Thursday, September 25, 2025

BOICOT A LOS GENOCIDAS:

AYER SUDÁFRICA, HOY ISRAEL

Por: Javier F. Miranda Prieto

Icónica foto de la masacre de Soweto, Sudáfrica
16 de junio de 1976.

El adolescente Mbuyisa Makhubo corría y corría pidiendo ayuda mientras llevaba en sus brazos a Hector Pieterson, de 12 años. Era el 16 de junio de 1976, en Soweto, Sudáfrica, el día en que miles de estudiantes le perdieron el miedo al poder y se levantaron, saliendo a manifestarse contra la imposición del régimen del apartheid: esa vez por querer implantar en la educación escolar la lengua afrikaans (dialecto alemán hablado por los colonos holandeses en el siglo XVII en África del Sur). 

El pequeño Pieterson, fue uno entre los más de 500 niños asesinados durante los tres días de protesta, pero su cuerpo sin vida fue fotografiado por un periodista, convirtiéndose en la imagen icónica del genocidio sudafricano, un conflicto que se instaló en la conciencia y memoria del mundo. A partir de ese momento, la presión internacional sobre el gobierno sudafricano no paró de crecer  -en forma de sanciones económicas y boicot a eventos deportivos y culturales- generando el fin del régimen segregacionista en 1994.

El apartheid sudafricano comenzó en 1948, tras elecciones que ganó el Partido Nacional PN, controlado por los afrikáners, y en la que solo votaron los blancos -estos representaban tan solo el 20% de la población-. Votaron la separación o segregación (apartheid en afrikaans) o más bien su institucionalización, ya que la segregación racial existía antes, desde que llegaron los colonos neerlandeses a las costas de Ciudad del Cabo sobre el año 1650.  

El contexto internacional estaba marcado por el fin de la Segunda Guerra Mundial y el comienzo de la Guerra Fría. En plena época de la descolonización, el apartheid chocó con la agenda global y fue quedando más aislado. Pero el primer cuestionamiento surgió desde dentro: desde el principio los sudafricanos negros violaron las leyes de segregación. Las semillas para el desmontaje del apartheid estaban presentes desde su fundación.

La matanza de Shaperville (69 muertos en 1960), no hizo retroceder al gobierno sudafricano, sino todo lo contrario. Se ilegalizó el Congreso Nacional Africano CNA y encarcelaron a su fundador Nelson Mandela -esto hizo que pasaran a la lucha armada-. En 1973, la Asamblea General de las NN.UU aprobó una convención condenando los crímenes del apartheid y, tras la masacre de Soweto, el Consejo de Seguridad impuso un embargo obligatorio de armas a Sudáfrica.

             “Las NN.UU aprobó una convención condenando

              los crímenes del apartheid y la masacre de Soweto,

                  el Consejo de Seguridad impuso un embargo

                        obligatorio de armas a Sudáfrica”

A partir de 1980, el movimiento antiapartheid empezó a tomar la formar de sanciones económicas impuestas desde el extranjero al gobierno sudafricano. Las primeras sanciones comerciales llegaron de la Comunidad Económica Europea y de la Commonwealth en 1985. Y en 1987 las sanciones se habían convertido en una virtual prohibición de todo comercio con Sudáfrica. Un paquete de sanciones muy relevante se activó en 1986, cuando el Congreso norteamericano logró evitar el veto del presidente Reagan.

Esta ley anti-apartheid estableció cinco condiciones que el gobierno de Pretoria debía de cumplir para que las sanciones fuesen levantadas, pero esto no se dio hasta el año 1991, cuando se inició la transición democrática y tras la llegada al poder del moderado Frederick De Klerk. Estas eran la liberación de presos políticos, incluyendo Nelson Mandela, la legalización de organizaciones proscriptas como el CNA, la derogación de leyes clave del apartheid, el levantamiento del estado de emergencia y el inicio de negociaciones para la instalación de una democracia no racial.

El genocidio en Gaza, perpetrado por Israel va cobrando la 
vida de 75 mil personas más de mitad de las víctimas
son niñas y niños.

