Wednesday, June 18, 2025

 

ÁFRICA ANTE EL NUEVO ORDEN MUNDIAL

Por: Javier Fernando Miranda Prieto 

Los cambios que se han dado en los países africanos en los últimos años, en donde la voluntad
popular ha sido determinante, han sucedido en un nuevo contexto global,
convirtiendo a la región en un estratégico tablero geopolítico.

África se halla hoy en una encrucijada, atrapada entre crisis internas, recrudecimiento de la violencia armada y la dinámica cambiante del poder mundial. De un lado a otro del continente, los partidos gobernantes que en su día se vieron legitimados por su accionar en el proceso de independencia están perdiendo terreno, pero la oposición está dividida y no ofrece una alternativa de recambio político.

CRISIS POLÍTICA INTERNA

Las elecciones del año pasado en Mozambique fueron uno de los ejemplos más claros de este declive, cuando el partido en el poder, el histórico FRELIMO, se proclamó vencedor en un proceso plagado de irregularidades. El líder de la oposición, Venancio Mondlane, candidato del conservador Podemos, acuso al gobierno de orquestar una manipulación electoral masiva. El FRELIMO respondió a las protestas multitudinarias desatando una represión violenta. Con ello daba continuidad a una tendencia clara: la liquidación de toda disidencia política y el mantenimiento del control con medios cada vez más autoritarios.

La pérdida de legitimidad de estos gobiernos que seguían sobreviviendo solo por sus réditos políticos alcanzados durante el proceso de independencia no se limita al caso de Mozambique. En Sudáfrica, el Congreso Nacional Africano, el partido fundado por Nelson Mandela, ha perdido su clara mayoría por primera vez desde 1994,  obteniendo tan solo el 40% de los votos en las elecciones parlamentarias y presidenciales de 2024. Después de décadas de predominio político, el partido forma parte ahora de una coalición incomoda y sumamente frágil con la conservadora Alianza Democrática AD. Esto ha obligado al CNA a gobernar desde una posición más centrista, limitando su capacidad para desarrollar políticas que su base tradicional podría esperar.

El incierto declive del CNA en Sudáfrica, se inscribe en una tendencia más amplia en el sur de África, donde el partido Zanu-FP de Zimbabue, se atrinchera en el poder con medios represivos más que con apoyo popular, utilizando indebidamente al poder judicial y a la comisión electoral para bloquear todo desafío de la oposición.

       “El declive del CNA de Sudáfrica, el Zanu de Zimbabue,

             el Swapo de Namibia, son partidos políticos que

            se atrincheran en el poder con medios represivos

                             más que con apoyo popular”

Mientras, el Swapo de Namibia, y el PDB de Botsuana se han visto confrontados con reveses electorales sin precedentes, el PDB ha perdido las elecciones por primera vez desde su independencia, lo que indica que incluso partidos gobernantes que durante mucho tiempo se habían mostrado estables ya no tienen garantizada ninguna victoria electoral fácil. La aparición de estos cambios políticos señala que sus credenciales antaño potentes como partidos fundadores de la Nación ya no bastan para asegurar un mandato gubernamental suficiente.

CONFLICTOS ARMADOS

El debilitamiento de estos gobiernos se produce teniendo como telón de fondo una grave y prolongada incidencia de conflictos armados en todas partes del continente. Sudán sigue inmerso en una guerra devastadora entre las Fuerzas Armadas Sudanesas y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido. Este conflicto ha desplazado a millones de personas y se ha internacionalizado progresivamente, ya que Egipto y los Emiratos Árabes Unidos apoyan a bandos opuestos. La guerra no solo ha profundizado el colapso económico de Sudán, sino que también supone una amenaza para la estabilidad regional, con efectos de contagio en Chad, Sudán de Sur y Etiopía.

La República Democrática del Congo RDC sigue combatiendo con insurgencias armadas, particularmente el reaparecido M23, que cuenta con el apoyo militar de Ruanda, lo que exacerba las tensiones regionales. Las reiteradas acusaciones de interferencias transfronterizas contribuyen al deterioro de las relaciones diplomáticas entre los países de la zona, que incluyen a Burundi, y Uganda.

Estas crisis armadas no están aisladas, sino que reflejan un fracaso más profundo de la gobernanza en toda África, donde en muchos casos el Estado es incapaz de resolver las limitaciones sociales y las carencias económicas de la población sin recurrir a la violencia.

EL EFECTO TRUMP

En medio de todas estas crisis, África también tiene que lidiar con el cambio del orden internacional. El retorno de Donald Trump a la Casa Blanca ya ha empezado a reconfigurar las relaciones de Estados Unidos y África. Se ha producido un giro a favor de una relación más transaccional -facilidad para realizar negocios- y un renovado énfasis en la seguridad por encima del desarrollo. Una de las primeras medidas importantes de Trump en el ámbito de la política exterior fue la eliminación de la ayuda al desarrollo con el desmantelamiento de USAID y la retirada del financiamiento de todos los programas de ayuda al desarrollo. 

             “El debilitamiento de los gobiernos africanos

                  se produce teniendo como telón de fondo

            una grave y prolongada incidencia de conflictos

                         armados en todo el continente”

Estas medidas han coincidido con el endurecimiento de la política norteamericana en materia migratoria. El gobierno se plantea prohibir la concesión de visados de entrada que podría afectar a docena de países africanos al restringir el acceso de estudiantes, trabajadores y turistas. Anunciando una profundización del aislamiento de los EE.UU con respecto a África, tratando al continente más como un riesgo de seguridad y fuente de inmigrantes que como socio diplomático y económico.            

