeña le dijo al reportero mirando a la cámara: “Ojala no tuviéramos petróleo”.

En el Corán o en la Biblia podrían estar, aunque no estén, profecías como esta: “Las riquezas naturales serán la maldición de las gentes”. Eso es lo que pienso cada vez que leo sobre la siempre inestable y conflictiva situación política y humanitaria que padece recurrentemente la República Democrática del Congo RDC.

Un país que atesora en su suelo una inmensa riqueza de recursos naturales, pero que a través de la historia estas mismas riquezas se han convertido en una verdadera maldición, en el origen de todos sus males. Porque lejos de ofrecerle estabilidad, desarrollo económico o bienestar a su población, fueron el origen de su crónica instabilidad política y de una violencia que trajo muerte, invasiones, guerras, atraso y la pobreza laceran en que vive su gente. 

                   “El Congo ha sido víctima de la llamada

                   “maldición de los recursos”, lo que lo ha

                     llevado a la inestabilidad y el conflicto

               permanente desde antes de su independencia” 

La RDC, es uno de los países más grandes y con más recursos naturales estratégicos de África. Su historia y geopolítica están signadas por la lucha constante por el control de sus minerales: en su subsuelo se hayan grandes reservas de oro y diamantes, pero también se concentra el 74% del cobalto del mundo y el 80% del coltán, ambos esenciales para la transición tecnológica de la competitiva industria de los equipos de comunicación de última generación.

El Congo ha sido víctima de la llamada “maldición de los recursos”, lo que ha llevado a que el país viva sumergido sistemáticamente en la inestabilidad y el conflicto permanente desde su colonización y posterior independencia hasta la actualidad.

Como se recuerda, con el reparto de África en el siglo XIX, el Congo quedó en manos del rey belga Leopoldo II, quien controló el país de forma brutal y asesina, con abusos sistemáticos y crímenes contra la población originaria. Su objetivo era exportar recursos de la región como el caucho y el marfil, materias primas muy demandadas en una época de fuerte desarrollo industrial. En 1908, el Congo pasó a ser una colonia del reino de Bélgica, que apenas invirtió en el desarrollo de este vasto territorio. En 1960, en pleno proceso de descolonización tras la Segunda Guerra Mundial, nació la República Democrática del Congo, conocida como Zaire entre 1971 y 1997.

                “Toda esta situación bélica ha causado el

                 desplazamiento interno de 5,6 millones

                de congoleños desde comienzos de 2022”

Situada en el centro de África, este gigantesco territorio tiene más de 105 millones de habitantes. Sin embargo, gran parte del norte del país apenas está habitado, ya que se encuentra cubierto por una gran masa selvática que constituye la segunda mayor superficie de bosques tropicales del mundo, solo superada por la Amazonía. Antes de la llegada de los europeos, los reinos de la zona, como el Kongo, se situaron alrededor de esta selva, los que le permitía estar cerca de una gran cantidad de recursos naturales.

La zona este del Congo es la más rica en minerales. Esta cantidad de recursos naturales y su importancia para el comercio mundial han convertido a esta región congoleña en la más inestable del país. Ya en el pasado, dos de sus vecinos del este, Ruanda y Uganda, entraron en la RDC y dieron comienzo a las llamadas: Primera Guerra del Congo (1996-1997) y Segunda Guerra del Congo (1998-2002).

Más recientemente, el pasado 27 de enero, rebeldes del grupo M23 apoyados por el ejército ruandés se hicieron con el control de Goma, ciudad de dos millones de personas y situada cerca de la frontera con Ruanda, en la estratégica provincia de Kivú, que alberga al Kivú-Norte con su capital Goma y Kivú-Sur con la ciudad de Bukavu como capital. Toda la región de kivú fue invadida y ocupada por las tropas ruandesas. Toda esta situación bélica ha causado el desplazamiento interno de 5,6 millones de congoleños desde comienzos de 2022.

