TRUMP EN EL MAR CARIBE: AGUAS MOVEDIZAS
Por: Javier Fernando Miranda Prieto
La última semana, la agenda internacional estuvo
particularmente nutrida por los movimientos militares estadounidenses en el Mar
Caribe. La administración Trump se ha embarcado, literalmente, en lo que parece
ser una de las misiones extraterritoriales más relevantes desde que el magnate
republicano volvió a la Casa Blanca. El objetivo trazado en términos generales,
según las autoridades norteamericanas, es combatir el narcoterrorismo. Lo
anterior, en términos específicos es ir por Nicolás Maduro, el presidente de
Venezuela, a quien acusan de encabezar un cártel.
Una de las líneas de operación política del actual Secretario
de Estado Marco Rubio, desde la época de senador, fue el combate al
narcoterrorismo. Desde la senaduría había quedado clara su línea de acción
respecto a los países del sur de la frontera de los Estados Unidos.
El narcoterrorismo, es el pretexto que la administración
Trump encontró para replantear su accionar fuera de sus fronteras,
particularmente en el continente americano. El término no es novedoso,
propiamente; según expertos, ya apareció en los años ochenta, enmarcado en el
naciente Plan Colombia. Hoy, puesto a colación en el siglo XXI, es la
habilitación institucional o cobertura necesaria, que le permite a las agencias
norteamericanas hacer operaciones extraterritoriales, asumiendo que ciertos
hechos amenazan directamente la seguridad nacional de los Estados Unidos.
Pero ¿qué tiene que ver China y Rusia en la nueva hipótesis
de Estados Unidos para combatir lo que ellos llaman “narcoterrorismo”?
“Venezuela la mayor reserva probada
de petróleo del mundo, es un punto focal
del interés a nivel global”
La hipótesis de que los norteamericanos utilizan su estrategia de lucha contra el narcotráfico como un instrumento geopolítico para contrarrestar la influencia de Rusia y China en América Latina se refleja en el caso de Nicolás Maduro y el denominado “Cártel de Los Soles”. Este enfoque trasciende la seguridad, evidenciando una pugna por el control regional, donde Venezuela, con sus vastas reservas de petróleo, es un punto estratégico.
Según los estudiosos del fenómeno del narcotráfico en el
continente, el “Cartel de los Soles” es un mito creado para retratar a
Venezuela como un narcoestado, quitando a Maduro su legitimidad como presidente
y justificando intervenciones militares para derrocarlo. Esta narrativa
presenta a Maduro como un capo militar, no como un jefe de Estado, legitimando
cualquier acción para desmantelar su supuesta organización.
Lo cual encontraría correlato con las últimas acciones
tomadas por la administración Trump: una recompensa de 50 millones de dólares para
quien colabore en la detención de Maduro. Además, según las autoridades de la administración
Trump, se confiscaron activos vinculados al venezolano por más de 700 millones
de dólares. Y, como si fuera poco, operaciones militares extraterritoriales, en
las ahora movedizas aguas del Mar Caribe, movilizando a tres destructores con
más de 96 misiles, portaaviones, submarinos artillados y al menos cuatro mil
soldados.
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| Los EEUU en un alarde de matonería ha desplazado al Mar Caribe, tres destructores con más de 96 misiles, submarinos, portaaviones y cerca de 4,500 marines. |
Para muchos expertos es inusual ver tantos recursos bélicos
enviados para apoyar al Comando Sur de los EE.UU, a veces llamado “el área de
operaciones olvidadas”, debido a las dificultades que ha enfrentado en medio de
las exigencias de seguridad que suele demandar regiones como el Medio Oriente,
el Sudeste Asiático o el Indopacífico para mantener una presencia regular de
tropas o buques norteamericanos patrullando Centroamérica o el Caribe. Lo cual
podría confirmar que todo este despliegue militar sobre aguas caribeñas, sería
otra puesta en escena dirigida desde la Casa Blanca, pero en este caso con un
final incierto: tragedia o comedia.
“Si bien Chevron ha retomado sus negocios
con el país caribeño, sus capitales no son
los únicos interesados en el oro negro
sudamericano”
La semana pasada Pam Bondi el Fiscal General de los Estados
Unidos, en una audiencia del Comité de Apropiaciones del Senado sobre el
presupuesto 2026, llamó la atención por un discurso y tono fuera de lugar: “No
nos dejaremos intimidar y mantendremos a Estados Unidos seguro. No solo de
Irán, Rusia, China y México. De cualquier adversario extranjero que esté
tratando de matarnos físicamente, o por sobre dosis a nuestros hijos, con drogas”,
un discurso alucinante y premonitor.
Este rompecabezas tiene miles de fichas. Con las ya
articuladas es posible al menos imaginar una imagen: Rusia y China están
avanzando en su desembarco en América Latina, reduciendo el espacio disponible
para Estados Unidos. Los negocios y acuerdos bilaterales que están alcanzando ambas
potencias no son menores. Por ejemplo, China tiene construido en el Perú el
mega-proyecto del puerto de Chancay, el más importante del Pacifico Sur.
Venezuela, la mayor reserva de petróleo probado en el mundo,
es un punto focal del interés a nivel global. Si bien la estadounidense Chevron
ha retomado sus negocios con el país caribeño, sus capitales no son los únicos interesados
en el oro negro sudamericano. China, por supuesto, es a hoy uno de los
principales destinos de este recurso natural.
“El “narcoterrorismo” es el pretexto
que los EEUU encontró para replantear
su accionar fuera de sus fronteras,
particularmente en Sudamérica”
Nicolás Maduro no es del agrado de los Estados Unidos y la relación
bilateral en entre ambos países, desde la instalación del chavismo en 1999, ha
sido siempre tensa. La vice presidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez dijo públicamente
que la DEA, lejos de ser fiable, es “el mayor cártel de drogas que existe en el
mundo. Innumerables documentos y evidencias así lo sustentan”. De otro lado, la
presidenta de México, Claudia Sheinbaum, de Nicolás Maduro, comandando el denominado
“Cártel de Los Soles” no se tiene ninguna evidencia conformada.
Como vemos, en la actualidad en la agenda de los Estados Unidos
no está perder el control sobre los precios internacionales de las materias
primas. Tampoco plantean compartir negocios con otras potencias. Eso sí, planean
combatir a cualquier precio al “narcoterrorismo”, y para ello no les importa
convertir el estratégico y cercano Mar Caribe en aguas movedizas.


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