EE.UU, CHINA Y LOS MINERALES

Al mismo tiempo, el gobierno de Trump busca un tipo distinto de relación con otros países africanos, en particular en lo tocante a los recursos naturales. Actualmente está negociando un tratado de minerales por seguridad con la RD del Congo. Ofrecen asistencia militar a cambio de un acceso exclusivo a minerales críticos, imprescindibles para las industrias avanzadas de EE.UU, sobre todo del sector tecnológico y de la industria militar. Este acuerdo refleja un cambio de estrategia de los norteamericanos, al sustituir la ayuda al desarrollo por la extracción económica directa.

El gobierno de Washington alega que esta nueva colaboración ayudará a estabilizar a la RD del Congo al prestarle asistencia en materia de seguridad. Las opiniones críticas señalan que amenaza con intensificar la dinámica neocolonial, al dar prioridad a la extracción de recursos mineros sobre el desarrollo económico genuino.

            “El gobierno de Trump busca un tipo distinto de

                        relación con los países africanos.

               Ofrece asistencia militar a cambio de acceso

                        directo a sus recursos minerales”

La política de China con respecto a África, dentro del nuevo orden mundial que se está configurando, también está cambiando. Durante los dos últimos decenios, Pekín fue el principal socio económico del continente que financiaba infraestructuras y que comerciaba a una escala muy superior a la de cualquier potencia extranjera. Sin embargo, ahora que la economía china cojea en el interior (menor demanda interna, desaceleración del sector inmobiliario, mayores tasas de interés), su disposición a conceder cuantiosos préstamos a los gobiernos africanos se ha visto mermada. Países como Zambia, Kenia y Angola, endeudadas con China hasta las cejas, ya sienten las presiones de la nueva estrategia crediticia de la potencia asiática. Parece que los días en que China ofrecía facilidades de crédito para grandes proyectos de infraestructura están pasando a la historia.

Esto está dejando a los países africanos en una posición precaria. Muchos gobiernos que han estructurado sus economías alrededor de las continuas inversiones chinas se encuentran ahora ante la dificultad de ajustarse a la nueva realidad. El cambio deja a África con menos opciones de financiación externa, dado que las instituciones financieras occidentales también imponen unas condiciones más estrictas para la concesión de préstamos, en especial con los países más endeudados.         

NUEVO ORDEN, NUEVAS POSIBILIDADES

Para los gobiernos africanos, estos cambios plantean cuestiones difíciles en materia de estrategia política y económica. El declive de los partidos que encarnaban a los movimientos de liberación nacional no ha dado lugar todavía a la aparición de alternativas nacionalistas y socialistas viables. Los partidos de oposición de toda la región preconizan en gran parte modelos económicos neoliberales en vez de articular nuevos enfoques para la transformación económica. En lugar de un cambio decidido a favor de una renovación democrática, buena parte del continente parece desorientada entre el aumento de la represión estatal y  la fragmentación de la oposición.

          “El orden político poscolonial en África se hunde,

                    pero no está claro, ni mucho menos,

                                que vendrá después” 

Sin embargo, hay indicios que esta situación podría cambiar. De una punta a otra del continente se oyen cada vez más llamamientos a favor de la soberanía económica, se revindican programas de protección social y se manifiesta una creciente resistencia a los dictados financieros del exterior. El recambio de liderazgo y modelo económico en países como Mali, Burkina Faso y Níger en la región del sahel, o la llegada de nuevas ideas y figuras políticas en Senegal y Ghana en el occidente africano, apuntan en ese sentido.

El orden político poscolonial en África se hunde, pero no está claro, ni mucho menos, que vendrá después. La erosión de la legitimidad de los partidos gobernantes todavía no se ha traducido en una transformación significativa del sistema. En este momento de transición, la batalla real no se limita únicamente al terreno electoral, sino que tiene que ver principalmente con la naturaleza misma del Estado, con la política económica, con la administración de sus vastos recursos naturales y con el lugar que África quiera colocarse en un nuevo orden mundial que cambia rápidamente.     

Tuesday, June 10, 2025


Paul Kagame presidente de Ruanda, se
ha consolidado como el dictador más
consentido de occidente.


PAUL KAGAME:

EL SÁTRAPA RUANDÉS


Por: Javier Fernando Miranda Prieto 



Con la entrada de los guerrilleros tutsis del Frente Patriótico Ruandés FPR dirigido por Paul Kagame, a la ciudad de Kigali en 1994, se puso fin al llamado genocidio de Ruanda. Con esta acción se catapultó a Kagame, como una figura prominente en la región, quien logró, durante más de 30 años, estabilizar económica y políticamente a su país, gracias a sus inocultables ambiciones autoritarias y expansionistas.

Kagame trató y, lo logró, poner punto final al genocidio iniciado por los hutus contra los tutsis, reescribiendo la historia desde la perspectiva del vencedor. Impuso a su pueblo un régimen represivo y autoritario a cambio de estabilidad política y económica. El gobierno ruandés, durante tres décadas, ha asesinado a una larga lista de opositores, periodistas y activistas pro derechos humanos, desplegando ingentes recursos humanos y económicos para imponer una historia oficial que ocultara sus propios crímenes.

En las décadas del 2000 y 2010, se convirtió en el dictador más admirado y consentido de África, convirtiendo a Ruanda, de un cementerio, a un caso de estudio en la Escuela de Negocios de Harvard, por sus tasas de crecimiento más altas del mundo. Quienes señalaban la brutal represión a la disidencia y el asesinato de opositores por parte de su régimen fueron ignorados. Para los inversionistas occidentales, Kagame fue el líder que demostró que la ayuda podría emplearse eficazmente. Para las elites africanas, ávidas de ejemplos de Estados bien administrados, fue un modelo a seguir.

