Thursday, August 28, 2025

TRUMP EN EL MAR CARIBE: AGUAS MOVEDIZAS

Por: Javier Fernando Miranda Prieto

La relación bilateral entre Venezuela y los Estados Unidos, desde la instalación del chavismo en el año 1999,
fue tensa. Las diferencias ideológicas, y las posiciones antagónicas sobre la geopolítica
regional y mundial siempre los ha enfrentado, pero nunca como hoy.

La última semana, la agenda internacional estuvo particularmente nutrida por los movimientos militares estadounidenses en el Mar Caribe. La administración Trump se ha embarcado, literalmente, en lo que parece ser una de las misiones extraterritoriales más relevantes desde que el magnate republicano volvió a la Casa Blanca. El objetivo trazado en términos generales, según las autoridades norteamericanas, es combatir el narcoterrorismo. Lo anterior, en términos específicos es ir por Nicolás Maduro, el presidente de Venezuela, a quien acusan de encabezar un cártel.

Una de las líneas de operación política del actual Secretario de Estado Marco Rubio, desde la época de senador, fue el combate al narcoterrorismo. Desde la senaduría había quedado clara su línea de acción respecto a los países del sur de la frontera de los Estados Unidos.

El narcoterrorismo, es el pretexto que la administración Trump encontró para replantear su accionar fuera de sus fronteras, particularmente en el continente americano. El término no es novedoso, propiamente; según expertos, ya apareció en los años ochenta, enmarcado en el naciente Plan Colombia. Hoy, puesto a colación en el siglo XXI, es la habilitación institucional o cobertura necesaria, que le permite a las agencias norteamericanas hacer operaciones extraterritoriales, asumiendo que ciertos hechos amenazan directamente la seguridad nacional de los Estados Unidos.  

Pero ¿qué tiene que ver China y Rusia en la nueva hipótesis de Estados Unidos para combatir lo que ellos llaman “narcoterrorismo”?

                     “Venezuela la mayor reserva probada

                de petróleo del mundo, es un punto focal

                           del interés a nivel global”

La hipótesis de que los norteamericanos utilizan su estrategia de lucha contra el narcotráfico como un instrumento geopolítico para contrarrestar la influencia de Rusia y China en América Latina se refleja en el caso de Nicolás Maduro y el denominado “Cártel de Los Soles”. Este enfoque trasciende la seguridad, evidenciando una pugna por el control regional, donde Venezuela, con sus vastas reservas de petróleo, es un punto estratégico.

Según los estudiosos del fenómeno del narcotráfico en el continente, el “Cartel de los Soles” es un mito creado para retratar a Venezuela como un narcoestado, quitando a Maduro su legitimidad como presidente y justificando intervenciones militares para derrocarlo. Esta narrativa presenta a Maduro como un capo militar, no como un jefe de Estado, legitimando cualquier acción para desmantelar su supuesta organización.

Lo cual encontraría correlato con las últimas acciones tomadas por la administración Trump: una recompensa de 50 millones de dólares para quien colabore en la detención de Maduro. Además, según las autoridades de la administración Trump, se confiscaron activos vinculados al venezolano por más de 700 millones de dólares. Y, como si fuera poco, operaciones militares extraterritoriales, en las ahora movedizas aguas del Mar Caribe, movilizando a tres destructores con más de 96 misiles, portaaviones, submarinos artillados y al menos cuatro mil soldados.

Los EEUU en un alarde de matonería ha desplazado al Mar
Caribe, tres destructores con más de 96 misiles, submarinos,
portaaviones y cerca de 4,500 marines. 

Para muchos expertos es inusual ver tantos recursos bélicos enviados para apoyar al Comando Sur de los EE.UU, a veces llamado “el área de operaciones olvidadas”, debido a las dificultades que ha enfrentado en medio de las exigencias de seguridad que suele demandar regiones como el Medio Oriente, el Sudeste Asiático o el Indopacífico para mantener una presencia regular de tropas o buques norteamericanos patrullando Centroamérica o el Caribe. Lo cual podría confirmar que todo este despliegue militar sobre aguas caribeñas, sería otra puesta en escena dirigida desde la Casa Blanca, pero en este caso con un final incierto: tragedia o comedia.    

              “Si bien Chevron ha retomado sus negocios

                 con el país caribeño, sus capitales no son

                   los únicos interesados en el oro negro

                                     sudamericano”

La semana pasada Pam Bondi el Fiscal General de los Estados Unidos, en una audiencia del Comité de Apropiaciones del Senado sobre el presupuesto 2026, llamó la atención por un discurso y tono fuera de lugar: “No nos dejaremos intimidar y mantendremos a Estados Unidos seguro. No solo de Irán, Rusia, China y México. De cualquier adversario extranjero que esté tratando de matarnos físicamente, o por sobre dosis a nuestros hijos, con drogas”,  un discurso alucinante y premonitor.

Este rompecabezas tiene miles de fichas. Con las ya articuladas es posible al menos imaginar una imagen: Rusia y China están avanzando en su desembarco en América Latina, reduciendo el espacio disponible para Estados Unidos. Los negocios y acuerdos bilaterales que están alcanzando ambas potencias no son menores. Por ejemplo, China tiene construido en el Perú el mega-proyecto del puerto de Chancay, el más importante del Pacifico Sur.

Venezuela, la mayor reserva de petróleo probado en el mundo, es un punto focal del interés a nivel global. Si bien la estadounidense Chevron ha retomado sus negocios con el país caribeño, sus capitales no son los únicos interesados en el oro negro sudamericano. China, por supuesto, es a hoy uno de los principales destinos de este recurso natural.

                     “El “narcoterrorismo” es el pretexto

                   que los EEUU encontró para replantear

                       su accionar fuera de sus fronteras,

                        particularmente en Sudamérica”

Nicolás Maduro no es del agrado de los Estados Unidos y la relación bilateral en entre ambos países, desde la instalación del chavismo en 1999, ha sido siempre tensa. La vice presidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez dijo públicamente que la DEA, lejos de ser fiable, es “el mayor cártel de drogas que existe en el mundo. Innumerables documentos y evidencias así lo sustentan”. De otro lado, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, de Nicolás Maduro, comandando el denominado “Cártel de Los Soles” no se tiene ninguna evidencia conformada.

Como vemos, en la actualidad en la agenda de los Estados Unidos no está perder el control sobre los precios internacionales de las materias primas. Tampoco plantean compartir negocios con otras potencias. Eso sí, planean combatir a cualquier precio al “narcoterrorismo”, y para ello no les importa convertir el estratégico y cercano Mar Caribe en aguas movedizas.      

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