Tuesday, August 12, 2025

 

¿EL MUNDO VA HACIA UNA CONFRONTACIÓN?

Por: Javier Fernando Miranda Prieto

La subida de aranceles impuesta por Trump al mundo, ha sido realmente una arma geopolítica, que evidencia
la decadencia de su poder económico. Lo que podría escalar hacia una confrontación bélica.

Lo que comenzó como una guerra comercial impulsada por el díscolo presidente Donald Trump ha evolucionado hacia un conflicto estructural que va mucho más allá de los simples aranceles. En el fondo, lo que está en juego es el orden mundial, vale decir, la hegemonía norteamericana, el control de los recursos naturales y la disputa por el liderazgo tecnológico y militar. Detrás de las tarifas, sanciones y acuerdos rotos, se esconde una tensión global que, de no manejarse con responsabilidad, podría escalar hacia una confrontación bélica convencional, e incluso nuclear.

Las tarifas impuestas por Trump a productos de China, la Unión Europea, la India, Brasil, Canadá, México y otros países han sido justificadas como presunta protección de la industria local. Sin embargo, su efecto real ha sido el de una arma geopolítica. El verdadero propósito es desacelerar el ascenso de potencias rivales y reforzar la influencia estadounidense en sectores clave como tecnología, energía y seguridad.

A través de estos aranceles, EE.UU busca condicionar el desarrollo tecnológico de China y de otros países, limitar la dependencia de minerales estratégicos provenientes de países en desarrollo y recuperar el control de cadenas de suministros estratégicos.

              “Los aranceles impuestos por Trump al mundo

                  han sido una verdadera arma geopolítica”

El conflicto actual se parece cada vez más a la versión moderna del “Gran Juego”. Esta vez no es por colonias, sino por litio, tierras raras, cereales, agua. Países como China aseguran posiciones en África y América Latina, mientras EE.UU y sus aliados reconfiguran alianzas para proteger sus intereses.

El dominio de estos recursos no solo garantiza riquezas, sino poder: el que controle el litio controlará las baterías; el que domine los chips controlará los ejércitos y las telecomunicaciones; el que asegure alimentos y agua controlará poblaciones enteras.

Desde la Segunda Guerra Mundial, EE.UU ha sido el centro de gravedad del sistema global. Hoy, esa posición está siendo cuestionada. El avance tecnológico de China, el acercamiento entre Rusia e Irán, la consolidación bloques alternativos como los BRICS+ y la crisis interna de las democracias occidentales han debilitado la posición dominante de Washington, encontrándose en una posición cada vez más decadente.

            “Las tensiones en el Mar de China Meridional,

             Ucrania, Asia Sur Central y África son zonas

           calientes que podrían desatar choques militares”

El recurso de los aranceles, es en este sentido, un intento de frenar esa decadencia. Pero también alimenta resentimientos, impulsa represalias y acelera la fragmentación del orden mundial. Muchos países empiezan a tomar distancia de los EE.UU y vuelcan su mirada hacia los BRICS+.

La preocupación no es exagerada: la historia ofrece precedentes donde tensiones económicas desembocaron en conflictos militares. La Gran Depresión de los años treinta en los Estados Unidos, impulsada en parte por medidas proteccionistas como la subida de aranceles, fue antesala de la Segunda Guerra Mundial.

Hoy las tensiones en el Mar de China Meridional, en Ucrania, en Medio Oriente (hegemonía de Israel), en Asia Sur Central (India, Paquistán, Afganistán), en el sahel y el centro de África (milicias yihadistas), son zonas calientes que podrían desatar choques militares. Una cadena de errores de cálculo, provocaciones y sumada a liderazgos agresivos podrían desembocar en un conflicto global. Las doctrinas de uso limitado de armas nucleares ya existen y el umbral de lo impensable podría reducirse.

                “Los aranceles de Trump son solo la superficie

                 de un conflicto más profundo y muy peligroso”

Sin embargo, la clave está en restablecer canales de dialogo, reconstruir instituciones multilaterales eficaces y reequilibrar las relaciones económicas para que sean sostenibles y justas.

El mundo se encuentra ante una escisión histórica: o avanza hacia una cooperación multipolar ordenada, o se adentra en una nueva era de confrontación caótica. Los aranceles de Trump son solo la superficie de un conflicto más profundo y muy peligroso.

La sensación de que “algo grande está por romperse” no es mera paranoia. El mundo está en una fase de transición peligrosa. Si no se actúa con visión y responsabilidad, los conflictos económicos, comerciales, territoriales podrían escalar hacia un choque bélico convencional, o incluso nuclear. La historia aún está por escribirse, pero los síntomas del presente son inequívocos: estamos jugando con fuego, ante los aranceles de Trump y la hegemonía global, el mundo podría estar yendo hacia una confrontación.   

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