            “Kagame puso fin al genocidio de los hutus

              contra los tutsis, reescribiendo la historia

                   desde la perspectiva del vencedor”

El sátrapa ruandés, ha pasado de ser el favorito de los inversionistas y banqueros a ser el máximo exponente de la realpolitik en África. Ha recurrido a nuevos amigos en el extranjero para apostar por la modernización liderada por el Estado. En la vecina R. D. del Congo, ha generado y alimentado un conflicto de larga data. Pero la administración Trump, con la vista puesta en los ingentes recursos minerales del Congo, afirma que quiere que Kagame deje de interferir como parte de un acuerdo de paz a cambio de inversión.

Aprovechando los cambios geopolíticos en el mundo, Kagame ha forjado lazos con las potencias emergentes, adquiriendo armas para su formidable ejército de nuevos proveedores como China, Rusia y Turquía. Ruanda admira a Israel, otra pequeña nación con una historia compartida de genocidio y lucha contra sus vecinos. Exporta oro a Dubái. Catar financia un nuevo aeropuerto. Como vemos, Kagame ha demostrado desde hace tiempo, como un país pequeño puede saber transar con una potencia y lograr una mayor influencia. Sus ofertas de recibir migrantes deportados, exportar minerales críticos o enviar tropas a lugares a los que occidente no está dispuesto a ir, han ayudado a limitar las críticas a las violaciones de derechos humanos en Ruanda y su apoyo a los sicarios del M23 en el Congo.

A principios de este año, con la ayuda del ejército ruandés, esta milicia se apoderó de las ciudades de Goma y Bukavu, capitales de las estratégicas provincias de Kivú, ubicadas en el este del Congo. En Goma, el M23 ha establecido una versión sustituta del gobierno de Kagame en Ruanda; ordena la limpieza de la ciudad o el control del tránsito de vehículos a punta de pistola. Mientras que en otros lugares los combates continúan. La intervención armada de Kagame en el Congo tiene varios motivos. Es una oportunidad para crear una zona de amortiguación para derrotar a las FDLR, un grupo rebelde ruandés que tiene sus raíces en milicias genocidas y que Kagame aun considera una amenaza.

             “En Goma, el M23 ha establecido una versión

              sustituta del gobierno de Kagame en Ruanda,

                    las ordenes se dan a punta de pistola”

Por otra parte, Ruanda obtiene cientos de millones de dólares de la exportación de oro y otros metales estratégicos de contrabando del Congo. Algunos miembros de la elite ruandesa quieren redefinir lo que, según denuncian, son fronteras impuestas por el colonialismo. La llegada de la administración Trump, a la que Kagame considera menos preocupada por la apropiación de territorios, probablemente influyó en su razonamiento.

La lógica podría ser válida. Félix Tshisekedi, presidente del Congo y enemigo de Kagame, se ha visto debilitado tanto en el frente externo como interno. La oposición política lo está cercando. Pero los riesgos para Kagame también aumentan.

             “Estados Unidos quiere obtener más reservas

         minerales del Congo, lo cual podría otorgar a este

             país mayor influencia a expensas de Ruanda”

Los costos de la invasión al Congo y la posible expansión de esta guerra pondrían de relieve las deficiencias del modelo de desarrollo de Kagame. El crecimiento ha beneficiado principalmente a la élite urbana. Muchos analistas han cuestionado las afirmaciones del gobierno sobre la reducción de la pobreza y la producción agrícola. El partido gobernante y el mismo ejército ruandés poseen numerosas empresas, lo que desalienta la inversión privada. La proporción de deuda pública con respecto al PBI se ha cuadruplicado desde el 2012, hasta alcanzar casi el 80%, la guerra incrementará las presiones fiscales. Cuanto más se prolongue la guerra, más se dañara la imagen de Ruanda.

Y en un mundo cada vez más competitivo, Kagame podría descubrir que tiene menos que ofrecer. Se sabe que el presidente Donald Trump, no es famoso por su conocimiento sobre el continente africano. Pero su administración quiere que los Estados Unidos obtengan más de las vastas reservas de cobre, cobalto, coltan y otros minerales del Congo, y que más empresas norteamericanas se beneficien de la región. Esto podría otorgar al Congo mayor influencia a expensas de Ruanda y poner en peligro la influencia de Kagame en el este del Congo.

Lo cierto es que una escalada de la guerra en el Congo podría ser contraproducente para el objetivo de Ruanda de modernizar el país e incrementar su crecimiento económico. Paul Kagame tiene 67 años, una edad mediana para los estándares de los líderes africanos. Pero ya está pensando en su legado, una herencia oprobiosa y un título bien ganado, ser recordado como el sátrapa ruandés.   

Saturday, June 7, 2025

 RUSIA–UCRANIA:

UNA GUERRA SIN ESQUEMAS

Por: Javier Fernando Miranda Prieto 

Luego de más de tres años de conflicto armado, el mundo se está acostumbrando a una 
guerra sin esquemas, de ataques y contra-ataques, sin definiciones claras sobre los
objetivos tácticos, en donde Rusia está ganando posiciones en el Dombás. 

Los frentes de batalla siguen definiendo en gran medida las condiciones sobre las que se asientan las negociaciones para el esperado alto el fuego en Ucrania. Largo y tendido se ha escrito sobre el absurdo prolongamiento de la guerra y sobre la negativa de Europa a apostar por una diplomacia tan imprescindible como éticamente correcta. Al fin y al cabo, lo único cierto es que Ucrania sigue en guerra más de tres años después.

