¿EL MUNDO VA HACIA UNA CONFRONTACIÓN?
Por: Javier Fernando Miranda Prieto
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| La subida de aranceles impuesta por Trump al mundo, ha sido realmente una arma geopolítica, que evidencia la decadencia de su poder económico. Lo que podría escalar hacia una confrontación bélica. |
Lo que comenzó como una guerra comercial impulsada por el díscolo
presidente Donald Trump ha evolucionado hacia un conflicto estructural que va
mucho más allá de los simples aranceles. En el fondo, lo que está en juego es
el orden mundial, vale decir, la hegemonía norteamericana, el control de los
recursos naturales y la disputa por el liderazgo tecnológico y militar. Detrás de
las tarifas, sanciones y acuerdos rotos, se esconde una tensión global que, de
no manejarse con responsabilidad, podría escalar hacia una confrontación bélica
convencional, e incluso nuclear.
Las tarifas impuestas por Trump a productos de China, la
Unión Europea, la India, Brasil, Canadá, México y otros países han sido
justificadas como presunta protección de la industria local. Sin embargo, su
efecto real ha sido el de una arma geopolítica. El verdadero propósito es
desacelerar el ascenso de potencias rivales y reforzar la influencia
estadounidense en sectores clave como tecnología, energía y seguridad.
A través de estos aranceles, EE.UU busca condicionar el
desarrollo tecnológico de China y de otros países, limitar la dependencia de
minerales estratégicos provenientes de países en desarrollo y recuperar el
control de cadenas de suministros estratégicos.
“Los aranceles impuestos por Trump al mundo
han sido una verdadera arma geopolítica”
El conflicto actual se parece cada vez más a la versión
moderna del “Gran Juego”. Esta vez no es por colonias, sino por litio, tierras
raras, cereales, agua. Países como China aseguran posiciones en África y América
Latina, mientras EE.UU y sus aliados reconfiguran alianzas para proteger sus
intereses.
El dominio de estos recursos no solo garantiza riquezas, sino
poder: el que controle el litio controlará las baterías; el que domine los
chips controlará los ejércitos y las telecomunicaciones; el que asegure
alimentos y agua controlará poblaciones enteras.
Desde la Segunda Guerra Mundial, EE.UU ha sido el centro de
gravedad del sistema global. Hoy, esa posición está siendo cuestionada. El
avance tecnológico de China, el acercamiento entre Rusia e Irán, la
consolidación bloques alternativos como los BRICS+ y la crisis interna de las
democracias occidentales han debilitado la posición dominante de Washington, encontrándose
en una posición cada vez más decadente.
“Las tensiones en el Mar de China Meridional,
Ucrania, Asia Sur Central y África son zonas
calientes que podrían desatar choques militares”
El recurso de los aranceles, es en este sentido, un intento
de frenar esa decadencia. Pero también alimenta resentimientos, impulsa represalias
y acelera la fragmentación del orden mundial. Muchos países empiezan a tomar
distancia de los EE.UU y vuelcan su mirada hacia los BRICS+.
La preocupación no es exagerada: la historia ofrece
precedentes donde tensiones económicas desembocaron en conflictos militares. La
Gran Depresión de los años treinta en los Estados Unidos, impulsada en parte
por medidas proteccionistas como la subida de aranceles, fue antesala de la
Segunda Guerra Mundial.
Hoy las tensiones en el Mar de China Meridional, en Ucrania,
en Medio Oriente (hegemonía de Israel), en Asia Sur Central (India, Paquistán, Afganistán), en el
sahel y el centro de África (milicias yihadistas), son zonas calientes que podrían desatar choques militares.
Una cadena de errores de cálculo, provocaciones y sumada a liderazgos agresivos
podrían desembocar en un conflicto global. Las doctrinas de uso limitado de
armas nucleares ya existen y el umbral de lo impensable podría reducirse.
“Los aranceles de Trump son solo la superficie
de un conflicto más profundo y muy peligroso”
Sin embargo, la clave está en restablecer canales de dialogo,
reconstruir instituciones multilaterales eficaces y reequilibrar las relaciones
económicas para que sean sostenibles y justas.
El mundo se encuentra ante una escisión histórica: o avanza
hacia una cooperación multipolar ordenada, o se adentra en una nueva era de confrontación
caótica. Los aranceles de Trump son solo la superficie de un conflicto más
profundo y muy peligroso.
La sensación de que “algo grande está por romperse” no es
mera paranoia. El mundo está en una fase de transición peligrosa. Si no se actúa
con visión y responsabilidad, los conflictos económicos, comerciales,
territoriales podrían escalar hacia un choque bélico convencional, o incluso
nuclear. La historia aún está por escribirse, pero los síntomas del presente
son inequívocos: estamos jugando con fuego, ante los aranceles de Trump y la hegemonía
global, el mundo podría estar yendo hacia una confrontación.

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