Saturday, May 24, 2025

ESTADOS UNIDOS vs SUDÁFRICA:

OTRA EMBOSCADA DE TRUMP

Por: Javier Fernando Miranda Prieto 

En un reiterado alarde de prepotencia y grosería contra sus invitados extranjeros, el inefable Trump emboscó al presidente Cyril Ramaphosa de Sudáfrica, acusándolo falsamente
de perpetrar un genocidio contra la población blanca de su país. 

El presidente norteamericano Donald Trump ha convertido el tradicional y discreto Salón Oval de la Casa Blanca, en un vulgar ring de box, en donde suele someter a sus invitados internacionales a una cobarde emboscada pugilística sin más reglas y códigos de conducta que sus arbitrarios y groseros modales. Repitiendo la bochornosa escena protagonizada por él mismo, ante la visita del presidente ucraniano Volodímir Zeleski a principios de año, ahora el encolerizado Trump, ha fustigado al presidente sudafricano Cyril Ramaphosa con falsas afirmaciones sobre un genocidio contra granjeros blancos afrikáneres (sudafricanos de origen europeo). 

El presidente norteamericano confrontó, el pasado miércoles 21 a Ramaphosa, con explosivas acusaciones falsas de confiscación de tierras y matanzas indiscriminadas contra sudafricanos blancos sin más pruebas que un vídeo y declaraciones escritas de supuestas víctimas, que no son otra cosa, que una muestra de las teorías conspirativas que suelen propalar en redes sociales la extrema derecha global y que tiene como su principal difusor al sudafricano y asesor presidencial Elon Musk.

Sudáfrica, que soportó siglos de discriminación draconiana contra la población negra durante el colonialismo y el largo régimen del apartheid antes de convertirse en una democracia multipartidaria en 1994 bajo el mandato de Nelson Mandela, siempre ha rechazado esas absurdas y cínicas acusaciones. Si bien es cierto, Sudáfrica tiene una de las tasas de asesinatos más altas del mundo, la abrumadora mayoría de las víctimas son personas negras.

Ramaphosa esperaba utilizar la reunión del miércoles para restablecer la relación de su país con los Estados Unidos, después de que Trump cancelara la muy necesaria ayuda a Sudáfrica, ofreciera refugio a la minoría blanca afrikáneres, expulsara al embajador sudafricano y criticara la acusación de genocidio a Israel por parte del gobierno sudafricano.

                “Trump confrontó a Ramaphosa por falsas

               acusaciones de genocidio contra sudafricanos

              blancos, denuncias inventadas por Elon Musk”

Ante esta situación de tirantez diplomática, el presidente sudafricano llego preparado para una reunión efusiva, teniendo en cuenta que los Estados Unidos es el segundo socio comercial más importante de Sudáfrica, y que en la actualidad el país enfrenta un arancel del 30% en virtud del paquete de impuestos a la importación de Trump, actualmente suspendido.

Pero en una embestida cuidadosamente coreografiada desde el Salón Oval, Trump, siguiendo el guión de Musk, atacó, pasando rápidamente a una interminable lista de preocupaciones sobre el tratamiento a los sudafricanos blancos, reproduciendo vídeos de antiguas manifestaciones y hojeando una pila de artículos de noticias impresos que, según él, probaban sus acusaciones.

Ramaphosa, sentado en una silla junto a Trump y manteniendo la compostura refutó sus afirmaciones. “Si hubiera habido un genocidio de agricultores blancos de origen europeo, puedo apostar que estos tres caballeros no estarían aquí”, dijo el presidente sudafricano refiriéndose a los golfistas sudafricanos que lo acompañaron en el viaje, y al multimillonario Johann Rupert, todos blancos, que estaban presente en la sala. Esto no satisfizo a Trump.

El magnate sudafricano Elon Musk, líder de la camarilla de 
amigos racistas de Trump, es el autor de las falsas acusaciones 
 de "genocidio" fabricadas contra el gobierno sudafricano.

Luego de las bravatas propaladas por Trump, y con el presidente sudafricano mirando atónito, el norteamericano empezó a repasar las hojas, que muy solícitamente le alcanzó Musk, y que aparentemente mostraba testimonios de las victimas blancas de la violencia en Sudáfrica, repitiendo: “Muerte, muerte, muerte”.