Esta ley también veto nuevas inversiones y préstamos al gobierno de Sudáfrica, cortó vuelos de EE.UU a Sudáfrica y viceversa, anuló cuentas oficiales, bloqueó el beneficioso tratado fiscal y prohibió importaciones claves a Estados Unidos (oro, hierro, acero, textiles, alimentos), además de restringir exportaciones sensibles hacia Sudáfrica (petróleo, computación, defensa, energía nuclear), generando en el país africano un desabastecimiento de combustible y fuertes restricción en la adquisición de insumos vitales para su economía.    

El deporte también actuó como portavoz del boicot internacional. El Comité Olímpico Internacional COI expulsó a Sudáfrica en 1977 y no volvió a competir hasta las olimpiadas de Barcelona 1992. En rugbi, Sudáfrica fue excluida de las dos Copas Mundiales, en 1987 y 1991. La Copa Africana de Fútbol también se vio afectada: Sudáfrica fue excluida desde el inicio en 1957, por no querer formar un equipo multirracial.

                “Desde hace décadas se evidenció un nexo

                 indisoluble entre el dogma del sionismo y

                       el racismo brutal del apartheid”

Hoy las competiciones deportivas han vuelto a jugar un papel fundamental para visibilizar reivindicaciones políticas y humanitarias. Se vio este mes con la Vuelta Ciclista a España, en la que numerosas y valientes protestas pro-palestinas, forzaron a cancelar la etapa final en Madrid. El objetivo era un boicot  al equipo israelí. Además, el Presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, dio un paso más y pidió la expulsión de Israel de las competiciones deportivas internacionales “mientras dure el genocidio en Gaza”.

Cabe señalar, que desde hace décadas se evidenció un nexo indisoluble entre el dogma genocida del sionismo y el racismo del apartheid. Recordemos, que en abril de 1976, dos meses antes de la masacra de escolares en Soweto, el entonces presidente sudafricano John Vorster, hizo una visita de Estado a Israel. El encuentro tenía la intención de generar entre las partes un comercio bilateral, que comprendía el uso de materias primas sudafricanas y la mano de obra israelí calificada en proyectos conjuntos. Esto traslado una idea que se concretó tiempo después en el panorama internacional: que era difícil separar el movimiento sionista del racismo del apartheid.

         En diciembre de 2023, año del inicio del genocidio

          en Gaza, fue Sudáfrica la que demandó a Israel

            ante la Corte Internacional de Justicia CIJ”

El gobierno sudafricano votó en 1948 a favor del plan de partición del Estado de Israel de la ONU. Aunque después de esa fecha los vínculos parecieron enfriarse, ya que Israel lanzó críticas al apartheid en la ONU,  el comercio bilateral siguió creciendo y Sudáfrica llegó a ser su primer socio africano. Sobre todo tras la Guerra de los Seis Días en 1967  y la de Yom Kipur en 1973, que aisló a Israel de África.

Tras la llegada de la democracia al país africano en 1994, la relación viró, marcada por los choques por la situación en Palestina. En diciembre de 2023, el año del inicio del genocidio en la Franja de Gaza, fue Sudáfrica la que demando a Israel ante la Corte Internacional de Justicia CIJ, el principal órgano judicial de la ONU, por violar sus obligaciones como firmante de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio. Paradójicamente, este documento internacional se redactó en 1948, precisamente a raíz del holocausto, para tipificar el exterminio de un pueblo y evitar su repetición.   


Thursday, September 18, 2025

LA GUERRA EN SUDÁN Y EL FACTOR EXTERNO

Por: Javier Fernando Miranda Prieto

Los agentes externos en la guerra civil en Sudán, buscan beneficios como la explotación de oro o la cesión de puertos
en el Mar Rojo. En la imagen: Áreas controladas por las Fuerzas Armadas de Sudán (en rosado),
los rebeldes de las Fuerzas de Apoyo Rápido (en gris)
y otros grupos rebeldes (otros colores).