El mundo se está acostumbrando a una guerra sin esquemas, de ataques y contra-ataques, sin definiciones claras sobre los objetivos tácticos.  El pasado 3 de junio, Ucrania ataca con drones artillados dentro del territorio ruso, afectando aeródromos y golpeando a 41 aviones militares rusos, dos días después la aviación rusa desata una serie de ataques aéreos sobre Kiev, usando misiles balísticos y drones. Avances y retrocesos que no responden a estrategias de defensa definidas. Mientras tanto las conversaciones avanzan, pero muy lentamente.

Lejos quedan ya los “fantásticos deseos” trumpistas de una paz express y un alto al fuego a principios del 2025. Todo parece indicar que no hay fecha señalada para un acercamiento real y sincero de ambos contendientes.

Se dice que las conversaciones “avanzan”, porque, desde luego, existen…que no es poco considerando el escenario hace medio año. Pero las posiciones defendidas por Rusia y Ucrania respectivamente son todavía tan lejanas que no permiten insinuar un alto el fuego temprano. Todo lo contrario: entre las exigencias del gobierno ucraniano de Zelenski y las del gobierno ruso de Putin hay un amplísimo margen.

             “Las posiciones de Rusia y Ucrania son todavía

                     tan lejanas que no permiten insinuar

                             un alto el fuego temprano” 

Además, Rusia todavía no tiene incentivos de peso para poner fin a sus operaciones militares en Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón. En aquellas regiones todavía avanza a un ritmo lento pero estable, y cada semana que pasa controla una porción mayor de estos cuatro territorios del este de Ucrania. La matemática es bastante simple: si Rusia llega a ocuparlos por completo, constituirán elementos negociadores de mayor peso cuando el alto el fuego esté cerca de firmase. Por otro lado, la reciente expulsión de tropas ucranianas del territorio ruso de Kursk brindó a Moscú una calma relativa que reforzó la tesis de la continuidad de la guerra.

Según se ha podido conocer recientemente, las principales condiciones que Rusia comunicó a los ucranianos para terminar la guerra son las siguientes:

- Reconocer legalmente Crimea, Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón como territorios rusos.

-   Mantener una completa neutralidad militar y no unirse a ningún bloque, es decir, que Kiev no se incorpore a la OTAN.

-  Reducir el volumen y las capacidades del ejército ucraniano, estableciendo límites tanto al personal como al armamento.

-  Oficializar el idioma ruso y proteger los derechos, libertades e intereses de la población rusófona.

-    Levantar todas las restricciones a la iglesia Cristiana Ortodoxa ucraniana.

-    Ilegalizar todas las organizaciones nazis.

-   Levantar todas las sanciones mutuas.

Por otro lado las exigencias rusas para aceptar un alto el fuego son las que siguen:

-        Comenzar a retirar las tropas ucranianas del territorio ruso.

-        Detener toda ayuda militar extranjera.

-         Retirar de su territorio a todo el personal militar de terceros países.

-         Poner fin a la ley marcial.

Prácticamente, ninguna de las condiciones rusas es aceptable para Ucrania. En primer lugar, porque a pesar de los enormes daños del sostenido esfuerzo de guerra, para los militares ucranianos, la ayuda militar occidental todavía permitiría a Ucrania sostenerse en la frágil línea del “empate catastrófico”: no avanza, pero tampoco retrocede lo suficiente como para estar desesperada por un acuerdo. Además, si la guerra termina con un acuerdo excesivamente desfavorable para los ucranianos el país enfrentaría una brutal inestabilidad política y militar, probablemente durante años, y los actuales líderes ucranianos podrían enfrentar una reacción muy peligrosa.

               “Reconocer legalmente Crimea, Donetsk, 

                         Lugansk, Zaporiyia y Jersón.

             Mantener una completa neutralidad militar”

Las exigencias ucranianas, que tampoco son aceptables para Moscú, se detallan a continuación:

-     Que la “Comunidad Internacional” garantice la implementación de la paz.

-   Que Ucrania pueda elegir sus alianzas, incluyendo la OTAN, no está obligada a permanecer neutral.

-   No se reconocen las ganancias territoriales de Rusia desde febrero de 2014, ni Crimea,  ni Donetsk, ni Lugansk, ni Zaporiyia y ni Jersón. Las negociaciones se basan en las líneas territoriales anteriores a 2014.

-       Las conversaciones territoriales solo se celebrarán tras un alto al fuego total.

-     Los activos rusos permanecerán congelados o utilizados para la recuperación de Ucrania hasta que se paguen las reparaciones.

Como vemos, se trata de dos propuestas radicalmente enfrentadas y que ninguno de los dos aceptará, fundamentalmente porque ninguno tiene la suficiente urgencia para hacerlo. Por el momento, por crudo que suene, será el avance de la guerra en los próximos meses, y muy probablemente los progresivos avances de Rusia en los frentes del este de Ucrania, los que “desatasquen” las negociaciones.  

               “No se reconoce las ganancias territoriales

               de Rusia. Las negociaciones se basan en las

                   líneas territoriales anteriores al 2014”

La negativa de Europa a facilitar la paz, la errática posición de Donald Trump y la mayor debilidad -por cuestiones económicas y demográficas- de Kiev invitan a pensar en una lenta agonía ucraniana que derivará en un alto el fuego frágil, inestable y más favorable a Rusia que a la propia Ucrania.

Como todo conflicto de estas características, empantanado en tácticas y acciones sin objetivos claros, que no definen estrategias a largo plazo, una guerra sin esquemas que busca la victoria a través de medios menos directos y más complejos, que puede incluir la interferencia en la economía del oponente o incluso la manipulación de la opinión pública. Una guerra si esquemas, como la que se vivió durante el interminable conflicto de las trincheras en la Primera Guerra Mundial o el largo enfrentamiento armado que enfrentó a Irán e Irak en los años ochenta en pleno Golfo Pérsico.

