Saturday, June 7, 2025

 RUSIA–UCRANIA:

UNA GUERRA SIN ESQUEMAS

Por: Javier Fernando Miranda Prieto 

Luego de más de tres años de conflicto armado, el mundo se está acostumbrando a una 
guerra sin esquemas, de ataques y contra-ataques, sin definiciones claras sobre los
objetivos tácticos, en donde Rusia está ganando posiciones en el Dombás. 

Los frentes de batalla siguen definiendo en gran medida las condiciones sobre las que se asientan las negociaciones para el esperado alto el fuego en Ucrania. Largo y tendido se ha escrito sobre el absurdo prolongamiento de la guerra y sobre la negativa de Europa a apostar por una diplomacia tan imprescindible como éticamente correcta. Al fin y al cabo, lo único cierto es que Ucrania sigue en guerra más de tres años después.

El mundo se está acostumbrando a una guerra sin esquemas, de ataques y contra-ataques, sin definiciones claras sobre los objetivos tácticos.  El pasado 3 de junio, Ucrania ataca con drones artillados dentro del territorio ruso, afectando aeródromos y golpeando a 41 aviones militares rusos, dos días después la aviación rusa desata una serie de ataques aéreos sobre Kiev, usando misiles balísticos y drones. Avances y retrocesos que no responden a estrategias de defensa definidas. Mientras tanto las conversaciones avanzan, pero muy lentamente.

Lejos quedan ya los “fantásticos deseos” trumpistas de una paz express y un alto al fuego a principios del 2025. Todo parece indicar que no hay fecha señalada para un acercamiento real y sincero de ambos contendientes.

Se dice que las conversaciones “avanzan”, porque, desde luego, existen…que no es poco considerando el escenario hace medio año. Pero las posiciones defendidas por Rusia y Ucrania respectivamente son todavía tan lejanas que no permiten insinuar un alto el fuego temprano. Todo lo contrario: entre las exigencias del gobierno ucraniano de Zelenski y las del gobierno ruso de Putin hay un amplísimo margen.

             “Las posiciones de Rusia y Ucrania son todavía

                     tan lejanas que no permiten insinuar

                             un alto el fuego temprano” 

Además, Rusia todavía no tiene incentivos de peso para poner fin a sus operaciones militares en Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón. En aquellas regiones todavía avanza a un ritmo lento pero estable, y cada semana que pasa controla una porción mayor de estos cuatro territorios del este de Ucrania. La matemática es bastante simple: si Rusia llega a ocuparlos por completo, constituirán elementos negociadores de mayor peso cuando el alto el fuego esté cerca de firmase. Por otro lado, la reciente expulsión de tropas ucranianas del territorio ruso de Kursk brindó a Moscú una calma relativa que reforzó la tesis de la continuidad de la guerra.

Según se ha podido conocer recientemente, las principales condiciones que Rusia comunicó a los ucranianos para terminar la guerra son las siguientes:

- Reconocer legalmente Crimea, Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón como territorios rusos.

-   Mantener una completa neutralidad militar y no unirse a ningún bloque, es decir, que Kiev no se incorpore a la OTAN.

-  Reducir el volumen y las capacidades del ejército ucraniano, estableciendo límites tanto al personal como al armamento.

-  Oficializar el idioma ruso y proteger los derechos, libertades e intereses de la población rusófona.

-    Levantar todas las restricciones a la iglesia Cristiana Ortodoxa ucraniana.

-    Ilegalizar todas las organizaciones nazis.

-   Levantar todas las sanciones mutuas.

Por otro lado las exigencias rusas para aceptar un alto el fuego son las que siguen:

-        Comenzar a retirar las tropas ucranianas del territorio ruso.

-        Detener toda ayuda militar extranjera.

-         Retirar de su territorio a todo el personal militar de terceros países.

-         Poner fin a la ley marcial.

Prácticamente, ninguna de las condiciones rusas es aceptable para Ucrania. En primer lugar, porque a pesar de los enormes daños del sostenido esfuerzo de guerra, para los militares ucranianos, la ayuda militar occidental todavía permitiría a Ucrania sostenerse en la frágil línea del “empate catastrófico”: no avanza, pero tampoco retrocede lo suficiente como para estar desesperada por un acuerdo. Además, si la guerra termina con un acuerdo excesivamente desfavorable para los ucranianos el país enfrentaría una brutal inestabilidad política y militar, probablemente durante años, y los actuales líderes ucranianos podrían enfrentar una reacción muy peligrosa.

               “Reconocer legalmente Crimea, Donetsk, 

                         Lugansk, Zaporiyia y Jersón.

             Mantener una completa neutralidad militar”

Las exigencias ucranianas, que tampoco son aceptables para Moscú, se detallan a continuación:

-     Que la “Comunidad Internacional” garantice la implementación de la paz.

-   Que Ucrania pueda elegir sus alianzas, incluyendo la OTAN, no está obligada a permanecer neutral.

-   No se reconocen las ganancias territoriales de Rusia desde febrero de 2014, ni Crimea,  ni Donetsk, ni Lugansk, ni Zaporiyia y ni Jersón. Las negociaciones se basan en las líneas territoriales anteriores a 2014.

-       Las conversaciones territoriales solo se celebrarán tras un alto al fuego total.

-     Los activos rusos permanecerán congelados o utilizados para la recuperación de Ucrania hasta que se paguen las reparaciones.

Como vemos, se trata de dos propuestas radicalmente enfrentadas y que ninguno de los dos aceptará, fundamentalmente porque ninguno tiene la suficiente urgencia para hacerlo. Por el momento, por crudo que suene, será el avance de la guerra en los próximos meses, y muy probablemente los progresivos avances de Rusia en los frentes del este de Ucrania, los que “desatasquen” las negociaciones.  

               “No se reconoce las ganancias territoriales

               de Rusia. Las negociaciones se basan en las

                   líneas territoriales anteriores al 2014”

La negativa de Europa a facilitar la paz, la errática posición de Donald Trump y la mayor debilidad -por cuestiones económicas y demográficas- de Kiev invitan a pensar en una lenta agonía ucraniana que derivará en un alto el fuego frágil, inestable y más favorable a Rusia que a la propia Ucrania.

Como todo conflicto de estas características, empantanado en tácticas y acciones sin objetivos claros, que no definen estrategias a largo plazo, una guerra sin esquemas que busca la victoria a través de medios menos directos y más complejos, que puede incluir la interferencia en la economía del oponente o incluso la manipulación de la opinión pública. Una guerra si esquemas, como la que se vivió durante el interminable conflicto de las trincheras en la Primera Guerra Mundial o el largo enfrentamiento armado que enfrentó a Irán e Irak en los años ochenta en pleno Golfo Pérsico.

La paz es necesaria, de hecho es la única salida aceptable. Pero para hallar el camino de la paz hace falta ser honestos, analizar con cautela la situación real de la guerra -y no la deseable ni la deseada- y reconocer la responsabilidad de todos los actores de la misma. La de Rusia, por supuesto, está clara. Pero también es fundamental señalar las decisiones tomadas por Kiev y, ante todo, por los Estados Unidos y Europa, antes de 2022, durante el 2022 y después, facilitando que la guerra se prolongase ad infinitum. Alargando un conflicto sin sentido, inhumano. Prolongando una guerra sin esquemas.  

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