Sudán afronta ya dos años y cinco meses de una guerra civil sin perspectivas de una solución en el corto plazo. Una guerra que tiene su origen en el derrocamiento de la cruel dictadura del tirano Omar Al Bashir en 2019 tras más de 30 años en el poder, en el que participaron las dos partes hoy enfrentadas: las Fuerzas Armadas de Sudán SAF por sus siglas en inglés, bajo el mando del General Abdel Fattah Al Burhan y las Fuerzas de Apoyo Rápido SRF, grupo paramilitar dirigido por Mohamed Hamdan Dagalo, bajo el seudónimo de “Hemedti”.

Las vanas esperanzas de una transición democrática tras la destitución de Al Bashir se vieron frustradas ante la explosión del conflicto entre los dos caudillos armados en abril de 2023. Desde entonces han muerto cerca de 100 mil personas, más de 10 millones se han visto desplazadas y la ONU calcula que unos 25 millones necesitan ayuda urgente. La crisis humanitaria sudanesa es en la actualidad una de las más graves en el mundo y podría derivar en un conflicto regional.

Esta cruenta guerra civil ha generado la inestabilidad de los países limítrofes como: República Centroafricana, Chad, Eritrea, Etiopía, Libia y Sudán del Sur, que han debido de acoger a más de 2 millones de desplazados. Asimismo, este conflicto ha ocasionado la aparición de diversos grupos armados, la interrupción del comercio, la interferencia extranjera y la amenaza constante de incendiar la región.

En efecto, Sudán, al igual que el resto del Cuerno de África, se ha convertido en el tablero donde las potencias petroleras del Medio Oriente luchan por la hegemonía económica y geopolítica, mientras que Occidente -Estados Unidos y la Unión Europea- parecen tener cada vez menos influencia.

              “Sudán se ha convertido en el patio trasero de la

                    competencia entre las grandes potencias:

                           China, Rusia, EE.UU y Europa”

En esta carrera por ganar posiciones, Emiratos Árabes Unidos EAU se presenta como uno de los principales apoyos militares y financieros de las RSF de Hemedti. Con su presencia en el Mar Rojo, EAU pretende reforzar su influencia geopolítica, compitiendo con Turquía e Irán, que en la crisis de Sudán, respaldan a las SAF de Al Burhan. Terán persigue así alcanzar sus objetivos militares, geopolíticos y comerciales en la zona, así como ganar posiciones frente a sus rivales, Arabia Saudita, EAU e Israel. Egipto, por su parte, ve en Al Burhan un socio estable para salvaguardar sus intereses regionales, especialmente en el Nilo, que los dos países comparten.

Mientras, Arabia Saudita, con sus esfuerzos de mediación, intenta reforzar su imagen neutral, lo que podría darle ventaja sobre los EAU a la hora de establecer un dominio regional y emerger como un socio regional creíble. 

Pero, más allá de la lucha por la hegemonía en la zona, cada vez es más evidente que Sudán se ha convertido en el patio trasero de la competencia entre las grandes potencias -China, Rusia, Estados Unidos y Europa-. Aunque Rusia apoyó en un principio a Hemedti, sobre todo por el acceso del grupo Wagner a los yacimientos de oro sudaneses bajo su control, Moscú se ha acercado en los últimos meses a Al Burhan. La medida sirve para alinearse más estrechamente con Irán y responde a su deseo de fijar una base naval rusa en el estratégico Puerto Sudán y ampliar así su influencia en todo el continente.

            “El Cuerno de África se ha transformado en el

               tablero donde las potencias petroleras del

               Medio Oriente luchan por la hegemonía

                             económica y geopolítica”

En este conflicto sudanés, China mantiene una postura neutral. La cautela de Pekín está en consonancia con su política de abstenerse de desempeñar un papel activo en la mediación de conflictos en la región. Su estrategia, reflejada en la Iniciativa de Seguridad Global, se base sobre todo en la cooperación económica, al tiempo que crece su presencia en materia de seguridad. Ante este escenario, tanto los Estrados Unidos como la Unión Europea se encuentran en una posición de debilidad. En los casi dos años del segundo gobierno de Trump, su administración no ha mostrado ningún interés en el continente africano y tanto él como la UE están centrados más en la guerra de Ucrania y en las matanzas en Gaza, además del Indo-Pacífico, en el caso de EE.UU, su capacidad de mediación en Sudán es hasta ahora inexistente e ineficaz.