La paz es necesaria, de hecho es la única salida aceptable. Pero para hallar el camino de la paz hace falta ser honestos, analizar con cautela la situación real de la guerra -y no la deseable ni la deseada- y reconocer la responsabilidad de todos los actores de la misma. La de Rusia, por supuesto, está clara. Pero también es fundamental señalar las decisiones tomadas por Kiev y, ante todo, por los Estados Unidos y Europa, antes de 2022, durante el 2022 y después, facilitando que la guerra se prolongase ad infinitum. Alargando un conflicto sin sentido, inhumano. Prolongando una guerra sin esquemas.  

Sunday, June 1, 2025

 

ÁFRICA, ISRAEL Y LA TRAICIÓN DE MARRUECOS

Por: Javier Fernando Miranda Prieto 

El Acuerdo bilateral entre el genocida Netanyahu y el corrupto monarca marroquí Mohamed VI, 
es la concreción de la traición de Marruecos a la causa palestina y a los anhelos autonómicos del pueblo saharaui.

Al final de su primer mandato, Donald Trump reconoció la soberanía marroquí sobre el Sahara Occidental a cambio que el gobierno de Rabat firmara un acuerdo bilateral con Israel. A partir de allí, Tel Aviv pasó a ser uno de los socios estratégicos de mayor importancia del país magrebí.

Este año los African Lion -los ejercicios militares más importantes del Comando Africano de los Estados Unidos- no han supuesto una novedad, pero no por ello han sido menos polémicos. Estos ejercicios capitaneados por los norteamericanos tradicionalmente han buscado mostrar la fortaleza de la hegemonía estadounidense en el continente, así como la relación privilegiada con sus socios africanos. Pero desde que Washington patrocinó acuerdos de los países árabes con Israel, la situación ha cambiado con un invitado especial.

El primer mandato de Trump vio llegar estos acercamientos bajo el nombre de los Acuerdos de Abraham. Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Marruecos y Sudán aceptaban la normalización de las relaciones con Israel a cambio de distintas cuestiones particulares. En el caso de los países del Golfo Pérsico, la relación con Tel Aviv había sido constante durante años pero se realizaba de manera informal. Sin embargo, los países africanos, especialmente en la zona de mayoría árabe, parecían negociar bajo un paradigma diferente. Egipto ha representado el mayor socio regional para Israel después del derrocamiento del gobierno islamista de la Hermandad Musulmana en el 2013. Aunque haya tenido una posición crítica con Israel, la cooperación en asuntos de inteligencia ha continuado, especialmente en la península del Sinaí. 

             “Participaron conjuntamente batallones del

              ejército marroquí y miembros de la brigada

              Golaní de la infantería israelí, acusados del

          asesinato de 15 paramédicos palestinos en Gaza” 

Las relaciones con otras naciones africanas como Sudán, Libia o Somalia han seguido derroteros diferentes. Solamente con Sudán alcanzó un compromiso de acuerdos formales con Israel. El país también había vivido un fuerte pasado islamista, durante el gobierno del dictador Hassan Al Bashir derrocado en el 2019. Desde entonces actores cercanos a Emiratos Árabes y Turquía se han debatido por el control de Sudán. Aunque se acordase la relación con Israel, los socios emiratíes -más proclives al acercamiento a Tel Aviv- han perdido gran peso a raíz de la guerra civil que azota al país africano desde el 2023. El acuerdo estará en vigor, pero en la práctica no hay grandes relaciones con Israel.

                        “Marruecos ha sido el país que más

                     se ha beneficiado de esta ventana de

                  oportunidad abierta por Donald Trump”

A pesar del fracaso con los rumoreados acuerdos con Libia y Somalia -dos países catalogados como Estados Fallidos, por sus largas guerra civiles- continua los conatos de negociación con territorios como Somalilandia. Esta provincia rebelde somalí, sería reconocida por Israel a cambio de ceder territorio para acoger a palestinos expulsados de Gaza.

Así que, sin duda, Marruecos ha sido el país que más se ha beneficiado de esta ventana de oportunidad abierta por Trump. Ante la destrucción de Libia por dos guerras civiles, el auge del yihadismo en la región del sahel y las diversas guerras de alta intensidad en el Cuerno de África, Rabat vio la oportunidad de convertirse en una potencia regional con nombre propio, sin importarle la traición y la miserable actitud demostrada en contra de la causa palestina y los anhelos de autonomía del pueblo saharaui.

Aunque su estrategia de anexión del Sahara Occidental ya llevaba décadas obteniendo réditos al ofrecer sus recursos a las potencias occidentales, fue el acuerdo con Israel el que terminó por confirmar los  deseos de Marruecos. Donald Trump reconocía la soberanía marroquí sobre el Sahara como contrapartida por su acuerdo bilateral con Israel en el marco del famoso acuerdo de Abraham.

                   “Con este acuerdo Washington amplia

               su influencia en el Medio Oriente y el África

                Occidental, sin necesidad de una presencia

                                   propia en el terreno”

Y con esta decisión, Israel pasó a ser uno de los socios estratégicos de mayor calado de Rabat. Cooperación en aspectos de explotación de recursos, energía, inteligencia y espionaje. Son algunos de los diferentes puntos donde la nueva asociación de países ha despegado.  Sin embargo, la guerra y e invasión desatada por Israel en Palestina en el 2023 ha sido una piedra en el camino.

