Thursday, September 25, 2025

BOICOT A LOS GENOCIDAS:

AYER SUDÁFRICA, HOY ISRAEL

Por: Javier F. Miranda Prieto

Icónica foto de la masacre de Soweto, Sudáfrica
16 de junio de 1976.

El adolescente Mbuyisa Makhubo corría y corría pidiendo ayuda mientras llevaba en sus brazos a Hector Pieterson, de 12 años. Era el 16 de junio de 1976, en Soweto, Sudáfrica, el día en que miles de estudiantes le perdieron el miedo al poder y se levantaron, saliendo a manifestarse contra la imposición del régimen del apartheid: esa vez por querer implantar en la educación escolar la lengua afrikaans (dialecto alemán hablado por los colonos holandeses en el siglo XVII en África del Sur). 

El pequeño Pieterson, fue uno entre los más de 500 niños asesinados durante los tres días de protesta, pero su cuerpo sin vida fue fotografiado por un periodista, convirtiéndose en la imagen icónica del genocidio sudafricano, un conflicto que se instaló en la conciencia y memoria del mundo. A partir de ese momento, la presión internacional sobre el gobierno sudafricano no paró de crecer  -en forma de sanciones económicas y boicot a eventos deportivos y culturales- generando el fin del régimen segregacionista en 1994.

El apartheid sudafricano comenzó en 1948, tras elecciones que ganó el Partido Nacional PN, controlado por los afrikáners, y en la que solo votaron los blancos -estos representaban tan solo el 20% de la población-. Votaron la separación o segregación (apartheid en afrikaans) o más bien su institucionalización, ya que la segregación racial existía antes, desde que llegaron los colonos neerlandeses a las costas de Ciudad del Cabo sobre el año 1650.  

El contexto internacional estaba marcado por el fin de la Segunda Guerra Mundial y el comienzo de la Guerra Fría. En plena época de la descolonización, el apartheid chocó con la agenda global y fue quedando más aislado. Pero el primer cuestionamiento surgió desde dentro: desde el principio los sudafricanos negros violaron las leyes de segregación. Las semillas para el desmontaje del apartheid estaban presentes desde su fundación.

La matanza de Shaperville (69 muertos en 1960), no hizo retroceder al gobierno sudafricano, sino todo lo contrario. Se ilegalizó el Congreso Nacional Africano CNA y encarcelaron a su fundador Nelson Mandela -esto hizo que pasaran a la lucha armada-. En 1973, la Asamblea General de las NN.UU aprobó una convención condenando los crímenes del apartheid y, tras la masacre de Soweto, el Consejo de Seguridad impuso un embargo obligatorio de armas a Sudáfrica.

             “Las NN.UU aprobó una convención condenando

              los crímenes del apartheid y la masacre de Soweto,

                  el Consejo de Seguridad impuso un embargo

                        obligatorio de armas a Sudáfrica”

A partir de 1980, el movimiento antiapartheid empezó a tomar la formar de sanciones económicas impuestas desde el extranjero al gobierno sudafricano. Las primeras sanciones comerciales llegaron de la Comunidad Económica Europea y de la Commonwealth en 1985. Y en 1987 las sanciones se habían convertido en una virtual prohibición de todo comercio con Sudáfrica. Un paquete de sanciones muy relevante se activó en 1986, cuando el Congreso norteamericano logró evitar el veto del presidente Reagan.

Esta ley anti-apartheid estableció cinco condiciones que el gobierno de Pretoria debía de cumplir para que las sanciones fuesen levantadas, pero esto no se dio hasta el año 1991, cuando se inició la transición democrática y tras la llegada al poder del moderado Frederick De Klerk. Estas eran la liberación de presos políticos, incluyendo Nelson Mandela, la legalización de organizaciones proscriptas como el CNA, la derogación de leyes clave del apartheid, el levantamiento del estado de emergencia y el inicio de negociaciones para la instalación de una democracia no racial.

El genocidio en Gaza, perpetrado por Israel va cobrando la 
vida de 75 mil personas más de mitad de las víctimas
son niñas y niños.

Esta ley también veto nuevas inversiones y préstamos al gobierno de Sudáfrica, cortó vuelos de EE.UU a Sudáfrica y viceversa, anuló cuentas oficiales, bloqueó el beneficioso tratado fiscal y prohibió importaciones claves a Estados Unidos (oro, hierro, acero, textiles, alimentos), además de restringir exportaciones sensibles hacia Sudáfrica (petróleo, computación, defensa, energía nuclear), generando en el país africano un desabastecimiento de combustible y fuertes restricción en la adquisición de insumos vitales para su economía.    

El deporte también actuó como portavoz del boicot internacional. El Comité Olímpico Internacional COI expulsó a Sudáfrica en 1977 y no volvió a competir hasta las olimpiadas de Barcelona 1992. En rugbi, Sudáfrica fue excluida de las dos Copas Mundiales, en 1987 y 1991. La Copa Africana de Fútbol también se vio afectada: Sudáfrica fue excluida desde el inicio en 1957, por no querer formar un equipo multirracial.

                “Desde hace décadas se evidenció un nexo

                 indisoluble entre el dogma del sionismo y

                       el racismo brutal del apartheid”

Hoy las competiciones deportivas han vuelto a jugar un papel fundamental para visibilizar reivindicaciones políticas y humanitarias. Se vio este mes con la Vuelta Ciclista a España, en la que numerosas y valientes protestas pro-palestinas, forzaron a cancelar la etapa final en Madrid. El objetivo era un boicot  al equipo israelí. Además, el Presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, dio un paso más y pidió la expulsión de Israel de las competiciones deportivas internacionales “mientras dure el genocidio en Gaza”.

Cabe señalar, que desde hace décadas se evidenció un nexo indisoluble entre el dogma genocida del sionismo y el racismo del apartheid. Recordemos, que en abril de 1976, dos meses antes de la masacra de escolares en Soweto, el entonces presidente sudafricano John Vorster, hizo una visita de Estado a Israel. El encuentro tenía la intención de generar entre las partes un comercio bilateral, que comprendía el uso de materias primas sudafricanas y la mano de obra israelí calificada en proyectos conjuntos. Esto traslado una idea que se concretó tiempo después en el panorama internacional: que era difícil separar el movimiento sionista del racismo del apartheid.

         En diciembre de 2023, año del inicio del genocidio

          en Gaza, fue Sudáfrica la que demandó a Israel

            ante la Corte Internacional de Justicia CIJ”

El gobierno sudafricano votó en 1948 a favor del plan de partición del Estado de Israel de la ONU. Aunque después de esa fecha los vínculos parecieron enfriarse, ya que Israel lanzó críticas al apartheid en la ONU,  el comercio bilateral siguió creciendo y Sudáfrica llegó a ser su primer socio africano. Sobre todo tras la Guerra de los Seis Días en 1967  y la de Yom Kipur en 1973, que aisló a Israel de África.

Tras la llegada de la democracia al país africano en 1994, la relación viró, marcada por los choques por la situación en Palestina. En diciembre de 2023, el año del inicio del genocidio en la Franja de Gaza, fue Sudáfrica la que demando a Israel ante la Corte Internacional de Justicia CIJ, el principal órgano judicial de la ONU, por violar sus obligaciones como firmante de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio. Paradójicamente, este documento internacional se redactó en 1948, precisamente a raíz del holocausto, para tipificar el exterminio de un pueblo y evitar su repetición.   


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