Teniendo en cuenta el interés estratégico, geopolítico, comercial y migratorio, tanto EE.UU y la UE, tendrían que situar al Cuerno de África entre sus prioridades de sus agendas si no quieren perder su relativa influencia. En este sentido, en lugar de preocuparse en mantener a los actores regionales fuera de la órbita de sus rivales geopolíticos, deberían centrarse en estrechar lazos con actores (estatales y no estatales) que compartan iniciativas mediadoras y pacificadoras en el conflicto, ofreciendo buena gobernanza, oportunidades económicas y seguridad a la población. Sin embargo, la errática política exterior de los EE.UU, que en muchos casos busca la colisión con sus propios aliados, no ofrece ninguna garantía de solución a este conflicto.

En el plano militar, la recuperación de la capital Jartum ha reforzado la posición de Al Burhan, pero no ha garantizado, hasta ahora, el fin de la guerra, lo cual se ha convertido en un pedido constante de los organismos internacionales y de los países de la región. Los últimos avances militares de las Fuerzas Armadas Sudanesas SAF tanto en la capital como en Omdurmám, en la estratégica confluencia del Nilo Azul y el Nilo Blanco, han permitido tomar el control de un importante sector de la frontera con Etiopía, llegando hasta las costas del Mar Rojo.

             “Arabia Saudita, con sus esfuerzos de mediación,

          intenta reforzar su imagen neutral, lo que podría darle

            ventaja sobre los Emiratos Árabes Unidos a la hora

                        de establecer un dominio regional”

Con estas nuevas posiciones del gobierno sudanés, se confirma la preeminencia y consolidación de las SAF en el centro y oriente de Sudán, mientras que toda la región occidental del país, en especial Darfur, continúa bajo el poder de las milicias de las SRF. Aunque el control de estas fuerzas de mercenarios sobre Sudán, se está reduciendo cada día, Darfur sigue siendo el epicentro de la violencia, donde los rebeldes siguen manteniendo todo el control.

Como vemos, estas diversas fuerzas militares que se disputan la protección y alianzas estratégicas con diferentes aliados externos, podrían estar precipitando a Sudán hacia una balcanización o ruptura en dos bloques territoriales definidos: Darfur la región oeste del país y las ciudades del oriente sudanés, que podría llamarse Sudán del Este. Un fatídico destino para una nación que debe de lidiar también con los cada vez más gravitantes factores externos del conflicto.

Tuesday, September 16, 2025

 BURKINA FASO: TRAS EL LEGADO DE SANKARA

Por: Javier Fernando Miranda Prieto

Una semana antes de ser asesinado, Thomas Sankara expresó ante su pueblo, lo que sería su propio epitafio.
El legado del líder burkinés sigue guiando los pasos de "la Nación de los hombres íntegros".

El actual liderazgo de Ibrahim Traoré en Burkina Faso ha despertado ecos del pasado. Como en los tiempos de su referente histórico Thomas Sankara, el joven presidente africano desafía el orden internacional con una visión y ejecutoria nacionalista y panafricana.

Esta aptitud lo coloca en la mira de las grandes potencias, tal como ocurrió con figuras emblemáticas como Patricio Lumumba del Congo, Amílcar Cabral en Guinea Bissau, Kwame Nkrumah de Ghana o el propio Sankara en Burkina Faso. ¿Su “pecado”?  Enfrentar el colonialismo, defender la autodeterminación africana y reclamar los ricos recursos del continente para su pueblo.

Traoré asumió el poder el 6 de octubre de 2022 a través de un golpe de Estado, uno más en la larga lista de golpes en África durante los siglos XX y XXI. La historia de África se resume en pocas líneas, desde la llegada de las potencias coloniales, con la llamada “civilización occidental y cristiana” la cual colonizó el continente a sangre y fuego. Alemania, Francia, España, Portugal, Italia y Reino Unido se repartieron el continente y se enriquecieron extrayendo sus riquezas naturales a través del tráfico de esclavos.