Marruecos ha decidido pasar por alto el tradicional compromiso árabe con la causa palestina frente a la brutal expulsión llevada a cabo por Israel en tierras gazatíes. Y ante las protestas masivas que se han vivido en el mundo árabe, destacando la valiente reacción de la población de Túnez y Argelia entre los países del Magreb, el pueblo marroquí no ha sido ajeno a ella, a pesar de la brutal represión por parte de la policía de Marruecos.

La brutal matanza de 15 paramédicos en Gaza, a manos de la
brigada Golani, grupo de asesinos israelíes, es la acción que
mejor simboliza la infame traición de Marruecos a la
causa palestina.

Ante la situación de exterminio que se vive en Gaza, el gobierno de Rabat tiene otras prioridades. A pesar de las críticas, no se ha permitido que la relación con Israel se deteriore un ápice. Con el regreso de Donald Trump a la presidencia, la impunidad se ha hecho ley. Israel ha lanzado la operación Carros de Gedeón en el último mes de mayo, con objetivos que explicitan la limpieza étnica por encima de cualquier pretexto de liberación de prisioneros. Sin duda, la presencia de Israel en foros mundiales bajo este marco de impunidad, implica una aceptación de sus acciones, especialmente cuando existe tanta movilización en su contra entre la población árabe en países como Marruecos.   

Más claro es aún, en el caso de los ejercicios militares en donde participaron conjuntamente batallones del ejército marroquí y miembros de la brigada Golani de la infantería israelí. Esta unidad habría sido la responsable de la ejecución a tiros de los 15 paramédicos de la Media Luna Roja en la Franja de Gaza durante la destrucción de Rafah en el mes de marzo. Tras la ejecución, los cuerpos fueron enterrados en una fosa común, algunos maniatados y tras haber sido torturados. 

        “La relación de Israel y Marruecos se ha solidificado,

          bajo mezquinos intereses por asentar sus dominios

                   sobre Palestina y el Sahara Occidental

                                     respectivamente”

Sin duda son muchos crímenes de guerra los que cínicamente, han pasado por alto Marruecos. Así lo señalaba Francesca Abanese, la relatora de la ONU para los derechos humanos en Palestina, en un comunicado. Parece que a pesar de todo, la relación entre Marruecos e Israel se ha solidificado, bajo mezquinos intereses cruzados de Tel Aviv y Rabat por asentar sus dominios sobre Palestina y el Sahara Occidental respectivamente.

Estados Unidos, ante esta relación perversa, no es un convidado de piedra que mira impasible una relación surgida de ambiciones comunes. Washington es el principal artífice de esta unión entre sus socios, ya que le permite profundizar su influencia desde Medio Oriente hasta África Occidental sin necesidad de una presencia propia en el terreno.

Así, pisoteando derechos legítimos y abalando genocidios, se siguen delineando los intereses norteamericanos con posibles negociaciones de Israel con el nuevo gobierno del Líbano, donde Hezbolá ha perdido un notable peso, y con la Siria  post-Asad. Lo mismo ocurre con el acuerdo que Marruecos ha ofrecido a los países del sahel, aprovechando el deterioro de las relaciones de estos con Argelia, el principal valedor palestino en la región. Argel ha presionado hasta el punto de expulsar a Israel de la Unión Africana. Marruecos por su lado, parece que mira en otra dirección, pensado en los beneficios que le puede seguir generando su infame traición.   

Friday, May 30, 2025

 GENOCIDIO

Por: Javier Fernando Miranda Prieto 

En la actualidad el mundo repudia la imagen y accionar de Benjamín Netanyahu, el tirano israelí
y perpetrador del genocidio contra los palestinos de la Franja de Gaza y Cisjordania.
Buscado por la C.P.I. por crímenes de lesa humanidad y genocidio.

Una vez más, la discusión pública sobre el genocidio en Gaza se centra en la manida cuestión del “alto el fuego”. Esos son los términos en los que se define un proceso mucho más miserable y cruel: el cálculo permanente que el Estado de Israel realiza buscando hacer balance entre su pulsión genocida y su imagen internacional.

Porque Israel quiere completar el exterminio de los palestinos, pero los tiempos no les son particularmente favorables. El gobierno criminal de Benjamín Netanyahu no está logrando sus objetivos militares de fondo. A estas alturas, año y medio después de que el gobierno sionista entrase de lleno en su fase genocida, Tel Aviv esperaba haber “avanzado” mucho más. Israel pensaba que a estas alturas, los palestinos ya estarían fuera de Gaza y la franja estaría en proceso de colonización.

Organismos internacionales acusan a Israel de cometer un 
genocidio contra el pueblo palestino. Matanzas, detenciones,
secuestros, lesiones y torturas contra hombres, mujeres
y niños palestinos.

Pero no es así. La despiadada bestialidad que los sionistas han desplegado en la Franja de Gaza ha dejado decenas de miles de inocentes masacrados por unas fuerzas armadas abiertamente genocidas. Pero la resistencia armada palestina en la Franja sigue siendo capaz de reponer sus bajas y, aunque ahora Israel busca concentrar a los gazatíes en el sur usando el hambre como arma de guerra, la ayuda humanitaria como “cebo” y los bombardeos de norte a sur como herramienta para sembrar el pánico, todavía está lejos de completar su “obra”.

El tiempo se le echa encima a Netanyahu. La pretendida limpieza étnica está yendo demasiado despacio, fruto de la heroica resistencia de los palestinos y de la negativa de los Estados de la región -a veces por solidaridad, a veces por intereses propios- a acoger a dos millones de refugiados. Y la imagen internacional de Israel se deteriora rápidamente.