                     “La densidad de población de Ruanda

                   está entre las más altas de África, por eso

                     piensa extenderse hacia las regiones

                    menos pobladas del Congo, como las

                                 provincias de Kivú”

Por su parte, la región del sur congoleño está caracterizada por una extensa sabana y una relativa tranquilidad comparada con la inestabilidad propia de este del país. Sin embargo, es en esta zona donde se encuentra el principal movimiento independentista que ha tenido el Congo y uno de los más icónicos de la historia del continente africano, Katanga. Este territorio fue independiente desde 1960 hasta 1963.

Solo en esta región del extremo sudoriental se encuentran más reservas de cobalto que en el resto del mundo. Estos yacimientos están conectados por vías férreas al rio Congo y sus afluentes. Además, la riqueza minera de la región de Katanga ha atraído a empresas internacionales que explotan los recursos de estas minas, aunque varias de estas empresas han sido denunciadas por abusos de derechos humanos contra su población.

Un factor fundamental, para tratar de entender la tragedia que se vive en el Congo, es el rol que desempeña la vecina Ruanda en este conflicto. Para entender la situación de violencia que se vive en las provincias de Kivú (norte y sur), mucho tiene que ver los anhelos expansionistas del gobierno ruandés. Muchos informes de expertos de la ONU han reiterado que los rebeldes que desestabilizan el este del Congo, cuentan con el apoyo de Ruanda, que les suministran armamento y apoyo logístico.

             “El crecimiento económico que disfruta Ruanda,

           se sustenta en el pillaje que realiza de los minerales

                      ubicados en la región este del Congo”

Ruanda y su presidente Paul Kagame actúan de esa manera por dos motivos principales: por la presión demográfica: La densidad de población de Ruanda está entre las más altas del África subsahariana, con 230 hb/km2 (mientras que la de la RDC es de 54 hb/km2). Y para evitar el colapso, Kagame sueña con extenderse hacia las regiones menos pobladas al este del Congo, como es la región de Kivú. Además, los ruandeses creen que desestabilizando esta zona del vecino país poco a poco Ruanda podría colonizarla.

Para entender la situación de violencia que se vive en Kivú 
(sur y norte), mucho tiene que ver los anhelos expansionistas
de la vecina Ruanda.

El otro motivo es el provecho económico: El crecimiento económico, del que a todas luces disfruta Ruanda, se sustenta en el pillaje que realiza de los minerales del Congo. Según reportes de las NN.UU. Ruanda es el punto nodal del comercio ilegal de los minerales estratégicos robados del país vecino. Llama poderosamente la atención que Ruanda se haya convertido en exportador neto de minerales, como el muy estratégico coltán, cuando nunca se ha producido y extraído de su suelo.

La tragedia del Congo se debe afrontar teniendo en cuenta los factores externos e internos que la condicionan y la preservan, como la no solucionada dialéctica étnica; la situación demográfica; los intereses económicos contradictorios, generados por las grandes potencias, las empresas transnacionales mineras y por el gran valor estratégico que tiene el país.

La solución definitiva para el conflicto político-militar en el Congo, no solo tiene que ver con estrategias militares, con planes ofensivos, con la conformación de comandos unificados o con acuerdos falaces promovidos por una potencia en particular, la paz para el Congo debe pasar principalmente por un dialogo político y directo con Ruanda, el expansionista y agresivo vecino del Congo; por una autentica salida política al problema de los refugiados hutus; por el retiro definitivo y sin condiciones de todos los grupos armados provenientes de Ruanda y Uganda; pero sobre todo, por una verdadera trasformación del Estado congoleño, una transformación en que la población tome parte de las decisiones políticas, en la distribución y acceso de sus recursos naturales y en las decisiones que involucren el pleno respeto a sus derechos de participación política y derechos democráticos. Sin estas condiciones mínimas, la paz no volverá nunca a la RDC.

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