Crearon países a su conveniencia con lápiz y regla sobre el mapa, y fueron crueles con las poblaciones nativas. Vale la pena recordar que algunas de las peores matanzas del siglo XX ocurrieron en el África subsahariana y fueron cometidas por quienes siguen arrogándose un “espíritu” civilizatorio.

             “La historia de África se resume en pocas líneas,

             con la llamada: civilización occidental y cristiana

              la cual colonizó el continente a sangre y fuego”

A comienzos de la década de 1960, gran parte del continente alzó su independencia impulsada por jóvenes líderes nacionalistas, decididos a romper los lazos con las antiguas potencias coloniales. Sin embargo, la mano “invisible” de Europa estuvo presente en numerosos golpes de Estado y en el asesinato de varios de ellos, con la complicidad de “compañeros de ruta” que luego disfrutaron de los privilegios y prebendas que les ofrecía occidente. Mientras les fueron útiles.

En 1960 se proclamó la independencia de Alto Volta, un nombre impuesto por Francia en alusión al rio Volta que atraviesa el país. Esta no fue fruto de una revuelta popular, como en el caso de Argelia, sino el resultado de un acuerdo en el marco de la política de descolonización impuesta por el presidente francés Charles De Gaulle tras la proclamación de la V República en 1958.

El nuevo país nació rodeado de Mali, Níger, Benín, Togo y Costa de Marfil, todos ellos también creados artificialmente por Francia; y de Ghana, creada por los británicos. Como tantos otros países “independizados” por la metrópoli, la dependencia era tan grande que sin ella no podían sobrevivir. De hecho, las excolonias francesas siguieron usando el Franco de las Colonias, una moneda creada en 1945, anclada al franco francés (ahora al euro) y cuya paridad era manejada desde Paris. 

              “Las excolonias francesas siguieron usando

            el Franco de las Colonias, anclada al Franco

        francés y cuya paridad era manejada desde París”

El 4 de agosto de 1983, el joven militar de apenas 33 años tomó el poder mediante un golpe de Estado. Rápidamente impuso una reforma agraria, la autosuficiencia alimentaria y amplias campañas de alfabetización y de vacunación masivas. Por otra parte, se negó a pagar la deuda externa y criticó las políticas de ajuste del Fondo Monetario Internacional FMI.

El 4 de agosto de 1984, en el primer aniversario de la revolución, utilizando expresiones en lenguas locales reemplazo el nombre de Alto Volta por Burkina Faso (Nación de los Hombres Íntegros). Dos meses después, en la Asamblea General de las Naciones Unidas, pronuncio un discurso de fuerte tono nacionalista y antiimperialista.

Le explicó al mundo que su país era muy rico -especialmente en oro- pero su pueblo también muy pobre. Criticó la herencia colonial, citó al líder independentista cubano José Martí, y pidió la liberación de Nelson Mandela, cuando pocos lo hacían fuera de África y en gran parte del mundo occidental se le consideraba un “terrorista”.

                “Ha encendido las alarmas en Francia por la

                Alianza estratégica con Mali y Níger, así como

             por la expulsión de las bases militares y las tropas

                               francesas de su territorio”

Las ideas de Sankara debían de ser frenadas a toda costa. En 1987, un golpe de Estado liderado por su “compañero” Blaise Compaoré lo derrocó, y poco después Sankara fue asesinado. Rápidamente se desmantelaron las políticas sociales y económicas progresistas, retomándose las buenas relaciones con Francia y embarcando al país en una espiral de duda externa con los organismos de crédito internacional.

Compaoré gobernó durante 27 años, hasta que fue derrocado en el 2014 por un levantamiento popular. Luego de varios gobiernos de transición, elecciones y golpes, en setiembre de 2022 el capitán Ibrahim Traoré tomó el poder y revindico la figura y el legado de Sankara tras décadas de persecuciones y proscripciones del histórico líder y sus seguidores.