               “A estas alturas, año y medio después que el

              gobierno sionista entrase en su fase genocida,

              se esperaba que los palestinos estarían fuera

       de su territorio y la Franja en proceso de colonización”

Los gobiernos europeos, consientes desde el primer momento de las infames intenciones de Israel y del carácter genocida de su ofensiva en Gaza, temen hoy que la opinión pública de sus respectivos países se les eche encima si no le sueltan la mano al monstruo sionista. Primero lo negaron, después lo justificaron, después lo criticaron tímidamente y ahora empiezan a desmarcarse de Netanyahu.   


Por eso hoy se vuelve a hablar de un alto al genocidio: Israel lo necesita y Trump quiere anotarse el tanto. Pero la experiencia de enero no puede ser olvidada. Hace menos de cinco meses, Israel celebró el “alto el fuego” facilitado por un Donald Trump que todavía no había asumido el cargo. A los dos meses, cuando Israel hubo logrado algunas victorias locales con la liberación de rehenes, lo rompió unilateralmente. Hamas cumplió las fases del acuerdo, pero Israel cambio de postura, y reanudó el genocidio cuando le fue conveniente.

         “La limpieza étnica está yendo demasiado despacio,

             por la resistencia de los palestinos y la negativa

        de los gobiernos de la región a acoger a dos millones

                                     de refugiados. 

Hoy el concepto “alto el fuego” vuelve a copar portadas. Pero ¿de qué se habla? El ofrecimiento de Steve Witkoff, enviado especial de los Estados Unidos, busca satisfacer las necesidades propagandísticas de Netanyahu. Una “tregua” de 60 días que además, permite la presencia militar de Israel en la Franja de Gaza, significaría tan solo un “alto al genocidio” que facilitaría a Tel Aviv reanudar, cuando lo considere oportuno, tanto el exterminio como la ocupación del territorio.

Si Hamas rechaza el acuerdo -lo contrario sería difícilmente comprensible-, la narrativa será fácil de asentar: los benevolentes israelíes desean un “alto el fuego”, pero los terroristas de Hamas se niegan. Es mentira y, de hecho, es una mentira repugnante. Israel declara abiertamente que desea consumar una limpieza étnica y actúa para logarlo. Por lo tanto Europa y el mundo deberían defender un tipo muy claro de un “alto al fuego”: retirada sin matices de las tropas israelíes de la Franja de Gaza y alto al genocidio indefinido con garantías claras. Todo lo demás es papel mojado…y ensangrentado.

Una lección puede extraerse. Si Israel tiene ahora prisa por un “alto el fuego” es porque su posición internacional se ha visto gravemente dañada. La visita de Trump a Medio Oriente, el tímido giro del gobierno alemán o las iniciativas de gobiernos como el español, aunque se tratan de gestos enormemente tibios, ya inquietan a Tel Aviv. Ayer sabíamos con claridad que la única postura legítima del mundo era romper todo lazo con el Estado genocida de Israel y presionar en todas las instancias posibles para obligarle a detener la limpieza étnica y retirar sus tropas de Gaza. Hoy sabemos que sería efectivo. Mantener una posición firme contra el criminal Netanyahu y terminar definitivamente con lo que ha venido perpetrando en Gaza, un auténtico genocidio.

Saturday, May 24, 2025

ESTADOS UNIDOS vs SUDÁFRICA:

OTRA EMBOSCADA DE TRUMP

Por: Javier Fernando Miranda Prieto 

En un reiterado alarde de prepotencia y grosería contra sus invitados extranjeros, el inefable Trump emboscó al presidente Cyril Ramaphosa de Sudáfrica, acusándolo falsamente
de perpetrar un genocidio contra la población blanca de su país. 

El presidente norteamericano Donald Trump ha convertido el tradicional y discreto Salón Oval de la Casa Blanca, en un vulgar ring de box, en donde suele someter a sus invitados internacionales a una cobarde emboscada pugilística sin más reglas y códigos de conducta que sus arbitrarios y groseros modales. Repitiendo la bochornosa escena protagonizada por él mismo, ante la visita del presidente ucraniano Volodímir Zeleski a principios de año, ahora el encolerizado Trump, ha fustigado al presidente sudafricano Cyril Ramaphosa con falsas afirmaciones sobre un genocidio contra granjeros blancos afrikáneres (sudafricanos de origen europeo). 

El presidente norteamericano confrontó, el pasado miércoles 21 a Ramaphosa, con explosivas acusaciones falsas de confiscación de tierras y matanzas indiscriminadas contra sudafricanos blancos sin más pruebas que un vídeo y declaraciones escritas de supuestas víctimas, que no son otra cosa, que una muestra de las teorías conspirativas que suelen propalar en redes sociales la extrema derecha global y que tiene como su principal difusor al sudafricano y asesor presidencial Elon Musk.

Sudáfrica, que soportó siglos de discriminación draconiana contra la población negra durante el colonialismo y el largo régimen del apartheid antes de convertirse en una democracia multipartidaria en 1994 bajo el mandato de Nelson Mandela, siempre ha rechazado esas absurdas y cínicas acusaciones. Si bien es cierto, Sudáfrica tiene una de las tasas de asesinatos más altas del mundo, la abrumadora mayoría de las víctimas son personas negras.

Ramaphosa esperaba utilizar la reunión del miércoles para restablecer la relación de su país con los Estados Unidos, después de que Trump cancelara la muy necesaria ayuda a Sudáfrica, ofreciera refugio a la minoría blanca afrikáneres, expulsara al embajador sudafricano y criticara la acusación de genocidio a Israel por parte del gobierno sudafricano.

