BOICOT A LOS GENOCIDAS:
AYER SUDÁFRICA, HOY ISRAEL
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| Icónica foto de la masacre de Soweto, Sudáfrica 16 de junio de 1976. |
El adolescente Mbuyisa Makhubo corría y corría pidiendo ayuda mientras llevaba en sus brazos a Hector Pieterson, de 12 años. Era el 16 de junio de 1976, en Soweto, Sudáfrica, el día en que miles de estudiantes le perdieron el miedo al poder y se levantaron, saliendo a manifestarse contra la imposición del régimen del apartheid: esa vez por querer implantar en la educación escolar la lengua afrikaans (dialecto alemán hablado por los colonos holandeses en el siglo XVII en África del Sur).
El pequeño Pieterson, fue uno entre los más de 500 niños asesinados durante los tres días de protesta, pero su cuerpo sin vida fue fotografiado por un periodista, convirtiéndose en la imagen icónica del genocidio sudafricano, un conflicto que se instaló en la conciencia y memoria del mundo. A partir de ese momento, la presión internacional sobre el gobierno sudafricano no paró de crecer -en forma de sanciones económicas y boicot a eventos deportivos y culturales- generando el fin del régimen segregacionista en 1994.
El apartheid sudafricano comenzó en 1948, tras elecciones que
ganó el Partido Nacional PN, controlado por los afrikáners, y en la que solo
votaron los blancos -estos representaban tan solo el 20% de la población-.
Votaron la separación o segregación (apartheid en afrikaans) o más bien su
institucionalización, ya que la segregación racial existía antes, desde que
llegaron los colonos neerlandeses a las costas de Ciudad del Cabo sobre el año
1650.
El contexto internacional estaba marcado por el fin de la
Segunda Guerra Mundial y el comienzo de la Guerra Fría. En plena época de la
descolonización, el apartheid chocó con la agenda global y fue quedando más
aislado. Pero el primer cuestionamiento surgió desde dentro: desde el principio
los sudafricanos negros violaron las leyes de segregación. Las semillas para el
desmontaje del apartheid estaban presentes desde su fundación.
La matanza de Shaperville (69 muertos en 1960), no hizo
retroceder al gobierno sudafricano, sino todo lo contrario. Se ilegalizó el
Congreso Nacional Africano CNA y encarcelaron a su fundador Nelson Mandela
-esto hizo que pasaran a la lucha armada-. En 1973, la Asamblea General de las
NN.UU aprobó una convención condenando los crímenes del apartheid y, tras la
masacre de Soweto, el Consejo de Seguridad impuso un embargo obligatorio de
armas a Sudáfrica.
“Las NN.UU aprobó una
convención condenando
los crímenes del apartheid y la masacre de Soweto,
el Consejo de Seguridad impuso un embargo
obligatorio de armas a Sudáfrica”
A partir de 1980, el movimiento antiapartheid empezó a tomar
la formar de sanciones económicas impuestas desde el extranjero al gobierno sudafricano.
Las primeras sanciones comerciales llegaron de la Comunidad Económica Europea y
de la Commonwealth en 1985. Y en 1987 las sanciones se habían convertido en una
virtual prohibición de todo comercio con Sudáfrica. Un paquete de sanciones muy
relevante se activó en 1986, cuando el Congreso norteamericano logró evitar el
veto del presidente Reagan.
Esta ley anti-apartheid estableció cinco condiciones que el
gobierno de Pretoria debía de cumplir para que las sanciones fuesen levantadas,
pero esto no se dio hasta el año 1991, cuando se inició la transición
democrática y tras la llegada al poder del moderado Frederick De Klerk. Estas
eran la liberación de presos políticos, incluyendo Nelson Mandela, la
legalización de organizaciones proscriptas como el CNA, la derogación de leyes
clave del apartheid, el levantamiento del estado de emergencia y el inicio de
negociaciones para la instalación de una democracia no racial.
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| El genocidio en Gaza, perpetrado por Israel va cobrando la vida de 75 mil personas más de mitad de las víctimas son niñas y niños. |
Esta ley también veto nuevas inversiones y préstamos al
gobierno de Sudáfrica, cortó vuelos de EE.UU a Sudáfrica y viceversa, anuló cuentas oficiales, bloqueó el beneficioso tratado fiscal y prohibió importaciones claves a Estados Unidos (oro, hierro, acero, textiles,
alimentos), además de restringir exportaciones sensibles hacia Sudáfrica (petróleo,
computación, defensa, energía nuclear), generando en el país africano un desabastecimiento de combustible y fuertes restricción en la adquisición de insumos vitales para su economía.
El deporte también actuó como portavoz del boicot
internacional. El Comité Olímpico Internacional COI expulsó a Sudáfrica en 1977
y no volvió a competir hasta las olimpiadas de Barcelona 1992. En rugbi,
Sudáfrica fue excluida de las dos Copas Mundiales, en 1987 y 1991. La Copa Africana de Fútbol también se vio afectada: Sudáfrica fue excluida desde el inicio en 1957, por no
querer formar un equipo multirracial.
“Desde hace décadas se evidenció un nexo
indisoluble entre el dogma del sionismo y
el racismo brutal del apartheid”
Hoy las competiciones deportivas han vuelto a jugar un papel fundamental
para visibilizar reivindicaciones políticas y humanitarias. Se vio este mes con
la Vuelta Ciclista a España, en la que numerosas y valientes protestas pro-palestinas,
forzaron a cancelar la etapa final en Madrid. El objetivo era un boicot al equipo israelí. Además, el Presidente del
Gobierno español, Pedro Sánchez, dio un paso más y pidió la expulsión de Israel
de las competiciones deportivas internacionales “mientras dure el genocidio en
Gaza”.
Cabe señalar, que desde hace décadas se evidenció un nexo indisoluble
entre el dogma genocida del sionismo y el racismo del apartheid. Recordemos,
que en abril de 1976, dos meses antes de la masacra de escolares en Soweto, el
entonces presidente sudafricano John Vorster, hizo una visita de Estado a
Israel. El encuentro tenía la intención de generar entre las partes un comercio
bilateral, que comprendía el uso de materias primas sudafricanas y la mano de
obra israelí calificada en proyectos conjuntos. Esto traslado una idea que se concretó
tiempo después en el panorama internacional: que era difícil separar el
movimiento sionista del racismo del apartheid.
En diciembre de 2023, año del inicio del genocidio
en Gaza, fue Sudáfrica la que demandó a Israel
ante la Corte Internacional de Justicia CIJ”
El gobierno sudafricano votó en 1948 a favor del plan de
partición del Estado de Israel de la ONU. Aunque después de esa fecha los vínculos
parecieron enfriarse, ya que Israel lanzó críticas al apartheid en la ONU, el comercio bilateral siguió creciendo y
Sudáfrica llegó a ser su primer socio africano. Sobre todo tras la Guerra de
los Seis Días en 1967 y la de Yom Kipur
en 1973, que aisló a Israel de África.
Tras la llegada de la democracia al país africano en 1994, la
relación viró, marcada por los choques por la situación en Palestina. En
diciembre de 2023, el año del inicio del genocidio en la Franja de Gaza, fue
Sudáfrica la que demando a Israel ante la Corte Internacional de Justicia CIJ, el
principal órgano judicial de la ONU, por violar sus obligaciones como firmante
de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio. Paradójicamente,
este documento internacional se redactó en 1948, precisamente a raíz del
holocausto, para tipificar el exterminio de un pueblo y evitar su repetición.