Traoré se presenta como el heredero de Sankara. Aunque por ahora su discurso es más moderado, ya ha encendido las alarmas en Francia por la alianza estratégica que selló con Níger y Mali, así como por la expulsión de las bases militares y las tropas francesas de su territorio. Como si esto fuera poco, el 9 de mayo participó en Moscú en el 80 aniversario de la victoria sobre el nazismo, junto a otros líderes mundiales invitados por Vladimir Putin.

África no es un continente pobre, sino empobrecido, suele afirmar Traoré. “Estamos aquí pasa seguir el legado de Thomas Sankara”...¿Lo dejarán?

Wednesday, September 10, 2025

 

¿HA ESTALLADO LA “GUERRA TIBIA”?

Por: Javier Fernando Miranda Prieto

En la 25 Cumbre de la Organización de Cooperación de Shangaí OCS, realizada en la RP China, se ha creado
un nuevo "triangulo de poder" entre los líderes de Rusia, India y China, lo que estaría generando 
un nuevo escenario internacional, el cual podría definirse
como el inicio de una "Guerra Tibia".

Desde hace un mes, el teatro mundial empezó a exhibir la transición hacia un nuevo orden político. Esta etapa bien podría definirse como el inicio de una “Guerra Tibia”.

En un sector del escenario, Donald Trump sigue desmontando el sistema de equilibrios democráticos de los Estados Unidos. Lo hace imponiendo políticas públicas mediante órdenes ejecutivas, interviniendo el sistema federal, declarándose en “guerra comercial” contra todos y socavando la OTAN, concebida para defender los intereses de las potencias occidentales. Su penúltimo desplante fue el bombardeo de las instalaciones nucleares de Irán y con ello, su brutal irrupción en el frágil tablero del Medio Oriente.

En otra parte del escenario, el líder ruso Vladimir Putin aprovecha el vacío de la OTAN para seguir avanzando territorialmente en Ucrania. En este tema, su éxito más reciente lo obtuvo en Alaska, donde dejó “en trámite” el penúltimo ultimátum pacificador de su presunto amigo Donald. Entretanto siguió amarrando su alianza estratégica con un gran proveedor de bombas atómicas, el líder norcoreano Kim Jong Un.

Pero en este escenario, el mandatario chino tiene el rol protagónico. El lunes pasado inauguró en Taijing una concurrida cumbre de la Organización de Cooperación de Shangai OCS, creada en 1996 para resolver disputas fronterizas tras la implosión de la Unión Soviética. Esta vez Xi Jinping reunió a más de 20 líderes de los países euroasiáticos con mayor incidencia en los destinos del planeta y a representantes de organismos internacionales, como el Secretario General de las NN.UU.

          “Trump sigue desmontando el sistema democrático

              de los EE.UU, interviniendo el sistema federal

          y declarando una “guerra comercial” contra todos” 

La consigna del evento fue “por un multilateralismo sin hegemonías”, en clara alusión al unilateralismo trumpista. La foto principal de la cumbre muestra a Xi, Putin y Narendra Modi, primer ministro de India, en una demostrativa pose amistosa. Sus países suman tercio y medio de la población mundial. De hecho, Xi convirtió la OCS en la contrafuerza geopolítica de la soberbia.

Esta cumbre de la OCS ha dado una señal de la configuración del nuevo escenario internacional que se está develando. Por lo pronto evidencia una aproximación estratégica entre China, Rusia e India. Pese a sus históricas tensiones con Beijing, la India se suma al eje sino-ruso. Respaldada por una alianza militar con Moscú, vigente desde 1947, y un creciente intercambio con China en sectores vitales para su economía, India se perfila como el tercer polo de un bloque que desafía la hegemonía occidental y refuerza el tránsito hacia un orden multipolar.

Por su parte, Putin anunció la construcción del gasoducto Siberia II, megaproyecto que conectará los yacimientos de Yamal, en el Ártico ruso, con el norte de China, atravesando Mongolia, asegurando al dragón chino un suministro masivo y estable de gas natural.