                “Trump confrontó a Ramaphosa por falsas

               acusaciones de genocidio contra sudafricanos

              blancos, denuncias inventadas por Elon Musk”

Ante esta situación de tirantez diplomática, el presidente sudafricano llego preparado para una reunión efusiva, teniendo en cuenta que los Estados Unidos es el segundo socio comercial más importante de Sudáfrica, y que en la actualidad el país enfrenta un arancel del 30% en virtud del paquete de impuestos a la importación de Trump, actualmente suspendido.

Pero en una embestida cuidadosamente coreografiada desde el Salón Oval, Trump, siguiendo el guión de Musk, atacó, pasando rápidamente a una interminable lista de preocupaciones sobre el tratamiento a los sudafricanos blancos, reproduciendo vídeos de antiguas manifestaciones y hojeando una pila de artículos de noticias impresos que, según él, probaban sus acusaciones.

Ramaphosa, sentado en una silla junto a Trump y manteniendo la compostura refutó sus afirmaciones. “Si hubiera habido un genocidio de agricultores blancos de origen europeo, puedo apostar que estos tres caballeros no estarían aquí”, dijo el presidente sudafricano refiriéndose a los golfistas sudafricanos que lo acompañaron en el viaje, y al multimillonario Johann Rupert, todos blancos, que estaban presente en la sala. Esto no satisfizo a Trump.

El magnate sudafricano Elon Musk, líder de la camarilla de 
amigos racistas de Trump, es el autor de las falsas acusaciones 
 de "genocidio" fabricadas contra el gobierno sudafricano.

Luego de las bravatas propaladas por Trump, y con el presidente sudafricano mirando atónito, el norteamericano empezó a repasar las hojas, que muy solícitamente le alcanzó Musk, y que aparentemente mostraba testimonios de las victimas blancas de la violencia en Sudáfrica, repitiendo: “Muerte, muerte, muerte”.

En al menos una de las escenas del vídeo mostrado se oía el grito de guerra: “Mata al bóer”, que funcionarios norteamericanos y activistas afrikáneres citaron como prueba de que se perseguía a los sudafricanos blancos. Bóers es una palabra usada en la Sudáfrica del siglo XIX, que significa agricultor en neerlandés y afrikáans.

El partido gobernante de Sudáfrica, el Congreso Nacional Africano, se distanció hace años de esa frase, popularizada por otros líderes de la oposición de extrema-izquierda. Ramaphosa dijo que los documentos y videos no mostraban el panorama real y completo de su país.

“En Sudáfrica tenemos una democracia multipartidista que permite a la gente expresarse”, contesto Ramphose a Trump. “La política de nuestro gobierno es totalmente contraria a lo que se dice en el vídeo”. “Nelson Mandela nos enseñó que, cuando hay problemas, la gente debe sentarse a la mesa y hablar de ello”, sentenció el presidente sudafricano.  

Luego de estas escenas bochornosas protagonizadas por las más altas autoridades del gobierno norteamericano, varias fuentes informativas independientes como la agencia de noticias Reuters y el portal de Inter Press Service IPS, confirmaron que la gran mayoría de las imágenes acopiadas y propaladas  por orden del siniestro Musk, no correspondían a las fechas indicadas ni habrían ocurrido en Sudáfrica. Añadiendo más vergüenza a la desfachatez. 

      “Trump ante los crímenes cometidos en Arabia Saudita

          o los EAU, no emite ninguna palabra de reproche

                                 y menos de condena”

El encuentro en el Salón Oval ejemplificó en muchos sentidos la preocupación selectiva que viene adoptando Trump respecto al respeto y vigencia de los derechos humanos en otros países.

Aunque hoy  enrostra a Ramaphosa acusaciones falsas de maltrato a la minoría blanca en la Sudáfrica democrática, hace apenas una semana, Trump viajó a tres países del Medio Oriente (Arabia Saudita, Qatar y Emiratos Árabes Unidos) gobernados por comprobados regímenes represivos y les dijo que no les daría lecciones sobre cómo tratar a su población.

En ese mismo viaje visitó alegremente a monarquías petroleras árabes que están consideradas por organismos internacionales como “naciones que sistemáticamente violan los más elementales derechos humanos de su población”, y además, elogió al príncipe heredero saudí quien, según la CIA, ordenó el asesinato y descuartizamiento de un conocido periodista durante su primer mandato. Trump en esa ocasión no ofreció ninguna palabra de reproche y menos de condena.   

          “Según Trump y su camarilla de amigos racistas,

            existe la creencia que el mundo se ha alineado

        contra las personas blancas, y que las minorías han

                            recibido un trato especial”

Existe en Sudáfrica una nueva Ley de Reforma Agraria, destinada a reparar las injusticias del apartheid, permitiendo expropiaciones sin compensación cuando sea de interés público, pero no se ha llevado a cabo ninguna expropiación de este tipo, y cualquier orden judicial puede ser impugnada.

Por otra parte, en el plano de la seguridad, la policía sudafricana registró 26,233 asesinatos en todo el país en el 2024, de estos crímenes solo 44 estuvieron relacionados con comunidades agrícolas y ocho de ellos eran agricultores.   

Ha habido asesinatos de sudafricanos blancos, pero las estadísticas policiales no muestran que sean más vulnerables a los delitos violentos perpetrados contra otras personas. A los sudafricanos blancos le va mucho mejor que a los sudafricanos negros en prácticamente todos los indicadores económicos.

Esta miserable emboscada perpetrada otra vez por Trump y su camarilla de amigos racistas y xenófobos, fue una cruda demostración de la creencia alucinada que el mundo se ha alineado contra las personas blancas, y que las personas negras y otras minorías han recibido un trato preferencial. En el caso de Sudáfrica, esta creencia se ha magnificado hasta el punto de convertirse en una afirmación de genocidio.