En al menos una de las escenas del vídeo mostrado se oía el grito de guerra: “Mata al bóer”, que funcionarios norteamericanos y activistas afrikáneres citaron como prueba de que se perseguía a los sudafricanos blancos. Bóers es una palabra usada en la Sudáfrica del siglo XIX, que significa agricultor en neerlandés y afrikáans.

El partido gobernante de Sudáfrica, el Congreso Nacional Africano, se distanció hace años de esa frase, popularizada por otros líderes de la oposición de extrema-izquierda. Ramaphosa dijo que los documentos y videos no mostraban el panorama real y completo de su país.

“En Sudáfrica tenemos una democracia multipartidista que permite a la gente expresarse”, contesto Ramphose a Trump. “La política de nuestro gobierno es totalmente contraria a lo que se dice en el vídeo”. “Nelson Mandela nos enseñó que, cuando hay problemas, la gente debe sentarse a la mesa y hablar de ello”, sentenció el presidente sudafricano.  

Luego de estas escenas bochornosas protagonizadas por las más altas autoridades del gobierno norteamericano, varias fuentes informativas independientes como la agencia de noticias Reuters y el portal de Inter Press Service IPS, confirmaron que la gran mayoría de las imágenes acopiadas y propaladas  por orden del siniestro Musk, no correspondían a las fechas indicadas ni habrían ocurrido en Sudáfrica. Añadiendo más vergüenza a la desfachatez. 

      “Trump ante los crímenes cometidos en Arabia Saudita

          o los EAU, no emite ninguna palabra de reproche

                                 y menos de condena”

El encuentro en el Salón Oval ejemplificó en muchos sentidos la preocupación selectiva que viene adoptando Trump respecto al respeto y vigencia de los derechos humanos en otros países.

Aunque hoy  enrostra a Ramaphosa acusaciones falsas de maltrato a la minoría blanca en la Sudáfrica democrática, hace apenas una semana, Trump viajó a tres países del Medio Oriente (Arabia Saudita, Qatar y Emiratos Árabes Unidos) gobernados por comprobados regímenes represivos y les dijo que no les daría lecciones sobre cómo tratar a su población.

En ese mismo viaje visitó alegremente a monarquías petroleras árabes que están consideradas por organismos internacionales como “naciones que sistemáticamente violan los más elementales derechos humanos de su población”, y además, elogió al príncipe heredero saudí quien, según la CIA, ordenó el asesinato y descuartizamiento de un conocido periodista durante su primer mandato. Trump en esa ocasión no ofreció ninguna palabra de reproche y menos de condena.   

          “Según Trump y su camarilla de amigos racistas,

            existe la creencia que el mundo se ha alineado

        contra las personas blancas, y que las minorías han

                            recibido un trato especial”

Existe en Sudáfrica una nueva Ley de Reforma Agraria, destinada a reparar las injusticias del apartheid, permitiendo expropiaciones sin compensación cuando sea de interés público, pero no se ha llevado a cabo ninguna expropiación de este tipo, y cualquier orden judicial puede ser impugnada.

Por otra parte, en el plano de la seguridad, la policía sudafricana registró 26,233 asesinatos en todo el país en el 2024, de estos crímenes solo 44 estuvieron relacionados con comunidades agrícolas y ocho de ellos eran agricultores.   

Ha habido asesinatos de sudafricanos blancos, pero las estadísticas policiales no muestran que sean más vulnerables a los delitos violentos perpetrados contra otras personas. A los sudafricanos blancos le va mucho mejor que a los sudafricanos negros en prácticamente todos los indicadores económicos.

Esta miserable emboscada perpetrada otra vez por Trump y su camarilla de amigos racistas y xenófobos, fue una cruda demostración de la creencia alucinada que el mundo se ha alineado contra las personas blancas, y que las personas negras y otras minorías han recibido un trato preferencial. En el caso de Sudáfrica, esta creencia se ha magnificado hasta el punto de convertirse en una afirmación de genocidio.

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