              “Putin aprovecha el vacío de la OTAN para

             seguir avanzando en Ucrania. Mientras sigue

          creando alianzas estratégicas con otras potencias:

                       China, India, Corea del Norte”

Desde la guerra en Ucrania, EE.UU cortó la relación energética entre Moscú y Europa. Con este nuevo proyecto, Rusia redirige sus exportaciones a Asia, mientras Europa, dependiente del GLP (gas licuado de petróleo) norteamericano, cuyo valor es cuatro o seis veces más caro, enfrenta una pronta y acelerada desindustrialización.

Washington, pese a perder un aliado como la India, no queda del todo marginado, Trump mantiene una relación de afinidad con Vladimir Putin, basada en intereses petroleros comunes, que posibilitaría eventuales proyector conjuntos en el Ártico, como el gasoducto Trans-Alaska y la posible conexión con el estrecho de Bering. Con esta nueva correlación, EE.UU ya no ostenta la primacía indiscutible de otras épocas, pero su capacidad de negociación y su peso militar aún lo sostienen como un actor clave en este nuevo escenario mundial.

Pero eso no fue todo. Al día siguiente de la cumbre de la OCS, en la plaza Tiananmen de Beijing, Xi presidió con traje tipo Mao un desfile militar en homenaje al 80 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial. Allí, 12 mil soldados y oficiales mostraron a 26 líderes mundiales un alistamiento casi robótico, un despliegue coreográfico impecable y una panoplia misilera y de alta tecnológica que hoy deben estar analizando todos los expertos occidentales.

            “En China, 12 mil soldados y oficiales mostraron

          a 26 líderes mundiales un alistamiento casi robótico

          y de alta tecnología que hoy deben estar analizando

                        todos los expertos occidentales”

Fue una clara señal de su enorme poder militar. En ese marco, el líder chino, explicó que vivimos en una encrucijada global entre la paz y la guerra, convocando a defender el camino del diálogo y la cooperación. Esta vez el trio más mentado fue el del anfitrión, con Putin y King Jong Un.

Si Trump tuviera a su lado un equivalente a Henry Kissinger, éste le diría que para liderar una superpotencia no bastan las astucias ni los desplantes autoritarios. Se necesitan aliados confiables, políticos y militares. Agregaría, seguro, que esos aliados están en el mundo de las democracias y que los está perdiendo por  subestimar la democracia propia. También podría contarle que sus predecesores asumieron la democracia como una misión de prestigio internacional, que justificaría su hegemonismo político y económico.

                   “Esta “Guerra Tibia”, que parece estar

               generándose, puede encontrar a unos mejor

                   colocados y acompañados que a otros”

Sin embargo, lo más seguro es que, para sintonizar con el ego de Trump, sus asesores de línea le dirán que su eslogan “América First” (América Primero) dio exactamente en el clavo, pues la democracia -que nunca fue global- no sirve para nada. Por eso él pudo sentar a los líderes europeos como colegiales ante su escritorio en el Salón Oval, para que escuchen las órdenes que le impartía.

Lo que no estaba en los planes de Trump es que, estratégica y geopolíticamente, su país está aislado. En el juego de quién manipula a quien, mientras él se pelea verbalmente con todo el mundo, Putin viene de vuelta con apoyo de Eurasia y Xi avanza en la ruta de la Franja y de la Seda con enclaves en todos los continentes. En este momento, ante la conformación del eje Rusia-China-India (Putin-Xi-Modi), el presidente Trump  tiene como compañeros externos al repudiado Netanyahu y al excéntrico e impresentable Javier Milei.

A si visto el escenario completo, esta “Guerra Tibia” o el enfrentamiento entre potencias que no llega a ser una confrontación militar directa, sino una disputa económica, tecnológica o financiera, que parece estar generándose, puede encontrar a unos mejor colocados y acompañados que a otros. Una Guerra Tibia en donde prime más la diplomacia y la cooperación multilateral que el alistamiento militar y la bravata.